Partida Rol por web

- No te preocupes, canijo. Este bosque está plagado de ellos. No pueden acercarse por la barrera. Solo están esperando a que la barrera caiga, pero no lo hará. Intentaremos crear barreras mañana. Te harán falta si quiero mandarte recados.

Con un gesto, la barrera se vuelve opaca y gris, como si estuvieras dentro de algún tipo de iglú. Los sonidos de fuera desaparecen.

- Vamos a cenar. Puedes preguntarme lo que te apetezca mientras tanto. Te advierto que esta será la última comida que comparta contigo. A partir de mañana tendrás que aprender a encontrar la tuya propia y cocinarla con magia o sin ella. También tendrás que dormir en el suelo o buscarte algo mullido.

Teobalt se acercó a disfrutar de la cena, claramente intranquilo por lo ocurrido. No dejaba de mirar cada cierto tiempo a los límites de la barrera como esperando a que en algún momento la ilusión desapareciera y aquellas misteriosas figuras volvieran a vigilarle. ¿Como Norman podía estar tan tranquilo con semejante vista durante la noche? El joven aprendiz se hallaba agradecido por haberse quedado dormido, pues al menos habría reunido suficiente energía para aquella noche de desvelo que esperaba por él.

—¿El bosque está plagado? ¿Y qué son, exactamente? ¿Son peligrosos...? ¿...Y si lo son... por qué no se ha ido a otra parte? Quizá un sitio con más personas... Que se yo.

Se imaginó caminando a oscuras en el bosque con Diavorai como única compañía además de aquella infinidad de misteriosas figuras siguiéndole con la mirada. Un estremecimiento se apoderó de su cuerpo y no necesariamente por el frío nocturno.

—¿Qué clase de recados voy a hacer? ¿Puedo aprender ahora mismo a hacer la barrera? Ya se me ha quitado el sueño de todas formas...