Cuando se para frente a ella, Nikita levanta una ceja. ¿Qué hacía ahí parado? Pensaba que el mensaje había quedado claro. Que quería que bailara con ella. Ahora quizá se hacía el modosito. Desvía la mirada y sonríe.
Luego vuelve a mirarle, y cogiéndole de las manos, las lleva hasta la espalda de ella, a baja altura, pero sin llegar a meter mano, a lo que añade una mirada de "ten cuidado con lo que haces". Y ella las coloca en sus hombros, quedando juntos y de cara. Con la cercanía, y aunque ella siga teniendo los cascos, él puede oír en volumen muy bajo la música.
Nathan ya se había retirado a su camarote, y apostaba a que Kovacs pronto también haría lo mismo, por lo que no tenía mucho sentido continuar allí.
-Creo que ya he escuchado demasiadas preguntas por hoy -dije, en tono cortante.
Y ajustándome bien la Desert Eagle, decidí abandonar la estancia.
En cuanto Bill se levantó de la silla, David hizo lo mismo. Se despidió de los dos que se quedaban con un movimiento de cabeza, y se encaminó hacia su camarote detrás de Bill, dejando a Nikita y al capitán a su aire.
Yo ya me habia despedido, pueden jugar a preguntas y respuestas en privadirijillo ya.
Me reclino en el respaldo de la silla y miro a la señorita Stark con cierta diversión mientras el resto abandonaba la sala. La chica sabía perfectamente los costes y los precios de las acciones. Había pillado bien el juego y que hiciese que todos los demás se largasen me divertía.
Apuré el café con un trago lento sin dejar de mirar a la soldado, cuya sonrisa desapareció para dar paso a su inevitable pregunta.
Medito unos segundos sus palabras mientras recojo las cartas y las deslizo dentro del mazo con precisión y cariño.
- Podría ser malo, señorita Stark.
Podría contestar a su pregunta tal y como usted hizo, con una verdad a medias. Pero le diré la verdad. Todos ustedes se empeñan en pensar que no soy así, que algo me ha debido ocurrir para convertirme en la persona que soy.
¿Y si le dijese que siempre he sido así? Que no ha habido ningún trauma, que no hay ningún drama personal que me haya convertido en bastardo hijo de perra que dan por sentado que soy.
A diferencia de lo que piensan, el motivo de mi interés por conocerles a fondo a cada uno de ustedes no radica en un morbo o en una necesidad humana por satisfacer algún tipo relación social.
Me pongo serio y me adelanto hasta apoyarme en la mesa con los codos. Cojo el cigarrillo y le doy una calada lenta, sin dejar de mirar a la preciosa chica con más valor que el que he visto en soldados experimentados y con el peor carácter que ha podido dar una educación privada.
- Para mi ustedes son herramientas. Es como pienso y por eso me escogió Sugar. Y para que las herramientas funcionen bien necesito saber todo su potencial y sus debilidades, para que no se rompan en el peor momento. ¿entiende?
Pero todos tenemos secretos, eso es cierto. Y usted sabe guardar los suyos tan bien como yo. Y yo tengo mucha hambre de secretos.
Me reclino de nuevo en la silla y sonrío de forma picarona.
- Juguemos una vez mas. Doble o nada.
Sacamos una carta, el que saque la carta más baja deberá contar su secreto más profundo.
¿Le interesan mis secretos? entonces apueste con los suyos....
Digo mientras deslizo los dedos hasta cortar la baraja sacando una carta
Motivo: Carta más alta gana
Tirada: 1d12
Dificultad: 1+
Resultado: 3 (Exito)
Si Nikita accede, tira 1d12 y saca más de un 3. He tenido mala suerte, lo tiene fácil.
Nikita, lejos de temerle, se mantiene a la misma distancia, sin apartar la mirada de él. Le escucha atentamente, y aprieta los labios a medida que responde a su pregunta. Le ofrece jugar de nuevo, y a competidora, a Nikita, no la gana nadie. Es más, solo desea volver a jugar para conocer más. No dice nada, tan solo asiente y acepta otra mano. Cuando ambos descubren la carta, Nikita levanta una ceja y se le dibuja una sonrisa de medio lado en la boca.
