Partida Rol por web

Preludio de Irene de Córdoba

Enero, del Año del Señor MCCII

El carruaje traquetea de manera monótona. Son ya varias las horas de viaje, y si bien la mayoría las has pasado durmiendo, el aburrimiento empieza a hastiarte. Te encuentras sola, con Antonio, dentro de un carruaje lujosamente decorado y tapizado en rojo sangre. Un viaje tan acogedor te habría entusiasmado en otro caso, pero no en este.

Vuelves la vista a la noche anterior. Era una noche como otra cualquiera, y te encontrabas bebiendo una copa de sangre recién extraída, cuando un mensajero entró precipitadamente en tu habitación. Había recorrido la distancia de Lisboa a Toledo, donde resides, en esa noche, reventando al caballo en el proceso; todo fuera por darte el mayor tiempo posible.

Te entregó un mensaje, una carta escrita en el mejor papel que pueda pagarse, con un sello que reconocerías en cualquier parte: el sello de la familia Zacchetti, y más concretamente, aquel que posee el sello heráldico de tu protector, Domenico Zacchetti, el miembro más influyente de esa familia. Su tono era urgente y no admitía excusa ni retraso.

Mi estimada chiquilla.

Lamento molestarte de esta forma tan precipitada y urgente, y más cuando

estás cumpliendo de maravilla tu misión como agente en Toledo. Pero ha surgido una

oportunidad que no hemos de dejar escapar. Me explico:

Como bien sabes, nuestra posición en el clan no es tan fuerte como debiera. Las

cosas no han ido precisamente bien en los ultimos años, y el dominio musulmán está

demasiado cerca de estas tierras como para considerarlas seguras. Seguramente habrás oído

ecos de voces que llaman a la Cruzada contra el hereje musulmán. No son días pacíficos.

Si aprovecharamos esta oportunidad que ante nosotros se desvela (de la que no daré

detalles en este momento, por si el mensajero se extravía), aseguraríamos nuestra posición

dentro del Clan, así como nuestra influencia a gran escala. Mis fuentes son fiables, como sabes.

Te espero mañana en mi residencia, tan pronto como anochezca. Deja cuanto hayas de hacer

en Toledo, ahora carece de importancia. Nuestro momento a llegado al fin, Irene, y tú has de ser

mi voz, y mis oídos, allá donde haga falta.

Atentamente, tu protector y aliado Domenico Zacchetti.

La letra era pulcra y trabajada, como la de un copista. Conoces poco sobre tu mentor, pero nada te hace pensar que fuera sacerdote en un tiempo anterior, aunque como desconoces su edad, tampoco puedes hacer ese tipo de afirmaciones con seguridad. Más bien te parece de alguien que ha sido cuidadosamente educado, y ha escrito mucho, tal vez en tratos comerciales, opción que te parece más correcta, pues no ignoras de donde proviene la riqueza de Domenico.

Un frenazo repentino te saca de tus ensoñaciones, escuchas unas voces tranquilas, y el carro se pone en marcha de nuevo. Acabas de entrar en Lisboa. Tras unos minutos más de viaje, en los que escuchas los ruidos típicos de una ciudad próspera en la noche (ruido de trabajadores, de borrachos, e incluso de algún duelo precedido de un "Voto a Dios"), se hace el silencio. El carro se para, despacio, y la puerta del carro se abre. La tenue luz de antorchas lejanas, y la luz de la luna se cuelan por ella, y una figura te tiende la mano para ayudarte a descender del carro:

- Mi señora, hemos llegado. Permítame ayudarla.

- Muchas gracias (me inclino cortesmente y bajo del carro aceptando la ayuda). Qué viaje tan agotador, debo tener un aspecto horrible, ven, antonio, busquemos a nuestro anfitrion. Aunque antes buscaremos un lugar donde asearme y quitarme el polvo del camino.

al bajar del carro observo la calle y la nueva ciudad que parece que va a convertirse en mi hogar. Me quedo embelesad por un moment, tras lo cual me envuelvo en mi manto para protegerme de la luna y me dispongo a seguir a mi criado.

