Partida Rol por web

Liam se quedó apartado pero preparado. Si había algún conflicto de caracter físico no resultaría de mucha ayuda, más bien al contrario. No, lo suyo eran los después, y ahí había uno muy evidente, aunque por algún extraño motivo no estaban las repercusiones evidentes. Es decir heridos y/o cadáveres.

Al joven le pareció obvio que algo había alertado a los turnos de guardias que comían y descansaban. Echó un vistazo en busca de armas que, si estaba en lo cierto, habían cogido al salir al patio para enfrentarse a... ¿Que? Esa era la cuestión.

Liam después se dedicó a revisar el patio en busca de señales de conflicto. Fragmentos de metal de armas y armaduras, trozos de flecha o restos de sangre bajo la nieve. También se fijo en las posiciones en que sus compañeros habían indicado que se mantenían vigias. Seguramente ellos eran los que habían alertado a los de dentro.

Y finalmente se dirigió al agujero. Tierra suelta prensada... y el agujero parecía hecho desde abajo no desde arriba. Curioso... Liam revisó con más atención las paredes del agujero que este en si, en busca de restos de cualquier tipo. Si los atacantes se habían llevado a los guardias por ahi habría sangre que la nieve no podía ocultar. También olfateó con fuerza en la entrada, deberían conservarse bien ahí dentro ciertos aromas, como el del aceite de la lampara de los excavadores. Y finalmente revisó la factura de la excavación ¿Se había hecho con herramientas?

Mòr se acerca al agujero, formado por tierra removida. Al analizarlo más en detalle no tarda en darse cuenta de que su comparación inicial con una topera era incorrecta: los surcos en la tierra y la forma en la que se ha desperdigado alrededor de la misma le dan la impresión de que el pasadizo ha sido excavado por alguna criatura con las patas mucho más pequeñas que las de un topo, probablemente algún tipo de insecto o mirápodo. Sin embargo, pensar en el tamaño de esa criatura para hacer semejante túnel hace que descarte la idea... O, mejor dicho, que intente hacerlo, porque la sesación de intranquilidad que le asola le produce una extraño déjà-vu.

Ean se asoma más al agujero, aprovechando su menor peso comparado con el enorme ionnthen. Incluso antes de terminar de introducirse en él, no tarda en darse cuenta de que el túnel de tierra ha colapsado. Aunque no debería ser difícil para cualquiera que lo crease volver a pasar por él, sin las herramientas adecuadas y madera para apuntalar los techos es un camino vedado para vosotros. Cuando vuelve a salir al exterior, comprueba la dirección que indicaba el pasadizo: cruzando la muralla desde el lado opuesto del camino al que vosotros habéis utilizado para llegar hasta aquí. Hacia la población del lago Varn.

Liam, por su parte, se queda un poco más alejado, buscando entre la nieve del patio. No tarda en encontrar varios rastros de sangre en las paredes de uno de los barracones y en los escalones de la escalera de mano que sube a la atalaya. A pesar de la nieve, la sangre está coagulada, así que deben llevar ahí al menos desde esta noche... Fácilmente desde que se encendiera el fuego de aviso que os trajo hasta aquí.

El erudito aparta la nieve de una de las zonas en las que encontró sangre. Por la cantidad del fluido que se ha derramado allí, si pertenecía a una sola persona, es imposible que haya sobrevivido. Sin embargo, no encuentra ningún cuerpo allí donde retira la nieve, sólo una pieza de metal llama su atención. Cuando consigue desenterrarla se da cuenta de que en algún momento fue una espada, pero la hoja está completamente plegada sobre sí misma, de forma que la punta señala hacia la empuñadura. Una búsqueda un poco más exhaustiva por el patio de armas revela un par de armas en un estado ligeramente mejor y un escudo que ha recibido un tajo hasta la mitad del mismo, cortando la chapa exterior de metal con un tajo irregular y ligeramente curvo, que no consigue asociar a ninguna de las armas que más habitualmente se utilizan en su aldea.

—¡De aquí alguien ha salido precipitadamente! —les digo a los demás en un tono ligeramente elevado para que me oigan, pero no tan alto como un grito; luego bajo un poco el volumen y le digo a Arven— Voy a mirar los barracones, a lo mejor hay algo que me pueda dar una pista de lo que ha pasado aquí...  O alguien... 

