Partida Rol por web

Las orejas de Gazigaz se echaron hacia atrás al tiempo que su cuerpo, brazos y mandíbula se desplazaban hacia abajo. ¿Mascota? ¿Él? Jamás se había sentido tan ofendido. ¡Se había estado peinando más de una hora y acicalándose de forma espectacular para que le llamasen mascota!. Esos robots debían de tener el cerebro totalmente frito.

—¿Mascota? No, no no no. Las mascotas no hablan, como mucho repiten palabras. Y tampoco tienen el gusto para vestir que teng... ¡AY!— parecía que la diplomacia no servía con aquellos seres que además la habían tomado con él, probablemente por tener el pelo más hermoso y sedoso del grupo. Estaba claro que, en el caso de ser mascotas, Gazigaz sería elque ganase concursos de belleza. O al menos era lo que Gazigaz creía— Ay, ay ay ay. A los dueños no les hará gracia que nos disparé... digo... ¡¡No somos mascotas!! Quonx, reprográmalos o algo.

Gazigaz saltaba de un lado a otro, agarrándose al precioso mobiliario de la nave, tratando de esquivar aquellos molestos proyectiles; realmente parecía una mascota huyendo de un baño. Finalmente sacó la porra para atacar.

—Os vamos a reparar para que distingáis mascotas de skittermanders—explicó mientras intentaba "reparar" uno de aquellos robots abriéndole de un golpe fallido— Luego Quonx os arreglará.

Nako estaba claramente enfadada porque los llamasen mascotas y atacasen a sus amigos. Corrió hacia el robot enarbolando su pesado Doshko por encima de la cabeza y atacando al robot con un golpe descendente. —Pues si yo soy una mascota tu eres una piñata, ¡TOMA PALAZO!— Tras golpear al robot se colocó entre Gazigaz y el robot en una postura desafiante mientras hacía gestos con sus manos inferiores para que sus compañeros se mantuvieran detrás de ella.

Quonx y Neko se pusieron alerta. No querían que aquellos robots de seguridad les metieran en una caja sucia que a saber qué había tenido dentro. Se prepararon por si realmente suponían una amenaza o no, y para estudiar mejor el curso de acción. Ahora tenían en sus manitas sus poderosas armas y los robots no les parecían tan amenazadores.  

Dakoyo no tuvo tanta paciencia. A ojos del skitter morado, cuanto más esperaran, más posibilidades de que alguno saliese herido. Con su pistola, disparó al enemigo más cercano, aunque la coraza redujo la mayoría del impacto. 

Los robots, en contra de lo que parecía, se mantenían alejados, y dispararon una serie de rayos energéticos, dañando tanto a Quonx como a Gazigaz. Este último se sobrepuso como pudo de la descarga eléctrica y se abalanzó sobre el más cercano de los robots enemigos. Pero su ataque no sirvió más que para acariciar el aire debajo del robot. 

Quonx soltó un bufido al ver como Gazigaz se ponía justo delante de ella, impidiéndole el tiro limpio que estaba buscando. - Quonx no puede reprogramar desde aquí. Tendríamos que encontrar la sala de control - Gruñó en respuesta al Skitter verde. En ese momento sintió una pequeña descarga y sus pelos azules se pusieron de punta. Una corriente eléctrica recorrió su pequeño cuerpo y tuvo que apretar con fuerza sus manitas para poder recuperar el control de su cuerpo.

Se movió de nuevo, buscando un tiro limpio, y disparó al robot que tenía delante, con la esperanza de poder neutralizarlo.

El disparo de Dakoyo había sido bueno, sobretodo teniendo en cuenta que aquello no era lo suyo realmente, pero las necesidades sacaban lo mejor de él.

Primero tendremos que terminar con estos cacharros antes de llegar a ningún sitio.

Una vez más el Skitter purpura disparó con su pistola de agujas al mismo que antes. En esta ocasión el proyectil pareció clavarse un poco más profundamente en la coraza. Esperaba que eso junto con la ayuda de Quonx fuese suficiente para eliminarlo, no podían estar mucho rato allí.

Hay que acabar rápido. Podrían venir más. Y lo mismo tienen amigos más grandotes.

El golpe de Nako no había acabado con el robot que tenía delante, pero lo había desestabilizado lo suficiente como para volver a golpearle rápidamente. —No te preocupes Quonx— dijo mientras lanzaba un golpe de abajo hacia arriba. — Ya los reprogramo yo desde aquí.

Estos cacharros no podían ser lo que había dejado fuera de combate a Nakonechkin, además, al jefe difícilmente lo iban a confundir con una mascota por muy bruto que fuera.

El robot al que se habían acercado Nako y Gazigaz trató de atrapar a este último. Pero el skitter verde lo esquivó con un grácil movimiento. 

