Partida Rol por web

Megan no estaba convencida de aquello para nada.-¡Es que no hace falta que todos los guardias sean malos, con que lo sea uno y dispare ya vale!.- gimoteó.

No queria ir, le daba muy mal rollo aquello, las palabras de Crowell por el trasmisor...-¡Ademas allí hace mucho frío y yo no llevo abrigo y menos Sarah, nos vamos a poner enfermas!.- protesto.

Lo poco que sabía de tercera no era bueno, era un lugar con buenas personas pero no le apetecia nada visitarlo.

Robb dudó por un momento.

Su mirada se dirigió nuevamente hacia Senia y frunció el ceño. Estaba muy callada. Preocupada quizá por lo que podía suceder. Básicamente sus ordenes eran las que eran, pero ante las palabras de Alan y los quejidos de Megan, subió el cañón de su arma para dejar de apuntarles.

- Esta bien.- Robb no era como Crowell, pese haber sido entrenado por él. Además dudaba que quisiera que su hija viera una carnicería en el vagón del restaurante. - Regresemos a tercera, señor Ficherald. Iremos todos allí. Tu incluida - Dijo tajantemente mirando a Megan. -¿Entendido? - Preguntó Rob mirando a Alan y a Sarah, como intentando que se hicieran cargo de Megan .-Nadie sufrirá ningún daño. Lo prometo. Pero no hagan nada raro.

Robb se echó a un lado y les dejó pasar a todos mientras colgaba su arma en el hombro. Esperaba que ellos pasaran primero. No usaría la fuerza a no ser que fuera necesario, así que suspiró profundamente esperando no tener problemas cuando Crowell les viera a todos en tercera. Incluida su hija Senia.

-Tengo un nombre, me llamo Megan. Megan Simons.- gruñio enfadada y altiva. Su madre la había educado para que no se dejara pisotear, era de primera y eso significaba algo... aunque no tenía claro que, exactamente.

- Voy a ir contigo pero no porque tu lo mandes.- aviso sin perder un apice de la rabieta.- Voy porque va Sarah y su papá y no fio de que no seais malos con ellos... Pero si me estas mintiendo te pegare muy fuerte y se lo dire a mi papá.- añadió tajante mientras se levantaba dispuesta, aunque a regañadientes, a seguir al resto hasta tercera.

Parecía que había funcionado mi as en la manga. El guarda se tranquilizó y pareció que se ponía de nuestra parte, aunque como era normal tenía que obedecer ordenes. A pesar de ello, la chica seguía con el rebote cogido, ante lo cual sonreí. - Calmese señorita Megan, le dejaré mi abrigo. Puede que no sea muy estiloso, pero le ayudará con el frio. En cuanto a Sarah - ya daba igual que mantuvieramos la tapadera, se había roto - ¿aún tiene la ropa que llevaba? Le servirá de abrigo - Entonces le extendí la mano a Sarah para que viniera conmigo, no me mostré enfadado, no podía estarlo y menos con ella.

A pesar de todo, había más cosas que aclarar, y que acordar por supuesto, no podía dejar que todo saliera así solo por el capricho de unos pocos de primera... Primera no es tan mala como los de tercera creen al final. Si en lugar de hacer lo que hacen cada tantos años en el tren, solo mataran a los que se comportan mal... sería otra historia. Miré al guarda decidido - Entendido, y espero que cumplas tu promesa. - tras ello miré a Sarah y Megan - Sarah quedate cerca, y señorita, no se preocupe, quedese cerca mia y yo me encargaré de que no le ocurra nada malo.

-La ropita de Sarah esta en mi camarote, dejele su abrigo a ella, su vestido es más fresco que el mio.- dijo Megan pensando en el bien de la niña.-Siento mucho esto... Tendría que haber pedido algo para comer y ahora la niña estaria durmiendo bajo las mantas... lo siento.- repitio la chica, aunque no servia de nada.

Miro mal al guardia, con el entrecejo apretado, con ganas de patearle la espinilla pero sin hacer nada salvo lo que le pedía.

