Partida Rol por web

Hasta llegar y entrar en la cabaña no se me pasa el miedo pasado por la barcaza, asi que permanezco callado hasta estar dentro, que aunque no digo nada, me aseguro de cerrar la puerta de entrada y atrancarla desde dentro para not ener visitas inesperadas y hacer lo propio con las ventanas, despues la idea de mi amigo Morrowir no me parece mala, asi que una vez terminado con las puertas y ventanas empiezo a quitarme ropa.

Aprisa, me adentro en la casa junto a los demás, tras dejar bien amarrada a la mula en el lugar más cercano al refugio y a cubierto de la lluvia que encuentro. Una vez dentro, me doy cuenta de están todos a medio desnudar, pero sin hacerlo del todo, lo que claramente les acarreará un buen resfriado como mínimo, a no ser que tengan una salud de hierro. Por otro lado, veo a Lilith, que mira a uno y a otro con gesto embarazoso.

- Hm -suspiro audiblemente, con leve sonrisa.

Salgo de la casa, rebusco entre la carga de la mula y saco la tienda de viaje y una manta. La introduzco en la casa y comienzo a montarla.

- Señorita -digo a Lilith a modo de explicación, y en tono burlón-, será mejor que pase aquí la noche, a cubierto de los ojos de sus compañeros de viaje. Sin ropa y al calor de la manta podrás descansar.

Dicho y hecho, comienzo a desvestirme por completo, y dejo mis ropas cerca de la hoguera, para que se sequen por completo.

 Aunque no tenía muy claro dónde clavar las piquetas de la tienda, al ver a Itán hundiéndolas en el suelo de madera de la casa, se relajo... no es mi casa, al fin y al cabo... aunque yo ya no tengo una casa...

 No iba a ser ella quien pusiese pegas. Una vez estuvo montada la tienda, le dió las buenas noches al grupo y se adentró en la tienda. Una vez dentro, cambió sus ropas mojadas por el vestido que le regalaron, seco dentro de la mochila y se dispuso a dormir con él como si fuera un camisón. La manta era cálida y el mundo fuera parecía menos peligroso de pronto....

 Lilith no tardó en quedarse dormida.

Lilith se pierde en las sombras de la improvisada tienda bajo la disimulada mirada del elfo. Poco a poco, la cabaña se caldea y tras un rato, sólo se oyen ronquidos mientras Artros vigila, maldice a las hembras y sigue vigilando.

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La luz del sol que entra por las rendijas de la cabaña sorprende a Morrowir vigilante junto a las cenizas frías del extinto fuego. Poco a poco todos vais despertando a la fría y húmeda mañana. Morrowir, se levanta y estira mientras sus articulaciones se quejan con un sonoro crujido. Abre lentamente la puerta y mira al exterior. La mañana aún apenas ha comenzado pero la luz del sol ilumina las cumbres lejanas. El cielo aparece azul brillante aunque una espesa y húmeda neblina se alza del suelo. La mula desde su resguardo mira a Morrowir antes de que éste vuelva a meterse en la casa.

Mis ojos se van acostumbrando a la luz mientras el sol hace su aparición en lo alto del cielo, trato de recoger un poco de la paja que quedaba por ahí aun seca, y la llevo hasta donde está la mula, me vuelvo hasta la casa y me estiro un poco, observando a los demás como van despertando… -Buen día a todos, ¿cómo han dormido?-

Al despertar no me parece tan mala idea eso de haber hecho la primera guardia.

El dormir seguido, seco y calentito, parece que ha mejorado un poco mi carácter.

Buenos días a todos. A ver qué tal se nos da el día hoy, al menos espero que la lluvia nos de una tregua..

 La joven maga emergió, totalmente vestida, del interior de la tienda al interior de la casa.

 - Ahhhh... que bien he dormido, ¿que tal todos?- tan buen punto hubo terminado de bostezas, recordó el motivo de todo aquello - ¿Qué se sabe del cuervo? ¿Hay que seguir viajando?

Con una seña, indicó a Itán que la ayudase a desmontar la tienda. El joven medio elfo era más servicial y caballeroso de lo que había juzgado a simple vista. Podía ser muy dulce, si quería, pese a su aspecto de bribón.

El desayuno es frugal con las provisiones que os prepararon en el pueblo pero habiendo dormido calientes y con el estómago lleno todo se ve de mejor color, además, el sol se filtra por las ventanas y por las rendijas de la cabaña.

Os preparáis y salís a la tibia pero húmeda mañana. El sol aún no calienta y el suelo despide vapor creando una tenue neblina. El ruido del río os saluda. La mula continúa atada bajo el gran árbol dónde la dejó Itán. 

Una vez cargada de nuevo la mula. Oís el característico graznido del cuervo, que está posado en el alero.

Como si os escuchase, el cuervo echa a volar siguiendo el río y parándose de vez en cuando a esperaros. Finalmente, tras media hora, llega a una senda que se interna en la Espesura de Korkari. Con un graznido se interna en la umbría de la espesura perdiéndose entre la neblina aunque aún oís sus graznidos...

La senda se abre como una boca oscura bajo la espesura, reforzando su aspecto tétrico la neblina de vapor que flota en el aire. El río queda a vuestra espalda...

La noche trasncurre mejor de lo esperado en la maltrecha cabaña, y me alegra comprobar que todos tienen ganas de charlar, incluso Lilith me anima a desmontar la tienda junto a ella.

