Partida Rol por web

Entrar en aquella sala es como ver una gran sala llena de bielas y engranajes. El gran motor rotatorio esta al fondo del todo

En todos lados hay bidones de aceite que sirve para lubricar las piezas. En el fondo una gran tolva de aceite espera a ser consumida.

Al fondo hay una puerta que separa la zona de la maquinaria de centro de control del tren.

Mensaje informativo:

Alan entra en el vagón de la maquinaria/cabeza del tren.

Una vez has llegado a tu destino, Razhes te quita la capucha y compruebas que estas en un sitio donde nunca has estado antes.

Razhes te mira con esa mirada sonriente de quien se cree superior antes de hablar. Hace un gesto y hace salir al resto de los guardas.

- Señor Ficherald. Bienvenido al motor.- El jefe de seguridad se acera hasta el fondo de la sala, donde está la exclusa que va a dar a la sala central del tren.- Como habrá comprobado, estamos teniendo problemas con el suministro eléctrico. Pero por mucho que veamos, no le encontramos motivo.

Da un par de golpecitos a la exclusa y parece oirse débilmente una voz, gruñendo, desde dentro que no consigues identificar. Te mira con el ceño fruncido y sonríe antes de apartarse de la exclusa.

Se acerca a ti hasta ponerse tan cerca que hueles lo que ha comido el día anterior, de forma muy invasiva e intimidante.

- Señor Ficherald, voy a serle sincero y no quiero andarme por las ramas. Esta usted en una posición muy delicada. Nada de lo que vea y oiga aquí debe salir de su boca. Lamentaría mucho que... ¿Sarah?... tuviera que pagar las consecuencias de su poca discreción.

Se aparta para dar una vuelta a tu alrededor y observarte con detenimiento

- Verá, ahí dentro está el maquinista. Por algún motivo hace una semana, no contesta ni come sus raciones. Al principio se temió de que hubiera muerto, pero simplemente se niega abrirnos la compuerta. Dice que si no venía el señor Ficherald, el tren sufrirá mas cortes eléctricos y como comprenderá, eso es algo que no podemos permitirnos. Su misión es que le deje entrar y, de paso, ver que pasa con esos cortes.

Rhazes se da media vuelta sin siquiera mirarte y sale del vagón. Pero antes de salir del todo se gira para mirarte.

- Tiene 3 horas, Alan. Mientras tanto, esta puerta estará sellada. Después, volaremos esa exclusa y dudo que le podamos dar una razón convincente a su hija de lo que ha pasado con usted.- La puerta se cierra con un eco profundo mientras oyes como alguien al otro lado bloquea el panes de acceso con algún código.

Al llegar al lugar donde tenía que trabajar, y esperando que Jake y Roland estuvieran conmigo, me quitaron la bolsa para sorprenderme doblemente. No solo no estaba con mis compañeros, sino que estaba en el vagón de cabeza. No pude evitar que mis ojos se abrieran como platos - Entonces... el problema es grave - Pero antes que pensar más o siquiera hablar. Callé y presté atención a lo que decía Crowell.

Asentí ante su afirmación de los problemas electricos del tren, eran obvios pero... facilmente solucionables con el equipamiento necesario. ¿Por qué entonces me encontraba allí? No lo entendía. Al igual que no entendía que hacía con la exclusa del final, pero al acercarse y comenzar a explicarlo sentía que el peligro se cernía sobre mi.

Cuando mencionó a Sarah y que ella pagaría las consecuencias si no era discreto, mi puño se cerró con fuerza, aunque me contuve y respiré hondo para evitar el enfado. Prosiguió explicando lo que debería hacer y seguía sin entenderlo - ¿Por qué el maquinista quiere verme a mi? A alguien de cola que no vale nada... No pinta nada bien pero... tengo que hacerlo o Sarah lo pagará de cualquiera de las maneras - Asentí con la cabeza cuando me dijo el tiempo que tenía y las consecuencias de que pasaría si no consiguiera arreglarlo - Entendido - Y tan pronto como oí la puerta cerrarse corrí en dirección a la exclusa de enfrente golpeandola fuertemente. Cada segundo contaba y tenía que ahorrar todo el que pudiera para arreglar el fallo.

-¡Señor! ¡Maquinista! - grité ante la puerta mientras la golpeaba ¿realmente me escuchaba? - Soy quien a pedido que venga a visitarle. Alan Ficherald. Abrame por favor, vengo a solucionar el problema que hay en el tren. - Si no me respondía, solo podía intentar abrirla con el sistema electrico mismo que hacía el contacto para abrir y cerrar esta puerta, pero realmente esperaba que me abriera la puerta.

