Partida Rol por web

Ella tampoco sabía por que tenía la necesidad de hablar con la Naty. O tal vez si. Arrastrarse, suplicar, disculparse. Intentar que abortara. Los tíos se comportaban de forma muy rara enfrentados al desafío de la maternidad.

-Pues cuando vuelva de enterrar muertos, claro. Antes del partido, creo. Esas son las órdenes el alcalde.

Parpadeó y le preguntó algo, aunque luego se arrepentiría.

-¿Te has quedado hecho una mierda o son cosas mías?

El Zeky se la llevó de vuelta en brazos, así como estaban con la toalla. Que cachondeo. Se les caía a medio camino y era la puta risión. Cuando llegó a "su casa" la dejó encima de la cama y miró el reloj de pulsera. Faltaba hora y cuarto para el partido. ¿Que hacer?

Follar o no follar. Esa es la cuestión.

La Toñi tenía bien calada a aquella cani de mierda. La niñata que no quería trabajar de otra más que follarse todo lo que se moviera. Le había quitado al legionario, y ella necesitaba una alegría por que su marido era un gorila putero que le ponía los tochos con una prostituta rumana que le pegaba las ladillas. Y ella era una reina mora que necesitaba alegrías para ese pedazo de cuerpo que le había dado el señor. Se le notaba el yoga, o eso creía ella.

Sin embargo, el manual de la hija de puta, capítulo 1, había unas indicaciones sobre el arte de disimular. El capítulo 2 era sobre como lanzar dardos envenenados de esos que parece que no te alcanzan, pero cuando llevas diez metros andando te caes redondo al suelo con la lengua pafuera.

-Claro que se cociná. Pero tengo que ocupame de que todo funcione. Ademá, aunque tenga que cuidá a tu abuela, tu no tienes baja médica. Así que te va a tocá pencar el doble pa compensá, por que la gente tiene que comé.

De ahí a liarse a hostias, según la psicología del personal, mediaban una o dos frases más.

No estaba muy en su sitio el Jose Luis.

-Aro... sí, aro, tieneh rasón Taisha. Volverá cuando tenga que volvé, aro.

...céntrate Selui, cojone ya que parese mentira coño...

Ella le preguntó lo otro y él se le quedó mirando unos segundos.

-Taisha, ehtoy cagao.

Si el cagaprisas se le escapó alguna vez el estar jodío, fue ahí.

-Ayúdeme, parece que se va a desamayar -dijo a Vílchez.

Inmediatamente él la cogió en brazos (no sabía que fuera tan fuerte) y la dejó sentada en la silla aquella de dentista. Dándole un poco al pie hidráulico la pusieron en una postura medio sentada.

Ella se estaba mareando por momentos, así que mandó a una enfermera que le abriera una vía y le enchufaron suero salino, con uno de aquellos percheros móviles para colgar las bolsas con el dosificador. Al cabo de unos minutos se sintió mejor. Entretanto, ya le había sacado sangre por el otro brazo y el ordenador estaba trabajando en en análisis.

Se dió cuenta de que estaba hablando con Vílchez. Le pedía detalles concretos sobre sus hábitos alimenticios y problemas varios. La máquina de rayos x seguía en el mismo sitio sin usar. Así que se acercó a mirarla auscultándola con la pequeña linterna para comprobar que no tenía ictericia.

-Necesito que beba ésto. Son unos antiinflamatorios que le calmarán el dolor del brazo.

Le pasó un vaso de cristal con unas pastillas dentro, mientras Vílchez sostenía una botella de agua.

-Me ha dicho un pajarito que no está tomando usted las proteínas suficientes. Y sospecho que tampoco vitaminas. Hasta tendrá el hierro bajo, me imagino. Un desastre, vamos.

Dió una patada al suelo y la silla de oficinista se movió hacia el ordenador. Analizó los datos a vuelapluma y se le escapó una risa tonta.

-Madre mía.

