Partida Rol por web

Pusieron el taxi perdido de sangre. Por suerte, se libraron del taxista, un tipo moreno con turbante, nada más subir y la carrera les salió gratis.
Orion, que sólo iba marginalmente más limpio, conducía. La marca del mordisco de Eva le quemaba en la piel y en el alma. Le perturbaba sobremanera el excesivo alivio que había sentido al ver que no mordía a Bayhas. Y el olor a sangre del coche le estaba enloqueciendo.
Aparcó cerca de la puerta principal, junto a un destartalado coche de policía.
Cleo y Bayhas, empapados y ensangrentados, ayudaron a Yakub a salir del coche. Su pierna mala sangraba por dos sitios diferentes debido al sobreesfuerzo.
Una mujer con gabardina se acercó al coche de policía y echó una bolsa de deporte al asiento del copiloto. Les dedicó una fría mirada.
-Veo que habéis tenido una mala noche, Bayhas. Tenéis suerte: ha quedado una habitación libre... ah, no, espera... Hay una puta borracha durmiendo ahí. 

- Gracias por no matarla, Van Cliff. - dijo Bayhas. Observó la bolsa de deporte. - No tienes por qué irte. La puedo convencer de que te deje libre. Definitivamente, a ti y a los tuyos.

Lorna negó con la cabeza. 

-Mira, Bayhas, tengo un límite-dijo con rabia-Eres un tío legal y todo eso pero hay gente que depende de mí y tu puta casa no es segura. Pase por las trampas, por los ladrones demoníacos, por los hombres lobo... pero ahora me pides que viva bajo el mismo techo que la maldita zorra que ha esclavizado a mí familia durante generaciones. ¡Y para una vez que es vulnerable ni siquiera puedo matarla!

- No todo se resuelve matando. - dijo Bayhas. - Y esa puta zorra va a sobrevivirnos a ti y mí. ¿Vas a huir toda la vida? ¿Vas a dejar que tu hija herede tu esclavitud, y los hijos de sus hijos? - Negó con la cabeza. - Venga, Van Cliff, esconderse no te va a servir siempre, solo estás prolongando lo inevitable. - Irónico; él llevaba años escondiéndose de una amenaza mucho menos presente que Nina. Y empezaba a ser necesario ponerle remedio a eso. - Tengo una idea para que te deje libre. Solo déjame hablar mañana con ella. Si no lo consigo, te vas de la casa, no te voy a retener. Solo te pido que me dejes intentarlo.

Ya la adrenalina estaba bajando, por lo que el dolor era cada vez más intenso. Sin querer interrumpir la conversación de Bayhas con la mujer, Cleo siguió llevando a Yakub al interior de la mansión, y lo ayudó a recostarse en el sofá. -Ne-necesitamos parar la san-sangre.-

Orion salió mareado del taxi. El olor de la sangre dentro del vehículo era insoportable. Joder. Él mismo iba sangrando por el cuello, donde Eva le había desgarrado la piel y las arterias. Era lo más parecido a estar mamadísimo y haberse metido un par de tiros de farlopa barata.

Dio varios tumbos en dirección contraria a la casa buscando instintivamente respirar aire puro. Una pena que sus pulmones estuvieran muertos y secos y ni una gota de aire fuera capaz de entrar en ellos. Aquel olor no se iba. Se envaró como pudo y regresó a donde el mago discutía con aquella tipa de la madera.

Entonces se dio cuenta de que Cleo, que ayudaba a Yakub a caminar hacia el interior del caserón, también estaba herida en un hombro.

—Joder, esto de estar a punto de palmarla se está convirtiendo en una costumbre muy fea, compañeros —comentó con cierto humor mientras cargaba a Yakub en brazos lo que quedaba de recorrido—. ¿Lo hacéis aposta para que me ponga cachondo?

Cuando dejaron a Yakub instalado en el primer sofá que encontraron, el vampiro sacó el móvil, se secó la boca babeante con el dorso de la mano y realizó una llamada*.

Lorna no dijo nada ante los argumentos de Bayhas. Simplemente cogió su bolsa de deporte, cerró el coche y siguió al mago hacia el interior de la casa. 