Mientras los otros dos atacaron cada uno a los skittermander que tenían más cerca. Pero esta vez no fueron ataques como los de antes, no dispararon láser. Sino que dispararon unas bolas mucho más grandes. Al impactar en ellos, las bolas explotaron abriendo una maraña pegajosa que les cubrió por completo.  

Al verdoso skitter no le estaba gustando nada aquella situación. Ahora que se había centrado era más que capaz de esquivar los disparos de aquellos seres. Aunque seguía muy molesto con la situación, tenía la mente más calmada... o todo lo calmada que podía tenerla Gazigaz. Al fin y al cabo, aquella bola pegajosa tenía pinta de ser fatal... para la ropa. Ver su preciada capa en peligro activó la adrelanina de Gazigaz de una forma espectacular, que le hizo esquivar sin ningún problema losnuevos y repugnantes ataques.

—Oye, oye. Eso no.— Gazigaz agitó con dos de sus manos derechas un periódico enrollado invisible— ESO NO. Ensucia y es pegajoso. Robot malo. Robot mal programado.

Por el rabillo del ojo, Gazigaz pudo ver como el robot disparaba contra Nako otra de esas bolas, y de nuevo se indignó. A ojos del skittermander, Nako tenía el segundo pelaje más bonito de la nave, después de él mismo, y era un crimen hacer que se volviese pegajoso y rígido. Además que quitar todo eso dolería un montonazo. Estropear aquel pelo rojizo era solo comparable a estropear las bonitas manos de Quonx o a tapar los brillantes ojos de Dakoyo.

—Deja a Nako. Tiene un pelo muy bonito. No dejaré que se lo arruines— con la agilidad que lo caracterizaba y una habilidad no tan habitual en él para enredarse en peleas, el skittermander saltó encima del robot para impedir que arruinase las pocas cosas estilosas que llevaban sus amigos.

Los ojos de Quonx se abrieron como platos al ver las bolas pegajosas que aquellos malvados robot habían empezado a lanzarles a sus compañeros. 

- ¡Robots malosos dejad a los Skittermanders! - Les gritó con voz aguda y enseñó los dientes, intentando parecer más amenazadora. - ¡Sois malos, muy malos... y tontos! - Apuntó nuevamente al mismo que estaban disparando tanto ella como Dakoyo y disparó, intentando dejarlo inutilizado y así tuvieran que preocuparse de uno menos. Pero la Skitter estaba muy nerviosa y no sabía ya ni a dónde estaba disparando. 

Aquellos robots tenían más cosas raras que Quonx en sus cajas de herramientas. Gazigaz y Nako lo estaban pasando mal, y el que disparaban Quonx y él no parecía por la labor de destruirse.

Jo. Que duras son estas cosas. No parece que les hagamos nada.
¿Quonx sabes qué son? Lo mismo lo estamos enfocando mal y hay que atacarles con alguna otra cosa. Electricidad o agua o yo qué se.
Está claro que los disparos, golpes, y palabras bonitas no funcionan. Lo mismo es cuestión de pensar en otras opciones.

Una vez más la pistola de agujas del skitter purpura impactó en el robot. Si no funcionaba de nuevo usaría otra cosa a ver.

Quonx y Dakoyo se pusieron de acuerdo para acabar con uno de los robots que estaba más alejados. Mientras Gazigaz y Nako atacaban a uno más cercano. Nako le pegó un fuerte golpe que consiguió evitar, por los pelos que los largos brazos metálicos del robot sujetaran a Gazigaz. Por contra, el skitter verde trató de saltar para agarrar al robot, pero eran muy rápidos y escurridizos, y lo cierto era que casi necesitaba un milagro para poder hacerlo. 

Los otros robots lanzaron dos grandes bolas hacia estos últimos, explotando al contacto con la piel de los skitters. Una gran masa pegajosa surgió del interior del proyectil empapando a Nako que quedó atrapado por ella. Gazigaz en cambio, al haber saltado justo antes para coger al robot, se había librado por los pelos. 

Una vez hace mucho se sentó sobre un chicle y tuvieron que rasurarle el pelo del trasero, fue la experiencia más vergonzosa que había vivido Nako en toda su vida y ahora ese maldito cacharro le había tirado encima un chicle gigante.

—Te vas a ¡AH! a enterar, esto no se haAAAce—. Con cada movimiento sentía fuertes tirones de pelo por culpa de la sustancia pegajosa que la cubria, a pesar de sus esfuerzos por liberarse cada vez se enredaba más y sus movimientos estaban tan limitados que solo conseguía golpear al aire con sus ataques. —Esto no va AAAH quedar así, cacharro maloOUUH UH UH—. Intentando controlar las lágrimas que ya empezaban a asomar en sus ojos llevo uno de sus puños inferiores hasta la boca y empezó a morderlo, con eso no mitigaba el dolor pero al menos le servía para no empezar a llorar delante de todos.