Con mucho cuidado y caminando con cautela, avanzo hacia delante dejándole esa habitación a ella. He escuchado las voces de los demás  fuera, informando de sus hallazgos, pero no la de Jearon, ¿dónde se habrá metido a husmear? En fin...

Entro con precaución en los barracones, con la espada en una mano y el Carath en la otra, atenta a cualquier posible movimiento a mi alrededor pero buscando también cualquier pista de qué puede haber sucedido...

—Este túnel… —comienzo a explicar a mis compañeros, mientras tomo medidas de las irregularidades del terreno con las manos—. Este túnel no ha sido hecho por una persona. Por sus características y por la forma y la distancia entre las extremidades utilizadas para excavarlo, diría que es obra de un… ¿ciempiés? —Hago una pausa; hasta yo me sorprendo por lo absurdo que parece—. Pero tendría que ser grande como un castillo…

No intento encontrar más explicaciones a una situación que ya de por sí ha empezado sin nada de normal. Al oír la voz de Yldiane, la preocupación me embarga. No dejaré que vaya sola.

—Espera, te acompaño —digo mientras camino en pos de la varigal.

Antes de avanzar hacia los barracones Yldiane se fija en que la puerta de la despensa está abierta, probablemente porque la mantuvieran así mientras preparaban el desayuno. Mientras prepara sus armas, Mòr se une a ella y pasan a la siguiente habitación.

Entráis en un dormitorio comunal, donde debe descansar aproximadamente la mitad de los hombres de la guarnición, si los cálculos de Arven son correctos. Por cómo están dispuestas las camas y por los pertrechos que hay alrededor, deducís que los soldados se levantaron rápidamente y salieron al exterior con a penas tiempo suficiente como para coger sus armas. A estas alturas parece evidente que el lugar ha sido atacado y que quien quiera que preparase esa emboscada nocturna llegó por el túnel excavado en medio del patio de armas.

Salís de nuevo al exterior y os dirigís a la torre en la que se encuentra la almenara. El piso inferior alberga el dormitorio del comandante de la guarnición, que sirve asimismo de despacho. Os acercáis a su escritorio y véis que el hombre había escrito una carta, aunque aún no había llegado a sellarla.

Liam había esperado a entrar hasta que los "tipos duros" acabaron su inspección, pero la mención al viejo laboratorio magiencífico le activó todos los sentidos.

- ¿El viejo laboratorio? ¿Iremos allí a comprobar lo que pone en la carta si no encontramos pistas aquí?- Pregunto Liam como un niñito que había escuchado mencionar la feria de invierno.

- Ah, por cierto, he encontrado esto.- Dijo dejando la hoja de espada plegada como si fuese un alambre sobre la mesa.- Creo que ya podemos descartar a cualquier atacante natural.

Tras leer la carta del comandante Harald Torr, que lanza más preguntas que respuestas, permanezco en silencio durante unos instantes, preocupado. Cuando Liam pregunta, casi con entusiasmo, si nos dirigiremos a las ruinas daedemorthys, me lo quedo mirando con los ojos ligeramente abiertos y no sin cierto asombro. Cabe esperar curiosidad en una persona apasionada por la ciencia como es él, pero en este caso roza la temeridad. Yo jamás iría a un lugar como ese si pudiese evitarlo, si no fuese estrictamente necesario para descubrir lo que está sucediendo. Y si es así, ¿por qué tengo esta sensación ominosa de perdición inminente, predestinada? Me sorprende también la despreocupación con la que el joven rubio desestima la participación de seres naturales en el asalto a la atalaya. ¿Cómo puede estar tan tranquilo? Yo nunca he sido un hombre dado a reprimir mis emociones, y no tengo reparos en admitir que ahora mismo, tengo miedo.

—Sigamos buscando por aquí, a ver qué más encontramos —es mi respuesta. Separándome de Yldiane, me dispongo a emprender el ascenso de la torre. Manteniéndome ocupado alejaré los pensamientos oscuros de mi mente.

Ahora mismo tan solo desearía estar al calor de una fogata, tocando mi laúd.