- No os salgáis del sendero y no miréis el rostro de ninguna de las estatuas. - Cleo ya estaba sobre aviso, pero Orion había estado menos veces en Radcliff Manor.

Los goterones de sangre de Yakub mancharon el suelo de la entrada y del salón. Cleo estaba herida, pero Yakub parecía bastante jodido. Aún así, el mago le puso la mano en el hombro y le susurró: - Esta herida es un vulgar arañazo. Una vergüenza para ti y para tus antepasados. - Bayhas se volvió hacia su invitada más antigua. - Lorna, ¿me puedes ayudar a traer vendas y medicinas?

Lorna dejó la bolsa de golpe en el suelo junto a la puerta.

-¿Qué coño os ha pasado?

Bayhas se rascó la nuca. - Las cosas se han puesto un poco tensas en el Dragon Hotel. Hemos discutido con un par de rakshasas y una vampira con bastantes malas pulgas.

Cleo ni siquiera llegó a sentarse en alguna silla, se sentó en el suelo contra la pared, dejando que personas más capacitadas atendieran a Yakub. El móvil le volvió a temblar en donde lo tenía guardado, y pudo ver dos mensajes. Aún estaba lo suficientemente despierta para responder los primeros mensajes, pero comenzaba a sentirse realmente cansada...

El movil se le deslizó de las manos, y ella cayó al suelo de lado, inconsciente.

Cuando dejaron a Yakub en el sofá esté suspiró en un gesto de dolor. Estaba mayor para esas mierdas... quizá era hora de volver a su hogar y dejar esa ciudad y todo atrás. Sonrío a las palabras de Bayhas, o quizá solo lo pensara. 

En cualquier caso tan solo se quedó en el sofá, con los ojos cerrados. Jugando con su bastón. Solo el viejo sabía si estaba pensando, durmiendo o se había muerto y sus dedos actuaban por inercia dando sus últimos coletazos.

El sonido de Cleo cayendo al suelo corroboró las dudas. Abrió los ojos y miró al resto, ¿A que esperaban para ayudarla?

—Ya está —exclamó Orion con cara de triunfo; bueno, mejor dicho, con la cara de triunfo de un yonqui comatoso—. He conseguido ayuda médica. Vendrán dentro de... ¡Cleo, Cleo! No, joder.

El vampiro se acercó a la chica, olvidando por momentos el ansia que le devoraba las entrañas. La cogió en brazos, como había hecho con Yakub. La herida del hombro no dejaba de sangrar y la piel morena de Cleo había perdido bastante color.

—Bayhas, necesitamos una cama. Está mucho peor de lo que parecía —la sangre volvió a inundar sus sentidos; podía oír el sonido de las gotas al golpear las maderas nobles del suelo—. Y yo también empeoro por momentos, no sé si me entiendes —lanzó una mirada fugaz a Van Cliff.

-¿Con los rakshasas?-Lorna soltó un bufido- ¿No tienes bastantes problemas con ellos? Sujeta esto... y esto... y...

Intercambió una severa mirada con Orion. Muy despacio, acercó la mano hacia la pistola. 

-Suelta a la chica. 

-¿Qué demonios...? ¡Suéltala!

Lorna había soltado las vendas y empuñaba su pistola. Parecía dudar para el disparo porque podía darle a Cleo. 

Al final el hambre había dominado a Orion, estaba en su naturaleza y casi siempre lo tenía controlado. Era normal que después de lo ocurrido, la sangre perdida... la falta de alimento.

— ¡¡ ORION !! — Yakub se hubiera levantado, le hubiera dado un golpe suave, no para hacer daño, sino para sacarlo de su trance... pero le faltaban fuerzas para ello. Se limitó al grito, esperando que no se volviera hacia Lorna y desatara su ira.

— Contrólate amigo — Dijo en un tono algo más suave.

Cleo gritó, abriendo los ojos. Su mirada estaba desorientada, confusa, del modo en que una niña despierta de una pesadilla sin darse cuenta que aún está soñando. Apretó los dientes, ahogando sus gritos de ese modo, e intentó levantar su mano para cubrir su hombro, pero no podía moverse, como si fuera una simple muñeca de trapo.