Partida Rol por web

Al salir por la puerta lateral Scarlett ve a Nate, que ha salido por la puerta trasera arrastrando a un hombre inconsciente, seguramente debido a la sangre que está perdiendo a través de la fractura abierta de su pierna...

La situación alrededor parecía estar poniéndose complicada, más que nada porque el sheriff no soportaba que nadie hiciese su trabajo, seguramente para no dejarle expuesto como un completo inútil.

Ni siquiera me molesté en pedirle permiso, sino que cogí el megáfono y lo usé para localizar a esa tal Charlie, mirando a su mujer con ánimo tranquilizador. No era mi especialidad pero aquella mujer no tenía a nadie que hiciese algo útil o le diese alguna esperanza de que todo pudiera salir bien.

Después de tanto tiempo, había aprendido que ayudar era a veces solo estar en el sitio y momento adecuados, sin ni tan siquiera hablar, y como esa era mi especialidad, no me costaba ningún trabajo hacerlo.

Después de lanzar aquella llamada, oímos una voz desde dentro del edificio. Satisfecho, miré hacia la periodista y asentí con la cabeza, mientras le devolvía el megáfono al sheriff y corría hacia la puerta.

-Tenga, se lo devuelvo -le dije, sin detenerme a mirarle la cara.

Cuando llegué, los niños estaban ya saliendo y la chica tardó un poco más en hacerlo, empujada por Scarlett. La chica estaba tosiendo sin parar, pero parecía bastante entera. Se notaba que era una luchadora.

-E-estoy bien, estoy bien, cof, cof... -repetía sin cesar, caminando medio agachada.

Ni siquiera tuve tiempo de acercarme a ella porque la periodista apareció corriendo, me apartó de un manotazo y se abalanzó sobre la tal Charlie.

-Charlie, Charlie. Oh, cariño. Dime que estás bien. ¿Te ha pasado algo? ¿Estás herida? 

La mujer era un vendaval y no dejaba hablar.

-P-perfectamente. G-gracias a... ella -dijo, señalando a Scarlett -. Los niños... ¿están a salvo?

No hizo falta que nadie le respondiese. Los pequeños estaban siendo recogidos y abrazados por sus padres y sus madres y solo algunos de ellos tosían todavía. Claro que resultaba imposible que la muchacha los viese, estando en brazos de su esposa, que parecía más un pulpo que una mujer.

-Están perfectamente. Diría que acabas de convertirte en heroína... otra vez -le dijo la presentadora, recibiendo a cambio una sonrisa por parte de su esposa.

-No digas eso. No quiero ser ninguna heroína. Solo... que me lleves a casa -le dijo a Laura, besándola casi con desesperación.

Mientras tanto, a mi espalda estaban pasando más cosas. Jim acababa de llegar y no lo había hecho solo, sino con Bonnie y un sacerdote que parecía saber lo que se hacía. Eso también despertó las reacciones de la periodista, que dejó de lado un momento a Charlie para volver a su trabajo.

Entonces me fijé en que el hombre que había visto simplemente ya no estaba allí.

Lo que estaba claro era que el incendio no solo había sido provocado... sino que se había producido porque alguien estaba intentando ocultar las pruebas que nosotros buscábamos. Lentamente, me acerqué a Scarlett.

-Alguien está intentando ocultar sus huellas así que supongo que estaremos haciendo las cosas bien -le dije a Scarlett -, aunque he de decir que si hay una heroína aquí esa eres tú.

Tan pronto hube dicho eso, la presentadora se colocó delante de Scarlett.

-Señorita. Señorita. Acaba de salvar a una profesora y a seis niños de morir abrasados. ¿Cómo se siente? ¿Qué le ha hecho arriesgarse de esta manera a pesar de no ser de esta ciudad? 

La situación me hizo sonreír, porque sabía bien cómo iba a reaccionar Scarlett... solo que no tuve tiempo de advertirle. Pero seguro que no tardaba en enterarse.

No podía dejar a la mujer sola con los críos y menos aún en todo aquel caos. No quería, pero debía sacarlos de allí antes de que empeorase la cosa y sobre todo antes de que llegase Jim. No quería que viese algunas cosas, aún no...

Y allí llegué yo, la Scarlett de siempre, esa que detestaba hablar y que siempre se zambullía en ese mundo de sombras y que vio a Nate arrastrando a alguien malherido mientras guiaba a los niños asustados y a su maestra. - ¡Allí! - Señalé hacia Nate a los bomberos. - ¡Mandadle ayuda!