Esperaste un rato, lo que casi te pareció una eternidad.

Casi cuando creíste que no iba a abrir, un chasquido metálico sonó tras de la puerta, indicando que estaba abierta. Lentamente abriste la puerta para entrar. La estancia estaba a oscuras y tus ojos apenas veían nada mas que luces en un panel de control, casi como si en esa semi oscuridad esa luces te hicieran daño.

- ¡¡Cierra la puerta!! Vamos, vamos, rápido- Grito una voz chillona de un lugar que apenas distinguías bien es la oscuridad.-¡¡¡No quiero que entren esos hijos de puta!!!

Casi llevado por la orden obedeciste para cerrar la puerta y esta se bloqueó de nuevo con el cierre de seguridad.

En la oscuridad tus ojos se iban acostumbrando poco a poco. Sobre todo a los destellos de las luces y ..¿ que era eso? ¿ Cámaras de seguridad? frente a ti, se desplegaba un dispositivo con botones bastante complejo, con palancas y demás. Pero encima de él, además de una especie de ordenador de a bordo, había  un panel de televisión que mostraba distintas partes del tren. cámaras de seguridad dispersas por todo el tren. En todas alas salas. Todas.

Desde allí se diría que os vigilaban constante mente. Y así era.

Tras las sombras alguien se movía. Tardaste un poco en reconocer sus formas. Y justo entonces, una luz típica de una mesilla, débil y anaranjada, se encendió dejando ver a una persona bastante mayor con una barba muy poblada y unos ojos grisáceos que te miraba con interés.

-Bienvenido al centro de mando, señor Ficherald. Mi nombre es Dmitry Lébedeva.

-Maldita sea, abra señor - gritaba una y otra vez mientras veia como segundos muy preciados se me escapaban de las manos. Finalmente y después de algún tiempo intentandolo por las buenas, me giré sobre mí para sacar algunas herramientas y buscar cables que hicieran contacto para abrirla yo mismo, pero en ese mismo momento, ese sonido caracteristico, me detuvo en seco.

Era la puerta, parecía haberse desbloqueado para abrirse y al comprobarlo así era, se abrió a una negra y tenue oscuridad de la cual apenas aparecían pocas luces. Una voz de su interior, que parecía querer sonarme me ordenó entrar y cerrar la puerta, para mi sorpresa el como lo dijo fue lo que me dejó más impactado, pero así lo hice. Entré y cerré la puerta para luego oir como esta cerraba cualquier posibilidad de huida - Mierda... ¿Por qué no pensé antes en esto? - Entonces me dí la vuelta y fuí mirando lo que podía según avanzaba. Palancas, botones, luces y... - Eso son... ¿Camaras? - Me acerqué un poco a estas mirandolas una a una, obviamente buscando a Jake, Roland, CJ y a Sarah. El resto estaba en tercera... o eso pensaba así que también busqué las que enfocaban a esta sección del tren, y no me olvidé de los vagones del principio, o al menos buscarlos pues no pensaba que pudiera haber camaras tan cerca, pero me equivoqué - T-todo el puto tren está... ¿Vigilado? Y controlado. Como es posible que hagan esto. No tenemos privacidad ninguna y encima lo usará como entretenimiento cuando los guardias nos apalean y asustan - Estaba cabreado, más cabreado que nunca.

Obviamente, quería gritarle a ese maquinista, quería incluso golpearlo lo suficiente como para que estuviera sumido en su propio dolor, pero consciente. Era de los pocos que estarían tan cerca del maquinista e incluso podría cambiar todo el sentido del propio tren si quisiera ¿Por qué no hacerlo? Sarah, por ella debía contenerme o... podría quedarse sin padre, o yo sin mi razón de vivir.

Entonces la voz de antes me despertó de mi ensimismamiento y miré hacia su foco, donde veía a un hombre, probablemente más viejo que yo mismo. - ¿El maquinista? - Cuando dijo mi nombre apenas parpadeé, pues me buscaba, lo que me causó más Shock fue oir el suyo - ¡¿L-Lebedeva?! - Ahora encajaba por qué quería verme a mi y no a otro - ¿L-Lébedeva? U-usted... es el padre de Olya. - Cierto es que cuando se lo llevaron de tercera, muchos pensaron que volvería, como otros tantos tecnicos, pero cuando pasaron los días y no supimos nada de el, esos tantos que pensaban que volverían, lo declararon muerto, yo entre ellos. Pero nos lo callamos para no deprimir a Olya - ¿Q-qué hace usted aquí? Pensabamos que había muerto. Que le vea vivo es un alivio sin lugar a dudas, y aclara las dudas que tenía de por qué el maquinista... imagino usted, quería verme a mi. - compañeros por poco tiempo y a veces mentor - ¿Qué le pasó? ¿Y que ocurre con el tren? - de momento no diría nada acerca sobre mi hija Sarah, para saber más de el primero, pero aún tenía esa cuenta atrás y mucho trabajo que hacer.

