Partida Rol por web

 Vuestro viaje finalmente ha llegado a vuestro destino, la ciudad de Sharn, también conocida como la ciudad de las Torres. Y no era para menos. Los enormes rascacielos de la ciudad se veían desde bastante lejos de vuestra entrada. Y entrando en ella, la ciudad imponía, y mucho. No sabíais si sentiros cómodos u oprimidos, dada la cantidad de rascacielos y enormes torres de la misma.

Cortinas de agua caen desde el cielo a medida que atravesáis las pasarelas de Sharn. Los caminos de piedra y madera serpentean alrededor de las torres y altos capiteles, o junto a ellos, formando un complejo enrejado que puede resultar muy confuso en tardes como esta. La lluvia cae con fuerza, formando arroyos desde las pasarelas y balcones más elevados, en oleadas que os dejan empapados, y haciendo difícil la visión más allá de unos pocos pies por delante de vosotros. El brillo distante de las linternas siemprebrillantes, apenas visibles en la acuosa penumbra, tiene poco éxito en iluminar vuestro camino en esta tarde calurosa y húmeda.

Una vez Sharn está a la vista, Eldon apoya sus pequeños brazos sobre la barandilla de cubierta y fija su mirada en el horizonte, absorbiendo la belleza que desprende la ciudad y quedándose con los muchos detalles que se vislumbran a medida que el barco avanza hacia su destino. Por supuesto, no puede evitar un expresivo... Ahhhhh!! - cuando las largas y enormes torres se hacen visible en su magnitud, y sus ojos sueñan la osadía de trepar a sus alturas, así como adentrarse en su interior para descubrir todo aquello que pueden albergar....

Por fin, el barco atraca en el limpio e inmenso puerto, ahora convertido en una torrente de agua, agua que cae del cielo y se arrastra por la madera del embarcadero, despeñándose al mar, quien en una vaivén de olas, producto de la tormenta, golpea, iracundo y una vez tras otra, el resiste muro, y tras ver como Ed, el capitán del navío, desciende por la pasarela, el mediano avanza tras él, silencioso, pensativo y molesto por el agua que empapa sus ropas y enfría sus huesos, al igual que la del resto de viajeros.

Maldita sea, podríamos haber llegado con mejor tiempo... Odio la lluvia.

Y bien, capitán, dígame, ¿donde donde diablos puedo encontrar una buena posada?. Esta claro que hoy, con este tiempo, poco más se puede hacer. - exige más que solicita, pues su tono es frío y cortante, en definitiva, poco amistoso.

Los rojizos ojos de Loader recorren la ciudad inexpresivos... Habia escuchado que Sharn es la ciudad ideal para que cualquiera, incluso uno como el, pueda empezar su propio camino, pero era imposible juzgar eso tras el manto acuoso que cubria la ciudad... o tal vez, no. Tal vez era lo indicado. El comienzo de su viaje no tenia por que ser bajo el sol radiante... Demasiado..."alegre" podia ser la palabra.

Cuando se apresta a bajar, observa que se le adelanta un de las alimañas toleradas en el barco, un mediano. Por un instante considera apartarlo de su camino, pero la pregunta que este hace tiene algun interes tambien para el... Ciertamente, no necesita comer o beber, pero las posadas son buenos lugares para informarse... cualquiera lo sabe. Presta oidos (si los tuviera) a lo que el capitan tenga que decir, antes de bajar...

Las ultimas horas he estado bajo la lluvia intentando identificar las torres que aparecían en los grabados del maestre Jurian. Pero dadas las dificultades para permanecer en píe aun aferrándome a la amura y los cabos me convencen que los debieron hacer desde tierra o desde una de sus famosas calesas voladoras si el artista se pudo permitir disponer de una durante su elaboración.

Cuando estamos cerca del puerto bajo a recoger mi equipaje. Al subir de nuevo a cubierta ya se divisa la barca del práctico que nos guiara aparte de controlar nuestra carga e identidades. Esta es la gran metrópolis la mayoría de puertos no los tienen. Observo los forjados que impulsan los remos y manejan las velas. Están en perfecto estado, no en vano es la primera impresión que nos llevamos muchos de los visitantes sobre Sharn.