Chasquea la lengua y procede a hablar. ¿Sabe qué, capitán? No me lo trago... ¿por qué alguien así querría casarse? ¿No dijo que estuvo casado? Las personas le importan más de lo que usted dice. Quizá empezamos como herramientas pero... chasquea de nuevo la lengua. Algo huele mal y esta mano que usted solito se ha buscado, me da permiso para conocer su más profundo secreto. Adelante. Dice de nuevo orgullosa y sin miedo.
No se preocupe. No va a asustarme. No le tengo ningún miedo. Sonríe de nuevo y espera respuesta. Ni un solo remordimiento, al fin y al cabo, el capitán había arriesgado y se había quemado. De nuevo, la adrenalina recorre su sangre, y eso se dibuja en la expresión de su cara. Adoraba ganar y acababa de patearle el culo al capitán.
Motivo: tachan
Tirada: 1d12
Resultado: 11
Sin mover un solo músculo mis ojos se deslizan a la carta que he sacado. Tres de corazones.
Maldita sea.
Chasqueo la lengua y cierro los ojos con resignación. Las probabilidades de haber perdido tres veces seguidas eran muy bajas, pero la suerte es así. Caprichosa, voluble, y de poca confianza. Jugar a juegos de azar me ayuda a recordar porque no puedo dejar las cosas importantes al azar. El motivo por el que debo atar todas las variables posibles antes de actuar.
Su carta es la Reina de diamantes.
- La fortuna le sonríe, señorita Stark. Eso no puede negarse.
Apago el cigarro y me levanto de la mesa. Recojo mi taza y sin mirarla a los ojos continúo.
Pero por mucho que me disguste, las deudas deben pagarse.
Un matrimonio no tiene nada que ver con el amor, y el mío no fue diferente. Pero conocí el amor. Una vez tuve una hija, hace mucho. La alianza la mató. Mi mujer nunca supo lo que yo se, y es más fácil culpar a la obviedad que cuestionarse toda tu ideología.
Mi mujer vive para matarme.- algún día lo hará, y se acabará todo - Fin.
Me doy la vuelta y me dirijo a mi habitación. He dicho mucho más de lo que debería, mucho menos de lo que necesita saber, muchísimo menos de lo que puedo contar. Pero qué más da.
Me detengo en el pasillo, quieto unos segundos, y sin darme la vuelta digo con palabras cansadas.
Espero poder contar con su discreción, por supuesto. Nada de lo que le he dicho tiene que ver con la misión, con Sugar, con ninguno de ustedes, ni interesa lo más mínimo a los demás.
Buenas noches señorita Stark.
La mirada de el, fue bastante clara, se comportaría bien, pero alguna picardía tendría que cometer, fue por ello que le ciño el talle, obligándola un poquito a arquearse hacia atrás, si quería verlo en la cara.
Apoyo su frente en la de ella, y bailo, llevando el ritmo, y ayudándola a disimular algún fallo que ella pudiera cometer, pues aun, aunque muy buena con la destreza, quizás no lo era tanto con el baile. En un momento, solo para sorprenderla, la hizo girar, dejándola desenvolverse, para envolverla de nuevo, y hacerla moverse un poco mas.
Evidentemente, el portarse bien, era hacer lo que ella no esperaba que hiciera, y le dejaba que ella, no, la obligaba a tomar la iniciativa. Eso lo hacia sonreir un poco.
Otro giro, y estaban bailando lentos de nuevo, enfrentados.
Nikita sonríe de medio lado satisfecha con la respuesta. Ni siquiera le sigue con la mirada. Sabía que había perdido a alguien importante y ahora había descubierto a quién. También le deja ir mientras recoge la zona en la que habían estado jugando. Todos se habían retirado y empieza por juntar las cartas y jugar un poco con ellas entre las manos.