El hombre esboza una tenue sonrisa mientras te enseña las perlas de sus dientes.

- Si, señor Ficherald. Si. -Reponde el hombre tranquilamente, como si dispusiera de todo el tiempo del mundo.- Usted sabe quien soy y yo se quien es. Conocí a su padre mucho tiempo atrás. Era un buen hombre. Un buen amigo. Por eso  le he traído aquí, porque ahora que su padre no está solo creo poder confiar en una persona: Usted.

Selala las cámaras de seguridad con un dedo huesudo que apenas tiene carne sobre la que sostenerse.

- Le he estado vigilando, señor Ficherald. Llevo haciéndolo desde hace siete años. Verá... al principio es divertido ver a todos tras la pantalla. Te sientes como un espía invisible. Empiezas con la gente, al azar, pero luego, tras varios meses empiezas a echar de menos a tu familia y los vigilas constantemente. Como si pudieras hacer algo desde aquí detrás.-Sus pira meditabundo mirando una cámara en concreto de 3º en la que se ve a John y Olya discutir sobre quien sabe qué.

-Al cabo de un año no las miras. Son Imágenes en movimiento que después de tanto tiempo no sabes si son reales o está ahí para tu entretenimiento.- Se gira muy levemente para mirarte de reojo antes de preguntarte.- Usted tiene familia, ¿verdad? Una hija, si mal no recuerdo. Sarah.- Vuelve la vista a la pantalla como buscando algo - Los niños son la vida en este tren de mierda ¿no cree? Pero no hay tiempo.

- Me muero, señor Ficherald. Puede que solo unas horas o puede que un día. Y el tren necesita un maquinista. El tren siempre necesitará un maquinista. - Te mira con ojos de anciano cansado y sabes que lo que dice va en serio- ¿Entiende lo que le quiero decir? ¿Entiende porqué esta usted aquí, Alan?

Fui escuchando poco a poco y sin interrumpirle, todo lo que tenía que contarme. Desde cuando me conoce, cuando llegó aquí, lo que hacía practicamente. Por todo lo que decía ya tenía clara la idea de que el era el maquinista. Era un hecho, pero... ¿Por qué alguien de tercera un maquinista? Puede que fuera por el sueño de vivir con lujos, o su propia ilusión, pero estaba claro que los de primera lo tendrían como a un esclavo.

Lo de Olya era descorazonador, y lo entendía, igual que el yo también tengo a mi hija pero no hubiera querido perderla. Si era el maquinista ¿Por qué no traerla aquí? Una respuesta clara podría ser... que ser maquinista era una trampa, algo de lo que no puedes huir, tan solo morir por ello. Asqueroso y repugnante, pero seguía sin saber por qué ell había llegado a estar siete años aquí.

Fue entonces cuando con aquellas indirectas me lo dijo todo - ¿Quiere que... le sustituya? ¿Como maquinista? - Aquí fallaba algo, si el maquinista elige un heredero, y este tiene posibilidad de respuesta, por qué Dimitry abandonaría a su familia. Lo pensé, pero rápidamente negué - Lo siento señor, pero no. He venido aquí para arreglar el tren, después me iré de vuelta con mi hija... - Miré a todo alrededor incluso las camaras preocupado por no ver a Kaidan o a Olya con Sarah - Todo esto es tentador como una huida de tercera pero... mi vida, mi mundo, está con mi hija. Espero que lo entienda - Entonces fui a echar mano de mis herramientas mientras buscaba con la mirada el origen del fallo - Los niños son la vida de este tren sí, pero no pueden crecer sin sus padres. - Miré entonces a lo que parecía ser el generador electrico y le pregunté con la mirada si era el origen.

Dmitry gruño algo apenado.

-Le entiendo, señor Ficheral. Yo mismo me hice esa pregunta hace años. El maquinista anterior me dijo exactamente estas mismas palabras que ahora le digo yo a usted...

El viejo se levanta, apoyándose allá donde puede y tosiendo alarmantemente, como si el esfuerzo fuera demasiado para él.

