Partida Rol por web

Bien, había logrado que la tripulación confiara en su piloto. Quizás lo había logrado demasiado bien, pues estaban todos demasiado tranquilos que iban a salir de ahí. Quizás dos naves de reactores humantes de Reavers lanzándole arpones a la Constanze no era una visión preocupante o Faraday podía sacarlos de allí.
Entonces, pidió a alguien en los motores, como venía pidiendo desde hacía 48 horas en repetidas ocasiones, y el joven Rush se dispuso a hacerlo. ¡Bien! El chico seguro sabía lo que hacía. Con las naves cada vez más cerca, llego a un pico en la atmo donde podían salir al espacio, meterse en el hueco, y aprovechar el efecto honda, para escapar limpiamente.
-Ahora!-
Piso el tercer pedal, apretó los botones indicados y puso la palanca de potencia, hacia delante completamente, eso debería catapultarlos al espacio… y no ocurrió nada. No sabía que habia ocurrido en la sala de motores, pero desde luego no fue el efecto esperado. Espero cinco segundos, lo intento una vez más… y nada.
Las naves Reavers se acercaron a l tiempo que giraba ahora la nave hacia la izquierda, haciendo que todo lo que estuviera suelto en las naves, tazas, tornillos, pelotas, se inclinaran hacia ese lado.
Tripulación, Tenemos Compañía. Naves Reavers humeantes y contentos de vernos. Tal vez demasiado contentos. También vienen con ganas de regalarnos arpones. De modo que tendremos una persecución al viejo estilo. Capitán, si es tan amable de hacerse cargo de los motores, Kovacs, viejo lobo del espacio, no vendría mal que te ocupes del cañon laser, y alguien si puede, que venga a ayudarme con los sensores… seria genial. Eso es todo.

Mientras trabajaban en Spencer, se sorprendió al ver que los conocimientos de medicina de Jun eran iguales a los suyos, como mínimo, cuando no aún mayores. David había visto no pocas heridas de bala en su vida, así como el cómo tratarlas, pero a la Acompañante tampoco se la veía falta de experiencia. Una más de la tripulación que estaba resultado una verdadera caja de sospresas.

Entre los dos dejaron a Bill lo más como nuevo que fue posible, por suerte las armas de los Reavers eran antiguallas en el mejor de los casos y estaban obsoletas desde hacía mucho, además de que no solían tener demasiada puntería como el enfrentamiento había demostrado. Otra cosa muy distinta habría sido si aquellos tres impactos los hubiera hecho un arma moderna... o si hubieran tenido que enfrentarse a ellos cuerpo a cuerpo. Ahí si que resultaban temibles.

- No lo conviertas en costumbre, ¿eh? - respondió al comentario de Bill. Que tuviera ganas de hacer chistes con todo lo que tenían encima era buena señal - Aunque te aceptaré esa bebida.

-¿Podrías reconocer a Stark por mí? ¿Sabes poner una vía? Quiero a estos dos hidratados y con analgésicos, aunque sea intravenosa.

David se giró hacia Nikita, que parecía apañarselas perfectamente por su cuenta. Tan solo basto cruzar la mirada con ella una vez para entender que sería mejor dejarla a su aire. Prefería enfrentarse al ceño fruncido de Jun. David alzó las manos con la palma abierta, como diciendo "A mí no me mires, ha sido idea de ella". Por suerte, el mensaje de Faraday lo sacó de aquella situación - Voy enseguida - respondió al piloto - Parece que esto todavía no ha acabado. Te dejo a Stark toda para tí, señorita Vasilis, si consigues acercarte a ella sin que te muerda. Yo voy a intentar que Nathan no sea el único que pueda divertirse con el cañón láser - antes de marcharse le dio una leve palmada a Bill en la nalga descubierta que no había sido perforada - Aguanta ahí, campeón - dijo mientras corría hacia la parte delantera de la nave.