Esperó a que se tomara las pastillas para que le bajara un poco la hinchazón y no se mareara tanto. Luego volvió a acercar la silla y se la quedó mirando como si le echara la bronca.

-¿Somos de acero, eh? Todo para adentro, como el Sánchez Dragó -tardó en pillar la sorprendente referencia cómica- Creo que tiene estrés. No se si postraumático o del que sea. Pero va a tener que aprender a que todo le resbale un poco más. Aunque sea a base de trankimazines. Pero no soy de recetar esas mierdas, por que crean adicción. Así que ésto es lo que vamos a hacer -fue contando con los dedos- Tome zumo de naranja exprimido y coma cosas con muchas proteínas e hidratos de carbono, como pasta. Muchas vitaminas. De hecho le voy a dar un complejo multivitamínico, por que me dicen que no come mucho, así que hay que balancear el input con cosas necesarias. Le vamos a poner una férula en el brazo y lo va a tener en cabestrillo 14 días, tomándose el antiinflamatorio una o dos veces al día, dependiendo de las horas que duerma, más el clásico ibuprofeno tres veces al día, desayuno, comida y cena.

Miró a la japuta de la Toñi con más odio si cabía. No daba palo al agua, se paseaba y encima tenía que currar el doble, dos cojones. Que se pensaba la tonta'l pijo que esto iba a ser asín, ni una pizca.

-Me parece que to funciona ya bien sin que vayas asín dando gritos a troche y moche, que es pa lo único que vales... Que normal que no te soporte ni el cagaprisas, porque ya ha tenío que tener estómago pa follarte, contra ni más pa escucharte. Porque si pensabas que un hombre como el Paco te iba a echar un polvo, teniendo lo presente mas que pa él, t'equivocabas. Que desde que viniste estás echando un choto como una espuerta de paseáte como si fueras algo y no eres ná... Ni sabes cocinar, ni matar apollardaos, ni sabes ná, más que mierda ná más- le dijo tranquilamente, sujetando bien a su yaya, porque si la soltaba iba a arrancarle los cuatro pelos mal tintaos que tenía la desgraciá. -Asín que si tiés que dar de comer a muchisma gente, vas y te pones a ello, porque yo voy a cuidar de mi yaya. ¡Qué por mi yaya mato! ¿Me oyes? ¡MA-TO!

Y sin necesidad de tener que decirle más, se fue con su yaya a acostarla que estaba mu malica y a ser posible a buscarle una tila o un agua d'esas con bolsita que había dicho la médica. Si la Toñi quería una pelea de gatas, no tenía uñas suficientes para afrontar a la Kimberly, curtida en mil batallas y siempre victoriosa.

A pesar de todo, la negra no era mala persona. Un poco borde, pero no mala. Cuando le dijo aquello parpadeó y se apartó el pelo, respirando hondo. Lo miró. Tan alto, tan grande, tan fuerte. Y tan niño. Daba hasta lástima. Así que le cogió una de sus manazas.

-No te preocupes, grandullón -dijo con su acento sorprendentemente madrileño- Ella es una tía dura. Pero por alguna razón, dice que no quiere abortar. Que ya se la han follado demasiado así sin más y se le pasa el arroz. Creo que le hace ilusión tener el crío y verlo crecer. Ser madre, y todo eso. No hace falta que tu seas el padre, pero al menos sensibilízate con ella. Tienes experiencia en eso, ¿No?

Parpadeó y dijo algo que a lo mejor se iba a arrepentir el resto de su vida.

-Te veo chungo. Luego después del partido si quieres... si quieres te la chupo un poco. Para que te sientas mejor.

Todo corasón.

Cuando dejó a la yaya acostada le mandó que le dejara cerca un cubo. Por si tenía que potar. Tenía mala cara, aunque mejor que antes. La miró un momento y sonrió de manera cómplice.

-Que huevo tiene. Ere como tu bisabuela. Ni casá ni atá a la pata la cama dejó de hacé lo que le salía de dentro.