Mis pasos guiaban a los niños como si fuesen ovejas y yo su perro guía. Mi velocidad, mi fuerza, aún estaban alterados y mi rostro cubierto para que no me pusieran cara.

Por desgracia Jim llegó y miré a Dexter para ver como miraba hacia donde estaba el vagabundo, el cual se esfumó nada más aparecer el párroco y bendecir el agua... o quizás al ver que nos metíamos demasiados en su bonito fuego, quien sabía.

- No soy ninguna heroína y lo sabes perfectamente. - Dije seria, sin dejar ver mi rostro y miré a Jim. Quizás le preocupase lo que iba a hacer o no le importase nada. Y fue cuando aquella mujer puso la cámara frente a mí y me quiso entrevistar cuando desaparecí de su lado despeinándola por completo y entrando de nuevo en el edificio en llamas.

Debía darme prisa. Bonnie dijo que tenían libros que no estaban expuestos al público, seguramente donde trabajaba el señor Blake. Al menos en mi estado podía reconocer el rastro de Nate y volver hacia atrás, pues si estaba enfrascado en algo importante, sería en ese lugar.

No tardé en dar con el sitio, no sin tener que sortear llamas, brasas y un suelo bastante peligroso, aunque peor era el piso superior, que cada vez perdía más fuerza. Pero la zona donde guardaban aquellos libros parecía un lugar acorazado y al entrar me di cuenta del motivo.

Aquellos libros debían tener años, siglos... si lo que quería estaba en algún lugar, debía ser ahí dentro. Los escritos originales de las copias a las que tenían acceso el público. Me di toda la prisa posible... encontré un manuscrito del los habitantes de Thirteen Pines desde que se fundó junto con otro que pretendía crear el árbol genealógico de sus habitantes desde sus ancestros, pasando por sus descendientes... solo me faltaba uno por encontrar... uno cuya historia sobre el camafeo podría estar en él y encontré un relato breve sobre las Brujas de Salem.

Por curiosidad cotilleé en que trabajaba el señor Blake... ¿Y si era eso junto al hombre lo que quería destruir aquel vagabundo? Me llevé sus papeles también, al menos los más recientes y el libro que estaba usando.

El tiempo apremiaba para mí, porque el incendio se apagaría sí, pero mi poder también. Así que salí de la cámara con aquellos tesoros y cerré su pesado portón de metal, ahora inoperativo por el corte de luz. Con suerte no se habrían dañado mucho y esperaba no destrozar los que llevaba conmigo.

Para ello ahora me tocaba pelearme con dos elementos: el fuego y el agua. Suspiré guardando los manuscritos con cuidado bajo mi ropa. Loa bomberos estarían apagando el fuego desde abajo y con suerte arriba casi no quedarían llamas, así que la mejor salida era esa... lo que quedase de tejado.

Y corrí, subiendo por escaleras que oía como crujían y se partían incluso a mi paso, pero demasiado tarde pues ya había cruzado. En el techo respiré el aire puro y busqué desde arriba a los míos. El hombre debía estar a salvo, los libros que habíamos venido a buscar, si eran estos, ya los tenía. Sino, esperaba que la cámara aguantase aún y poder entrar más tarde, así que solo me quedaba reunirme con los míos.

Y salté.

Fue innevitable que rompiese algo del suelo en mi caída. Solo esperaba que después de sacar a los niños no decidiesen cobrármelo. Miré a Bonnie. - Tu amigo está a salvo y creo que tengo lo que buscamos. Tenemos que irnos. - Y es que tener la furgoneta de la prensa a mi espalda y a la reportera tan cerca no me gustaba demasiado.

Y miré a Jim y por un momento me vino a la cabeza el tener un recibimiento como el que tuvo la profesora con la reportera tras aquel susto. Juan lo hubiese hecho... pero Jim no era Juan y no podía pedir lo que más necesitaba a un desconocido, porque a fin de cuentas Jim así lo era... y menos delante de las cámaras.

Mis ojos se quedaron fijos en Jim. - Creo que ahora tienes más preguntas que antes, pero no aquí.

-Royce.- Repetí para mi, pero ahora no era el momento. Mi prioridad en ese momento era el señor Blake. -Siga respirando Arthur, ya estamos fuera.- Aunque parecía que ya no me escuchara. Lo coloqué en el suelo, mirando alrededor. Me arremangué el chaleco, colocando mis manos sobre la pierna herida.

