Partida Rol por web

Ezhelmer mastica lenta y primorosamente, dejando que el juguillo de la carne asada le estimule cada papila gustativa...

 Esperad no comais!!! Puede estar envenenado...Dejadme que yo lo pruebe todo y así estareis tranquilos.

Ezhelmer les hace una mirada burlona a los compañeros que estaban antes con el, ya que por como le miraban parecía que esperaran que muriera de forma horrible por comer tan rico manjar.

Un tanto desilusiondo a ver que la cabeza del bardo no ha explotado y que tampoco le sale espuma por la boca, empiezo a comer.

Vale -digo con la boca llena. Mastico despacio. Hasta que no vea que realmente el bardo no ha explotado en cachitos, no quiero atiborrarme- y... ¿Le habréis pedido que os de el mapa, no?

- Respecto de la comida esta, vino a vernos la hija del tabernero y nos la trajo, junto con las disculpas de su padre por el trato que nos dio en la taberna. Nos dijo que lamentaba lo ocurrido, pero nuestro amigo Gotilgun cree que ese tabernero puede estar bajo coaccion o algo asi.

Tras comprobar por metodo ensayo error que la comida no esta envenenada come algo.

- Llamadme paranoico, pero si alguien de esa taberna nos quiere muertos y el tabernero esta bajo coaccion no es nada descabellado dar comida a unos aventureros que no tienen donde caerse muertos.

el señor valanel no me parece el tipo de persona que asesinaria a sangre fria a unos desconocidos. ni por coaccion ni por otro motivo. si no confiais en el, mi consejo es, simplemente, que no comais. me siento y cojo un trozo de carne. bendice Pelor los alimentos que tu siervo va a tomar. me dirijo al enano mañana por la mañana el joven herrero tendra listo el mapa. eso nos ha prometido. propongo que de momento disfrutemos de un merecido descanso.

En los hatillos hay carne asada, pan blanco recién horneado, queso curado con especias, una ristra de salchichas, tres pellejos de vino y dos de agua.

 Siempre puede Gotilgún hacer guardia toda la noche para que no nos maten o nos envenenen..-Ezhermer le hace una mueca de burla al enano y luego guiña un ojo- En serio aunque no creo que la gente de aqui nos vaya a atacar debemos hacer guardias por si acaso.

- Hombre pero eso esta mas claro que el agua. Yo hare la primera que no tengo sueño.

Primero, señor clérigo, envenar no es matar a sangre fría. Solo es matar. -Digo algo mosqueado

Segundo, y se de lo que hablo, un hombre coaccionado puede hacer muchas cosas. La más fácil, matar -dicho esto, me giro, sonrio al bardo, y le digo- tengo entendido que los elfos no duermen. Como aberración entre especies que eres, supongo que tú tampoco necesitarás dormir. Juntate con tu primo el explorador. Así os contaréis que flores os parecen más sabrosas...

Acabo la cena, me apuro uno de los pellejos de vino que me queda, y digo- Buenas noches. Dormiré con un ojo abierto por si acaso. No me gusta que me maten mientras duermo -y tras esto, me tumbo junto a la hoguera, me arropo y empiezo a roncar...

Sigo roncando... pero todo es una farsa. En relidad, sigo despierto, escuchando que puedan decir de un pobre e indefenso enano, que no cobro como todos los demás al principio...

- Dormios y descansad.- Oréganon apoya la espalda en el tronco de un arbol y se deja una flecha preparada en la mano por si acaso y el arco en la otra.- ¿Alguien quiere hacer la segunda? ¿O despierto al enano arriesgando mi vida y que la haga el?

 Oreganón despiertame a mi, con dormir un poco me vale,cosas de familia.-Además quería hacer una cancion en honor de Gotilgún y el vino y en silencio se compone mejor-.  

Le dice con media sonrisa Ezhelmer a Oreganon.Lo ultimo se lo insinua en Elfo.

como de todo con calma pensando en los avances del dia. despues de dar un buen trago de agua, doy las buenas noches a los demas y me meto entre las mantas. podeis despertarme cuando necesiteis que vigile. si puede ser la ultima guardia mejor, asi aprovechare para mis oraciones.

En silencio, escuchando a mis compañeros hablando he comido un poco del contenido de las mochilas. También he dado su alimento a Lilu, sacándolo un poco del saquito de terciopelo que lleva atado a su cintura. Poco a poco voy sintiendo como la modorra se va apoderando de mi, así que preparo lo más cerca posible del fuego mis mantas y me acuesto, antes de cerrar los ojos atino a decir buenas noches a mis compañeros.

Xet se acerca a las bolsas de la comida e ignorando totalmente la carne come pan y queso que acompaña con un poco de vino. Una ez ha saciado su apetito se acomoda lo mejor que puede en el suelo mientras comenta vosotros despertar yo cuando necesitar yo vigilar campamento aunque dudo que nadie atacar...

Confiando en la vigilia de Oréganon, os envolvéis en vuestros camastros y os disponéis a dormir, con la tripa llena por primera vez en diez días. Parece que el negro de hace unas horas empieza a disolverse, a aclararse para dejar entrar algunos rayos de luz, lo cuál os mantiene en calma. Ya habrá tiempo de preocuparse cuando deis con la Cordillera Proverbial, de momento ir a descansar con expectativas ya os anima tanto como si estuvierais a un sólo paso de cumplir la misión.

A vuestro alrededor, los demás viajeros charlan tranquilamente, respetando el descanso de quienes prefieren dormir. El campamento rezuma paz y armonía, tanta que la idea de las guardias os resulta, de pronto, excesiva... todo va bien, y a partir de aquí, sólo puede mejorar...

A lo lejos, se oye el ulular de una lechuza...

El bullicio os resuena en la cabeza. Algunos de vosotros no estáis familiarizados con los síntomas de una resaca, pero si hay algo que tiene la resaca, es que el sufrimiento que produce, hermana a quienes la padecen.

El sol asoma por detrás de una colina. Lo primero que os viene a la cabeza es un agradecimiento a Oréganon por dejaros descansar toda la noche, asumiendo el puesto de guardia. No obstante, el elfo se halla recostado en su camastro, disfrutando del trance por el que su especie sustituye el sueño. Lo siguiente que os llama la atención, esta vez para peor, es que uno de los camastros está vacío:

El hermano Andrew ha desaparecido, dejando atrás todas sus pertenencias: armadura, armas, equipaje... incluso sus botas están donde las dejó, a los pies del camastro. Las mantas están revueltas y una salpicadura pegajosa a la altura de la cabeza os hace pensar lo peor.

Entonces reparáis en que el bullicio de alrededor es algo más que el día a día del campamento. Se trata de un auténtico revuelo, concentrado en la herrería.

No recuerdas nada, salvo que estabas decidido a hacer la guardia. Tienes la cabeza espesa, como corresponde a alguien que ha estado en trance el doble de lo necesario.

Xet se pone en pie lo más rápidamente que es capaz y tras un breve tu esperar aquí, no correr peligro yo ir a investigar dirigido a Iris se marcha hacia donde está el revuelo con su fiel hacha a la espalda