Partida Rol por web

Orion miró a Bayhas como si lo viera por primera vez. Sin duda había estado sumido en sus propios pensamientos hasta que el mago le había dirigido la palabra. Tenía infinitamente mejor aspecto que cuando llegaron aunque, incomprensiblemente, su ropa estaba más destrozada que antes; además de seguir empapada y cubierta de sangre.

—Si viene con Marcus y los ghouls de ambos todavía tendremos una oportunidad —caviló el vampiro—. Sé que sus conocimientos de magia son limitados y si no les permitimos llegar al cuerpo a cuerpo es posible que desistan de asaltar tu casa. Si se apuntan también Yurga y la Orden de Merlín...

Cambió de postura en el sofá y comenzó a mordisquearse el índice de la mano izquierda, pensativo.

—Necesitamos aliados. El jefazo de los RedBeat, Peter Clement, me debe un favor. Pero creo que sería apostar por un valor amortizado. Creo que su momento ha pasado —Orion movió los dedos como si disipara una ilusión—. Zarek es enemigo directo de Yurga, pero está en horas bajas y no tenemos nada que ofrecerle. En cambio él tiene a Sokolov y a Excalibur... O al menos eso me mostró Craig antes de morir.

- Tácticamente, me parece bien lo que propones. - El mago asintió. - Podemos intentar evitar el cuerpo a cuerpo, y también sería posible separarlos y poder atacarlos uno a uno. Pero yo me refería más bien a qué debemos hacer si alguien tiene la oportunidad de dañar a Eva. Con fuerza letal. - Las cartas sobre la mesa. Seamos sinceros. - Cuando salió el tema en la tienda de Yakub, dejaste claro que no querías que pasara algo así. - La mansión estaba en completo silencio ahora mismo. La voz del mago era calmada. - ¿Lo sigues pensando?

​​​​​- Ah, y en cuanto a Excalibur... prometí a la Orden de Merlín que la encontraría y se la entregaría. Si lo logro, se podrían solucionar muchos de mis problemas. - El más importante de todos, de hecho. La curvada espada de Damocles de los Hashshashin. - Esos cabrones del Gorchymyn Myrddin solo piensan en sus planes e intrigas. No les importa cambiar de bando. Se creen por encima de cualquier bando.

—Podríamos hablar con Zarek y pedírsela a cambio de algo. Aunque no sé lo que se le ocurriría. Es un viejo artero y cruel —se sorprendió a sí mismo al utilizar estos dos adjetivos, le recordaba a Yakub—. En cuanto a Eva... Bueno, ya has visto el aprecio que me tiene... Mi deseo era el de cualquier amante despechado: hacerla sufrir y tenderle luego la mano como salvador... Ahora lo que quiero es quebrarle el cuello y cagarme en su trono.

Lorna entró con una taza humeante. 

-Te he hecho café, Bayhas: te convendría dormir pero sé que no lo harás-miró a Orion y luego miró a la cama donde yacía Nina-A ti no te he traído porque creo que no eres muy de café pero si tienes hambre, no te cortes. Sería una lástima que eso se echara a perder...

Bayhas asintió lentamente. - Eso lo hace todo un poco más fácil. Aunque Yakub llegó a algún tipo de acuerdo con el fantasma de Bleeder Braddock para que le salváramos el culo a Eva en el hotel. Creo que quiere volver a la vida usando el cuerpo de Eva - Se encogió de hombros. - Pero entiendo que el trato no incluye lo que pase una vez nos hemos marchado. Bueno, lo hablaremos con Yakub.

- Estaría dispuesto a ofrecerle casi cualquier cosa a Zarek a cambio de Excalibur... - Resopló, riéndose de sí mismo. - O quizá no. Últimamente todo se ha complicado mucho. - Observó a Nina, roncando en la cama.

- ¿Sabes? Ella, en el hotel, - señaló a la dragona con un movimiento de cabeza. - me dijo que era horrible no poder fiarse de nadie. Estar sola, no tener a ninguna persona en quien confiar. - Se quedó callado. - Supongo que no es tan terrible cuando realmente estás solo, en tu cueva, tumbado sobre tu pila de oro y soñando. - Sonrió. - Pero en cuanto te juntas con gente... en fin. El infierno son los otros.