-Gracias señor por haber cuidado de tu siervo. Tú das a quien pide. Tú ayudas a quien no puede. Una vez más pido que me uses como instrumento de tu voluntad, y evites que la vida le sea arrebatada a este hombre. Señor, en tus manos queda su vida, y la mía. Que sea siempre tu voluntad. Amén.- Inhalé, exhalé, y concentré la energía divina que aún me cubría para que cubriera al hombre, intentando curar su pierna.

¿Lo hacía por piedad? ¿Por proteger a un inocente que tenía información importante? ¿O para protegerme a mi mismo, evitando que un ángel del señor supiera de mi ubicación?

¡SCARLETT! - la llama Jim - ¡Sal de ahí!

Pero Scarlett se vuelve a internar en el edificio en llamas y no sale hasta que ha conseguido su propósito. Jim hace el intento de entrar en el edificio pero se ve detenido por una furiosa llamarada.

Mientras Scarlett está dentro las llamas empiezan a perder la batalla contra la manguera que sostiene el sacerdote, y el sheriff se ve de pronto desbordado por la cantidad de gente que quiere ver más de cerca el incendio. Laura deja a su cámara grabando la extinción del incendio pero usa su propio móvil para grabar la espectacular salida de Scarlett.

Sí, las tengo a montones - dice Jim - Pero por ahora será mejor que nos vayamos...

Seguramente, de haber podido sentir un atisbo de emoción, ver regresar a Scarlett, primero trayendo a los niños y a esa profesora, y después volver a entrar para ir en busca de unos cuantos libros, habría sido suficiente como para sentir que era algo épico.

Yo solo me fijé en que había conseguido rescatar unos cuantos libros que seguro nos serían de utilidad, y que ahora estábamos de más por allí.

-Será mejor que nos marchemos. Cuanto más tiempo nos quedemos, más saldremos en las noticias y no creo que sea eso lo que nos convenga -comenté, viendo de reojo como aquella periodista nos grababa sin perder detalle de lo que hacíamos.

No me pasó desapercibida la mirada que le echó a Jim y es que esos dos necesitaban unas cuantas horas a solas para poder volver a centrarse en lo que hacíamos, aunque debía reconocer que por el momento, no es como si Scarlett hubiese mostrado problemas con ello.

Me mantuve delante de Scarlett y procuré quedarme de espaldas a la presentadora, ocultando a mi compañera todo lo que pude, sobre todo los libros, porque estaba seguro de que no se le pasaría por alto preguntarse para qué se había arriesgado aquella mujer en volver a entrar a un edificio en llamas, si lo único que llevaba era unos cuantos libros viejos... y la consecuente segunda pregunta.

¿Qué libros llevaría?

Era de esa clase de preguntas que resultaba mejor no responder, porque solo podían llevar a otras más incómodas. No había nada peor que llevar detrás a un periodista, que solo se preocupaban por obtener noticias sin que importase demasiado las consecuencias.

Cuando llegamos a la furgoneta, abrí la puerta para que entrase Scarlett y me coloqué definitivamente delante, como si fuese un guardaespaldas.

-Me alegra que su esposa se encuentre a salvo. Ahora debemos irnos -le dije, cerrando la puerta de golpe y dirigiéndome hacia el lado del conductor. Ahora tocaba volver al hotel y ver qué era lo que había conseguido salvar Scarlett.

- ¿Qué tal si nos vemos en la Batcueva? - Dije de broma y para despistar a las cámaras claro, pero la verdad es que no sabía ni a donde ir. Miré a Jim, a quien recordaba gritando mi nombre cuando me vio correr como una loca hacia el incendio y le sonreí, solo que con el cuello subido no se veía, aunque sí en mi mirada. - ¿Unas cervezas para celebrarlo? Compremos unas frescas y vayamos lejos de la gente y las cámaras a disfrutarlas por un trabajo bien hecho.

Se la estaba tirando para ir a la tienda de Hunt. - Síguenos, ¿quieres? - Le dije a Dexter y miré a la periodista. - Se lo digo a él, no a usted. No quiero verla ni a cincuenta metros nuestra, que le quede claro. - Y de la chaqueta dejé deslizarse la pequeña katana y la sostuve con mi mano nada más llegar al final, agarrándola por su mango.