Al cabo de unos minutos advierto que otro de los pasajeros, un mediano llamado Eldon observa también la ciudad. A unos metros se encuentra el otro forjado Loader, como él, entre los pasajeros que son pocos. Tiene que reconocer que ya les advirtieron que había comenzado la temporada de las lluvias y no sería un placido viaje.

Una vez llegamos al muelle espero que la tripulación del navío y los del practico acaben las maniobras por no estorbar. Cuando comienzan a bajar los otros pasajeros espero a subir a la pasarela que baje Loader y oigo la pregunta de Eldon quedando atento a la respuesta. No la necesito pero te buscas problemas con la guardia si te consideran un vagabundo o simplemente permaneces en las calles de noche.

Por fin , el olor a tierra viene a aliviar la tenswa espera de estos ultimos dias de travesia.Con paso reselto y alegre me dirijo a la cubierta donde veo algunos de los otros pasajeros contemplando la magnifica vista que nos ofrece Sharn. aqui y alla las esbeltas torres se alzan enhiestas ,solo la pertinaz lluvia desluce un poco la increible panoramica y en enrevesado amasijo de pasarelas y callejuelas que serpenteaan cruzandose entre si.
A mis espaldas oigo voces y me giro para contemplar la escena.

Cita:

el mediano hace un pregunta interesante de manera que presto atencion , desde la posada seguro que podre encontrar camino al templo despues de quitarme el frio y la humedad del viaje.

 Hay muchas posadas donde pasar la noche para vosotros- os contesta el capitan- todo depende del oro que tengáis. Os aconsejo que lo preguntéis eso cuando atraquemos. Os podrán informar mejor que yo.

El viaje no había sido todo lo placentero que esperaba , no la menos por todo el beneficio de mi último servicio como guardia de caravanas, peor al menos había servido para pagarme el viaje en barco a Sharn y enviar a través de la casa Orien un mensaje a casa de que estaba bien y bajaba a Breland a conocer sus tierras y su cultura que intentaría en cuanto pudiera y el dinero me lo permitiera volver a mandar noticias mías.

 Durante le viaje había tomado contacto con algunos de los otros pasajeros, un mediano de aire aelgre pero a la vez muy misterioso llamado Eldon, así como un par de forjados un tal Loader que parece tener poco nada de respeto por los seres orgánicos y Reparador  un forjado con una gran sed  conocimientos, por último resaltar entre los demas compañeros de viaje a un joven clérigo con el que solo he cruzado unas palabras y del que apenas me he hecho una idea.

  Al salir a cubierta ver nuestro destino, el agua resbala sobre mi ropa de montaraz, manteniéndome seco a penar  de que los dioses parecen haber abierto las compuertas de los lagos de los cielos para que viertan sobre nuestras cabezas, a través de los velos de la lluvia se pueden identificar la majestuosidad de las torres de Sharn y la magnificencia de la ciudad destino de nuestro “crucero”.

 Después de escuchar al mediano preguntar al capitán por una posada me acerco al clérigo y le saludo cortésmente:

 -Saludos hermano, que la bendición de la hueste soberana sea con vos, parece que los dioses nos regalan el preciado bien de la lluvia que alimenta los campos y los bosques.

  Perdonad que os moleste, ¿conocéis la ciudad ala que nos dirigimos?

 Espero a que me responda y que así podamos iniciar una conversación.

-Saludos , hermano y que la bendicion de la hueste tambien sea con vos- respondo a las amables palabras del montaraz que acaba de salir de la zona de camarotes del barco
- Pues para ser sincero debo decir que es mi primer viaje hasta sharn ,asi que solo se lo que se olle por los caminos y nada mas. Vos desde donde venis?yo llevo un par de años peregrinando para conocer mundo.digo mientras le tiendo la mano en gesto de saludo a la vez que me pongo un poco a resguardo para que le agua no me empape totalmente.

