Partida Rol por web

Al ver que Roldaire seguía vivo y que huía escurridizo como una lagartija hacía uno de los muebles, dio un respingo asustada hacia atrás.

¡Oh! Mis disculpas, señor. Parece ser que os he confundido...

Guardó la libreta y recogió la varita que le cedía Saladino.

A ver como funcionaba esto... ¡Ah, si! Parece que sois varios los que necesitáis un golpecito, así que tomadlo con calma.

Tras curar a cada uno como si de un carrusel se tratase:

Disculpa, Saladino, aún no se me da muy bien esto de utilizar varitas, de ahí que algunos usos no hayan sido tan efectivos como otros...

Ah, gracias! Me siento mucho mejor ahora. - Dice Ignus. -Estoy de acuerdo, no deberíamos dejar enemigos a nuestras espaldas. Si esa puerta está cerrada para nosotros, también lo estará para quien intente entrar por ella! A no ser que tengan una llave.... Ja.

La piel de Faysal recuperó algo de color normal, desde luego ese escarabajo,  había sido más duro de lo esperado, pero ahora tenían que salir adelante.

- Buen trabajo Pasifae, antes de avanzar lo mismo podemos poner algo delante de la puerta cerrada, por si la abren y nos quieran pillar, algo que haga ruido y nos ponga alerta...

Podemos seguir por aquí, pero no tiene pinta que los esqueletos vinieran de esta dirección, no he visto ninguna huella de ellos por aquí, lo que quiere decir que vinieron por otro lado y lo único que hemos dejado atrás es la puerta de la entrada, sigamos por la puerta sur pero el que vaya el último que no descuide su espalda porque no sabemos lo que nos puede venir por detrás...

Me aproximo a la puerta lo mas sigiloso posible y examino la puerta antes de abrir, pongo el oído cerca y me aseguro que no escuche ningún ruido tras ella antes de abrirla

Los restos de ua pequeño pequeño incendio arde en el centro de esta amplia cámara, dejando escapar un penacho de humo aceitoso. Alimentado por un de madera, escombros y más de unos pocos huesos, el fuego arroja una luz parpadeante a través de las paredes de esta habitación, parcialmente oscurecida por el velo del humo. No hay más puertas que la que acabáis de abrir.

Saladino vuelve a cojer la varíta de mano de Pasifae y se queda mirandola con una mezcla de curiosidad, amargura y preocupación. ¿A la varita no le falta mucho brillo? Poniendo cara de concentración empieza a contar mentalmente varias veces el número de veces que usó la varita desde que la compró.

-Ehhhh, chicos... la cara de preocupación del monje es evidente ...tenemos un problema...

No te preocupes, podemos usar la mía. No me acordaba de que la tenía.. .

- No hay que preocuparse, no nos volverán a herir, estaremos alerta a partir de ahora! Pero hay que apagar este fuego.

Cierto, no hay que bajar la guardia, entro a ver si localizo la fuente del fuego.

Dice Saladino animado al saber que aún hay una fuente de curación.

Una gran hoguera se encuentra en el centro de la habitación, no tiene pérdida.

Sedrik no entiende muy bien el repentino interés de sus compañeros por apagar un fuego que lleva ardiendo en el mismo sitio un tiempo considerable sin apagarse por si mismo, no obstante, se distancia un poco del grupo, se tapa la boca con un trapo humedecido con un poco de agua de su cantimplora y se esconde en las sombras que las llamas proyectan por la habitación a la vez que escruta el contenido de la misma reticente a que una hoguera arda incansablemente.
Con la espada en la mano voy rodeando la habitación y buscando cualquier cosa que me pueda parecer extraña o fuera de lugar...
Si lo que queréis es apagar el fuego, no se si contamos con algún mago que pueda invocar poderes hidráulicos o si no seguramente si juntáis el agua de todas vuestras cantimploras lo mismo podéis conseguir algo... Tambien os digo por experiencia personal, apagar una hoguera en una habitación cerrada puede provocar bastante más humo del que produce cuando esta encendida...

Sedrik lleva razón, quizá apagar ese fuego sea lo contrario a beneficioso. Mascullaba sus palabras debido al humo. Lo mejor sería salir cuanto antes de esta habitación, es algo extraño que esta hoguera se mantenga aún encendida sin nadie que se encargue de ella....

Al pronunciar esas últimas palabras, levantó la mirada y comenzó a mover la cabeza en todas direcciones cual liebre en campo abierto. 

Ignus, creo haberte visto manejar el fuego a tu antojo, ¿notas algo extraño en éste?

Bueno... puedo manejar el fuego, pero es una fuerza que sale de mí. No entiendo de fuegos ajenos, lo siento. De todas formas estoy de acuerdo con irnos de aquí, es un callejón sin salida.
 

El humo es tan denso que os está empezando a costar respirar... decidís volver atrás antes de que a alguno de vosotros caiga desmayado.

El fuego arde con intensidad, reflejando en la pared las sombras de todos vosotros... pero cuando os acercáis a la puerta os dáis cuenta de que hay seis sombras, mientras que vosotros sois 5...

Pasifae da la alarma en el momento en el que esa pared abandona la pared y se acerca hacia vosotros. El humo que se conglomera alrededor la envuelve, dando forma a una silueta humana... Una voz de ultratumba os hace temblar con un grito de agonía-

Duele... Calor... ¡DUELE! ¡ARDE!
 

Sedrik cuando se da cuenta de la aparicion de la "Sombra" hace memoria y piensa en las historias que tantas veces ha oido en las tabernas sobre ese tipo de enemigos, hace un inventario rapido de sus pertenencias y se da cuenta que no tiene nada que pueda dañar a este enemigo, asique como superviviente que es pone sus pies en dreccion a la puerta y huye de la habitacion rezando porque la Sombra no le siga.
Compañeros yo no soy rival para este enemigo, aconsejo el que huyamos antes que acabe con nosotros

La sombra los asustó a todos, esta cripta no dejaba de dar sorpresas desagradables, y aunque todos sus instintos le decían a Faysal que huyera, intento hablar con la aparición ya que había demostrado que podía hablar.

- Un momento, dinos que te ha pasado, puede que podamos aliviar tu dolor!

Me temo, Faysal, que algo como eso no creo que atienda a razones. Decía mientras retrocedía uno pasos.

Comenzó a inspeccionar en la gran bolsa que llevaba encima, pero no encontró nada que pudiera ser útil contra aquella especie de espectro. Demasiado libros de recetas en cada uno de los bolsillos.

¿Qué contaban las historias?