Mientras sus compañeros entran en los barracones, Ean se pone a seguir el camino que sigue el túnel. Ya que se ha colapsado, el arquero lo sigue por encima hasta llegar a la muralla, por el lado contrario donde entraron. El joven arquero se queda unos segundos observando el horizonte.

Al cabo de un momento, escucha al grandullón decir que sigue explorando el torreón, mientras Liam se emociona al pensar en visitar ese viejo laboratorio abandonado.

-Tranquilo colega, aun no nos vamos a ningún lado hasta que exploremos esto bien. Además, los que entraron por el túnel venían de allí- dice señalando en la dirección- y por allí cae la población del lago Varn. ¿No estaría bien ir a visitarlos a ver si les ha pasado algo?

Dicho esto, se dirige a los barracones.

-Espera gigantón, te acompaño.

Arven asiente al comentario de Ean. ¡Por supuesto tienen que comprobar el estado de la aldea vecina! Según su punto de vista, para eso han venido. Aunque el hecho de que el comandante de la guarnición estuviera a punto de pedir refuerzos le hace plantearse seriamente si sólo vosotros, junto con los guerreros que pueda aportar la propia aldea de Varn, seréis suficientes para enfrentaros a lo que sea que está causando las desapariciones de las que hablaba la carta... y las que han ocurrido aquí.

La pequeña torre asciende hasta la almenara que ha sido encendida. Observáis con atención la plataforma que albergaba la pira y no tardáis en encontrar unas manchas de sangre en la escalera de mano que lleva directamente al patio de armas desde allí. Quien quiera que la encendiese, probablemente resbalase al bajar.

Seguís buscando por toda la fortaleza. Los restos de batalla que encontró Liam son evidentes en varios lugares, pero no hay ningún cuerpo y la nieve ha cubierto la mayor parte de los indicios que hos permitirían saber con más detalle qué ha ocurrido aquí. Os reunís en la puerta de la fortaleza, para decidir qué hacer, cuando Yldiane se fija en que esa puerta no está cerrada desde el interior. Os miráis sorprendidos. ¿Qué necesidad hay de excavar un túnel si la puerta está abierta? Y, ¿por qué no está bloqueado el acceso por ese lado igual que por el camino de Melwan?

Lo único que se os ocurre es que alguien haya podido salir de aquí después del ataque, pero sus huellas estarán ahora completamente cubiertas por la intensa nevada.

Me quedo de piedra, mirando la poterna abierta de la fortaleza, y comprendiendo las implicaciones que ello tiene. Sea lo que sea que aquí sucediese, alguien sobrevivió. De ser ese el caso, y teniendo en cuenta el mal tiempo, lo más probable es que se dirigiese al pueblo de Varn, el más cercano. Este es un motivo más para dirigirnos a la localidad. Mientras ese pensamiento cruza mi mente, un estremecimiento sacude mi cuerpo: ¿y si lo que atacó la atalaya está ya en Varn? ¿Y si llegamos solo para encontrarnos con un pueblo fantasma, la sombra de lo que antaño fue? Intento sacudir tan siniestras imágenes de mi cabeza, pero la sombra de la preocupación persiste.

Debemos ser rápidos.

—No parece que aquí vayamos a encontrar nada más —murmuro quedamente, mirando a mi alrededor como si temiera que mi afirmación pudiese verse desmentida del peor de los modos—. Sugeriría que fuésemos a Varn antes de que sea más tarde. No me apetece mucho quedarme a pasar aquí la noche.

- Si.- Coincidió Liam inmediatamente con el grandullón.- Deberíamos ir para ver si saben algo o necesitan ayuda.

- ¿Creeis que llegaremos a la aldea antes del anochecer?- Preguntó Liam a los varigal.

Me mantengo en silencio, en el mismo lugar donde me ha dejado Mor, tratando de pensar en todo aquello... CUando todos se acercan a la puerta, yo también lo hago, pero continúo sin decir nada, con la mirada perdida, fija en algún punto más allá del grueso portón que sólo mis ojos saben atravesar. 