-apresuremonos, no hay un segundo que perder

Los chambelanes te ayudan a bajar del carruaje, y el frío viento de la noche acaricia tu rostro. Ante ti se yergue una bella mansión, de construcción relativamente reciente. Pero como lo bello no quita lo útil, gruesos muros la rodean, aislándola del exterior, evitando así miradas indiscretas. Los gruesos muros podrían actuar como primera línea de defensa en caso de ataque, y aunque no los ves, te parece percibir la presencia de guardias armados.

Sin apenas darte cuenta, te encuentras en un despacho lujosamente decorado. Después del apresurado viaje, apenas te fijaste en el camino desde la calle, a través de numerosos corredores y habitaciones.

El despacho no es muy grande, de unos 10 metros de lado a lado. Las paredes quedan escondidas tras numerosas estanterías, llenas de libros gruesos, que parecen seguir un orden determinado. El chambelán te hace sentarte en una silla aterciopelada, con brazos de madera de haya, frente al imponente escritorio, pulcramente ordenado. En tu lado del escritorio ves un peine. Frente a ti, en una silla de porte similar, pero mucho más ornamentada, se encuentra un hombre de pelo largo y ondulado, cuidadosamente peinado. Entre las ondas de su cabello se descubren dos ojos de color azul hielo, que te observan con una mezcla de satisfacción y curiosidad. Su nariz, fina, parece concordar de forma perfecta con una pequeña boca, curvada en una sonrisa. Sus ropajes son caros, negros y rojos, tratados con tintes de la misma Italia.

- Bien, bien. Tan puntual como siempre, mi querida Irene, nunca dejarás de sorprenderme... esta claro que hice bien eligiéndote para esta empresa. ¡No se me ocurre nadie más adecuado que tú!... pero, ¡diantres!, estoy tan emocionado que se me olvidan hasta las normas más básicas de cortesía. ¿Estás comoda?, ¿Quieres tomar algo? Oh! siento haberte sacado de Toledo con estas prisas, seguro que te hice dejar todo desordenado y aún te preguntarás que estás haciendo aquí. Lo lamento, de verdad, soy un desconsiderado. Por favor, siéntete libre de pedir todo cuanto te plazca, y ponte cómoda. Tengo muchas cosas que contarte.

Pero lo primero es lo primero. Cuéntame, ¿que tal van las cosas por la ciudad de las tres culturas?. Y más importante aún, ¿cómo estás tú?

Domenico te mira, interesado por todo lo que puedas contarle. Parece rebosar de buen humor, y está ansioso por hablar contigo. Hacía mucho tiempo que no le veías así.

-Aceptare gustosa lo que tengais a bien ofrecerme, mi señor. (reverencia) La ciudad de toledo esta como siempre. el bullicio se adueña de las calles, a veces, cuando se trata de fiestas y bailes, para bien y a veces para mal. Esa lacra del hombre que llaman honor y que no tiene que ver con él sino mas bien con la bravuconeria suele desembocaren mas de un duelo nocturno, alimento para los cementerios y para algun cainita que pasa por alli.

Ahora mismo me hallaba sirviendome de un par de vastagos de la estirpe de los Assamitas para que hiciesen para vos una lista de todos los vastagos de la ciudad y de cada uno de sus ghouls. No os preocupeis, tras finalizar su labor seran convenientemente..... neutralizados. Este iba a ser un regalo para vos por vuestra hospitalidad. Deje a un cainita de mi confianza, de la estirpe Tzimisce, encargado de vigilarlos y de que se cumpliera el acuerdo. No tuve tiempo de hacer mas, mi señor.