-Al tren no le pasa nada, Alan. Es a mi. No llegué a tiempo para el reinicio del sistema. Eso provoco que el generador se parara. Por eso pasó lo del apagón. ¿ Os asustásteis mucho? Bueno, lo siento de veras, pero cuando uno sabe que va a morir se toma las cosas con mas calma, ¿ no es cierto?.

El viejo se ríe, tras una tos algo incontrolable y empieza a soltar algo de sangre por la boca, con sus flemas que van a dar a un pañuelo con el que tapa su boca.

-Gillian no les ha contado nada, ¿no es cierto? Bien, pues escúcheme con atención señor Ficherald. Se que le sonará todo raro, pero créame cuando le digo que lo he visto, en las grabaciones está todo documentado. - El anciano de dirige a un panel, te hace apartarte a un lado mientras llega a la silla central y se sienta pesadamente. Manipula unos controles y en una de las pantallas, parece que el video muestra unas imágenes, pero de otro tiempo. Y según van apareciendo, el relata lo que se vé.

-Hace 200 años. La entrada al tren. La gente llegó buscando una salida al problema ambiental del frio y se embarcaron en un viaje para toda la vida. Siempre es mejor que morir congelado, desde luego. Al principio todo iba bien. Había comida de sobra para todo el mundo y en 3ª, la cosa tampoco iba tan mal. El vagón estaba limpio y la gente vivía al día.

Pero después de 50 años, la cosa se complicó. Había mucha gente en 3ª y la comida empezó a escasear. Los de 1º decidieron cerrar y condenar la cola del tren para salvaguardar sus alimentos. Al fin y al cabo, ellos eran minoría ¿ Sabe lo que es un perro, señor Ficherald? Antes los tenían los guardas. Eran los únicos animales que los de 3ª podían ver vivos. Después fueron los primeros animales del tren en caer. Se extinguieron. Nunca volveremos a ver perros, Alan. Y cuando los perros se acabaron, la cosa empeoró. La gente empezó a comerse a la gente. Los débiles cayeron a dentelladas y los mas fuertes sobrevivían un día mas para luchar por sus brazos o piernas al día siguiente.

Murieron muchos. Familias enteras cayeron. Iban a  por los que no podían defenderse. Niños, mujeres... Se dieron cuenta muy tarde que, al pasar el tiempo, cada vez eran mas viejos. 3ª estaba condenada a morir y extinguirse al igual que los perros.

Hasta que alguien de primera, no se si fué un ingeniero, ideo las barritas de proteínas que coméis. Casi todo es agua y esa sobra en un mundo helado. El resto... bueno... mejor que lo veas por ti mismo, aunque no te va a gustar.

El viejo pone una imagen, del centro de procesamiento de comida. En ella se ve a un par de hombres acercarse a unos cadáveres, recogerlos y echarlos en un tolva, donde los cuerpos se pican y se mezclan con otras cosas, para dar una pasta resultante. Mas tarde esa pasta la meten en otra máquina y esta sale convertida en las famosas barritas protéicas de toda la vida.

- Si... es asqueroso. Dan a los muertos de comer a los vivos. Pero era una solución práctica a un problema complicado.

El viejo ni siquiera espera a ver tu reacción. Simplemente espera que lo asumas lo más rápido posible.

- Esto hizo que la población de 3 tuviera una esperanza de vida mayor.- Chasqueo la lengua y se rio entre dientes- Nuevo problema. Superpoblación. A los 80 años no había comida, ni camas, ni higiene... enfermedades aparecieron y se llevaron en 3 años al 40%. Los de 1ª temieron por su vida, por las enfermedades propagadas por los respiraderos del tren, así que se propuso una nueva...solución. La purga.

Cada 20 años, se prescinde de un 40% de la población de 3ª para evitar que se propaguen como ratas, surjan enfermedades y maten a todo el mundo. Envenenan la comida de algunos y el veneno sigue su curso. Y tu te preguntarás...¿ que hay de los ricos de 1ª? Verás, los de 1ª os necesitan. No pueden permitirse que desaparezcáis por completo. Con un 60% es suficiente.

Con el paso del tiempo, los de 1ª crearon su propia enfermedad. Eran pocos, aseados y educados. Las enfermedades no los tocaban, y ellos tenían una vida mas larga que vosotros. Pero en 70 años  se dieron cuenta, que cada vez nacían menos niños. Esterilidad, Alan. Esterilidad. No podían engendrar por si mismos sin crear seres deformes, retrasados mentales o simplemente, bebes sin vida. La cadena genética se rompió con ellos. Así que os necesitaban para engendrar.