Negué con la cabeza ante su disculpa - No se preocupe señorita Megan. Mucho es que la ha encontrado y ha procurado que esté bien... Se lo agradezco. - dije sinriendolo realmente. Si hubiera vuelto a tercera sin haberla visto aquí antes me hubiera dado algo, pero, sabiendo ahora como es esta chica, seguramente hubiera recurrido a llamarme para reunirme con ella. No podía estar seguro pero algo me decía que hubiera ocurrido así. - En cuanto al abrigo. Es demasiado grande para Sarah, igual podriais compartirlo ambas cuando estemos allí. Al menos mientra os encuentro algo más comodo. - Miré a Sarah tratando de mantener la sonrisa - ¿Te parece bien cariño? - Por la forma de asentir energicamente de Sarah y que viera que no estaba enfadado, supuse que ahora estaba mejor.

Igual había encontrado una amiga nueva después de todo, pero aún queda el hecho de por qué se escapó.

El tren dispone de un vagón restaurante, donde se sirven los platos mas exquisitos y truculentos que nadie haya probado. Sus menús, son variados y se puede pedir de todo. Tan solo los viajeros de 1º tienen derecho a este exquisito placer.

Evidentemente la decoración es sumamente fastuosa y llena de adornos , cuadros tapices, lamparas... todo registrado y reservado al mayor lujo del tren.

- Sentáos, por favor.-

Las palabras de Crowell no dejaban muchas dudas al respecto. Era mas una orden que una sugerencia. Incluso cuando lo hizo, llamó al camarero y le susurró que trajera algo de comer. Por al cara del trabajador debía de ser algo extraño, desde luego. SI esto era una cena familiar, desde luego, vuestro padre elegía por vosotras todo.

A su lado estaba Senia, con cara de no entender nada. Y en frente, estaba Elaine y Hellen. Rob se había quedado en la entrada, dejándoos en la intimidad.

- ¿Y bien? ¿Que tal en tercera, Elaine? ¿Hellen?- Preguntó de forma burlona mientras abría una botella de champan.- Es Champán. Una bebida que solo se usa para las ocasiones especiales. ¿Qué mejor ocasión que esta?

A duras penas podías seguir el ritmo de Sarah.

Cabías por el conducto, si, pero era tan sumamente estrecho que no podrías dar la vuelta aunque quisieras. Ibas tumbada, arrastrándote como podías, e incluso en cierta ocasión pudiste comprobar que el túnel ascendía.

Hubo un momento en el que perdiste a Sarah de vista, y justo frente a ti, había una trampilla, apenas unas rendijas por las que viste en ese momento donde estabas: El vagón restaurante. El olor del desayuno y a tostadas inundaba el estrecho túnel en el que costaba respirar. ¿Tanto tiempo había pasado ya?

Ya quedaba poco para llegar a los camarotes de primera, pero una voz llamó tu atención para mirar justo hacia abajo y ver una mesa con varias personas en ella hablando.

[Rhazes]- Oh!, querida, no te preocupes por nada. Está todo controlado.-

[Ellaine]- Eres un cerdo! Los vas a matar a todos!

[Rhazes]- De eso se trata. Verás, morirán dos tercios del vagón de tercera. Cada cierto tiempo es necesario hacer una... purga. ¿No me digas que creías que lo dejaría todo al albedrío de unas simples barras de proteínas envenenadas? Esa doctora vuestra es muy lista y seguro encontraría la manera de deshacerse del veneno. Gillam lo sabía. Era viejo, pero llegamos con él a ese acuerdo hace mucho muchos años.

[Senia]- Es horrible! Papá! No puedes hvblar en serio.

[Rhazes]- Cielo, a ti no te pasará nada. Al igual que Ellaine si colabora. No hay marcha atrás. Todo ha sido una treta. Cuando los pasajeros de tercera lleguen a la sección abandonada, creerán que lo han hecho por sus propios medios. Que ilusos! Creerán que esas armas las dejamos allí olvidadas y se envalentonarán. Y allí morirán. Se encontrarán con una emboscada y terminará todo. Van directos a la boca del lobo. Como siempre ha sido.