En este momento, me hallo un poco cansada por el viaje, pero la impaciencia y la curiosidad me invitan a mantenerme despierta. no puedo decir que me acomode dejar sin terminar aquel asunto, pero comprendo que os soy mas util aqui. por otra parte, tendre a bien llevar a cabo cuanto me encomendeis. Por cierto, he ordenado que se os traiga un pequeño regalo, se trata de una chucheria, pero he pensado que añorariais la orfebreria de Toledo. Ademas, os traigo algo mas singular, un joven ghoul que parece tener un talento natural para el comercio y las finanzas. Me asombro tanto que pensé que quizas os complaciera como regalo. ¿Me equivoco? (actitud de temor, pelin respetuosa, pelin ¿la habre cagao?)

antonio, mi criado, os las traera ahora mismo, ¿ANTONIO? Aqui viene. La espada esta forjada para vos expresamente, calculando vuestra altura y sereno porte, dignos ambos de un rey, la espada no podia ser menos. El muchacho, aqui viene, os sorprendera, ya lo vereis

me quedo espectante mientras Antonio le da la espada y trae al chico, ataviado para la ocasion.

- Assamitas, eh? Efectivos, si sabes utilizarlos. Si te encuentras en la punta correcta de su espada, quiero decir. Harán un buen trabajo si sabes con qué pagarles, aunque no es labor fácil el listado que pretendes hacer: los Leprosos son difíciles de contar (por Dios, son todos igual de horribles) -en este momento el tono de voz cambia, expresando desprecio-, y muchos Vampiros, y más sus ghouls, van y vienen. Pero no hay duda de que será util.

En este momento, Antonio entra con la espada y el muchacho. A un gesto de Domenico, uno de los criados lleva al muchacho fuera de la habitación, seguramente a enseñarle sus aposentos, o a darle algo de comida. A continuación, Domenico mira la espada con aprecio durante unos minutos, examinándola con interés. No es la mirada de un experto en el tema, pero se ve que sabe apreciarlo.

- Una preciosidad. Debe de haberte costado un buen pellizo, Irene -te mira-. No hacía falta, mi niña, pero la acepto encantado. No sería propio de un comerciante como yo despreciar objetos de valor, y más si son únicos como este. Además, nunca está mal tener algo con que rebanar cabezas si las cosas se ponen feas -deja la espada sobra la mesa, guardada de nuevo en su vaina.

En fin, vayamos al tema que nos ha reunido aquí hoy. Mucho has viajado hoy para perder ahora el tiempo. Imagino que habrás oído las prédicas del nuevo títere eclasiástico... el Papa, ya me entiendes... no dudo que tenga poder, pero la verdad, su ego es mucho más grande que su inteligencia... Ya me entiendes, de nuevo otra vez las voces despellejadas de fanáticos llamado a cruzada, a guerra contra el infiel, contra el hereje, contra el moro, y blablabla... lo mismo de siempre. No sé por qué batallar contra el enemigo si puedes hacerte rico comerciando con ellos (aunque no negaré que las guerras traen beneficion, si sabes como enfocar los negocios), pero bueno, parece que es lo que nos toca vivir... Y tú Irene, ¿qué opinas de las Cruzadas? -dice, mientras se rasca la cabeza. A medida que hablaba, la velocidad de sus palabras ha ido aumentando, pero no su tono de voz

-Ciertamente, me parece que las cruzadas, al igual que todas las otras cosas, pueden ser menos malas si se sabe como aprovecharlas. Ahora mismo, las rutas comerciales arabes estan siendo atacadas por los cruzados, apenas se atreven a intentar llegar a tierra santa, y menos a Europa. Entre cainitas... se deberia tener mas cuidado, los musulmanes de nuestro clan no son especiamente maleables ni faciles de vencer. Pese a todo, si sabemos sacar provecho de la situación, esto podria acarrearnos grandes ventajas en mas de un sentido. No solo hablo de riqueza, el poder, la gloria y la posicion social pasan en estos dias por el oro, es decir, el mas rico es el mejor y mas importante. Vos, cosa harto consabida, no teneis problemas de dinero, pero es preferible aprovechar la oportunidad, aunque no haya necesidad, que ver como otro lo hace y se lleva el poder y la gloria que ello comporta. ¿No creeeis, mi señor?