- Voy a guardar esto y nos vamos. - Le dije a Jim y me subí en la parte trasera de la pick up para meter mi arama en el cofre con las demás. No sabía que haría Bonnie esta vez, si subir con nosotros o con Dexter, pero esperaba que el pequeño beso que le regalé a Jim antes de que se fuesen le diese una pista de donde estaba metida. Aún así la miré a los ojos.

- Y se viene con nosotros. Ahora más que nunca creo que aceptará lo que nuestro amigo le ha brindado pues quien sea no se anda con chiquitas. - Le dije a Bonnie antes de subirme a la pick up.

Una vez dentro, esperé que Jim subiera. - Necesitamos un sitio tranquilo ahora mismo, que no sea tu casa ni el hotel para ver los libros juntos sin que tengamos a nadie encima curioseando y donde la reportera no de con nosotros. Si aún fuese de día, diría de ir al bosque, a alguna zona de merienda y verlos allí tranquilos... y es que bastante con que me vas a dar a mí refugio esta noche y a mi pequeña como para que te llene la casa de gente. - Nuevamente Jim volvía a sacarme la capacidad de hablar dando explicaciones a las cosas.

- Y si Hunt aún tiene abierto deberíamos pasarnos por allí para comprar los bikinis y el traje del Conan ese. - Bromeé y le sonreí divertida con ello. No la vería porque mi rostro seguía cubierto, pero mis ojos no engañaban ni mi tono de voz.

- En cuanto arranques, saco los libros de debajo de la ropa. No quiero que nadie los vea y en todo caso es Bonnie quien tiene que llevar el registro de entrada y salida de los mismos... lo malo es que no tengo carnet de esta biblioteca y los he cogido de la zona que tienen protegida para que no se estropeen, así que tendremos que tratarlos con mimo.

Una vez todos subidos en los vehículos miré a Jim en silencio. Aún tenía el rostro cubierto, apestaba a humo... necesitaba una ducha y cambiarme de ropa. Y agua, litros y litros de agua porque me había deshidratado allí dentro.

- Bueno, tú mandas o guías ahora mismo. Y Nate está por allí... - Le indiqué con la cabeza a Jim. No sabía si se subiría en el coche de Dexter por sus medios o si se comportaría como un humano, pero no estaba de más ir a buscarlo.

La sanación divina tiene un precio: el humano vivirá, pero parte de su dolor se transfiere a Nathanael. La esencia del ángel cruje y se retuerce haciendo que se sienta como si cuerpo humano fuera a quebrarse. Un hilo de sangre surge de la boca de Nathanael mientras el hueso de la pierna de Arthur vuelve a su sitio y la piel se cierra sobre éste.

Un equipo de paramédicos llega hasta donde se encuentran Nathanael y Arthur. Al ver al humano en el suelo es a él al primero que se dirigen. Los técnicos preparan la camilla para subirlo a la ambulancia mientras un enfermero prepara medicación intravenosa.

¿Se encuentra usted bien? - le pregunta el jefe del equipo - ¿Se ha quemado? ¿Puede respirar?...

-Estoy bien.- Respondí débil, llevándome la mano al costado. Tenía sabor a sangre en los labios, y con disimulo me limpié con la mano libre. En estos casos lo mejor era desaparecer de la vista de todos, pero en vez de eso me acerque de nuevo hasta Arthur, bajando la voz.

-¿Que diario se llevó Royce?- Pregunté, tomándole la mano para reforzar mi aspecto de querer ayudar al hombre.

Con la que hay liada en torno al incendio nadie se fija en una furgoneta y una pick-up que se alejan del lugar en lugar de pararse a curiosear bloqueando de paso la carretera. Después de lo que ha visto, Bonnie concluye que, por ahora, está más a salvo con los cazadores de lo que estaría bajo la protección del sheriff, así que se sube en la camioneta de Jim rumbo a los ultramarinos de Hunt.

La antigua tienda todavía está abierta, ofreciendo una gran variedad de mercancías: comidas, bebidas, tabaco, chucherías, artículos de supervivencia e incluso algunos medicamentos cuando la farmacia del pueblo está cerrada.

¿Qué ha sido lo de antes? - pregunta Jim a Scarlett - Te podrías haber quemado viva...

El diario de John Winchester - murmura Arthur - Es el libro que Ash le encargó a Bonnie. Royce se lo ha llevado, no sé por qué.

Por favor, déjenos trabajar - al ver que Nathanael no tiene heridas que puedan tratar, los paramédicos se centran en evacuar al bibliotecario.