Se rió un poco. Era de las pocas veces que la veía reir.

-Como ha puehto en su sitio a la Toñi. La vin. Esa sacuerda to su puta vida. Seguro que sacuerda.

Cogió el abanico que llevaba en el escote y se dió aire con él.

-Escúshame lo que voy a icí -dijo, seria- Mi abuela se murió desto. De la mierda desa del riñó de mi familia. Así que vamo a tené que sé fuerte, pase lo que pase. ¿Me entiende niña?

Sonrió con la risa de su yaya, nunca la había visto sonreír, si lo llega a saber antes pone verde a la Toñi, total era fácil y gratis. L'había dicho lo que había que decir a la bacina esa, más licinciá que ná. Le puso al lao el cubico como le dijo y se sentó al lao de su yaya, parecía que estaba mejor, pero se le veía asín con una carusa... Que madre mía su yaya.

-Que no yaya, que eso era antes que sus moríais por na, c'a dicho la doctora Barbi que es reposase y tomarse unas infusiones... Ya verás que te pones buena enseguida, una semana de descanso o asín y y'asta. La pena que no haya tele pa ponéte una aquí que la veas desde la cama... Pero si quiés cualquier cosa me la pides, que yo te la traigo. Me v'ía quedar contigo hasta que salgas del sobre- le dijo indicando la cama y se sentó ella en la cama de al lao, la suya, pero no pa acostase, sino pa velar a su yaya a lo que necesitara.

Mujeres. En el fondo no pueden aguantarse, ni en el momento más extraño están a salvo de las feromonas de Jose Luis. Él lo sabe. Recordaba que le gustó aquella vez que le comió la polla, hace tiempo. Esos gordos morros de negra sabían hacer su trabajo.

... que difisi éh negarse a una mamada, Selui... éh ademá un acto de generosidá por tu parte, darle a la mujé lo que ehtá deseando... pero no, Selui, tú ere un tío rehponsable, con loh pié en la tierra y la cabesa fría...

-Sagradese, Taisha, de verdá que sí. Pero no creo que sea una güena idea dehpué del partío que habrá musha gente por medio y festejo y to eso y va sé difísi ehcaquearse. Si se tersia poh vale, pero ya veremo ok? Y ahorica no sé, podría sé si nos ehcondemo en algún lao... pero amo, que no ehtoy yo con mucho cuerpo ¿sabe? La impresión de la notisia y to. Pero si hay que meterse uno se mete ¿eh? Si no, pa otro día, te lo prometo.

Buena gente la Taisha.

La verdad es que debería haberse esperado o mandarle a la mierda. Pero tenía cosas que hacer. Así que le cogió de la mano y subió las escaleras de caracol con él hasta la pequeña sala de la torre que usaba el somatén para almacenar cosas. Mientras no hicieran ruido, los que iban al almacén no solían subir ahí.

-Lo que me haces hacer, la madre que te parió.

Se arrodilló con destreza y le sacó la morcilla. Plop.

-Joder, cualquier día me vas a reventar la mandíbula. Parece un morcón en vez de una polla, tío.

Dicho lo cual cual comenzó a lamer, mientras un dedo atrevido se metía por cierto ojete buscando cierto punto G, el cual toqueteó como si fuera un urólogo. La polla reaccionó, a pesar de todos los pesares. Y ella se la metió en la boca y comenzó a chupar y mover hacia adelante y hacia atrás. Comenzó como un jugueteo tonto pero luego se lo follaba con la puta boca. Así, con esas letras. Follao vivo. Que energía, que ganas.

No pudo hacer otra cosa que correrse. Y no lo podía evitar. Con las putas se corría como si no hubiera un mañana. No le extrañaba que hubiera preñado a la Naty soltando aquellos lefazos que amenazaban con traspasarle la garganta. Ella no quiso escupir, no por amor ni por mierdas de esas, si no por no dejar evidencias de la mamada presurosa. Así que fue todo padentro del gañote. Luego tosió un poco y rió.