Además, seguro que mi infiltrado les guiará bien. -

 

Megan se arrastraba con gesto de asco. No podía creer que estuviera metida en un sitio tan asqueroso pero se esforzaba por seguir a su "hermanita", aun cuando el conducto se complicaba. Estaba convencida de que hacía lo correcto y cuando se detuvo y escucho aquella conversación, el corazón del dio un vuelco.

Era una trampa, iban a matar a sus nuevos amigos y al papá de Sarah. Quiso gritar pero se mordio la lengua y continuo. Pondria a Sarah a salvo porque lo había prometido y despues buscaria la forma de avisar al resto. Se esforzo mucho más por seguir adelante, tenía que darse prisa.

Kaidan iba detrás, le contaria lo que había oido y todo saldria bien, porque en los cuentos los buenos siempre ganaban.

Lamentablemente, aunque creíste oir a Kaidan detrás tuyo, hacía un rato que no os seguía.

Al volver la cabeza para mirar atrás y echar un vistazo, comprobaste que no había nadie detrás. Tan solo la negrura del túnel. Si no te dabas prisa, acabarías tu también perdida allí. Y eso no podías permitirlo. Sabiendo lo que sabías, que todos tus nuevos amigos estaban en peligro, necesitabas seguir hacia delante.

Mientras Briss, Megan, Liz y Sarah intentan entrar en el restaurante, se dan cuenta que la gente de 1º hacen recorridos dispares.

Los mas adinerados, hombres y mujeres, junto con algunos niños, salen del vagón en dirección a sus camarotes. No están demasiado asustados, pero si lo hacen con algo de prisa. Como si supieran que "algo iba a pasar". Como si hubiera sonado una alarma silenciosa que solo ellos oyen.

Algunos casi os empujan por no veros, lo cual hace que entréis a trompicones en el vagón.

[Briss]-Hey!- Se queja Briss cuando uno le empuja sin querer contra un mamparo del tren. El hombre la mira y se gira lo justo para ignorarla y seguir su camino - Grosero...

En cambio, justo en el oto lado, se amontonan sobre la puerta de salida, que se dirige a 3º, varios hombres, con palos y algunos cuchillos. Todos van saliendo del vagón, decididos, como si fueran una horda de campesinos dispuestos a acabar con un lobo que se come sus ovejas. Solo que en este caso, son granjeros muy adinerados y su intención es cazar viajeros de 3º, a juzgar por algún comentario de un envalentonado viajero de 1º.

En ese extremo, pero esperando están varias persona que aún no se han levantado de la mesa.

Senia, la hija de Rhazes esta asustada en un rincón, al lado de su padre, mirando un plato de comida frente a ella que ni siquiera ha sido tocado. Frente a ellos, están dos mujeres Harapientas. Seguramente de 3º. Una de ellas, joven , algo mayor que Megan pero no tanto como Liz, tiene el semblante cabreado y rabioso (Elaine) Al lado de Elaine esta su madre, y por lo que veis es una persona ciega.

Frente a estas dos esta también un plato de comida, solo que en su plato hay una barrita de proteínas. La comida para los de 3º. Poca gente sabe realmente de qué está hecha.

En el plato de Rhazes hay una pistola. Nada de comida. Y el jefe de seguridad del tren esboza una tenue sonrisa mientras tiene los codos sobre la mesa, ligeramente inclinado sobre ella y con los dedos entrelazados.

[Rhazes]- Uno de los dos está envenenado.- Ríe entre dientes mirando a Hellen y a Elaine.- ¿Cual será? - Hace un chasquido con los dedos y un guardia de 1º (Rob) apunta, titubeante a las dos mujeres. - Si cuando cuente tres ninguna ha probado su plato, Rob disparará a las dos. Bon Apeti.

El guardia tiembla y sube el arma para encañonar a las mujeres mientras un susurro escapa de sus labios.