Mas en concreto, a vuestras mujeres.

Como verás, Alan, esto no tiene fin. No uno bonito al menos. Mientras el tren siga en marcha y no podamos salir allí fuera, las cosas serán así. A veces me pregunto ¿que sería de nosotros si no reiniciara el generador? El tren pararía y moriríamos todos de frio. Así que cuando tengo esa duda miro a Olya y veo... que no quiero que muera. Y por eso estoy aquí. Para hacer que mi hija no muera. Pero mi tiempo se acaba, he comido una barrita de esas envenenada. Lo he hecho a conciencia, no me juzgue. Estoy cansado de soportar esta carga y no puedo mas.

¿Que va a ser, señor Ficherald? ¿Se quedará usted aquí por el bien de su hija? ¿O cree que hay otro mejor cualificado para ocupar mi lugar? En 24 horas estaré muerto, según he visto en los vídeos. La Maquina se tiene que reiniciar cada 12. No tenemos tiempo, Alan. Piense rápido, pero no deje que esos hijos de puta de 1ª tomen el control de la maquina. Sobre todo ese Marko. O esto saldrá a la luz y chantajeará a todos con parar el tren si no se hace lo que ese fanático quiera.

Le miro extrañado cuando empieza a relatarme lo que le ocurrió a él en el pasado, y rápidamente cuando lo veo levantarse para andar apoyandose donde puede, le ayudo, por humanidad, a llegar a donde quiere. Mientras tanto el seguía hablandome de lo que ocurría - ¿Reinicio del sistema? Suena como a esos generadores antiguos que nos mencionaba Gillian en sus historias - Aunque estuviera pensando no tardé en responder a sus preguntas - No, tranquilo. Fue más el momento que otra cosa. - Pero la siguiente pregunta fue tan fria que no sabía que responder. Solo agaché la cabeza.

Mientras llegabamos, el viejo Dimitry cambió de nuevo el tema, esta vez mentando a Gillian y sobre algo que no nos contó - ¿A qué se refiere? Gillian nos ha contado cientos de historias - Aclaré mientras se sentaba y entonces empezaba a manipular los controles de las camaras para ver un video, el cual empezó a explicarme.

Helado, así fue como me quedé según veia las imagenes de aquella pantalla y la historia que Dimitry me contaba. No podía creerlo, nos trataron como a animales en aquella epoca, animales en una jungla donde imperaba la ley del más fuerte, y siempre el mejor alimentado era el más fuerte. Se me revolvía el estomago al ver a la gente comiendose a los perros, y más tardes a los propios humanos, gente vecina, gente querida. Era peor que una pesadilla... que digo. Era peor que este tren y una pesadilla juntos.

Pero no debí adelantarme a los acontecimientos, pues ahora empezó a hablar de la comida que nosotros consumiamos, y un terrible sudor frio empezó a recorrerme la espalda. Cuando ví aquello, mis ojos se agrandaron como platos, innumerables arcadas pedían a gritos sacar aquello que recientemente había ingerido, pero sabía que necesitaba tener energías, vomitar era lo último que podía hacer. Aunque mi mentor me viera de aquella forma sufriendo a más no poder, el siguió hablando... Ahora si que no sabía cuan frio podía ser una persona que ya lo había visto todo. - E-es... de enfermos - dije a pesar de que mis palabras veladas no sirvieran para nada.

Superpoblación, enfermedades, purga, prescindir, ratas, veneno, necesitarnos, esterilidad, mujeres, fin... era casi todo lo que se resumía lo que me contaba. Practicamente, eramos una granja de humanos, los cuales viviamos en condiciones infrahumanas para que los de primera pudieran saciar sus antojos, y no solo ello, sino que todos los maquinistas, por lo que he podido entender, han sido de tercera para preservar un puto secreto que no sirve de nada. Lo supieran o no los de primera, nos seguirían tratando como a basura, ellos tienen armas, ellos tienen balas, ellos tienen veneno. Ellos hacen con nosotros lo que quieren, queramos o no. ¿Qué cambiaría contarlo?