La respuesta del capitán no era ni mucho menos satisfactoria, pero con ella, Eldon dedujo que este no había pasado mucho tiempo en dicha ciudad, lo que lo convertía en un alguien poco factible para aconsejarlo acerca de donde alojarse.

En esta vida, todo depende del oro. - masculló como única respuesta, los ojos entrecerrados, en busca de una mejor visión a través de la cortina de agua, algo que no logró conseguir. - Odio la lluvia. - se repitió, y aunque ahora en voz alta, no lo suficiente como para molestar al sacerdote y el humano, los caules hablaban no lejos de su posición.

Eldon prestó atención a dicha conversación, interesado, pues quizás alguno de aquellos podría responder a su pregunta, pero ante el fracaso de dicha posibilidad, se volvió desde su posición para divisar a los dos forjados, ambos en silencio.

Y vosotros, ¿alguno ha estado aquí antes? - preguntó, sin esforzarse por parecer más o menos educado.

No me extraña la respuesta del capitán ante el tono de su pregunta y ha tenido suerte de que están el práctico y sus hombres. Ha debido controlarse para no lanzarlo al agua el que después se cuente por las tabernas y posadas como trata a los pasajeros.

– No yo no he estado nunca, soy aundano. Llegue a Espira de Galeth, donde embarcamos, desde mi país siguiendo la ruta comercial de la Casa Orien ¿De donde eres?

De Reunión... En el reino de Talenta. - respondió, y aclaró, por si acaso aquel aundano no podía ubicar el primer nombre, el de su ciudad a orillas del lago Cyre.

Eldon observó al forjado detenidamente, intentando comprender o apreciar como diablos habían construido su cuerpo, una conjunto de planchas y filamentos o fibras que por alguna razón se movían con armonía, y tras unos segundos, negó, incapaz de entenderlo. Y como siempre que se había cruzado con aquellas cosas, se preguntó como era posible que tuvieran una conciencia racional.

Supongo que el agua de la lluvia les será indiferente. En eso son afortunados. - pensó, por un instante envidiando sus cuerpo, según tenia entendido, ajenos al frío o el calor, y por supuesto y más importante, al agua.

Sin volver a hablar, desvió su mirada hacia el otro forjado, esperando una respuesta a la pregunta que había formulado, que quizás fuera distinta a la de su compañero.

Loader esperaba en silencio que les permitieran el descenso, impasible. Escucho la pregunta del mediano, pero era tan irrelevante, que estaba por ignorarla, como haria normalmente, cuando...  le sorprendio el otro forjado, respondiendola con palabras tan extensas. Parecia tener un conocimiento de la sociedad bastante sorprendente... Lo miro. Era curioso, cuando menos. Finalmente, contesto con un seco sonido bien articulado.

-Si.

Cualquiera diria que sonaba molesto, aunque sin duda el tono era cortante. Pero era cierto despues de todo. Sharn habia sido uno de los bastiones de la casa Cannith durante la guerra, y alguna vez habia sido traido para reparaciones mayores. No tenia por que aclarar que en esas ocasiones, normalmente se encontraba desactivado, y por ende no tenia la menor idea de la configuracion en si de la ciudad... Solo recordaba la forja,... los artifices trabajando sobre el... la luz.

Si. Eso era todo lo que ese forjado iba decir, y por supuesto, Eldon no se sorprendió por ello, pues al fin y al cabo, aquellas cosas no solían hablar mucho. Quizás la sorpresa había sido el primero, capaz de enlazar un puñado de palabras y hasta formular una pregunta.

Muy bien. Y que locales puedes nombrar que cumplan con los siguientes requisitos: precio asequible, buena calidad y seguridad. - inquirió, en un tono similar de aquel a quien se dirigía de nuevo, el segundo forjado, directo y un tanto seco.

Tras su pregunta, que intuia que bien pudiera ser no contestada, el mediano volvió su atención a la ciudad, y ansioso, deseó poder guarecerse pronto en alguna posada limpia y concurrida, donde un fuego aplacara la humedad de sus huesos y alguna joven de buen ver le sirviera una buena cerveza y un sabroso plato de comida.