Únicamente cuando Liam me menciona directamente sacudo la cabeza y miro al joven y al grandullón. Asiento a las palabras de ambos. Estoy de acuerdo, lo mejor es ir al pueblo, pienso mientras echo un vistazo a Arven, tratando de averiguar si ella está de acuerdo con esa moción. Una vez dicho aquello, miro fijamente al camino que sale desde el portón que no estaba cerrado, en dirección al pueblo del lago Varn, con funestas imágenes de cuentos leídos de pequeña sobre pueblos en los lagos calcinados por enormes dragones o desolados por ejércitos...

Pero esto, lo que sea que ha atacado a los hombres de este lugar, no parece un dragón. Ni mucho menos un ejército.

Me estremezco al imaginar qué o quién podría haber hecho algo así; tengo una imaginación muy extensa así que sacudo la cabeza rápidamente. Prefiero no pensar más en ello. 

—No lo sé —respondo a Liam—, yo he venido para conocer estas zonas, pero no soy experta en los caminos de este lugar. ¿Dónde demonios está Jearon?

El grupo siguió explorando la fortaleza, sin ningún éxito. Al final se reunieron todos en la puerta principal. Parecía que el siguiente paso más obvio era ir a la aldea de Varn a ver si les había sucedido algo.

-Yo estoy de acuerdo, vayámonos cuando antes mejor. Este sitio me da escalofríos.

Entonces la pelirroja volvió a patinar de las neuronas. El frío no le sentaba bien a ese pelo tan rojo.

-Ah sí, tu amigo invisible claro...creo que ha desaparecido como el resto de la guarnición...-le dijo con una sonrisa sarcástica. Lo que realmente preocupaba a Ean, era la actitud tan silenciosa que mantenía Arven.

El varigal responde a Yldiane con un gesto desde el otro lado de la empalizada. Parece que ha trepado por algún lateral y lleva un tiempo explorando el exterior de la atalaya.

- El túnel empieza entre unas rocas en esa dirección - informa, señalando hacia un pequeño repecho montaña abajo - pero no hay ningún rastro alrededor. Lo que quiera que lo excavase se debe mover con facilidad en este terreno y la nieve ha cubierto cualquier posible pista de lo ocurrido.

Sabiendo que si el varigal de más edad no ha encontrado nada de poco servirá volver a explorar esa zona, os ponéis en marcha por el camino hacia Varn. Descender por la montaña nevada, incluso por un camino relativamente transitado, no es fácil, pero la ayuda de vuestros guías resulta inestimable para que no ocurra ningún percance.

De repente Yldiane se para a un lado del camino y avisa a su compañero. El hombre se acerca y mira lo que la chica está señalando.

- Aquí había un sendero que llevaba a una capilla, pero quedó abandonada hace décadas. Después de la guerra - dice con solemnidad. Pese a que la mayoría de vosotros no vivió la Guerra del Templo, sus cicatrices aún son palpables entre la gente y los misioneros de Gwindre no están muy bien vistos en la zona. - Alguien ha pasado por aquí no hace mucho - informa señalando las huellas que ha visto la chica. - Tal vez algún superviviente del puesto de guardia - postula.

Mira al cielo y calcula la hora. - Con este tiempo se puede complicar el camino a Varn y no es conveniente que lleguemos después de la caida del sol. Podemos pasar la noche en la capilla y llegar mañana a la aldea o intentar forzar el paso para llegar hoy, es vuestra decisión.

Miro a mi alrededor hasta que localizo lo que estaba buscando.

- ¡Ah! Más adelante... - Digo en un susurro. Me vuelvo hacia todos los demás y asiento, ignorando el comentario de Ean. - Vayamos hacia el pueblo. Con esta nieve el camino puede ser complicado, sobre todo descendiendo, y yo no conozco demasiado bien esta zona.

Emprendéis el camino montaña abajo. La nieve dificulta el avance, pero con la ayuda de la varigal evitáis cualquier accidente. No habéis avanzado más de media hora cuando la chica se para a un lado del camino.

- Por aquí ha pasado alguien no hace mucho - señala. - Si no recuerdo mal los mapas de la zona, por aquí había una capilla del Templo que fue abandonada tras la guerra. Tal vez algún superviviente del puesto de guardia haya ido a buscar refugio en ella.

Se vuelve hacia el resto del grupo, esperando una decisión sobre qué camino tomar. La ventisca os está haciendo avanzar más lentamente de lo esperado, así que es posible que a este ritmo lleguéis a Varn después del anochecer, lo que no es conveniente porque os obligaría a caminar de noche.

