Partida Rol por web

El coraje por haber fallado me hace pegar una patada en el suelo.

Maldita sea!!!

Al ver al enemigo corriendo de nuevo hacia mí, tenso otra flecha en el arco, cierro un ojo y espero a que esté más cerca para no fallar esta vez.

Mis miembros estan calientes, posiblmente sea sangre, tampoco importa demasiado, ya tendre tiempo para tratarlas, si fueran importantes no las sentiria.

Descargo mi furia contra mi enemigo, a ver si de una vez acabo con el.

Morrowir, Kazurh y Lilith:

Viendo al enano en apuros, Morrowir corre hacia ellos y sin más, da un tajo en la espalda al enemigo, con un molinete le desarma y finalmente, le clava la espada en el vientre sacándosela por la espalda. El tipo aún ensartado intenta agarrar a su atacante. Pero el enano, con un tajo, secciona su cabeza y la maga lanza su conjuro sobre un cadáver decapitado al que deja congelado. Un último golpe, lo destroza en mil trozos...

Los tres se miran mientras recuperan el aliento y observan a los enemigos caídos. Procedéis a vendaros un poco las heridas.

Artros

El tipo corre hacia ti y en breve estará encima de ti. Así que disparas con premura y tu flecha se clava profundamente en su hombre pero no parece importarle mucho ya que sigue corriendo. 

Itán

Intentas abrir la cerradura pero tus manos se muestran torpes en el intento y no lo logras. Oyes gritar a dos niños cerca...

Por las caras de mis compañeros se ve que no esperaban que fueran tand uros, sin duda no recuerdo haberme enfrentado a ninguno tan fuerte y agil...

- Esto no es bueno, nada bueno... - digo mientras continuop descansando y dejar a Lilth hacer lo que mejor sabe con las heridas.

¿Pero qué pasa? ¿acaso no le duele el hombro maltidos cerdos?

Esta vez apuro todavía un poco más para apuntar a su ojo o al menos a su cara.

Morrowir observó si sus compañeros estaban bien, parecía que no habían salido demasiado mal parados, y su ira se había calmado con el combate, sin embargo en el pueblo se oía un gran revuelo. Parece que hay más, o por lo menos que se ha corrido la voz de alarma, si os encontráis bien deberíamos ir a echar un vistazo.

Lilith ayudó a Kazurh con sus heridas en la medida que sus conocimientos podían ser útiles. Aunque su valor era innegable y quería dar la impresión de estar bien, estaba claro que el combate lo había dejado muy malherido.

- ¿Qué está pasando, Morrowir? ¿Quienes son estos atacantes? - Lilith se debatía entre su deber para con el pueblo y el temor a que sus amigos no sobrevivieran al siguiente enfrentamiento, pero claro, el deber era el deber - Sí, vayamos a ayudar a estas gentes que nos han acogido tan amablemente, Kazurh ¿puedes continuar?

La maga ayudó al guerrero a ponerse en pie y caminar de nuevo a la batalla.

Parece ser que volvemos a la carga, y yo de sobra podia haberme levantado, pero merecia la pena dejarme levantar, vaya que si...

- Vamos, tengo fuerzas de sobra para limpair el pueblo, pero tened cuidado con su tufo, es mareante y te baja la guardia....

Mis heridas son considerables, debo tener cuidado la proxima vez, alejarme de su peste de alguna forma.

Lilith, Morrowir y Kazurh

La maga, echa mano a su zurrón y saca unas vendas y equipo de curación y empieza a curar las heridas del enano. Pronto, el guerrero luce unos aparatosos vendajes. Es el turno de Morrowir. Por desgracia las heridas del guerrero son más importantes y a pesar de los vendajes, siguen sangrando. 

Os movéis hacia el centro del pueblo. Dobláis la calle. Casi os dais de bruces con los dos elfos. La elfa, se arrastra lastimosamente por el suelo. Hay un gran tajo en su muslo y sangra profusamente dejando un reguero de sangre a su paso. Está lívida y se la ve agotada. Delante de ella e interponiéndose con dos atacantes, está el elfo con pinta de payaso. Ahora, no parece tal y esgrime un largo cuchillo en cada mano; pero al igual que la elfa, está herido y sangra por varios cortes. Se le ve cansado y agotado pero aún así, planta cara a sus atacantes a los que rechaza una y otra vez. 

Uno de los atacantes tiene un gran tajo en el abdomen que sangra profusamente y el otro en un brazo, pero ambos rien de forma alocada y escupen baba amarillenta por sus bocas balbuceante mientras embisten una y otra vez sin coordinación alguna...

Artros

Antes de que puedas disparar, el tipo pega un brinco y se lanza sobre tí con el hacha por delante. El hierro, impacta en tu pierna a pesar de que intentas apartarte. En el último momento, y con gran dificultad, le disparas a bocajarro, pero la flecha, se clava de forma poco profunda en su cuerpo. El tipo, parece intentar revolverse, pero con un giro, le barres las piernas, derribándole estrepitosamente sobre la mesa, momento que aprovechas para sacar una nueva flecha y ponerla en el arco...

(El maloso lleva la iniciativa...)

Al verme herido y atacado, tiro el arco al suelo y saco la daga para intentar defenderme con ella.

Nada mas ver la escena no pierdo tiempo,k con hacha y escudo en mano corro para ayudar al elfo, enfrentandome al enemigo que tenga mejor pinta (esta con ams salud visiblemente) y dejando el otro apra el elfo y mi compañero.

¿Qué...?

El grito de los niños me distrae de mi segundo intento de forzar la cerradura, mientras un recuerdo largo tiempo almacenado en mi mente aflora a la superficie inesperadamente.

...

Caerdan, uno de los guardias humanos más odiados en los bajos fondos... y también de los más respetados. Fue él quien me salvó de la paliza que me estaban dando los dos jóvenes humanos. Yo, apenas tenía diez años, pero había conseguido darle a uno en la nariz, y patearle la rodilla a otro, pero en cuanto me tiraron al suelo se envalentonaron y comenzaron a patearme cabeza, cuerpo y extremidades, con saña, hasta que llegó Caerdan. "¿Qué hacéis? ¿Necesitáis ser dos para pegar a un niño elfo que es la mitad que vosotros?" Mientras hablaba, les lanzó volando un par de metros, con un giro de sus muñecas tras agarrarles de una manga de sus camisas. "La gloria de nuestro pueblo no se ha alcanzado con estas cobardías. Largaos" Y luego, volviéndose hacia mí: "levántate". Con gesto serio, me miró la cara, la cabeza, las manos. Yo, hacía un esfuerzo para contener las lágrimas, pero no aparté mi vista de la suya. Él, sonrió. "No dejes que nadie vuelva a derribarte, chico." "Vete."

...

Mientras recuerdo, apenas me doy cuenta de que he sacado mis armas y me dirijo rápidamente hacia donde acabo de oír gritar a los dos niños...

Morrowir echa un rápido vistazo a la escena que se le presenta al doblar una esquina, ve como Kazurh se adelanta para combatir, y sin perder más tiempo carga contra otro de los asaltantes.