-Es imposible. Tiene que haber otra solución. Ninguno de tercera puede matar su vida en pro de que todos los del tren se salven. Y aunque fuera así, ese proceso selectivo es enfermizo. Si lo ha visto todo por las camaras, no sé en que cree que cambiaría conservar el secreto... Yo... lo siento Dimitry, pero no puedo responderle. Al menos no ahora. Tengo que pensar en todo esto, aunque no quiera. Yo... no puedo abandonar a Sarah... ni tampoco puedo hacerla morir por negarme a esto. - no pedía que lo entendiera, pero realmente era demasiado que procesar, en tan poco tiempo. Incluso 24 horas eran demasiado poco tiempo para poder pensarlo con tranquilidad - ¿Puede aguantar 18 horas? - ¿Por qué parecía que al decir esto estaba dispuesto a aceptar? - Volveré entonces con una respuesta y... vendré acompañado, tanto haya encontrado a alguien capaz de sustituirle como si no. No tengo otra manera de comunicarme con usted salvo cara a cara, por ello tomo esta anticipación. Si no hay nada que reparar aquí yo... tengo que irme, aprovechar el tiempo y buscar una respuesta. Pero no puedo creer que solo haya dos opciones

Casi estaba a punto de llorar, es como si empezara un cronometro en cuenta atras donde mi vida podría terminar de muchas formas, y con ello no solo la mia, también la de Sarah podría cambiar - Tengo que ver a Sarah... eso lo primero. - Estaba incluso tan confundido que quería despertar y que todo fuera una simple y mala pesadilla... pero mi mente solo parecía que viera que fuera posible y eso me mataba aún más.

-Usted es el maquinista, y puede darle ordenes a Marko... haga algo con el. Por otro lado... mi misión era resolver el problema de los apagones y que me abriera la puerta... no sé si el querra verle pero... Solo hable con el y cite nuestro encuentro en 18 horas. Será tiempo suficiente para que se me ocurra algo. - O no... como podía intentar tener esperanzas en una situación así... Igual es que mi foco de esperanza, era Sarah.

El viejo se levanta de la consola de mandos y te pone la mano sobre el hombre en un intento de ser amistoso, aunque algo tosco, al parecer.

- Alan, te entiendo. Yo hice lo mismo cuando me presentaron la oportunidad. Me despedí de Olya y regresé- Se acerca a la compuerta y la abre con su código personal.- El tren no debe caer en manos de los de primera o tercera será solo un recuerdo, Alan. Marko esta loco. Es un fanático de una religión inventada hace 100 años! El código de la puerta es 225364. Y lamento comunicarte que tienes menos de 24 horas. Puede que menos. No me siento tan joven y dudo que dure mucho mas.

La compuerta se abre con un sonido familiar y el maquinista te empuja levemente fuera para que salgas. Justo en la puerta, antes de cerrarla  te mira a los ojos y sonríe.

-Se que harás lo correcto, Alan. Yo lo he hecho y no he sido tan fuerte como creía en un principio. Lamentablemente, el no hacer nada es, en ocasiones, lo mejor que se puede hacer. Piensa en ello. Dejar las cosas como están ahora mismo, por duras que sean, quizá sea lo mejor. Mira hacia adelante... y pregúntate qué es mejor para todos.

La puerta se cierra y pierdes la visión y el contacto definitivo con el maquinista. 24 horas para que el tren se pare definitivamente si no se hace nada a cambio. Menos de 12 horas para el reinicio del generador si el maquinista no muere antes.

La maquina a tus espaldas ruge con un Chum-chum aceitoso mientras la soledad te envuelve hasta que Rhazes entra por la puerta principal, con aire triunfal al verte la cara. No dice nada, pero escudriñando tu mirada, simplemente suelta un gruñido y le hace un gesto al guardia.

Un guardia se acerca y te pone la capucha.

- Supongo que su estancia en primera esta siendo muy productiva, señor Ficherald...- Susurra Rhazes en tu oido a través de la capucha.

Era tu padre.

Por su cuello y su rostro, las mismas marcas del veneno que el de Elaine. Si no había muerto ya, estaría en las últimas. Al oir el ruido de que alguien entraba, abrió levemente los ojos y sin mirar, habló, apenas en un susurro.

-¿Alan? ¿Eres tu...?- Una tos que lanzaba saliva negra salia de sus labios.- ¿Ya te ... decidiste?

Durante unos instantes me muestro totalmente asombrada por ver, al fin, la máquina. Aquello que hace que funcione este condenado tren. Las entrañas de nuestras vidas. 
Pero el asombro se transforma en sorpresa y terror cuando vislumbro una figura inerte al fondo de la sala. 

Por una milésima de segundo, me aterroriza la idea de aproximarme para descubrir que ha muerto, que he llegado tarde. O que ni siquiera es mi padre, y que todo lo que ha sucedido hasta ahora ha sido en vano. Pero... pero tengo que saberlo.