No está solo capitán. Ya no. Solo añade lo justo para que la oiga antes de irse. Quizá con eso podría querer decir que sus problemas ahora eran los de todos. Y que si venían a por él, venían a por todos. Y no había nada mejor, que un poco de peligro para sacar a su pantera interior a pasear.
Sin duda el piloto tenía muchas más habilidades que solo la de pilotar y el baile era una de ellas. Aunque no estaba acostumbrada a que la guiaran, se dejó llevar por él. Bastante había conseguido Faraday en poco tiempo para como era ella. Le habría abierto un agujero en la cabeza al que hubiese osado ponerle una mano encima. Pero ahí estaba. Siendo bueno y haciendo cosas para todos los públicos.
La idea de pensar en un Faraday bueno, la hacía sonreír. Cosa que no dejaba de hacer cada vez que innovaba en un paso, como soltarla para volver a acercarla a él. Le dio hasta vergüenza y esperó que nadie pudiese ver eso jamás.
Está bien, chico-para-todo. ¿Qué quieres de mí? Le susurra, estando tan cerca como estaban. Si iban a empezar algo, más valía dejar las cosas claras. ¿Mi cuerpo de diosa griega? Añade y no puede evitar reír nada más hacerlo.
¿Volvemos a lo mismo? dijo sonriéndole mientras apretaba un poco mas su talle, acercándolo a el, y luego haciéndole mover un poco los pies. Ya pasamos por esto. Tengo una lista. Mejor seria preguntar que no quiero de ti. Aunque ella no lo vio, la mano de el hizo el gesto de darle alguna nalgada, aunque al no haber roce ni reflejo en ese momento, esperaba que hubiera quedado para el solamente.
Olisqueo el cabello de Nikita, y bajo la cabeza de forma que ambas narices se rozaron por un segundo. ¿Por que no hablamos de que quieres tu de mi?
Se dejó llevar y acariciar. De momento el piloto estaba mostrando un lado más tierno que a Nikita de momento le interesaba más. Poco a poco, fue ganando comodidad al estar así con él. Le preguntó que qué quería ella de él. Nikita era de tener las cosas claras y así se las expuso.
Quiero que me respetes y valores. No soy una más y te mataré antes de que me hagas sentir así. ¿Lo has entendido? Se había puesto algo mandona, no era en un tono muy agresivo, pues seguía cerca de él, pero le miraba a los ojos. Parecía que iba en serio. Tenía pinta de ser un hombre muy mujeriego, ya Nikita le daba igual, pero no quería desplantes en su propia cara.
El piloto siguió bailando luego de escuchar esas palabras, y le sonrió, incluso le guiño un ojo.
Descuida.- siguió bailando hasta el final de la canción, y agrego, besándola en la frente. – Sera mejor no avanzar con esto. dijo con un tono de voz bastante tranquilo, calmado. Te respetare, pero no me involucrare mas, Nikita. No somos compatibles, tiendes a complicar innecesariamente las cosas, y soy de un espíritu mas libre. dijo sencillamente. Pero podemos ser amigos, si quieres…
Nikita frunce el ceño y abre los ojos. La había dejado totalmente paralizada. Le mira a los ojos. ¿Se lo estaba diciendo en serio?
No te estaba pidiendo ninguna relación, porque ni la busco ni la quiero. Yo también quería pasar solo un buen rato contigo, pero con un par de cosas claras porque no te conozco, nada más. Da un paso atrás, para separarse de él. No era culpa suya que él fuese el que había empezado con mal pie magreándola al primer segundo sin ton ni son. Eso no era ser un espíritu libre, eso era ser un pulpo. Él mismo, ahora que ya había conseguido que Nikita se abriera y dejase de verle como ese animal de ocho patas, le propone ser amigos. Le extiende la mano y va a buscar el contacto con la suya. Apretándola, suavemente pero con firmeza.
Un placer ser amiga suya, Sr. Faraday. Se aparta de él encogiéndose de hombros con una sonrisa y se dirige a la puerta. Claramente, él se lo perdía.