Partida Rol por web

El canciller Valorum ha puesto a vuestra disposición un aerotaxi para llevaros hasta la torre de control del clima.

Sobrevoláis el piso superior de la torre y no veis nada sospechoso, a excepción de unos técnicos trabajando en la sala de control. Estos os saludan con un ademán cuando os advierten, sonríen y continúan con su trabajo.

Mace Windu os advirtió de que existen tres posibles entradas a la torre de control, por el turboascensor, por el tejado y por las ventanas de la sala de control. Para llegar al turboascensor deberíais aterrizar en el edifico adyacente.

Me limito a sonreír tranquilamente a Quaad cuando estalla, probablemente sacándole más de quicio con ese gesto pero aún así no es que pueda darse el gusto de golpearme por ello.
Salimos del ascensor y montamos en uno de esos aerotaxis, siguiendo una de las muchas rutas aéreas trazadas por la ciudad. Creo que sería incapaz de distinguir una de otra, en Tatooine cada uno va por dónde le da la gana y cabe sin preocuparse de semáforos y cosas por el estilo.

-Tranquilo Quaad, yo me encargo de que conservéis vuestras extremidades en su sitio, y si alguien intenta lo contrario se las arrancaré a él. ¿Conforme?- le pregunto arqueando ambas cejas antes de detenernos finalmente en nuestro destino.
Observo el edificio, apenas un momento, miro a mis compañeros con gesto interrogativo y entonces doy mi opinión.

-Yo dejaría que los guardias del sitio se encargaran del turboascensor, no debería ser muy difícil que chequeen a todos los que quieran usarlo y demás... Quaad con Numa en la sala de control y Eeth y yo en el tejado- me encojo de hombros, es la idea que me parece más fácil pero seguramente el jedi tenga algún plan mejor -Deberíais interrogar a esos técnicos cuando lleguéis...- añado entrecerrando ligeramente los ojos.

Eeth observó la torre desde las alturas mientras escuchaba hablar a Nakor. El humano hablaba con resolución. Bien, porque era eso lo que hacía falta cuando no se disponía de mucho tiempo.

- Me parece bien que los guardias se encarguen del turboascensor, sobre todo porque no imagino a los terroristas tan idiotas de querer entrar por allí. Yo considero que deberíamos esperarlos en la sala, lo más ocultos posibles. Si nos ven en el tejado, podrían abortar la misión sin que lo supiéramos, observarnos y entrar cuando nos vean marcharnos. Sin embargo, si se meten en la torre podremos emboscarlos y neutralizarlos, además de que así estaríamos todos juntos.

Estoy de acuerdo en interrogar a los técnicos y, si por mí fuera, también interrogaría a los guardias, pero sinceramente preferiría entrar en la torre cuanto antes y esperar allí.

¿Qué pensáis los demás?

Conforme.. -Murmuro mirando el edificio a la vez que me giro para mirar a mis compañeros.

Me estaré volviendo paranoico pero esos tios sonrientes de la sala de control me dan mal rollo, cuando lleguemos lo mejor sera que nuestro colega el jedi les hurgue en el cerebro con la fuerza ¿no puedes hacerlo? He oido que si podeis..

Reviso mis herramientas mientras nos vamos acercando al turboascensor y saco el módulo de datos que nos entregaron para ir introduciendo las contraseñas y claves que sean necesarias para identificarnos, no sea que una torreta láser se equivoque y nos deje fritos. Mientras subimos sonrio a Numa contento con la idea de quedarme con ella a solas, aunque seguramente para entonces tenga el agua hasta el cuello y no pueda dedicarla unos minutos. En fin, es lo que tiene trabajar.

A mi me da igual, yo estaré con mis amigas las máquinas y tengo un intercomunicador por si ocurriera algo, pero la idea de esconderse por los tejados no es mala, a Nakor se le da bien eso de reptar entre las sombras y llenarse de mierda-sonrio burlón- Pero alguien tendrá que quedarse frente al panel de las cámaras de seguridad, no me fio del personal..