Al llegar a la cabina, no perdió tiempo en sentarse frente a la consola de artillería y ponerse a examinar la pantalla - Bien, ¿Qué tenemos? - le dijo a Faraday, que zarandeaba la Constanze de un lado a otro para esquivar las armas Reaver.

Ayudo a Spencer a subirse el pantalón para cubrir de nuevo sus nalgas de aspecto prepúber, cuando la nave da un vuelco que prácticamente me catapulta por encima de la camilla.

-Gǎo shénme guǐ?* -Exclamo- ¿Es que Faraday no se ha fijado en que tenemos heridos a bordo? Bruto...

Tripulación, Tenemos Compañía. Naves Reavers humeantes y contentos de vernos. Tal vez demasiado contentos. También vienen con ganas de regalarnos arpones. De modo que tendremos una persecución al viejo estilo. 

No es posible. Con pánico, estoy a punto de dirigirme hacia la cabina del piloto, cuando recuerdo que aún tengo trabajo aquí, así que aprieto la mandíbula y me vuelvo hacia mis pacientes. Sin embargo, nuestro piloto no cesa en su verborrea, por lo que continúo escuchando.

Faraday: Capitán, si es tan amable de hacerse cargo de los motores, Kovacs, viejo lobo del espacio, no vendría mal que te ocupes del cañon laser, y alguien si puede, que venga a ayudarme con los sensores… seria genial. Eso es todo.

Me vuelvo hacia Kovacs, quien parece que ya ha tomado la decisión de dejarme el puesto de enfermera. 

Kovacs: Te dejo a Stark toda para tí, señorita Vasilis, si consigues acercarte a ella sin que te muerda. Yo voy a intentar que Nathan no sea el único que pueda divertirse con el cañón láser 

Si no fuera por la premura de la situación, se me pasaría por la cabeza que le tiene algo de miedo a la señorita Stark, pero un ex soldado de la Alianza no tendría miedo de una sola persona herida, sólo porque tenga algo de mal carácter... ¿no?

Mientras el señor Kovacs desaparece por la puerta de la enfermería, recojo los pertrechos que han caído al suelo.

-Deberíamos comprar estabilizadores de gravedad nuevos para la nave. No deberíamos movernos así, ni siquiera tan cerca de la superficie de un planeta -musito, frunciendo el ceño. Habrá que volver a esterilizar todo el equipo quirúrgico. Pondré a Faraday a hervir cazuelas llenas de fórceps y agujas. 

Con un suspiro, me yergo y observo a la señorita Stark.

-Ya veo que también posee grandes conocimientos de medicina -comento, observando la pericia con la que se ha vendado algunas heridas, aún sin poder verse a sí misma-, eso es algo de lo que no nos habló en su presentación. Quizá debería tenerme a mí de ayudante, cuando se encuentre mejor. 

Mientras hablo, rescato una de las vías con algo de suero y le inyecto analgésicos suaves a la bolsa antes de colgarla de su respectivo gancho. No quiero a Spencer fuera de juego mientras todavía nos persiguen los reavers. Le cojo el brazo y tras desinfectarle la mano, le engancho una vía al dorso de la mano, para que pueda moverse con relativa libertad. 

-Procure no moverse, -le advierto al joven- de momento tenemos todos los frentes cubiertos, así que descanse. 

Suspiro de nuevo, antes de volverme hacia la señorita Stark.

-Voy a echar un vistazo a esos sensores. Si quiere que le ponga una vía con algo que le alivie el dolor, tendrá que decírmelo ahora, pero no pienso pelear con usted. Si lo desea, puede ponérsela usted misma. Pero cuando todo esto acabe, el doctor Kaine o yo la examinaremos; no dudo de su pericia, pero el personal sanitario solemos ser los peores enfermos. -Mi voz es dulce, pero mi entonación firme. No voy a admitir réplicas en cuanto a esto, no dejaré que nadie acabe con un pneumotórax sorpresa, ni una septicemia sólo porque haya preferido jugar a los médicos antes que dejarse tratar por un profesional- ¿De acuerdo? 