Bayhas cogió la taza que le ofrecía Lorena y le sonrió a la detective. - Gracias, Lorna. No le des ideas a nuestro amigo. - Miró la taza y la dejó encima de un mueble, al alcance de su mano, pero sin probarla. Se volvió hacia el vampiro. - ¿Qué dices, Orion? ¿Me tomo el café y me quedo despierto toda la noche? ¿O me duermo y descanso, seguro de que me despertarás en cuanto eso se despierte por la mañana?

Orion rió con gusto el comentario de Lorna. Le gustaban las mujeres contestonas y dominantes; no lo podía negar. Quizás era por culpa de toda esa mierda freudiana del Edipo o, simplemente, porque desde muy jovencito le ponían muy ternesco aquellas tipas forradas de cuero y nylon que miraba en las revistas guarras de su vecino, el señor Connelly: aquel abuelete tan simpático que le invitaba a jugar con su enorme maqueta de trenes en miniatura mientras él se echaba la siesta y se tiraba pedos. Siempre se imaginaba a la señora Connelly, una ancianita venerable, vestida como una dominatrix y le entraba la risa.

—Gracias, detective, pero ya he cenado. Además he decidido restringir la dieta de sangre de dragón a una vez por lustro, como mínimo —le guiñó un ojo a Lorna antes de que saliera de la habitación y se dispuso a contestar a Bayhas en tono más serio—. ¿Por qué demonios le ha prometido eso el viejo a Bleeder? Ese tipo era un puto psicópata y, ¿vamos a ayudarle a regresar de entre los muertos? Quiero a Eva fuera de la circulación y al resto de vampiros de Swansea lamiendo mis botas, pero no a costa de resucitar a un asesino de inocentes. Espero que Yakub tenga un plan de contingencia preparado.

Se puso en pie y se acercó a la ventana para mirar hacia el exterior. Había dejado de llover y la noche bullía de actividad. Una columna de humo se elevaba desde el centro de la ciudad, pero no era el Dragon Hotel*. Los rakshasa ya debían haber rodeado la mansión a estas horas. Rogaba por que la enfermera hubiera podido regresar a casa sana y salva.

—Las Wicca serían otro buen aliado. La pestilencia de los demonios y la huida de las hadas drena demasiado su poder en Swansea. Si no me equivoco ellas necesitan mantener el flujo de la energía de las Líneas Ley, ¿verdad? Kovak es buena gente y se muere por trepar en su organización. Necesitamos a todos los enemigos de Yurga a nuestro lado, incluyendo a Yibul que está loco por derrocar a su rey —miró a Bayhas que le escuchaba con los ojos entrecerrados—. Venga, duérmete. Puedes fiarte de mí ahora, compañero, no voy a causar ningún problema a tu Bella Durmiente. En cuanto vea que sale humo por esa naricilla o eructa con demasiado azufre, te aviso.

Lorna abrió la puerta y asomó la cabeza:

-Dicen de la central que el Palace ha ardido hasta los cimientos y hay pintadas de "erres" (R) por todas partes. Por lo menos esta vez tenéis todos coartada...

- No creo que Bleeder quiera que le ayudemos. Lo tenía todo bastante listo por sí mismo. - Bayhas recordó el ritual que había visto en las paredes de la Otra Habitación de Braddock. - Simplemente, nos dejó salir con vida de allí con la condición de que veláramos porque Eva no muriera esta noche. - También habló de mi padre... ¿de qué conocía a mi padre? Bostezó - No lo sé, habrá que hablar con Yakub. 

Los RedBeat, Sokolov y su manada, la mafia de Zarek, las wiccan. Sí, hasta Yibul. Había que trazar las líneas, delimitar los bandos y tomar partido. Pero hoy no. Hoy tenía demasiado sueño. Se le cerraban los ojos y asintió de forma casi mecánica cuando Orion le dijo que durmiese. 

No tenía muy claro si Lorna había entrado a la habitación a decirles que había ardido algo o si lo había soñado...

... mi hermana pequeña entra en la habitación. Tiene la cara de Lorna, pero es mi hermana. Cierro el libro de derecho penal, intentando ocultar un montón de hojas con pentáculos y fórmulas alquímicas. 