Seguís sobrevolando alrededor de la torre de control climático montados en el aerotaxi que conduce un piloto humano. A parte de lo ya mencionado, no veis mucho más, y el piloto, tras dar un par de vueltas sobre la zona, parece dirigirse a vosotros pacientemente.

- Dónde queréis que os deje muchachos ? - el piloto señala entonces una torre adyacente - Observad, tendría que dejaros ahí y desde esa plataforma tomáis el turboascensor que os envía directamente a la sala de control.

-Está bieeen, pues déjenos allí a todos...- acabo accediendo con bastante desgana y disconformidad, la idea no me convence demasiado para qué negarlo.
Estaremos en el sitio en el que obligatoriamente tendrán que aparecer si quieren acceder al control climático, sí, eso es una ventaja. Pero si cualquier cosa sale mal la habremos cagado porque sólo estarán a un paso de los ordenadores y de conseguir sus objetivos.

El conductor del aerotaxi nos deposita donde ya nos había indicado, junto a uno de los turboascensores, así que preparo mi identificación para mostrarla a los guardias, dejando que la vean todo lo que quieran antes de decidirme a dar alguna "orden".
-Supongo que ya lo sabéis pero hoy tendréis que estar más atentos con los chequeos de identificación y armas, no bajéis la guardia...- les miro inquisitivamente, observando como reaccionan con atención.
Supongo que si alguno de ellos está "comprado" sabrá disimular lo suficiente, pero no sería la primera vez que los nervios traicionan a un traidor. Valga la redundancia...

El aerotaxi os deja en un edificio adyacente a la torre de control climático y el conductor se despide con un gesto de la mano, elevándose de nuevo y desapareciendo en los cielos de Coruscant. Llegáis a un turboascensor el cual se encuentra cerrado. Quaad se acerca al panel de control e introduce los códigos que dan acceso y todo el grupo sube por él.

El trayecto de subida se hace corto pese a encontrarse a una altura de más de un kilómetro desde el nivel de la plataforma por la que accedéis. Al abrirse la puerta del turboascensor aparece ante vosotros un pequeño vestíbulo con ventanas que dominan toda la ciudad de Coruscant.

La espectacular vista de la cudad está estropeada por los negros nubarrones que se están formando cerca de la torre del canciller, a unos kilómetros de distancia. Ya podéis ver las primeras ondas luminosas, los primeros y débiles destellos de los rayos.
Al final del vestíbulo hay una puerta de duracero, y sobre ella hay un cartel que dice "Generador de reserva". Las flechas de las paredes indican que el acceso a la azotea queda a la izquierda y la sala de control está a la derecha.

La vista era sobrecogedora, pero al mismo tiempo inquitante. Las luces y los edificios diseminados por toda la superficie del planeta distraían la atención de un preocupante detalle. Los nubarrones que empezaban a formarse no auguraban nada bueno.

- No me gusta lo que veo - señaló el zabrak hacia el cielo -. No creo que los servicios de control meteorológico tuvieran encargado un temporal para el discurso del Canciller. Esas nubes no auguran nada bueno. Es posible que los terroristas ya hayan estado aquí - volvió el rostro a sus compañeros -... o que aún estén.

Tomó el sable sin encenderlo, sólo preparado para cualquier sorpresa, y habló en susurros a los demás.

- Quaad, deberíamos ir a la sala de control. Prepara tus armas. Nakor, Numa, si estáis convencidos de otra cosa, podéis subir a la azotea a investigar, pero en cualquier caso, estemos en contacto.

Se pegó a la pared junto a la puerta y miró si estaba bloqueada. Si no fuera así, colocaría la mano sobre el pulsador para abrirla y la abriría cuando todos estuvieran listos y en posición.

-Vaya, pues está claro que no pierden el tiempo...- me pongo las dos manos a modo de visera a pesar de que no haya sol del que tener que preocuparme. Creo que se trata de un simple acto reflejo ganado tras años de vivencia en Tatooine y sus áridos territorios.
-Mejor, estaba empezando a aburrirme de tanto hablar- confieso con una sonrisa de satisfacción, desenfundando el blaster y haciéndolo bailar en mi mano antes de sujetarlo con firmeza.