Refugiaros en la capilla puede ser una buena opción para emprender el camino por la mañana, probablemente con mejores condiciones climatológicas y más tiempo para llegar a vuestro destino. Aunque lo que quiera que ha atacado la atalaya podría cebarse con la aldea durante esta noche.

Parpadeas dos veces cuando un extraño recuerdo acude a tu cabeza. Las palabras de un anciano cuya voz no reconoces de nadie de Melwan. Sin embargo, sus palabras, que podían resultar crípticas fuera de contexto, ahora cobran significado.

- ¡No olvidéis la Capilla! Oculta secretos...

El paso a través del nevado camino de montaña resulta más duro y trabajoso de lo que ninguno de nosotros podría haber pensado. Miro al cielo, a las tortuosas nubes que trazan círculos sobre nosotros como bandadas de cuervos hambrientos, y tengo cada vez más claro que no conseguiremos llegar a Varn antes de que anochezca. Mis ojos atisban a mi alrededor, a los árboles de ramas huesudas como dedos descarnados tendidos en nuestra dirección, y creo ver rostros en ellos, caras que nos miran con una malevolencia cruel, antigua. Un miedo primordial atenaza mi corazón. ¿Qué bestias estarán acechando en el límite de nuestra visión, aguardando la llegada de la noche para caer sobre nosotros?

Entonces, en el mismo momento en que Yldiane menciona algo relacionado con una capilla del Templo que se encuentra por aquí cerca y que podría servirnos de refugio, una chispa salta en mi mente. La voz de la memoria me habla, y recuerdo oír una voz dándome un consejo. La capilla es importante. No sé por qué ni quién me lo dijo, pero estoy convencido de que es así. Sin embargo, ¿cómo trasladarles esta corazonada a mis compañeros de viaje? Dudo unos instantes antes de repetir las palabras que han venido a mí, como traídas por el helado viento invernal:

—«No olvidéis la capilla. Oculta secretos» —recito con una voz monocorde, mirando a ningún lugar en particular. Luego, mi vista se posa sobre mis camaradas—. No sé por qué lo sé, pero… Presiento que la capilla de la que habla Yldiane es importante por algún motivo. Alguien me lo dijo, pero no recuerdo cuándo… —Mi voz se va apagando a medida que hablo—. Ni por qué…

Esto es muy extraño. ¿Qué relación podría tener un edificio consagrado a las extrañas creencias de los gwidritas con la cuestión que nos atañe? Pienso en ello durante unos segundos, pero finalmente me encojo de hombros.

—Bueno. En todo caso ya casi es de noche, y aún nos queda una buena caminata para llegar a Varn. Esa capilla podría servirnos de guarida.

Finalmente el grupo se pone de acuerdo en ir hacia el pueblo, así que el variopinto quinteto se pone en marcha.

Larga y dura se hace la marcha por la nieve, mientras Ean se pierde en sus pensamientos.

Alguien a acabado con toda una guarnición de soldados. Si estos han ido hacia el pueblo, ¿Qué podrán hacer unos civiles?

Entonces la voz de la pelirroja le devuelve a la realidad. Ean se fija en las pisadas cuando escucha a Mòr hablar.

Lo que nos faltaba, no solo nos dejamos guiar por una pelirroja medio loca que no sabe contar y encima hablá con gente que no existe, sino que ahora al grandullón le da por repetir palabras que no sabe donde ha escuchado...¿Pero dónde coño te has metido Ean?

Igualmente, la idea de pasar la noche allí le parecía más sensata que la de seguir andando por esa nieve en la oscuridad.

-Por mi ok- dice sacando el arco- Pero visto lo visto mejor echar un vistazo primero...

- Es de suponer que en el pueblo vieron la señal de la guarnición y que sabrán que algo anda mal. Y no es que nosotros mismos podamos añadir mucha información al respecto.- Razonó Liam.- Si nuestra guía cree que lo más prudente es parar en la capilla por mi bien.

Liam se sentía algo cansado por la larga marcha a la que no estaba acostumbrado, pero a pesar de ello se sentía vivaracho y capaz de seguir el resto de la noche, aunque por otro lado entendía lo peligroso que puede ser un terreno desconocido de noche..