Domenico te mira con interés mientras hablas, como si tu opinión le parecise fundamental. No parece que se fije en tu escudriñamiento, pero al final de tu discurso, cuando hablas de oro y riquezas, sonríe para sí.

- He de reconocer que me agradan tus afirmaciones, aunque si me disculpas he de corregirte en algunas de ellas. Según tengo entendido, poco poder resta ya a la Cristiandad en esas tierras lejanas, y es por ello que se predica la Cruzada. Cierto es que se permite viajar a peregrinos a Tierra Santa, pero desarmados. No es que no crea en la palabra de los señores de Oriente, pero la diferencia entre lo que un rey diga, y lo que los bandidos de su tierra hagan suele ser considerable. Y los peregrinos desarmados parecen una presa fácil.

En cuanto a nuestras oportunidades en este entramado político y religioso, mi estimada Irene, no tienen nada que ver con el oro y la riqueza -se sonríe, mientras dirige la vista a un anillo de oro que lleva en la mano izquierda. De eso estamos bien dotados, aunque con las rutas bloqueadas eso podría cambiar. Hay cosas mucho más tentadoras en este momento, y sobre todo, de vital importancia. Ya sabes como es nuestro clan -repentinamente se levanta, y empieza a hablar pausadamente, mientras anda por la habitación-... un amasijo de intereses enfrentados, sed de poder, de riquezas... de reputación... Hemos llegado hasta tan arriba porque los Lasombra somos ambiciosos... e implacables. No soportamos a los débiles. Y en un clan en el que los débiles son inservibles, conviene estar cuanto más arriba y mejor considerado, mejor, para evitar que te confundan... con uno de los débiles.

Sabes además la profunda implicación de los Lasombra en los Santos Asuntos. ¡Oh, no me malinterpretes! Me parece una excelente herramienta de poder, pero tiene sus desventajas: su fanatismo los hace manipulables, pero también peligrosos. Y eso es lo que pasa ahora. Los Lasombra nos hemos visto arrastrados por cruzada tras cruzada, como líderes de la Iglesia (y no hablo de mi, como sabes), hemos de ir a la cabeza de estas expediciones, y defenderlas con nuestros juramentos...si no la masa mortal pensará que eres un hereje, y se te echarán encima como perros hambrientos. En el improbable caso de que consigas sobrevivir... serán tus compañeros de clan los que harán algo similar... asumirán que... no supiste controlar a los débiles, y por ello has de ser tratado como uno de ellos.

El caso es que esta mezcla de orgullo, y ansia de poder nos hace ser arrastrados por la masa fanática. En estos momentos, un enorme ejército cruzado (o no tanto) -esto último lo dice de forma irónica, como si se riera en secreto de alguien- se encuentra encerrado en Venecia. Los muy estúpidos no pueden pagar el viaje que les conducirá a Tierra Santa, o quien sabe ¡tal vez a otro lugar!. Son tan idiotas que no consiguen decidir qué lugar atacar. Imagínate... todas las gloriosas fuerzas de la implacable cristiandad, encerradas como ovejas indecisas en un puerto comercial... Suena tan divertido... te prometo que mi no-vida ha sido mucho más amena desde que me enteré de ello

Como comprenderás, esto tiene una serie de pequeños grandes problemas. Los ánimos se encienden, la población se cabrea, la paciencia se agota, y el final de lo que parecía ser un excelente acuerdo comercial se convierte en una gran masacre, en uno u otro sentido... y ahí entramos nosotros... para resolver uno de las dos causas de este pequeño... atasco. El destino. Viendo la absoluta inutilidad de la masa por decidirse (lo que puede tener que ver con algún Cainita aburrido por detrás), Narsés, príncipe de Venecia, ha convocado a los clanes para decidir ese destino, sin guerra de por medio. Unos pequeños movimientos me han permitido formar parte de la representación de los Lasombra Cristianos (sí, claro... cristianos) que formarán parte de dicha decisión. O más concretamente... te han permitido formar parte de ella.