Nikita la mira durante todo el proceso.

Se lo agradezco. Créame. Pero estoy bien. Seguro que sus manos hacen más falta en otro lugar. Vaya sin problema, yo me quedo aquí con Spencer por si pasa algo. Pero no dudaré en ir a coger un arma si hace falta. Dice simplemente. Era una mujer cabezota, pero sabía lo que se hacía. Sus palabras demostraban confianza, fuerza y fiereza.

Por lo que había oído durante todo el trayecto y lo que llevaban de rato por los altavoces y gritos, la cosa no pintaba nada bien. Quizá la princesa de la nave, se daría cuenta de que si no había corrido ya a luchar, es porque estaba reposando lo que ella creía que debía reposar. Aunque le diera rabia quedarse ahí. Eso debería bastar para saber que estaba tomando las precauciones adecuadas, o de lo contrario ya estaría en los mandos de alguna de las armas de la nave.

Entro en la cabina de motores a toda prisa saltando los escalones metálicos y una sacudida de vapor y de olor a grasa me sacude hasta hacerme girar la cara. El rugido de la energía desatada por el motor es ensordecedor. Me quito la chaqueta y remango las mangas de mi camisa. - Joder Faraday, como sigas pisando el acelerador de esa manera vamos a reventar. 

Echo un vistazo rápido y veo varias válvulas cuyos indicadores están superando los límites de calentamiento. Miro a Russel y suspiro.

Conozco más de ochenta tipos de motores de fisión. Conozco los mecanismos  por los que funcionan los últimos quince modelos de alimentación del núcleo. Estudié ingeniería avanzada, pero esta chatarra fue construida hace demasiadas décadas.

Podría nombrar todas las piezas de esos condensadores, pero no sé si sabré como cojones redirigir toda esa energía de dispersión. Demasiada fricción, demasiado calor, demasiado todo... cuesta pensar.

- Vale chaval, vamos a girar todas esas manivelas, aunque sea con la llave inglesa más grande que encuentres. La presión es máxima, no será fácil.

Se lo agradezco. Créame. Pero estoy bien. Seguro que sus manos hacen más falta en otro lugar. Vaya sin problema, yo me quedo aquí con Spencer por si pasa algo. Pero no dudaré en ir a coger un arma si hace falta.

Tenso los labios antes de asentir con la cabeza, y salir corriendo hacia la cabina del piloto.

El corazón me late tan fuerte en el pecho que parece que me va a dar un infarto de un momento a otro, y en toda mi vida adulta he tenido que moverme de forma tan rápida, tan precipitada. Al borde de la muerte, literalmente. No puedo evitar mirar en derredor, buscando a Mister Mittens. Probablemente con tanto ajetreo haya ido a esconderse a algún rincón de la bodega, pero no tardo en temer que haya descendido de la nave en cuanto abrimos las compuertas traseras. 
No, ahora tengo que centrarme.

Subo las escalerillas que conectan con la cabina, y allí me dejo caer sobre el asiento del copiloto, abrochándome el cinturón oportunamente antes de otra sacudida.

-¿Qué tenemos, Faraday? -Pregunto, inclinándome hacia un lado para observar la pantalla.  

Aria esta concentrado intentando apretar todos los tornillos sueltos que ve en aquel motor viejo cuando el capitán entra en la sala de máquinas a toda prisa. –Sí, Doctor Kaine. –El adolescente gira la cabeza para darse cuenta de que la presión que está ejerciendo el piloto sobre la nave está a punto de hacer saltar algunas tuberías. Sin ser demasiado consciente, el sudor  provocado por los minutos bajo el vapor de la sala le está empapando. Empieza a notar como el calor le está aturdiendo, pero se dirige a una de las manivelas indicadas tratando de liberar ,infructuosamente, algo de gas. 