-Joder tío. Tienes los huevos cargados de amor. Me voy a tener que quejar a tu mujer.

...lavin compae! como le pega la negra al trabuco!...

Se guardó el mandao. Estaba notablemente más relajado y tranquilo. Le había sentado bien el derrame.

-Sí guapa, éh que llevo un día sin vaciá loh huevo ¿sabe? Por eso acumulo tanto, yo tengo necesidade ¿sabe? Muncha grasia, ereh un primóh.

Con las pelotas vacías y la polla contenta ya veía las cosas con más claridad.

...tó se va a solucioná, Selui, ya verá como tó sale de deporte...

-Máh me vale que acabe el recao de la Toñi.

El maromazo entró en la casa, quitándose el chapiri con una mano. Se había enterado de que la abuela estaba mala. Para él las madres y las abuelas eran una institución casi a la misma altura que el rey. Sin ellas nuestra vida no sería posible, ni siquiera desde el minuto uno. Desde la preñez y el paritorio. Y ellas, a diferencia de los colegas, siempre estaban allí, en lo mejor y en lo peor.

-Me he enterado. ¿Estáis bien?

Fue dicho y hecho. Menos mal que era un tío precavido. Un ninja del copón. Na más saliendo de allí con la cesta en la mano se topó con su mujer, que tenía pinta de tener una mala hostia encima que no se aguantaba ni ella misma.

-Menos mal que te encuentro, Jose Luí. A sabé donde estabah metío. Yo sin dále la cehta al henerá y tu que tiene un partío en tre cuarto d'ora. Anda dame eso y bájate pal pueblo al polideportivo a cambiate.

Le arrebató la cesta de un manotazo. ¿Que coño le pasaba? Ni puta idea. Él ya iba a polla corrida así que esa noche le daba más o menos igual. Como si no quería tener ganas. A él plim. Tenía whisky de la hostia y hachís para metérselo con los colegas. Más no se podía pedir.

-La yaya ha estao potando, pero dice la doctora Barbi que se va a curar pronto... Solo tié que descansar y ya- miró a su Paco, que era más mejor que cualquiera de tos los hombres que había en el castillo... Y con una tabla de lavar por abdominales, ay su Paco. -Ella dice que l'espicha, pero es una exagerá... Tié que tomar tilas y indicciones d'esas, na más...

La Kimberly le hizo un hueco al Paco en su cama, pa que se sentara. Se habían acabao los polvos en la misma con la yaya asín, pero era por un bien mayor. Además que de cuanto antes se pusiera buena la yaya, antes podrían estar retozando como orangutanes en celo en esa misma cama.

Se sentó con ella y se sacó un cigui, ofreciéndole otro a ella. No comprendía muy bien que es lo que había pasado, así que preguntó.

-¿Pero que es lo que tiene, algo del riñón?

Le dió un pico a la novia. Ahora tenía que bajar al pueblo a lo del partido. El dispositivo de seguridad de marras. Pero luego habría fiesta y tenía que convencerla para sacarla un rato a bailar y hacer el gilipollas. Y si podían follar en cualquier sitio, pues cojonudo.

Cogió el cigarro que le pasó el Paco y ella misma se encargó de encender los de ambos. Dio una calada y asintió a las palabras de su señor maromo.

-El riñón y la hepatitis... Yo pensaba que eso era por ponerte tetas, o por tatuarte o por drogarte... Pero al parecer es porque los qu'estaban matando apollardaos s'an lavao donde la gente bebe agua- le explico con lo que más o menos memorizó la Kimberly de la situación, aunque la explicación que acababa de dar no le convencía ni a ella, pero la doctora Barbi era la que sabía. -Tié que descansar y tomar cosas naturales pal dolor, hierbajos y eso... Lo mismo un porro le viene bien y to a la yaya- la mira sopesándolo, anda que no iba a molar su yaya ni ná si se ponía a fumar petardos.