[Rob]-Lo...lo siento...Elaine ..yo...-Duda el guardia.

La conversación con su padre le había dejado fría. Sabía que no era un hombre bueno pero la forma en que le contó como habían controlado la superpoblación del tren y les alimentaban en tercera, usando una materia prima repugnante le afectó demasiado. Tuvo ganas de gritarle a la cara que era un monstruo desalmado.

No podía creerlo. Les mataban como querían, violaban a las mujeres, les ofrecían basura para comer, eso creían, pero no. Se comían los unos a los otros. Literalmente.

Miró a su madre con dolor. Sus ojos reflejaban un profundo disgusto. ¿Cómo pudiste con él? Es un monstruo. De verdad que lo es, y no se le puede llamar humano.

Se sentía verdaderamente desgraciada al haber descubierto aquella verdad, pero dentro de lo malo tenia a Ellen a su lado, y hasta el último minuto que tuviese a su madre con ella seguiría luchando por sus vidas.

Claro que no bastaba con su buena voluntad y deseo de permanecer siempre juntas.

Frunció el ceño cuando vio a la gente del restaurante abandonar el vagón. Parecían tener mucha prisa, no entendía que estaba ocurriendo. Al volver la vista hacia su plato con la barrita de comida esperándole todo se precipitó. Rhazes ordenó a Rob que les apuntase con su pístola obligándoles a comer a ella y su madre a la de tres uno de los platos envenenados.

- NO... - negó con la cabeza muy segunda pidiéndoselo a Ellen. - Nos iremos juntas mamá. - el veneno que corría por el cuerpo de su madre no creía que pudiese revertirse y Elaine no quería seguir viviendo en ese tren, preferia irse... servir como comida a otros pasajeros no le agradaba pero su espíritu no se quedaría allí. Alargó la mano cogiendo la barrita del plato de su madre y la suya propia, una en cada mano.

Por último miró a Rob, el amor de su infancia.

- Creía que eras de otra forma... Te has vendido. Te has vendido a esta gente horrible. Eres como ellos. - volvió a la vista hacia el diablo de Rhazes. - Tú ganas. No hará falta usar las balas. - y se dispuso a dar un bocado a cada una de las barritas para morir junto a su madre.

Aquello era tan horrible....

Tan injusto....

Las manos de Megan se crisparon cerrandose en puños, realmente enfadada con el guardía de seguridad que era malo con todo el mundo, con aquellos que lo seguian, con todos los que miraban a otro lado porqué era más facil que hacer algo....

Su padre le había enseñado el sentido de la palabra justicia, que debía ser buena, hacer lo correcto, cuidar de las personas porqué en ese frío mundo sólo se tenían los unos a los otros... pero todo eso parecian palabras vacias ante la cruel realidad que la rodeaba.

-¡BASTA!.-grito a pleno pulmón mientras se acercaba corriendo, ignorando las armas, posiblemente porqué no conocia el dolor que una bala podía hacer o por estar tan alterada que ignoraba el hecho de estar arriesgando su vida.-¡NO VOY HA DEJAR QUE HAGAS MÁS DAÑO A LA GENTE BUENA!.- aseguro concarandose directamente con la persona que más miedo le daba de todo el tren... y de todo el universo.- ¡ERES MALO, ERES CRUEL Y QUIENES TE SIGUEN SON TAN MALOS COMO TÚ!.- le dijo acusandole con el dedo.- ¿PERO SABES UNA COSA? ¡LOS MALOS NUNCA GANAN!.- Le grito recordando todos los cuentos y las historias que durante años había escuchado de su padre.

Rhazes odiaba que lo interrumpieran.

Estaba disfrutando en demasía con ese jueguecito padre/hijas. Se rio entre dientes mientras Elaine cogía de las dos barritas y se comía un trozo de cada una. Ellen, palpó el plato y cogió también de ambas barritas para terminar de comérselas. Si tenían que morir ambas, así sería. Como madre he hija, juntas para siempre.