- Bayhas, mamá dice que vengas, la cena está lista. 

No, no vayas. No vayas.

- Venga, deja todo eso, te vas a quemar los ojos de tanto estudiar. - Jameela le da un manotazo a los libros y estos caen al suelo. Las fórmulas alquímicas se desparraman por la habitación, caen por todas partes, y arden en pleno vuelo, consumiéndose. Sus restos quemados caen a mi alrededor como nieve negra.

- ¿Qué haces? ¡Déjame en paz! - grito demasiado fuerte, con demasiada rabia, aunque Jameela no parece darse cuenta. Me arrepiento y trato de sujetarla. - No, no vayas. Perdona. Quédate... - Pero es demasiado tarde. Se ha marchado, dando saltitos, hacia el salón. 

Me levanto de la silla y trato de seguirla, pero no puedo moverme. No avanzo. El aire es denso y huele a quemado. Me tiro al suelo y avanzo a cuatro patas, con lentitud.

El humo lo cubre todo y huele a carne quemada. Avanzo trepando por una montaña de escombros y metal retorcido. Mis manos están rojas y llenas de ampollas, pero tengo que llegar a la cima. Me arrastro los últimos metros de escalada, pisando los huesos ennegrecidos y las calaveras de mi familia. Me mancho las manos con su carne y su sangre. - Ya llego, ya llego. - Una sombra cubre el cielo y escucho el sonido de unas alas coriáceas, pero no me atrevo a mirar.

Estoy de rodillas, mirando el cuerpo ennegrecido de Jameela. No parece ella. No parece ella. La sostengo en mis brazos. El cuerpo de mi hermana se deshace en cenizas en mis manos, y cuanto más me esfuerzo en mantenerlo unido, más se hace pedazos, hasta que no queda nada de ella.

Estoy solo en la cima de una montaña de cadáveres desnudos y cuerpos destrozados. Quiero llorar y no puedo. Quiero gritar, pero no sale ningún sonido de mi boca.

Estoy solo.

Bayhas abrió los ojos. Se había quedado dormido un instante y había despertado al Otro Lado del Velo. Él estaba allí, junto a su silla, aplaudiendo despacio con sus manos huesudas. Las defensas de Radcliff Manor impedirían intrusiones ¿verdad?

-Si los hubiera todavía, los bardos cantarían sobre tu infamia, Al Rashid. Tu lista de enemigos sigue creciendo y ahora estás ocultando fugitivos peligrosos. No hay muchos ahí afuera que consigan impresionarme. Bravo. 

La calavera cornuda no era muy expresiva pero su sonrisa permanente parecía extrañamente irónica cuando mostró el anillo de Yakub. 

-Tengo mis métodos para saberlo y esta mansión tuya es un faro encendido en el éter. 

Guardó el anillo.

-No voy a criticar vuestro torpe intento de magnicidio pero hay suficientes cargos para ejecutaros a los cuatro. Eso será al amanecer. La casa está bien protegida pero no aguantará mucho-chasqueó los dedos. Bayhas le había visto hacer aquel gesto antes-No creo que haya nadie en toda Swansea dispuesto a defender a Yakub o a Orion después de asesinar a un Rey Dragón con tal abundancia de daños colaterales. La chica es casi inocente en comparación pero ha irritado a gente poderosa. Tú, en cambio, todavía eres valioso para mí. Te propongo algo más: entrega al viejo y al vampiro como chivos expiatorios y me aseguraré de que tú conservas la vida. No es una decisión egoista: si cumples tu misión podremos hacer algo para frenar a Yibul. Y vengar a tu familia. 

- No hay trato, Old Nick. - dijo Bayhas. - La explosión no fue por su culpa, sino una idea del loco de Gareth, el cazador. 

Al menos el aviso les serviría de algo. Iban a atacar al amanecer. Por lo menos no vendrían vampiros. O sería posible matarlos abriendo las ventanas.

- ¿Sabes? He averiguado quién tiene a Excalibur. Y, obviamente, me llevaré ese conocimiento al infierno si muero. Piénsalo.