Como odiaba esa sensación de muñeca de trapo en la que todo pasaba como una peli sin poder menearse, pensar o hablar. Gracias a eso consiguieron que se tragara las pastillas, que lo de tomar medicinas no le gustaba a no ser que estuviera rabiando de dolor. Aunque le había dado tal vahído que no sentía el brazo, ni la vía, ni un camión que le pasara por encima, con el calor que hacía y tenía incluso frío “Mari, tas pasao de rosca”.
Respiraba hondo intentando recobrarse así más rápido “no se pa que si sabes que no funciona”, de chiquilla se mareaba cada dos por tres y se conocía el tema. No podía sonrojarse por que la sangre aún no le terminaba de subir pero le estaban sacando los colores a base de bien. Giró la cara y emitió una especie de gruñido quejica infantil, se encontró con la mirada severa de Vílchez, si ya estaba pesado con que comiera ahora que encima eran novios iba a ser una cosa… pfffffffff y espérate que se enterara su madre, la iban a cebar como a un pavo.
Volvió a girar la cara, la doctora le miraba igual, resopló ¿Qué podía hacer? La tenían acorralada -¿Y que hago doctora?- abrió las manos con una cara que decía “si sabes la que tengo encima…”-no puedo permitirme descansar y es que… se me cierra el estómago y veo carne y me dan ganas de vomitar… es que no puedo, no puedo-
Se tocó el brazo, no le quedaban más cojones que apechugar, no tenía ganas de que se le quedara el brazo inútil, pero joder 14 días… y encima diestra! Relajó la cabeza en la silla, estaba débil y la habían pillado tierna, miraba al techo, a ninguna parte –no soy de acero… pero tengo que serlo, no se si me explico… militar, oficial y mujer, hágase cargo de la situación… si a los demás se les pide 10 a mi 20… siempre ha sido así. Y ahora más, que aún estando al mando la gente me toma por el pito del sereno, que si me hace falta un buen meneo, que si vaya culito, que si una mujer no me da órdenes…- se estaba soltando –y los de arriba… apretando y yo quedando como el culo, y si la cosa sale mal es culpa mía, y la gente la casca y la casco yo detrás… y no se te ocurra decir una palabra más alta que otra, que encima la gente se te ofende y a la mierda todo y… y…- y le entró la llantina, una como no le había dado desde que estaba en la academia

La abuela escuchó eso del "peta" y aunque inicialmente lo iba a rechazar, se acordó que la Juana había tenido cáncer y fumaba maría de esa. Y decía que le iba de perlas. Así que se giró sobre la cama y les miró con una pequeña sonrisa. Ay que cucos. Que buena pareja hacían. Si vistieran mejor, unos pincelicos como en los viejos tiempos.

-¿Y tu no tendrás mariguana desa, no niña? Que dice que viene bien pa los dolore.

Su abuela pidiendo María. No si el mundo estaba en Apocalipsis. Eso seguro.

La doctora escuchó lo que decía y miró con cara de circunstancias al "novio". Era novio o eso creía. A veces no lo decían pero se notaba en los gestos. Como cuando iban a urgencias los maromos con los que salía una tía que iba pidiendo la pastilla del día después por que se les había metido el condón para adentro y estaban pasando un mal rato. Había una gran diferencia entre el novio potencial y el maromo. El primero te acompaña a urgencias, y el segundo pasa de ti como de la mierda.

Así que cogió la silla que había dejado y se sentó. A veces había que hacer de psicólogo. Menos mal que se había criado cuidando de muchos primos pequeños en las vacaciones, y que era una mente brillante. Una doctora que le gustaba llegar a las personas y cuidarles en sus momentos concretos, y no una mera recetadora de pastillas. Por eso había tenido problemas con médicos de planta en Úbeda, que decían que "se implicaba emocionalmente con los pacientes, lo cual era un error". Ella decía "si bwana", por que quería su puesto de funcionaria, pero por dentro los rociaba mentalmente con gasolina y les metía fuego. Su abuela había sufrido fuertes dolores articulares desde que era niña, y murió hace tres años. Ella sabía que el toque cariñoso de una enfermera a veces curaba más que todas las pastillas del mundo. Uno no se cura si no se quiere curar. Efecto psicosomático, placebo o lo que fuera. Por eso algunas viejas se recuperaban milagrosamente si les dabas a beber agua del carmen o les traían un rosario del Ratzinger, del Vaticano.