Rob temblaba y maldecía entre dientes por tener que seguir las órdenes de Rhazes, y mas aún viendo como Elaine le acusaba de ser igual que los demás. Igual que los de 1ª. Rhazes era un tirano, eso ya lo sabía. Desde que perdió la memoria lo había educado Rhazes mismo, pero nunca había objetado nada. Nunca se había cuestionado nada! Hasta que Tubo esa conversación con Senia en el camarote durante el apagón. Eso le había abierto una fisura en su modo de ver las cosas desde entonces.

Aun así...

Megan corrió e interrumpió lo que allí parecía que era el máximo disfrute de Rhazes.

- Vaya! - Dijo echándose hacia a tras para contemplar a Megan.- Esta cría tiene mas agallas que todos juntos, al aprecer.- dirigió su vista hasta Liz y de dedicó una cruel sonrisa.- Me preguntaba cuando volverías. Los guardas me dijeron que el pulgoso y tu desaparecísteis sin mas. Me alegro de ver que ahora eres una niñera.- añadió dirigiendo una fugaz mirada hacia Sarah, que se escondía tras Liz. - Bonito corte de pelo.- Susurró al ver a Briss con el turbante puesto mientras bebía de un vaso de agua que había a su lado.

Ignorando completamente a todos, pues se sentía seguro bajo la protección de Rob que aun mantenía el arma en alto, dejó el vaso vació sobre la mesa y se puso una mano en el pecho, sacó un reloj de bolsillo y lo miro suspirando como si estuviera esperando algo.

- Bueno. Supongo que el veneno ya ha hecho efecto. ¿ No debería morir alguien?- Guardó el reloj de nuevo en el bolsillo cuando, efectivamente, el veneno empezó a surgir efecto ante la sorpresa de todos. Un veneno aún mas rápido que el que habíais encontrado en 3º

Ante la sorpresa de todos, no fue Elaine la que cayo sobre la mesa echando espuma sobre la boca.

Tampoco fue Ellen.

Empezó nublandosele la vista. Un sudor frio se apoderó de su espalda y los escalofríos se sucedieron uno tras otro. Después la falta de oxígeno hizo que agarrara el mantel de la mesa con las manos, como unas garras, deseando que fuera ese le motivo de su asfixia. Pero cuando el colapso nervioso llegó desde el estómago, un reguero de sangre salió por la boca acompañado con una breve tos interna.

Duró poco. Puede que tan solo un minuto, aunque el sufrimiento interno que debió pasar en silencio, sin señal aparente, duraría un par de minutos antes de desplomarse, inerte sobre la mesa ante todos.

Senia acababa de morir ante vuestras narices.

¿Que ser mataba a su propia hija, como si fuera un juego macabro?

-No...no...no, no.- murmuro Megan acercandose a Senia. Era buena apesar de ser hija de aquel monstruo. No se merecia morir, nadie lo merecia más que ese monstruo que jugaba con la vida de las personas. Sólo lo hacia porque podía, porque se lo permitian.

Megan no queria que se muriera y trato de cogerle la mano como si eso sirviera para que la chica se quedara en el mundo de los vivos.-Ponte buena... no te mueras por favor...-le pidió sintiendose completamente impotente, aferrandose a la idea de que ella misma estuvo muy mal una vez, cuando todos pensaban que moriria pero vivió... un poco diferente al resto... pero vivió.

Las lagrimas se deslizaron por sus mejillas, el labio inferior le temblo. ¿Como podía su mundo haberse vuelto tan injusto y horrible en tan poco tiempo?.

La ira hizo que Megan cogiera todo lo que estaba al alcance de su mano, el vaso que el propio Crowell había dejado sobre la mesa, los platos, los cubiertos que pudiera alcanzar y tiro con toda su rabia cada cosa a la cabeza de aquel hombre malvado mientras le gritaba.

-¡Eres un cobarde! ¡Eres tonto! ¡Eres malo!.- exclamaba sin conocer peores improperios mientras sus ojos seguian derramando lagrimas.-¡Y todo el que te obedece es tan cobarte y tan malo como tú!