Terminada la parrafada, Domenico se sienta frente a ti y te mira con renovado interés.

¿Bueno, que te parece?

mi reaccion es de total asombro y agradecimiento, pero intento que no sea demasiado apreciable.

-Mi señor, me siento tremendamente halagada por vuestra oferta e intentare hacerlo lo mejor que pueda. Si no he entendido mal, mi cometido sera ser vuestros ojos, oidos y labios en la ciudad de Venecia. Asi lo hare, mas me gustaria que, en la medida de lo posible, me detallaseis que opinion debo defender, cuales son mis mayores adversarios y si deseais que cumpla algun otro cometido al mismo tiempo. es decir, los detalles de mi misión. Os ruego no omitais detalle, por pequeño que sea, pues el más nímio de ellos puede ser realmente útil.

¿cuando parto para Venecia?

- Por supuesto que te daré más detalles, mi pequeña Irene. Mas antes necesitaba que aceptaras mi encargo, sería realmente inútil perder el tiempo explicándotelos si no tenías intención de ir.

Bien, sí, has de ir ha Venecia en representación mía, pero el motivo real es mucho más importante que ser una extensión de mis sentidos. Para esa misión podría haber usado a otro. Tu misión real es conseguir situarnos en una posición fuerte en relación a todas las facciones del clan. Sé que suena un poco abstracto, pero en realidad, como sabes, la forma ascender es verdaderamente fácil: haz que los de arriba te consideren imprescindible. Y es por ello que has de ir a Venecia, pues como te expliqué, muchos de los intereses del clan están puestos en lo que allí sucede: si habrá o no Cruzada, o a donde se dirigirá. Comprenderás las implicaciones de tales decisiones para un clan tan metido en los asuntos eclesiásticos... y ahora arrastrado por ellos -dice, mientras sonríe con sorna-.

Y, ¿cómo harás esto?... ahora empiezan las complicaciones... La inmensa mayoría del clan, entre la que se encuentran muchos de los más poderosos y oscuros de los nuestros, desea que el ataque se dirija a Tierra Santa. Ignoro ciertamente cuantos años llevan moviendo hilos para poner la cruzada en marcha, o si lo han hecho siquiera, pero el caso es que sería una tremenda decepción para ellos que el ataque no se dirigiera allí, al verdadero centro del poder musulmán, donde se les daría un golpe mortal. Sin embargo, otros clanes, entre los que se encuentran los despreciables Ventrue germánicos, parecen no razonar al respecto, y desean que el ataque se dirija a Egipto (como en su día recomendó Ricardo Corazón de León), un lugar indigno para tan santo ejército, según muchos de los nuestros. La situación entre los propios cruzados no es muy diferente... Es pues, por esto, que tu deber en Venecia es conseguir dirigir la Cruzada a los Santos Lugares. Si lo consiguieras, esto cambiaría totalmente la impresión que tienen nuestros superiores sobre nosotros, y nuestra posición se haría intocable, al menos el tiempo suficiente como para asegurarla.