-Cuando estuve en cruz roja conocí a mucha gente deprimida. Gente de barrios bajos, sin esperanza ni futuro. Pero también a los de trabajo social, que vivían con la presión continua de tener que hacer más y ayudar a costa de su propia salud y felicidad.

Le cogió la mano en confidencia, como si fuera una amiga de toda la vida. Al menos parecía una persona normal, con inteligencia y reparos morales habituales. Por que a veces allí parecía un circo. Entre la sobredósis que se pilló el chino el otro día o las ladillas del Cagaprisas... vaya cuadro.

-Entiendo perfectamente que esté sometida a presión. Yo misma lo he estado desde que me metí en la carrera de medicina. Había un profesor que decía que yo solo era una cara bonita, y que solo podía aprobar chupándole la polla, por que no tenía madera de médico. Ahora me alegro al pensar que posiblemente ese cabrón haya muerto o se esté paseando por la fuente de las batallas gimiendo en voz baja y arrastrando los pies.

Negó con una sonrisa.

-Tenemos que hacer lo que tenemos que hacer. Pero sin olvidarnos de nosotros mismos. Tiene buena gente a su alrededor, gente en la que puede delegar para no sobrecargarse de trabajo. Yo todo lo que he escuchado de usted es bueno. Hay gente que la admira. Que dicen que sin usted y sin su tío estarían fatal a día de hoy. Pero estamos en un pueblo pequeño y siempre hay habladurías, desagradecidos y tonterías. Pero no hay que dejar que eso nos afecte. Ni aislarnos, ni envararnos, ni comernos la cabeza. Yo por ejemplo soy muy mala para dormir, ¿Sabe? Y cuando no puedo dormir, miro a mi novio que está roncando al lado y pienso. ¿Si él no se come tanto la olla, por que yo si? La gente que le puede criticar, no le quepa duda que no se molesta ni un segundo en comerse la cabeza más de lo imprescindible, aunque les castiguen y les pillen en falta. Si a ellos no les afecta, a nosotros menos.

Negó, despacio.

-Yo le puedo dar fármacos, pero lo importante es que vaya aprendiendo a que le sude el tema. Mire. Cuando esté mal, se toma cinco minutos. Me viene a ver, nos tomamos algo. Le hago un hueco.

Apuntó en una hoja de papel unas pastillas para que se las buscara la enfermera.

-Le voy a dar cosas que ayudan, pero no enganchan. Al menos que sepamos. Para conciliar el sueño melatonina, que es una encima que produce usted naturalmente. Es como un tratamiento. La ayudará a fabricar la sustancia por si misma estimulando la glándula. Así duerme mejor. Luego las vitaminas. Le receto un multivitamínico bueno, de farmaceútica de renombre. No una mierda de batido de esos o pastillas de herbalife, que son caca de la vaca. Y si no puede comer carne, no coma. Los proteínas se obtienen con otras muchas cosas. Por ejemplo, huevos, queso, pescado blanco, marisco, arroz, legumbres, pan, frutos secos y algunas verduras como el tomate o los pimientos verdes. Y además para los hidratos tiene la pasta, patatas, trigo en forma de gachas o pastas de panadería, maíz, nueces, ciruelas, plátanos...

Parpadeó con una sonrisa.

-Con los contactos que tiene seguro que consigue todo eso. Se lo diré a su tío, de hecho. Lo van almacenando en su casa y ustedes mismos cocinan sus cosas. Su dieta especial. Todo eso seguro que no le da tanto asco, no es carne ni nada así. No le recordará a lo que le recuerda lo otro.