Aria se gira e inconscientemente su brazo se engancha con un manguito de aire caliente del motor. El movimiento provoca que el muchacho lo arranque del tirón provocando un escape de aire ardiente sobre el jovencísimo mecánico provocándole heridas de cierta gravedad. Mientras tanto el motor de Constanze se apagaba quedando la nave a la deriva.

En el momento crucial de la persecución la nave se paró y un grito de una garganta joven llegó desde la sala de motores, parece que algo grave ha ocurrido y los reavers se acercan inexorablemente. Los propulsores de gas funcionan, pero solo os permiten movimientos cortos.

Cuando Jun y Kovacs se marchan, se dibuja una sonrisa en mis labios. Aún percibo cierto dolor en mis heridas tratadas, aunque hay que reconocer que han hecho un gran trabajo. Si hubiera estado solo, después de aquellos tres disparos, lo más probable es que hubiera acabado desangrado en cuestión de minutos.

"Puede que trabajar en grupo no sea tan malo después de todo" me dije, pensativo. Kovacs había demostrado ser un gran tipo, además de un miembro de la tripulación muy profesional, al margen de que me hubiera dado una palmada en el trasero, quizá el motivo de que yo estuviera sonriendo. Jun, por otra parte, había demostrado ser mucho más que una cara bonita. Tenía conocimientos de medicina y además había demostrado ser talentosa para las negociaciones. Y hacía un buen té, cosa que no se me olvidaba. Por no hablar del chaval. Esperaba poder enseñarle a hacer algunos truquillos con el revólver mientras trabajasen para Sugar.

Me habían dejado a solas en la enfermería con Nikita. Aquella mujer era tan dura que había podido curarse sola sin atención médica. Cuanto más pasaba el tiempo, más convencido estaba de que debía de ser una asesina profesional.

De pronto, escucho un grito, que parece ser de Aria, e intuyo que las cosas no van tan bien como deberían. En un acto relflejo, me había llevado la mano a la funda de la Desert Eagle. Tras dudarlo un instante, desenfundé el arma, todavía tumbado sobre la camilla.

-Stark, ¿cree que deberíamos salir a echar un vistazo? -En ese momento, me debatía entre el reposo que debería mantener por mis heridas y los deseos de poder ayudar a la tripulación-. Temo que nos estemos perdiendo toda la diversión. -Pese a mis palabras, hablé en tono serio, sin un ápice de humor. Tenía la sensación de que todavía no habíamos escapado de esos malditos Reavers.

La gente comenzó a llegar a la cabina, ahora conscientes del peligro en el que se veían envueltos. Alrededor suyos, todos pidieron un informe de la situación, un pedido lógico desde cierto punto de vista, si fuera el agente táctico, y no el piloto. Escucho como los pasos metódicos de Kovacs dirigiéndose hacia la zona de mando del cañón laser y como la sigilosa, sin ahora tacos de la acompañante situarse en la silla cercana, y pedirle también información sobre lo que estaba ocurriendo. El creía haberlo hecho ya mediante el aviso a todos, al tiempo que ahora volanteo hacia el lado contrario, mientras un arpón seguido de una cadena pasaba cerca de donde estaban.
Quemando retropropulsores y usando el jugo al máximo de la turbina principal de la nave, salieron de la atmosfera, mientras Faraday pisaba pedales, apretaba botones y movía palancas como enfebrecido, completamente perdido en su juego por la concentración.
De pronto, Faraday comenzó a hablar, sin mirar a nadie ni nada que no fueran los controles. Activo sus comandos de radio y hablo con los de la zona de los motores.
- Necesito mas jugo, Capitán, la gente está empezando a llegar a la fiesta y nosotros estamos a medio vestir
Mientras el espacio se veía por las ventanas de la cabina, el observo algunas de las pantallas y le respondió, ahora a Kovacs y a Jun, quien no parecía demasiado tranquila. Naves Reavers aproximándose a las seis, y a las cinco, elevación de dos-punto-tres, y dos-punto-siete. No puedes quejarte Vaquero, te he dejado algo para que te luzcas
Se giro a Jun y le guiño un ojo.
- No se preocupe, aun están lejos de distancia de abordaje, si todo sigue asi, saldremos de esta en un santiamén dijo confiado.
Ahí fue cuando la potencia de la nave se apago. Se escucho lejano el grito de alguien joven, posiblemente Russel, y la nave dejo de moverse.
Pero que…! Apretó el botón que comunicaba con la sala de maquinas Oiga Jefe, ¿que paso? Olvídelo, no importa que paso, dígame cuando falta para tener potencia de nuevo... Se giro hacia Jun. Seguramente estaba al borde de la histeria. Lo mejor sería darle algo para hacer. Vasilis. Deme un diagnostico de la nave Sabia que lo que pedia era muy difícil de hacer, ya que la nave era muy analógica, pero era mejor tenerla con la cabeza ocupada que pensando en gente horrible que venía a comerte sin siquiera invitarte a tomar una copa antes.

