Mientras nos aproximamos al espaciopuerto, el Capitán no deja de quejarse de todos los inconvenientes que ha habido durante nuestra patética misión. Y aunque sus palabras no están exentas de razón, he de matizar una de sus quejas.
Kaine: Ha sido una nefasta misión. Hemos perdido a un tripulante, una organización deleznable como Blue Sun nos ha arrebatado la víctima y encima no nos llevaremos ni un solo crédito.
-No hemos perdido un tripulante, Capitán -disiento, mientras el vehículo se detiene, y observo con alivio las feas pero familiares formas de la Constanze, y la trampilla descendiendo para que podamos entrar-, sino que ha encontrado un hogar. Debemos alegrarnos por él.
Aunque añoraré intensamente a Aria, y a la luz que aportaba a esta tripulación de tristes personajes. Con un suspiro, desciendo del vehículo y comienzo a encaminarme hacia nuestra nave, mientras Harper se despide con unos presentes.
Sabe, señor, la mejor forma de agradecérmelo posible sería irse sin mirar atrás. Ustedes, y ruego me perdonen, solo me han traído más complicaciones.
-¿Sabe, señor Harper? Podríamos decir lo mismo de este lugar... -dirijo una mirada a mis acompañantes- vayámonos ya, qǐng.
Asciendo rápidamente por la trampilla de la bodega de carga, accionando el comunicador con la cabina.
-Señor Faraday, ¿todo bien por ahí? ¿Está bien Mister Mittens?
Faraday, me has pisado mientras posteaba y he perdido el post ;__;
El aerodeslizador los llevó de nuevo hasta el espaciopuerto, donde se reencontraron con Faraday y la nave, a los que después de todo no les había sucedido nada. Se despidieron allí de Harper, que estaba en los mismos téminos que ellos. Si no se volvían a ver en mucho tiempo, estarían todos más contentos. Aquél planeta no les había supuesto más que pérdidas y complicaciones. Excepto para Aria, tal y como había apuntado Jun.
Por su parte, estaría tan contento como el que más de abandonar Pallas, aunque no tenía un buen presentimiento respecto a la perspectiva de tener que informar del marrón a Sugar y Vanyard. Por suerte, sería Kaine el que tendría que llevar ela mayor parte del peso en aquello.
Siguió a Jun por la rampa y se plantó en la bodega de la nave. Solo habían pasado unas horas, y menudas horas, pero se descubrió aliviado por dentro por volver a aquel trato viejo al que, y aunque no lo admitiría ante nadie, consideraba un hogar.
- La pasma no va a llegar, Nathan - saludó al piloto - Pero creo que todos tenemos ganas de escuchar como esos motores nos llevan lejos de aquí como si fuera a hacerlo. ¿El apaño aguantará? - preguntó, porque seguían sin tener idea de que había sucedido con el condensador.