Dispuesto a ganar todo el tiempo que perdimos ayer con la lluvia, encabezo la marcha tirando tercamente de la mula, aunque pronto me quedo atrás debido al caprichoso paso del animal.

Sin duda, estaría mejor junto a Lilith que al lado de este saco de estiércol pulgoso, pero: ¿y si tengo otro ataque? No puedo dejar que nadie me vea luchando contra la rabia... No tardarían en querer deshacerse de mí, o incluso si no lo hicieran, acabaría dándole asco a Lilith...

Así pues, en el papel de mozo de animales, llego el último al camino umbrío, justo a tiempo de ver las dudas del resto a continuar con la marcha. Tras unos momentos parado junto a ellos, sentencio:

- Será mejor que acabemos con esto cuanto antes.

Tras lo cual, echo a andar a trompicones, llevando junto a mí al reacio animal.

Mi malhumor poco a poco se despeja, pero no es suficiente, sigo con pocas ganas de hablar, así que decido tomar una posición mas tranquila en la marcha, mas concretamente cerrandola.

- Si, será mejor que nos vayamos de una vez.

-Bien, en marcha, tomen sus pertenencias y sigamos al bichejo ese- al momento de ponerme el equipo nuevamente y estar completamente como llegamos, solo que esta vez ya no mojado, nos encaminamos siguiendo al cuervo, pasamos de un pequeño sendero luminoso a uno con una niebla un poco más espesa, ya el sonido de rio se aleja a nuestras espaldas, y el graznido del cuervo es lo único que nos guía… -Intenten no separarse mucho, es bueno que no tengamos sorpresas-

Os internáis en la oscuridad de la espesura. El ambiente es opresivo y poco a poco va quedando atrás el ruido del río. Apenas se oyen pájaros y el ruido de algún reptil escondiéndose entre la maleza. Ahora la neblina es menos persistente aunque hace la atmósfera un poco opaca. El cuervo, grazna allí delante esperando sobre lo que parece una antigua estatua. Llegáis hasta allí, es una antigua estatua de lo que parece un rey sentado pero está caída de lado contra un árbol antiquísimo. A su alrededor hay más ruinas. El sendero sigue internándose en la espesura y tras un rato, alcanzáis lo que parece una cabaña de caza. Está desvencijada con la puerta arrancada de cuajo y decenas de pisadas en derredor están marcadas en el barro. A poco que miréis os dais cuenta de que parecen pies desnudos. Entre las maderas, se pueden distinguir los pies calzados con botas de un posible cadáver...

Vuelvo a tensar el arco al ver los pies de cadáver y me acerco poco a poco.

Espero que al menos esté bien muerto.

HAgo una señal a los demás para que rodeen la cabaña intentando buscar a más gente.

Con Artros y los demás examinando la cabaña abandonada y sus alrededores, me detengo junto al objeto más cercano que me permita atar a la mula, para que no nos estorbe en la detección de posibles emboscadas. Una vez lo hago, me dedico a cubrir desde la distancia a los demás con el arco y una flecha preparados.

Esto me da mala espina...

Encontramos una nueva vivienda, y la posibilidad de un combate hace que me recupere de humor, sujetando mi escudo y mi hacha y rodeando la cabaña por la izquierda, atento a movimientos, ruidos y pisadas.

Tanto Kazurh como Artros rodean la cabaña uno por cada lado. Por desgracia, hay más cuerpos. Una mujer y dos niños pequeños. Los cuerpos, al igual que el del hombre de las botas, están destrozados a golpes y tajos. Quienquiera que haya sido se ha cebado con ellos. Por entre el olor a descomposición de los cuerpos, podéis percibir un leve tufilllo ya conocido, el de la Rabia Amarilla. Artros halla una espada machada de sangre amarillenta. Con un golpe de bota, la lanza a un rincón. Por lo demás, la zona está tranquila. El cuervo grazna desde un árbol.

ESto no me gusta, vámonos de aquí cagando leches- Le comento al resto del grupo cuando vuelvo.

No tenemos nada bueno que hacer aquí.

 - ¿Dónde está el cuervo?- dijo Lilith más como un recordatorio que como una pregunta. El cuervo estaba posado en una de las ramas. Hasta que aquel animalejo no se moviera no tenían a dónde ir. Su misión era seguirle.

 Lilith se preparó para lanzar sus conjuros mientras miraba a su alrededor, esperando un ataque. Poco a poco, pega su espalda a la de Kazhur.

-Tenemos que irnos, podemos contagiarnos, es lo más probable- no debemos esperar más en este sitio, porque si bien hubiera algo aquí ya murió junto con los que están ya podridos

Una vez compruebo que no hay peligro, guardo arco y flecha y me acerco a inspeccionar el terreno con los demás. En cuanto veo lo que ha ocurrido, no puedo sino estar de acuerdo con el resto en la propuesta de abandonar este lugar cuanto antes, pero una vez más Lilith es la más centrada en la misión y nos recuerda que la única opción que tenemos de cumplirla es seguir al cuervo, parando donde él pare, y siguiéndole allá donde vaya.

- ¿No podrías darle una de esas lombrices tuyas? Igual tiene hambre y está esperando la merienda antes de seguir revoloteando en busca de ese put* musgo... -le comento a Lilith.