Avanzo con paso enérgico -más energía de la que poseo realmente- hasta él, y es entonces cuando la figura se mueve. A primera vista, es un desconocido para mí. Un anciano más de Tercera, consumido y enfermo. Pero su voz... es esa misma melodía que me arrullaba cada noche, que me enseñó todo lo que sé. Y con su voz, consigo verle a él bajo las canas, las arrugas y los ojos velados por el cansancio y la vejez.

-¿Alan? ¿Eres tu...? ¿Ya te ... decidiste?

Se me llenan los ojos de lágrimas, y ajustándome mejor el abrigo de Alan sobre los hombros para que no pueda ver la sangre que mana de la herida de bala, me dejo caer junto a él.

-Papa... -murmuro, en ruso. Las dos últimas personas rusas de la tierra, me dijo una vez. No puedo evitar sollozar, apoyando la cabeza sobre sus rodillas- papa...

Tantos años separados. Tantos años sin saber dónde estaba, si estaba vivo... para encontrarle en ese estado lamentable. Para encontrarle al borde de la muerte, sabiendo que cada día para él ha sido un calvario de soledad y trabajo. 

-Lo siento. Intenté llegar antes pero... pero... -sollozo, incorporándome para abrazarle, para hundir mi nariz en su cuello, como hacía de niña-. Por favor, papa, no te mueras...

Era el padre de Olya

La puerta de la cabina se abrió y entró Kaidan.

Olya estaba junto a su padre, que estaba, sin lugar a dudas, en las últimas. Rasgos ineludibles sobre el veneno, el mismo veneno que el de Elaine, el de Senia...el veneno mortal, se podían ver en él. Recorrían su anciano cuerpo hasta la cabeza donde apenas podía decirse si eras finas lineas negras eran de él o pintura derramada sobre su cuerpo.

Olya lloraba sobre su cuerpo totalmente desconsolada. Hacia años que no veía a su padre que creyó muerto, o que la había abandonado en aquel contenedor metálico y frio que era el IceBreaker.

- Olya... mi niña.- Susurró el hombre con una sonrisa y mirando al infinito. Lentamente levantó una mano y acarició el rostro de su hija - Eres tu quien debe perdonarme a mi. Hace ya tanto tiempo... tanto dolor contenido... No soy tan fuerte como creía. El veneno lo tomé conscientemente. Mi conciencia no podía mas ...

Apenas reaccionó ante la entrada de Kaidan.

-Tras tantos años, nuestro acuerdo ha llegado a su fin.- dice el anciano de forma misteriosa, como si con decir algo mas, limpiara su conciencia y sus pecados. - Hablé con Gilliam y con Rhazes, y estaban de acuerdo. Es el momento de cambiar de Maquinista y con ello, que las nuevas generaciones tengan la oportunidad de seguir viviendo.

Sonríe y tose acto seguido para empezar a respirar con dificultad.

- Sé que Alan hará lo correcto y pulsará el botón para hacer de nuevo maquinista. De los supervivientes saldrá la nueva generación del Icebeaker. Además se que vuestro nuevo líder velará por todos vosotros. Como siempre ha hecho... cuidándoos, intercediendo con los guardas por vosotros, plantando cara, luchando con vosotros, curando vuestras heridas...

Hace un pausa mientras cierra los ojos.

- Si, le costó admitirlo al principio pero... al final ella estaba de acuerdo. Sin duda Caroline es la mejor para dirigir a la nueva generación ... Coff coff.

Entre lágrimas, recibo con una sonrisa la caricia de mi padre. Sus manos son ancianas, no suaves y tersas como las recordaba. Pero son sus manos, y sollozo cuando siento que sus fuerzas le abandonan.

Olya... mi niña. Eres tu quien debe perdonarme a mi. Hace ya tanto tiempo... tanto dolor contenido... No soy tan fuerte como creía. El veneno lo tomé conscientemente. Mi conciencia no podía mas ...

-¿Qu...? ¿Por qué?

¿Por qué iba a tomar veneno mi padre? 

Noto un movimiento a mi espalda, y percibo que Kaidan ha entrado en la cabeza del tren. Sin embargo, tengo toda mi atención puesta en el cuerpo lánguido de mi padre entre mis brazos.

-¿Por qué no me esperaste, papa? ¿Por qué no me dijiste dónde estabas? -Exclamo, situando mi brazo tras sus hombros, para que no tenga que esforzarse en mantenerse erguido- ¡Tengo muchas cosas que contarte! ¡No puedes ahora... no puedes...!