Pues al igual que el otro compañero soy aundano, y esta es la primera vez que visito Sharn.

me giro para contemplar tambien a los que estan hablando con el capitan del barco antes de decir:
- Estoy seguro que si nos acercamos al templo de Kol Korran para dar gracias por un viaje seguro , allí nos dirán amablemente cual es la mejor posada en la que descansar y tomar algo caliente.

La línea de acción del sacerdote de Kol Korran parece mejor. – Sacerdote tiene razón. Mejor que recorrer las calles haber que encontramos.

Una vez instalado buscare la estación de la Casa Sivis del puerto por si tengo algún mensaje del coronel de mi antiguo regimiento con noticias de mi maestre.

-No. +responde laconicamente al mediano, luego de una pausa. su mirada se centra en la ciudad, mientras aprieta con metalicos dedos la empuñadura de su espada. Lo que ha dicho antes... le ha traido recuerdos. Deberia tratar de encontrar la forja Cannith? Es posible que alli lo mejoraran todavia más, de ser posible. Por otra parte, ahora, como un forjado libre, lo minimo que los amos de la casa querrian es una compensacion... o incluso, recuperar su propiedad. Es un sendero peligroso.

Lo mejor, sin duda, es proceder como habia pensado: Conseguir un trabajo como mercenario y obtener dinero. En el proceso, tal vez pudiera informarse mejor de la posicion de sus creadores en la ciudad. Y luego... veria.

Su mirada, como llevada por esta linea de pensamientos, recorre el muelle. Esta impaciente por desembarcar. Que es lo que les demora tanto?

El mediano se encogió de hombros ante la simple negación del forjado, sin molestarse por una respuesta que intuía, pero ante la intervención del sacerdote, no pudo menos que dirigir una inquisidora mirada hacia el humano de la cicatriz. Aquel sacerdote de gris mirada era bastante peculiar, y Eldon no acababa de terminar de fiarse de él. Su actitud, por regla general demasiado tranquila y abstraída, no acaba de gustarle, e intuía que el joven de negro hábito era más de lo que dejaba entrever a los demás. Pero todo y eso, el mediano tenía que reconocer que su proposición era, por el momento, la mejor opción que tenía para hallar un lugar adecuado donde alojarse. Sin duda los clérigos del templo de Kol Karran podrían indicarlos adecuadamente, sin intención de engañarlos o timarlos.

Parece una buena opción. - comentó, uniéndose a la opinión del primer forjado. - ¿Y el templo está muy lejos del puerto? - inquirió, deseando, en silencio, que la respuesta fuera negativa.

 Creo que no se encuentra lejos de aquí, pero tampoco puedo precisaros mucho más. Ahora si me disculpáis tengo que llevar el barco al puerto sin contratiempos- con esto dicho, el capitán se va de allí.

Vuestra charla es tranquila y poco a poco os vais conociendo mejor... finalmente el barco atraca en su destino. Os encontráis en la ciudad de Sharn.

Tras bajar del mismo, con las pocas pertenencias que lleváis, os disponéis a...

Cuando al fin el barco atracó en el limpio e inmenso puerto, en esos momentos convertido en un torrente de agua, agua que caía del cielo y se arrastraba por la madera del embarcadero, despeñándose al mar, quien en una vaivén de olas, producto de la tormenta, golpeaba, iracundo y una vez tras otra, el resistente muro, Eldon se apresuró a seguir los pasos del resto de los viajeros, y con un avance ligero, descendió por la pasarela, alcanzando la tierra firme, donde por unos instantes, su cuerpo se sintió, por unos segundos, descolocado e incluso inseguro debido a la perdida del continuo vaivén al que había estado sometido durante toda la travesía.

Por fin. - murmuró mientras se acostumbraba al no movimiento del suelo, algo que agradeció y que su cuerpo no tardó en aceptar. - Bien, la idea es ir a ese templo, ¿no?, pues cuanto antes mejor. - comentó al fin, intentado con sus palabras a que el resto se apresurase, ansioso por que un techo lo protegiera de la molesta lluvia.