Mientras el piloto lo ponía al tanto, al mismo tiempo examinaba la consola y, usando las coordenadas recién provistas, empezaba a calcular soluciones de disparo contra las naves Reaver que, en efecto, se dirigían hacia ellos a toda potencia. Por suerte la Constanze también era rápida y Faraday era un veterano a los mandos, así que, al menos por el momento, su primera impresión de la situación fue optimista. Le sorprendió que Jun lo hubiera seguido hasta la cabina y ocupara el asiento del copiloto, pero tenía que concentrarse en lo suyo - Es todo un detalle. No iba a dejar que fueras el único que pudiera reventar Reavers con esta cosa - dijo refiriéndose al disparo de antes contra el del RPG.

Entonces, la Contanze se quedó muerta. Enseguida saltó la energía auxiliar y las luces y las pantallas volvieron a encenderse, pero no iban a ir a ninguna parte en el momento inmediato. Si es que cuando decía que tenía una suerte de mierda, es porque había tenido suficientes experiencias como para confirmarlo. Comprobó de nuevo la consola frente a él - Vale, las armas todavía funcionan. Voy a tratar de quitarnos a unos cuantos de encima - presionó las teclas introduciendo la solución de disparo hacia la nave Reaver más cercana, y abrió fuego con el láser - Allá va.

Es todo un detalle. No iba a dejar que fueras el único que pudiera reventar Reavers con esta cosa

-Esa fui yo -comento de forma distraída, mientras observo cómo se aproximan las dos manchitas del monitor.

Vale, son sólo dos naves. Seguro que podemos deshacernos de una, y esquivar a la otra. Estoy empezando a confiar en la pericia de Faraday para estos menesteres.

Como si me leyera el pensamiento, el piloto revisa la pantalla y me sonríe.

No se preocupe, aun están lejos de distancia de abordaje, si todo sigue asi, saldremos de esta en un santiamén

Y como si sus palabras fueran la invocación para el gafe, de pronto la nave, simplemente... se muere. Nos quedamos a oscuras unos angustiosos segundos, hasta que la energía auxiliar comienza a cumplir su función, pero trato de darle fuerza al motor, y este no responde.

Ahora que el motor ha dejado de emitir ese zumbido característico, y la nave está en completo silencio, puedo escuchar el sonido de mi corazón latiendo a toda velocidad. Trago saliva lentamente. Ahora no es el momento de perder los nervios. Hay un problema, y hay que resolverlo. Sin embargo, se me han agarrotado las manos alrededor de los mandos, y durante unos instantes me mantengo inmóvil contra ellos.

Vasilis. Deme un diagnostico de la nave

Parpadeo.

-S... sí. -Tartamudeo, mientras consigo deshacer el agarre y, con dedos torpes, busco la pantalla de análisis interno.- Faraday... -titubeo unos instantes, con los dedos quietos sobre la pantalla- ¿el sistema de soporte vital no está ligado al motor en las Firefly? 

Una de las naves reavers que os siguen empieza a perder potencia tras el impacto de Kovacks. Parece que no será un problema por ahora...