Lamentablemente, y a pesar de mi influencia, no he conseguido que vayas en representación del clan Lasombra a Venecia, o al menos no como cabeza (que es como tendríamos mayor libertad de acción)... Es bastante desalentador, pero de nada sirve darle más vueltas. Formarás parte del séquito de Tomasso Brexiano -la cara de Domenico tiene ahora una expresión indescifrable-, que será el verdadero representante de los Lasombra Cristianos en Venecia. Si has oído hablar de él, no debería extrañarte que lo hayan elegido: tiene un pico de oro, y mucha experiencia en este tipo de cosas: conoce Tierra Santa, conoce a los Venecianos (no obstante nació allí), y conoce a los cruzados lo suficientemente bien como para jugar con ventaja sobre todos ellos. Además, ha servido bien al clan durante años... yo mismo aplaudiría la decisión de los Antiguos si ese hombre no estuviera cegado por su odio al Islam. Una pequeña nimiedad que puede llevarnos a la ruina. -por primera vez en toda la velada, Domenico sube el tono de voz, cual si creyera que haciéndolo, conseguiría arrancar el odio del corazón de Brexiano, o al menos hacérselo olvidar temporalmente-. Pero precisamente ese odio nos concede una enorme ventaja, mi pequeña -su tono de voz se vuelve súbitamente bajo, como un susurro-. Brexiano no se da cuenta de que si consigue su objetivo de llevar la Cruzada a Jerusalén, los Lasombra musulmanes lo señalaran como el absoluto responsable... con las consecuencias que eso conlleva. Nosotros, en la sombra, podemos ayudar a ese objetivo, incluso llevarnos tanto o más mérito que Brexiano, sin que los autodenominados Qabilat Al-Khayal decidan convertirnos en objetivos prioritarios de sus maniobras menos sutiles. Es más, si te mueves bien, Irene, podrías incluso conseguir el absoluto reconocimiento de la facción cristiana, además de lograr que los Qabilat te miren como a alguien tolerante, que intentó moderar a Brexiano en su obsesión con el ataque a Tierra Santa. Por supuesto no deberías llevarle la contraria, pero si parecer la parte más moderada, al menos cuando los Lasombra musulmanes estén delante.

Sé que es un trabajo difícil y complicado, pero ¡merece la pena!. Imagina: si consiguieras el reconocimiento de los cristianos, y la visión positiva de los Qabilat, seríamos literalmente inmunes a casi todas las maquinaciones internas, y nuestra posición en el Clan subiria como la espuma del mar en los acantilados gallegos... pero has de ser discreta, y escuchar antes de hablar. Has de calar pronto y bien a los todas las facciones que viajen a Venecia (entre las que supongo no faltarán ninguna de las grandes potencias), y dejar caer sutilmente las palabras adecuadas en los oídos adecuados.

¿Te ha quedado todo claro? Me encantaría resolver cualquier duda que te quedase, en medida de mis propias posibilidades y conocimientos.

-Es decir, mi cometido consiste en dejar que ese fanatico se ponga la soga al cuello y aprovechar para ascender. Parece complicado, pero lo intentare. Me gustaria conocer la organizacion cainita veneciana lo mejor posible, ademas de como manejar a los lasombra musulmanes, si es que tienen algun punto débil que posibilite manipularlos.

¿Algun otro fanatico al que poder exaltar? Es decir, si animo a uno para que hable en favor de la cruzada, el lado belicista y fanatico de Brexiano saltará casi por inercia, y en ese momento, sera cuando yo intervenga para pedir concordia dentro del clan y paz. A los ojos de los Lasombra musulmanes sere una conciliadora, pero si los cristianos me oyen hablar asi, no se de qué modo pueda llevarme el merito de instigar a la cruzada.  Por otro lado, cabe la posibilidad de que haya espias de las 2 facciones, no puedo dar una cara a cada una porque las dos se me echarían encima. bueno, ya pensare algo. la politica Veneciana y dentro del clan me resultarían útiles de conocer para emplearlas como armas. por otro lado, conocer las fuerzas y cabezas de cada faccion no me vendria mal. Detalladme cuanto podais para facilitar mi misión, por nimio que sea. Ademas, os agradecería un mapa de Venecia, por si acaso, y los gustos de cada una de las facciones para emplearlos para ganarme su confianza. Espero no decepcionaros, mi señor.

Zacchetti se queda pensativo unos segundos.

- Tampoco me malinterpretes, pequeña. No es cuestión de que Brexiano se eche la soga al cuello. Considero que eso es algo muy difícil. Simplemente has de tratar de quedar mejor que él delante de todo el mundo. Brexiano tiene opiniones muy diferentes a las nuestras en los temas religiosos, pero tampoco es un fanático ciego. No creo que debieras encararte a él, si sabes lo que te conviene. Brexiano es listo, mucho, se mueve muy bien en las intrigas, y es muy valiosos para el clan, aparte de ser protegido de algunos de los más poderosos...

