Partida Rol por web

- Primero tenemos que hablar de cantidades.

- ¿Te interesa cultivar algo en concreto? ¿Cuantas salchichas necesitas? - pregunta con una sonrisa - ¿Quizá algo de pienso para tu mascota?

- ¿Pienso? ¡Pero qué desvergüenza! ¡Como si fuera una vulgar paloma! - Diavorai salta al mostrador y aletea enfadado mientras Evali se sorprende al oír la voz aguda del familiar.

Solté una pequeña risilla al observar cómo Diavorai aleteaba enfadado - Tranquila, no pasa nada - dije mirando hacia Évali y luego, me dirigí mentalmente hacia Diavorai - Tranquilo pequeño, sólo era una broma, y no, las bromas no se comen, pero sí que las hacen, pero no a la parrilla ni al fuego, son solo palabras. - le acaricié la cabeza suavemente para tranquilizarle a la vez que le cogía y lo ponía junto a mi hombro, pues prefería que nadie lo viese para evitar miradas indiscretas.

Me despedí de Evali con la intención de quedar con ella al día siguiente.

Evali levanta una ceja mientras observa confundida y a la vez divertida a Diavorai, que se relaja al volver a tu hombro - ¿Y de qué están hechas las palabras? Se que se hacen con sonidos, pero los sonidos no se pueden comer, pero también las hay en papeles, y se pintan con unos botecitos negros. ¿Así que las palabras están hechas de sonidos o de botecitos negros? Los botecitos negros se pueden beber, lo se por experiencia, aunque no saben bien. Quizá fue porque no estaba frito. - Recuerdas ahora que ciertamente hace unas semanas cuando despertaste al amanecer, la tinta sobre tu escritorio había desaparecido. - Es tan confuso como el calor. El calor no se puede comer, pero se puede mezclar con salchichas, y entonces saben mejor. Pero las palabras tampoco se pueden comer, pero yo me las he bebido. ¿Así que qué ocurre si mezclo calor con algo que tampoco se puede comer?

Evali se despide asintiendo con una sonrisa y su mirada clavada en ti.

Apenas pones un pie fuera de la tienda casi te atropella un pequeño cerdo corriendo a gran velocidad perseguidos por dos niños pequeños.

- ¡¡Espera Culón!! - grita el niño pequeño corriendo tras el cerdo a toda velocidad con una cuerda en la mano que lleva arrastrando. A pocos metros tras él lo sigue un niña aún más pequeña que también grita - ¡No te entiende! ¡Por eso tendríamos que haberle enseñado a hablar!

Diriges la mirada a la dirección de donde vienen, y ves una pequeña granja de cerdos en la que han dejado la puerta abierta. Más cerdos están huyendo ahora de la cerca.

- ¡¡Libertad!! - Diavorai se ve rápidamente afectado por el aura de rebelión en la zona y adopta la forma de un cerdo que también se lanza a correr por el pueblo.

Me eché instintivamente hacia atrás para dejar pasar al cerdo, seguido de dos niños. Nuevamente Diavorai estaba haciendo de las suyas y se echó a correr tras ellos, convertido en un pequeño cerdo. No pude evitar reírme a carcajadas observando la escena, pero luego pensé que no era lo más adecuado. En aquel pueblo, hasta el momento, no había caído en gracia a nadie más que a Evali, aunque de momento suponía que me quería nada más que por interés hacia mi magia.

Pensé detenidamente si estaba bien ayudar a aquellos niños usando mi magia, aquel pobre cerdo huía descontrolado, quizás ésta estaba siendo su única oportunidad de salvación, ya que probablemente serviría de comida para la familia. Así que contra todo pronóstico acerca de lo que se considera como correcto o no, utilicé el viento para atraer a Diavorai hacia mí y me dirigí hacia la casa, dando la espalda a aquella situación, y, quizás evitando o provocando rumores acerca de mí. Porque sabía que hiciera lo que hiciese, al menos de momento, todos hablarían de mi, y no bien precisamente.

- Lo siento pequeño, sé que no ha estado bien lo que he hecho, pero debo protegernos - dije mientras recordaba la historia que había olvidado acerca de este pueblo. Cuando quise darme cuenta, me ví en aquella casa sin muebles ni comida y no pude hacer más que reirme - Soy estúpida.. - recordé que Rayo continuaba en el establo, así que decidí que sería buena idea que diese un paseo por aquel lugar. Me acerqué a él y le acaricié el lomo, esta vez no me monté sobre él, sino que caminé a su lado - ¿Damos un paseo?

Paseas junto a Rayo. La verdad es que pensabas que iba a ser un buen día después de todo. No has tenido tantos conflictos como esperabas. Aunque pronto cambias de opinión.

Mientras caminas, una flecha cruza el cielo azul desde el exterior y cruzando sobre la empalizada del pueblo. El silbido se detiene con un golpe sordo sobre el cuello de Rayo, que con el golpe y la sorpresa cae sobre ti. Sin darte cuenta y de un segundo a otro estás tumbada en el suelo siendo aplastada entre los estertores de tu caballo. Diavorai se lanza a volar desde casa en cuanto siente un problema.

El impacto hace que se me corte la respiración, a la vez que las respiraciones de Rayo me alertan de que está a punto de morir - Joder.. - atino a decir mientras utilizo mi magia para elevar levemente a mi caballo para escabullirme de debajo suya. Cuando logro hacerlo lo coloco sobre el suelo suavemente y me dispongo a examinarle en un intento por salvarle - Vamos chico, aguanta.. -