¡Ha sido Royce! - dice Arthur cuando se lo llevan - ¡Él causó el incendio!

Su voz se apaga en cuanto le ponen una mascarilla con oxígeno, pero Nathanael todavía llega a oír que el supuesto pordiosero invocó las llamas con sus manos. Una sensación muy desagradable recorre a Nathanael. John Winchester fue uno de los mejores cazadores de su tiempo y recopiló todas sus experiencias en un diario que más tarde pasaría a sus hijos, los famosos Dean y Sam Winchester. No hay ángel que no haya oído hablar de esos dos hermanos y su aliado angelical Castiel. Entre los tres acabaron con decenas de monstruos y detuvieron innumerables planes de los distintos gobernantes del Infierno. Si uno hace caso a las leyendas, los hermanos Winchester podrían incluso haber derrotado al mismísimo Dios. En cualquier caso, Dean siguió haciendo anotaciones en el diario de su padre, añadiendo más conjuros, descripciones de monstruos, entidades extrañas y notas sobre distintas comunidades sobrenaturales.

La pregunta de qué podría hacer Sazel con ese diario se responde sola: nada bueno.

El trayecto fue corto, pero se me hizo eterno con el silencio de Jim. Algo me decía que se había mosqueado un poco y que pronto sabría que era. Y así fue. Al salir del vehículo lanzó la pequeña bomba. Justamente lo que me esperaba. - Pues... no gran cosa, habían unos niños con su maestra en la biblioteca y... no les iba a a dejar morir así. Espera... te refieres a la segunda vez... - Me había descubierto el rostro en la furgoneta y la verdad es que aunque quisiera, no iba a ocultarle nada. - ... íbamos a por unos libros, ¿recuerdas? Tuve que volver a por ellos... además..., tú tienes tu furia y yo pues de vez en cuando puedo hacer cosas especiales... me podía haber quemado, sí, pero te aseguro que muy poco o nada, como así ha sido.

» Los libros espero que estén bien y, a pesar de que no me gusta llamar la atención de esa manera, mi salida de la biblioteca fue espectacular... no me digas que no flipaste con ella. Es algo que solo uso en situaciones desesperadas y siempre que sé que si me sale mal... porque puedo fallar al intentar usarlo, tenga a alguien que me asista a mi lado. Así que salvar a los críos creo que merecía el riesgo. Funcionó y pude sacar los libros después. La verdad es que no quería que me vieses entrar ninguna vez, pero te vas a enterar por las noticias locales, así que prefiero que sepas por mí que fueron dos entradas y salidas. Y mírame, estoy bien... solo apesto a humo... si quieres luego en tu casa te dejo que compruebes que no tengo ninguna quemadura. - Solté sin cortarme delante de Dexter y Bonnie que ya estaban con nosotros.

- Por cierto Dexter, hay que anular mi dormitorio en el hotel, me quedo en casa de Jim a dormir... - Y miré a James. - Si es que mi acción no te ha enfadado tanto como para ponerme de patitas en la calle. - Le miré con carita de cachorro. - Además, alguien tiene que curarte esas heridas antes de dormir... - Y alguien debía curar las mías y quería que fuese él, evidentemente. - ... y soy yo la que ha sido entrenada para esto desde pequeña, así que tranquilo, sabía lo que hacía, lo que no quería era preocuparte, Jim. - Le dije con sinceridad mirándole a los ojos.

- Y creo que deberíamos dejar de hablar y ver que necesitamos y a donde vamos... a todo esto, voy a decirle a Nate donde estamos. - Y saqué mi móvil, quedándome algo más atrasada que los demás mientras escribía a Nate.

Estamos en la tienda del pueblo, me imagino que es la única abierta a estas horas. Tu pregunta por la tienda de Hunt.

El móvil de Nate vibra cuando recibe un nuevo mensaje de Scarlett

Estamos en la tienda del pueblo, me imagino que es la única abierta a estas horas. Tu pregunta por la tienda de Hunt.

-Aqui estoy.- Murmuré desde la espalda de Scarlett segundos después de leer el mensaje. Sin embargo antes de decir más empecé a toser, teniendo que sostenerme del hombro de Dexter. Mire mi mano, manchada de sangre, y me limpié con la bufanda rápidamente. -Estoy bien. ¿Donde está Bonnie?-

¿Batcueva? Ah, ya.