Digamos que has de estar siempre en segundo plano, manejando, al más puro estilo Lasombra. Que tu voz se haga oír en los momentos adecuados, y que seas capaz de modificar sutilmente las ideas de otros para que lo que digan te ayude en tu misión. Consigue quedar mejor que Brexiano frente a los Lasombra musulmanes, pero consigue además que la Cruzada parta hacia Tierra Santa. Suena tan fácil como complicado es, pero confío plenamente en ti, Irene.

En cuanto a la política Veneciana, no has de saber demasiado, pues no te será de utilidad. Venecia es solo el escenario. La red de intrigas se extiende hasta tan lejos como puedas imaginar, y hay que ser lo suficientemente inteligente como para agarrarse al extremo más adecuado. Los Lasombra musulmanes... bueno, no creo que manden una gran representación, no tienen mucho que hacer allí, salvo rogar, como puedes entender. Es un concilio de Cruzados. El problema es que aquí los Qabilat si tienen qué hacer, y es mucho, por eso es mejor no enfurecerlos. ¡Ah! y aquí tienes el mapa de Venecia.

Zacchetti saca un pergamino enrollado de un cajón, atado con una cinta negra y te lo entrega.

-Cumplire vuestra peticion tan bien como me sea posible, mas no parece tarea facil. Partire hacia Venecia en cuanto me sea posible, pero antes debo hacer unos pequeños preparativos. ¿Cuando debería estar en la ciudad para el concilio? Si se me permite partire lo antes posible.

Zacchetti hace un gesto de afirmación.

- Bien, pequeña, no esperaba menos de ti. Lo cierto es que sería mejor que no llevaras más gente contigo. No sé que opinaría Brexiano de ello (al fin y al cabo, formas parte de su séquito, y bien puede haber espías entre la gente que te acompañe, nunca se sabe. Creo que es mejor optar por la discreción: lleva contigo la menor cantidad de gente posible: si puedes llevar sólamente a tu criado mejor que mejor.

En cuanto a la comitiva, partirá del puerto de Cádiz hacia Venecia dentro de un mes y medio, mas has de tener en cuenta como está la situación política actual: habrás de dar un rodeo para no entrar en territorio musulmán, o al menos hacerlo por la zona adecuada: eso te llevará su tiempo. Los Qabilat te dejarán pasar, pero no controlan a toda la gente de su territorio (ya sabes: ladrones, y demás escoria) -dice, con patente desprecio-, y nunca se sabe que puede pasar. Una vez en Cádiz no te preocupes, los agentes de Brexiano se ocuparán de encontrarte. Puedo proveerte de una pequeña escolta para llegar allí, pero no esperes gran cosa: como te digo, la discreción es nuestra mejor aliada. Deberás partir cuanto antes, el tiempo apremia, pero antes permíteme invitarte a pasar la noche aquí. ¡Que clase de anfitrión sería si no lo hiciera! Además, hace tiempo que no charlamos y creo que aunque el tiempo nos pise los talones, sería recomendable un momento de relajación antes de volver al mundo de intrigas que nos rodea. Si gustas, por supuesto. Siéntete como en tu casa

-Como os plazca, llevaré solo a mi criado conmigo, teneis razon en la importancia de la discreción. Partire al amanecer, tras haber hecho el resto de mis preparativos, pues, como decis, el tiempo apremia. ademas, cuanto antes conozca personalmente a brexiano antes podre planear mi modo de actuar. Quizas pueda serme util alguna influencia o contacto de mi "sire" (escupo esta palabra) para la mision. Acepto gustosa vuestra invitación, aunque no es necesario que os sintais obligado a hacerla.

Me quedo con el tio por la noche, pero antes hago entrar a Antonio y le doy ordenes para que vaya disponiendo mis cosas.