El robot que intentaba coger a Gazigaz seguía con el baile a su alrededor. El skitter verde saltaba de un lado a otro intentando agarrarlo, y el robot le seguía como un pollo sin cabeza para atraparlo. Sin éxito claro...

Mientras, los otros robots se centraron en Nako, que al quedar atrapada era un blanco más fácil. A la pobre skitter roja la acribillaron a perdigonazos. Por suerte la gelatina pegajosa parecía amortiguar los golpes. 

—Se acabó. ESTO SI QUE NO.— El espectacularmente rídiculo duelo de Gazigaz contra el robot, donde se perseguían mutuamente para inmovilizarse, tomó un giro dramático. Y es que ver el desastre que habían hecho al pelo de Nako, terminó por enfadar de verdad al skitter verde, que sacó la pistola y disparó dos veces con excelente puntería al robot. Una puntería tan excelente que la energía del arma pasó, las dos veces, por el único sitio posible para no acertarle ni siquiera un poquito. O eso decía Gazigaz. Y curiosamente, sonaba bastante convincente...— Mira que la próxima no me esforzaré en fallar, ¿dacor? ¡FUS! ¡FUS!

Gazigaz acompañó aquellas ultimas dos palabras con un gesto intentando alejar al robot y poniéndose delante de Nako para que dejasen de dispararla. 

El robot que estaba al lado de Gazigaz hizo aprovechó que le iba a disparar para tratar de engancharle, pero de nuevo su intento fue un fracaso. 

Gazigaz apuntó concienzudamente y su disparo salió muy desviado. Lo mismo pasó con el de Quonx. Sin embargo, los disparos de Dakoyo, que estaba especialmente inspirado, sí que encontraron a su destinatario, causando más daño aún. 

Mientras, Nako, empapada en aquella sustancia pegajosa, fallaba sus ataques y, al mismo tiempo, recibía los proyectiles de los robots que estaban más alejados. 

Quonx era consciente de las dificultades por las que estaba atravesando Nako. Por el rabillo del ojo vio como ésta, la skittermander más fuerte que nunca había conocido, era atrapada por una sustancia pegajosa que la mantenía atrapada en el suelo. La escuchó renegar y bufó, mostrándole los dientes a aquel robot que no conseguía acertar. Eran demasiado rápidos o ella se estaba volviendo demasiado torpe. 

En ese momento se dio cuenta de que inconscientemente fallaba aquellos disparos. No quería romper aquellos robots, podía hacer tantas cosas con ellos... Era una pena destrozarlos... Pero su compañera necesitaba su ayuda y si no hacían algo acabarían todos en jaulas como sucias mascotas.

- Quonx te va a dar caña, robot malo - . Dijo y apuntó, con más seguridad, antes de apretar el gatillo. 

La skittermander de pelo rojo zarandeaba su arma de un lado a otro con la esperanza de que el robot se acercase en algún momento, porque ella estaba cada más enredada y sus golpes al aire no hacían más que cansarla en vano. Si no tuviera seis brazos seguramente ya ni siquiera sería capaz de atacar, ya resignada  y tragándose su orgullo se dirigió a sus compañeros.

—Queee... aun puedo con estos cacharros, pero vamos, que si me echáis una mano con esta cosa pegajosa, pues podría hacerlo más rápido. Vamos, que si podéis, que si no, ya me apaño yo.

A pesar de haberle dado varias veces con la pistola de agujas, esta no parecía hacerle mucho al robot así que Dakoyo prefirió probar otra cosa.

Las agujas las aguantas, a ver si también aguantas esta...este...esto... Pero...Pero qué clase de sitio es este. Está demasiado limpio. No hay nada que pueda arrojarle.

Finalmente el skitter purpura vio un trozo de robot de las tortas que había dado Nako, lo señaló y después al robot al que habían estado disparando Quonx y él. Pero era demasiado pequeño, o no llevaba demasiada fuerza. Por lo que no le hizo nada.

Aguanta un poco más Nako. Enseguida estamos contigo. Tú no te muevas.

Los robots son lo que son, autómatas. Y repiten acciones una y otra vez hasta cumplir su cometido. Gazigaz y el robot continuaban su baile eterno, aunque parecía que el skitter se estaba cansando de jugar. Esquivó un nuevo intento de atraparle, que esta vez sí que estuvo más cerca y se preparó para dispararle. 

Por otro lado, Nako parecía estar suficientemente diezmado con aquella masa pegajosa, así que los robots que estaban más alejados cambiaron sus objetivos y atacaron a Dakoyo y Quonx, consiguiendo golpear a ambos con sus armas aturdidoras.