No iba sacar mucho más en claro de esta conversación. Tenía que volver al mucho real, avisar al resto. No estaba seguro de si seguía dormido o simplemente al Otro Lado. La diferencia era sutil. 

- Eva y Mishka quieren mi sangre, y el Gorchymyn Myrddin parece muy conforme con ello. - hizo un esfuerzo por levantarse del sillón y regresar. - No es que nunca haya esperado nada de vosotros, pero no deja de ser irritante. Esta visto que si quiero lealtad, tengo que comprarme un perrito.

- Ah, dile a Rhiannon que sé que fue ella. Y que voy a recuperar lo que es mío. 

-Enternecedor. Estoy seguro de que Yurga y los suyos atenderan a tus razones mas que este viejo mago cascarrabias-la calavera cornuda le miro, inexpresiva-De modo que has encontrado Excalibur la noche antes de ser acorralados por todos los demonios de la ciudad.  Muy conveniente: podrias habernosla traido en lugar de irte de fiesta, te habria ahorrado muchos problemas. Yo te estoy ofreciendo la oportunidad de salvarte en virtud del trato que hicimos: eso es lealtad. Puedes rechazarla si quieres.

Torcio la cabeza, sorprendido.

-¿Rhiannon? ¿Que te ha hecho ella? ¿Hay algun asiento libre en el Teatro de tus Enemistades que quieras llenar a toda costa?

- No he dicho que tenga Excalibur; he dicho que sé quién la tiene. - Se encogió de hombros. - Si no me crees, tampoco puedo hacer más para convencerte. Orion y Yakub encontraron y mataron a los verdaderos responsables de la muerte de Owain. Orion dejó seco al vampiro que mordió al Rey Dragón. Gracias a eso averiguó a quién le habían entregado Excalibur, después de robarla en la guarida de Owain (*)

Sonrió al escuchar el tono de sorpresa de Old Nick. - Mis enemigos se multiplican haga yo algo o no lo haga, así que uno más, ¿qué importa? Hablé con Rhiannon de cierta puerta que quería abrir. Con ella y solo con ella. Y alguien ha robado la llave que Yakub estaba fabricando para mí. Puede ser una casualidad, pero, la verdad, en asuntos de magia no creo en las casualidades.

-¿Una llave? ¿Y la estaba fabricando Yakub? 

"Old Nick" emitió aquel chasquido que tenía por risa. 

-Quizás ese sea el motivo de que tus enemigos se multipliquen. Los inventos de ese rufián nunca se han empleado con fines honestos... Las llaves son para entrar a unos sitios o salir de otros. El Gorchymyn Myrddin está donde tiene que estar, no necesita ninguna llave. 

- Entonces igual Rhiannon está haciendo algo a espaldas del Gorchymyn Myrddin... - El mago sonrió de forma beatífica.

- Gracias por el aviso, Old Nick. Si sobrevivo, seguiré buscando a Excalibur. Recuerda lo que me prometiste.

5:59 AM

En Gran Bretaña, el dia llegaba antes de que la noche se fuera. 

El cielo negro cambio a un gris oscuro y plomizo. Orion se estremecio para sus adentros. No era una buena hora para el. 

Las calles de alrededor de Radcliff Manor estaban inusualmente activas: las aceras estaban llenas de coches aparcados, grupos de gente con turbante rondaban las calles y todas las ventanas de la zona tenian luz. Era como si se estuviera preparando una tormenta.

Nina seguia dormida roncando como un viejo motor en la habitacion de al lado. Bayhas todavia no habia salido.

Lorna, Cleo, Yakub y Orion estaban doloridos y soñolientos sentados en torno a la mesa de la cocina de Bayhas. En el centro habia una amalgama de paquetes de comida: pan de molde, galletas, un carton de zumo, cafe instantaneo, bolsitas de te y una caja de porridge. La kettle hirvio y se detuvo.

-¿Cafe o te?-pregunto Lorna levantandose.

La claridad comenzaba a entrar por la ventana. Bayhas se levantó y miró al exterior. Le invadió una sensación de peligro inminente. Tocó con su mano la pared de la habitación. 

Suspiró. Hora de ponerse en marcha.