-Aseguraremos la sala de control, está claro que ya han metido sus manazas en ella- asiento con convencimiento y ya que el jedi se empeña en simular una especie de movimientos en plan "comando" me limito a imitarle situándome al otro lado de las puertas, preparado para apuntar al interior en cuanto estas se abran aunque supongo que sólo nos toparemos con los presuntamente inocentes técnicos.
Y mientrastanto en el edificio de tránsito a saber qué puede estar sucediendo...

Vaya vistas colega.. de mayor quiero vivir en un sitio así.

Me quedo ensimismado con la nariz pegada al cristal mientras observo aquella inmensa ciudad de rascacielos y naves perfectamente alineadas. Pero antes de que pueda deleitarme el jedi remarca los nubarrones al fondo, ni me había fijado. Chasqueo la lengua con fastidio para después apartarme lentamente, dejando la huella de mis manazas y narices en el pulcro cristal.

Lo siento coletitas, nuestra cita romántica en la sala de control parece que no podrá ser..

¿Qué prepare mis armas? ¿Ummmmmmmhhh?

Casi había olvidado que llevaba una pistola , la llevaba más como cosa para acojonar mierdecillas que como herramienta.

Ah.. vale. Listo.

Con la pistola en la mano me pongo tras de Nakor, para dejar que entren ellos primero a repartir blasterazos si fuera necesario.

El joven padawan se acerca a la puerta de la sala de control empuñando su sable láser sin llegar a encenderlo, al fin y al cabo no había por qué alarmarse. Nakor y Quaad le siguen de cerca bromeando, y la twi'lek Numa parece absorta en la espectacular vista que los ventanales proporcionan sobre Coruscant.

La puerta se encuentra cerrada, pero no con llave, y, lentamente, Eeth gira el puño de la misma y la abre cuidadosamente. Frente a la puerta, una cristalera gruesa separa los mandos de la consola de la entrada, y escucháis el ruido de un motor potente muy cerca de vuestra posición.

Ahí, dintinguís a tres hombres armados con blasters y un cuarto parece dirigirse a una ventana lateral de donde procede el ruido del motor, que no es otra cosa que una especie de aerocamión suspendido en el aire, en su interior, otro humano hace de conductor.

Uno de los hombres se oculta tras la consola mientras otro mete prisa al resto para que suban al aerocamión. Los técnicos antes vistos yacen en el suelo, aunque no parece haber sangre alrededor de ellos.

Eeth esperaba aquello. Su maestro estaría contento, ya que había anticipado que algo malo ocurría sin tener que recurrir a la Fuerza.

Encendió el sable y con él en guardia se movió hacia la zona más protegida que pudo procurando no estorbar el movimiento de sus compañeros.

- ¡Quietos! - ordenó mientras se movía, con voz seria y autoritaria -. Soltad las armas y daos presos.

Movió el haz del sable frente a él un par de veces, cubriendo el estrecho ángulo que formaba el pasillo que llevaba hasta los controles. Lanzarse a lo loco no tenía sentido, era mejor tomar posiciones, aunque hubiera poco espacio para ello.

" ¿Alguna vez has pensado que vas hacer algo importante, algo que cambiara tu vida? Esta mision podia ser ese algo, era arriesgada pero... cuantas veces en la vida unos pillastres como nosotros tenian la oportunidad de trabajar para el canciller, hay gente que cree que los Jedis son meras leyendas y nosotros estamos trabajando con uno, vivimos en una glaxia muy grande en la que las oportunidades como esta son muy pocas por no decir escasas. "

No podia dejar esos pensamientos mientras ibamos a la torre, si conseguiamos nuestro proposito no solo tendriamos una cantidad de dinero muy grata sino la oportunidad de salir de las misiones de mierda que hacia un tiempo eran lo unico que teniamos.

Si, realmente las vistas eran espectaculares, poder contemplar Coruscant asi era magnfico, sobrecojedor.

Al abrir la puerta empezaba comenzaba la mision...

Saco mi blaster y apunto al conductor.

Viendo que no tengo angulo de vision me aparto un poco y disparo al que este mas cerca para dejar paso a mis compañeros.