A veces me costaba entender algunas referencias, quizás porque no estaba acostumbrado al sentido del humor o simplemente porque era una emoción que habitualmente salía de forma instintiva en la mayoría de las personas... pero no en mí. Siempre que alguien contaba un chiste, acababa sonriendo y siguiendo el juego, no porque no lo entendiese sino porque no me causaba emoción alguna.

Así que en aquella ocasión, hice exactamente lo mismo.

Después asentí a su pregunta y entré en la furgoneta, dispuesto a seguirle. Bonnie se subió también con Jim y Scarlett, volviendo a dejarme a solas en mi furgoneta, lo que agradecí enormemente. Debía reconocer que no echaba de menos a Jess, ni tampoco a Nate, aunque no fuese un ángel demasiado hablador... si es que existía alguno.

Cuando llegamos a la tienda, solo unos minutos después, bajé de la furgoneta y vi como Scarlett y Jim hablaban al entre ellos al dejar su vehículo. Por lo que podía escuchar, parecía como si Jim le estuviese recriminando por haberse jugado la vida entrando en el edificio en llamas y ella se excusaba diciendo que era perfectamente capaz, tal y como había demostrado, no sin añadir una nueva insinuación.

-Jim, creo que deberías hacerlo, definitivamente -le dije, poniendo algo de mi propia cosecha, aunque fuese sin gracia. Pero es que cuanto antes lo hicieran, antes podríamos descansar los demás.

Después avisó a Nate por teléfono y este apareció detrás de nosotros casi en el mismo instante.

-Bonnie está aquí con nosotros -le respondí. Al ver la sangre en su mano, alcé la mirada -. Eso es... ¿normal... para un ángel?

A mí no me lo parecía, desde luego.

Que entres en un incendio infernal para salvar vidas vale pero ¿Unos libros? ¿Qué tienen de especial esos libros como para arriesgar tu vida por ellos?

La broma de Dexter no ayuda: Jim estaba realmente preocupado por Scarlett - Para la próxima avisas y te tiro un cubo de agua encima. Prefiero a Miss Camiseta Mojada que a la señora Krueger

Estoy aquí, señor Nate - dice Bonnie - Cielos ¿Le han herido?

Y por segunda vez Dexter consigue una atención inesperada (¿O no tanto?) a sus palabras - ¿Cómo que un ángel? ¿No era un viajero del tiempo? ¿Qué está pasando aquí?...

Sentía dolor en mi pierna, aunque no había marca alguna de haber sido herido allí. Sin embargo, estaba seguro de que me costaría andar hasta no haber reposado un poco. No había tiempo para ello. Las palabras de Dexter y la subsecuente alerta en Bonnie me hizo lanzarle una mirada de advertencia al criminal. -"Ángeles" es como llaman a los que hacen misiones como yo. Es como a la policía que llaman también pasma o cosas así.- Iba a insistir en el tema de mi mentira y no me iba a contradecir más, esperaba que tanto Scar como Dexter lo hubieran captado esta vez.

-El agua no hubiera funcionado, es fuego infernal. Royce es quien lo ha invocado, y se ha llevado un diario. El diario de John Winchester.- Dije, mirando significativamente a mis compañeros. -Hay que encontrar a Royce.-

Jim parecía estar verdaderamente molesto, lo que indicaba que su preocupación por Scarlett era mayor de lo que habíamos esperado, seguramente él también. 

No se me ocurrió nada que decir ante la mirada de recriminación que me lanzó, ni tampoco después de su comentario, aunque la idea de ver a Scarlett empapada y con sus pechos perfectamente moldeados con la fina tela de una camiseta empapada en agua, me produjo algo de inquietud que me hizo cambiar de postura y mirar hacia otro lado.

En ese momento hizo su aparición Nate y al responderle... metí la pata sin darme cuenta.

-Eeehhhhh....

Lo siento.

Afortunadamente, Nate tenía una respuesta para todo.

-Sip. Eso es precisamente. Los llaman ángeles. Es una forma un poco rebuscada pero es mucho mejor que decir "viajero en el tiempo" -dije, sonriendo mucho e intentando salvar el obstáculo.

Claro que dejando eso aparte, lo importante vino después. Royce... John Winchester... 

-¿Y ese diario es importante por? Quiero decir... es importante, sí, pero para qué lo querría alguien como Royce.

Quizás si hubiésemos sabido que ese diario estaba allí y era importante, habríamos ido a buscarlo antes de que se lo llevaran, pensé, aunque en lugar de decirlo en voz alto, solo me mostré tan indiferente como siempre.