Nina estaba roncando aparatosamente. Se inclinó sobre ella y la observó. La acarició el pelo un instante. Y después, la empezó a mover del hombro. - Eh, Roja. Hay que despertar. Vienen los demonios a darnos los buenos días.

—Hace muchos años que no me quedo despierto después del alba —confesó Orion con cierto aire de nostalgia—. No eran buenos tiempos para mí. No tenía ghouls y los problemas no entendían de horario. Justo igual que ahora...

Dio un paseo por la cocina, sonrió a Lorna y a Yakub y sus ojos se detuvieron unos segundos en Cleo. Parecía que iba a decirle algo a la chica pero, finalmente, optó también por dedicarle aquella sonrisa tan suya de adolescente travieso.

—No sabéis lo que daría por poder tomarme un café bien caliente que me despejara la cabeza... —la sonrisa se borró de su cara—. En principio y mientras no me acerque a ninguna ventana, podré estar activo. Las consecuencias vendrán después, como una resaca bien jodida sin haber probado ni una gota de alcohol. Aunque igual hoy no tengo que preocuparme del "después".

Miró su móvil que estaba en la encimera de la cocina. Esperaba que le llegara un mensaje, EL MENSAJE. Habían pasado ya muchas horas y ahora que clareaba el día dudaba de que le contestara. Amethyst... Sólo espero que me hagas caso por última vez.

Yakub miró a Lorna, la recordaba del hospital. ¿Como habría terminado en aquella casa con ellos? Suspiró.

— Té, gracias — Dijo en un tono de agotamiento. El sueño le había sentado de maravilla, pero las pesadillas todavía rondaban su cabeza como un alfiler que poco a poco penetraba en su cerebro.

Vio a Orion, lo miró. Pero no le dijo nada. Bastante tenía el mismo con su cabeza en esos momentos.

— Tenemos que pensar en un plan. Buscar aliados, alguien que pueda ayudarnos de momento a recuperarnos del todo y que nos de un buen refugio, desconocido para el enemigo y que nos permita establecer un plan para recuperar el control. —

El anciano tenía claro desde antes de ir a la casa de Bayhas que no sería un lugar seguro. Todo el mundo sabía donde estaba la tienda de Yakub, el bar de Orion y la casa del mago. Suspiró y se crujió el cuello. Siempre le crujían durante unos minutos todos los huesos al levantarse. La edad, poco a poco, le pasaba más fáctura.

Cleo cruzó la mirada con Orion, y le devolvió la sonrisa a medias, casi tímida. Estaba en tensión y sentada a la mesa su pierna se sacudía con nerviosismo.

-Hablé con Andy. Las hadas están partiendo a Arcadia, no tienen ya un lugar en Swansea. Dijo que podíamos intentar pasar, aunque dependerá también del guardián actual. Un tal Mike.- Estaba segura de que sabían de que "Mike" se trataba. -¿Quizás podamos convencerlo con alcohol? Parecía que era algo que le gustara bastante.-

Suspiró. -La manada de Sokolov está en el parque de diversiones abandonado. No sé si estará dispuesto a ayudarnos, estoy esperando su respuesta...- Por último, levantó la mirada de la mesa donde la había tenido posada. Tragó. -Ya sé quién es Biokane.- En pocas palabras le recordó a sus compañeros sobre la misteriosa persona que le había contactado a través de su página web, y la razón por la cual estaba en Swansea.

-Rhiannon.- Dijo. -Me ha hecho una oferta: abandonarlos a ustedes a su suerte a cambio de protección. Le he dicho que esto es un todos o ninguno, no voy a dejarlos. Pero gracias a eso sé que planean hacer algo al amanecer. Necesitamos salir de aquí pronto.-

Los ojos de Nina se abrieron lentamente. En lugar de su color azul habitual eran amarillos con pupilas verticales. 

Miró a su alrededor, confusa. Entonces vio a Bayhas y sus ojos se abrieron como platos. Asustada, se incorporó de un salto examinando sus ropas y mirando en todas direcciones. 

-[¿Dónde estoy?¿Qué ha pasado?¿QUÉ COÑO HAGO AQUÍ?]

Su voz fue subiendo de tono hasta convertirse en un rugido atronador. No se daba cuenta de que estaba hablando en latín.