 Sé que Alan hará lo correcto y pulsará el botón para hacer de nuevo maquinista. De los supervivientes saldrá la nueva generación del Icebeaker. Además se que vuestro nuevo líder velará por todos vosotros. Como siempre ha hecho... cuidándoos, intercediendo con los guardas por vosotros, plantando cara, luchando con vosotros, curando vuestras heridas...

Niego con la cabeza. No entiendo nada. No entiendo ¿Gilliam? ¿Rhazes? ¿Cambiar de maquinista? ¿Por qué?

-Pero papa, Alan no será el nuevo maquinista. Lo seré yo... -murmuro. Sin embargo, no parece escucharme, y continúa hablando.

  Si, le costó admitirlo al principio pero... al final ella estaba de acuerdo. Sin duda Caroline es la mejor para dirigir a la nueva generación ... Coff coff.

Caroline...

¿Caro... Caroline? ¿Caroline ha hablado con mi padre? ¿He de suponer que Caroline había hablado con Rhazes y Gilliam desde el principio? ¿Ha sabido... ha sabido durante todo este tiempo lo que estaba pasando?

CJ...

 -¡Caroline! -Exclamo, tan fuerte que siento que me hago daño en la garganta- ¡Trae a Caroline! ¡Que venga y que cure a mi padre, Kaidan! ¡Que venga y nos explique todo esto! 

Me vuelvo hacia el chico, con las lágrimas rodando rápidas por mis mejillas.

-¡Que venga a curar a mi padre!

La puerta del vagón se abrió lentamente, como si estuviera creando expectación. El momento no merecía menos. Después de haber pasado toda su vida en el vagón de cola, había conseguido llegar hasta la mismísima cabeza del tren. El lugar desde donde se regía todo el Icebreaker... y que era la clave para la supervivencia o la extinción de la humanidad.

Atravesó la puerta, y se internó, sobrecogido por dentro, en aquél pasillo lleno de mecanismos que se movían y hacían ruido eternamente. Pasó al lado de los bidones y de la enorme tolva de aceite, preparada para lubricar los engranajes a la menor necesidad, y llegó hasta la puerta que separaba la parte mecánica de la cabeza de la parte técnica. Tenía un panel de códigos, pero no estaba cerrada, sino entreabierta, por lo que solo tuvo que dar un pequeño empujón para que se abriera.

Entró y vio las cámaras y los paneles llenos de pantallas que mostraban imágenes en vivo de lo que sucedía en cada vagón, bañando con una luz azulada los controles del tren... y lo que había al lado de estos.

Echó a correr al ver a Olya arrodillada junto a aquél hombre mayor. Solo tenía vagos recuerdos del señor Lévedev (no es que hubiera sido el alumno más aplicado de la precaria escuela que había montado, precisamente), pero el verlo tan demacrado después de todos esos años... Al acercarse, pudo apreciar claramente las venas marcadas por la piel del anciano, con el mismo color negruzco que tenían Elaine, Helen y aquella pelirroja de primera. No podía ni imaginar por lo que debía de estar pasando su amiga.

Aun así, al hombre le quedaban fuerzas suficientes para hablar. Kaidan se detuvo a poca distancia, sin querer entrar en escena e interrumpir aquél momento entre padre e hija. Pero escuchó. Escuchó como cuanto decía Lévedev confirmaba lo que les había confesado Rhazes. Aquella no era otra de sus mentiras, de verdad la generación de sus padres había hecho lo mismo que estaban haciendo ellos ahora. Él nunca había conocido a los suyos y por tanto nunca había pensado mucho en ellos, así que ahora supuso que simplemente habrían muerto durante la revuelta.

Pero oír el nombre de Caroline lo descolocó. Aquello era nuevo. Entendía que Gilliam estuviera metido en el ajo, pero... ¿CJ? ¿Cómo podía ella...? Olya se mostró igual de sorprendida que él, y por fin reparó en su presencia. Escuchar su grito desgarrado y verla en aquél estado...

Se acercó a ellos, y se arrodilló al lado de la profesora - Olya... - dijo, tratando de encontrar las palabras - No hay antídoto. CJ no puede hacer nada por Elaine... La única solución es meter a los afectados en las cámaras de criogenización, para dar tiempo a que encontrar un remedio... Pero para eso el tren tiene que continuar - se giró hacia el padre de Olya, no quería forzarlo en su estado, pero tenía que preguntar aquello - Señor Lévedev... ¿Qué pasó cuando llegaron al final? ¿Qué hicieron entonces? ¿Sabían que el frío ha descendido en el exterior? - después de todo lo visto y vivido, necesitaba convencerse de que la vida en el tren era su mejor opción - ¿De verdad vale la pena continuar con todo y repetir el ciclo?