Partida Rol por web

Cristina no podía mantenerse ajena a la humillación que Diane estaba pasando, la doctora le caía bien y era uno de sus tripulantes más eficientes... además era con quien mayor afinidad tenía y fue la única que se dignó a ayudarla, junto con Jankowsky en el incidente del bar. Le debía una, no sólo como capitán sino como amiga.

- Y yo lamento el viaje desde Próxima hasta aquí. Podría haber ordenado que la Excalibur viniera a mi en lugar de lo opuesto pero los viejos gruñones de la flota insistieron en la misión. Pff… - responde chasqueando la lengua y soltando una bocanada de humo al monitor para finalmente dirigir su atención a las oficiales.

- Con todos mis respetos señor viceministro, pero debe usted comprender que la flota tienes sus motivos para establecer ese tipo de prioridades y las misiones que nos encomiendan, no tienen otra función que la de proteger a sus miembros. Aún así lamento los inconvenientes que le hayamos podido generar.

- Entonces va a firmar el traslado de la doctora Walker o tendré que jalar algunos hilos? - pregunta Leonard a Cristina sin dar un mínimo de atención a Diane, que parece no existir para el viceministro.

- Con respecto a su hija, creo que lo más apropiado es que sea ella misma quien decida sobre su traslado, los oficiales de la flota tienen derecho a conocer sus destinos y expresar su opinión, como ella misma le acaba de indicar.

-Cristina pensaba apoyar a su oficial médico a toda costa

La Comodoro simplemente dejó sus notas y se adentró al lugar portando cierto aire silencioso. Aquellos asuntos parecían internos, alguna riña entre Padre e hija, algo en lo cual la Flota nada tenía que ver. 

Eso sí, el hecho de que la Doctora decida ir con su progenitor implicaría encontrar un reemplazo fidedigno y acorde a las inclemencias o necesidad de la tripulación. Así que no sería tan fácil ceder a un oficial competente y viral en la Excalibur. 

- En el caso de que la Doctora Walker decida irse, solicito por favor que nos ofrezcan un reemplazo acorde al nivel de profesionalismo que aquí la Oficial presenta. - hizo una pausa y continúo. - En misión el nivel de riesgo es altísimo, recién hemos salido de un fuerte ataque Klingon, no podemos darnos el privilegio de prescindir de ella a no ser que considere mi oferta.

Terminó por decir, apoyando su espalda sobre la pared mientras intercambia alguna que otra mirada con Cristina.

Leonard frunció el ceño ante la pregunta de su hija, que luchaba por mantener las formas propias de la Flota y todo lo que ella respeta. Aunque en cualquier momento la represa de su interior podría quebrarse y decantar en un aluvión de reclamos y otros asuntos guardados por largo tiempo.

Solo que no era el lugar ni el momento. Entonces el hombre dejo en el escritorio el cigarro Cubano luego de apagarlo contra la mesa con notable enfado.

- El alto mando concuerda con mi opinión que usted es más útil en el cuartel general de la tierra que a bordo de una nave en tiempos de guerra. Además sus trabajos sobre nanoingenieria orgánica han despertado el interés en el almirantazgo. Por eso me encuentro aquí, para pedir su transferencia de forma ordenada. Pidiendo primero a su capitana y luego a usted doctora. - responde el viceministro, siguiendo la respuesta de Cristina al dejar la decisión en manos de la doctora.

Al parecer en la Tierra los estudios de Diane sobre los elementos de la misión anterior han creado una brecha de interés que generará repercusión en muchos niveles.

Entonces la idea de la comodoro tampoco pasó desapercibida para el político. Leonard asiente y da la razón a las palabras de Erika con la respuesta inmediata y la aprobación de Turak. Tras sonreír por su ventaja, el hombre responde un poco mas relajado.

- Coincido con usted Comodoro. El destino de esta nave es mucho peor que su anterior misión, hacia destinos que no puedo revelar y por ello ofrezco una eminencia a cambio de la doctora Walker. Aquí el señor Turak es un diplomado ampliamente reconocido en el Consejo de Ciencias de Vulcano por sus muchos títulos en medicina interespecies. - el asentimiento mudo de Turak secunda las palabras de Leonard.

Cristina se quedó a cuadros ante las palabras del señor Walker... ¡¡Como si no tuviera bastante con un Sirril, ahora quería cambiarle a la doctora por otro vulcano!! De buenas los hubiera lanzado a ambos por la escotilla, pero permaneció en su sitio sin mostrar nada, o al menos es lo que pretendió... lo único que cambió en su rostro fue una inclinación de ceja mientras miraba a Walker para después dirigir una mirada al vulcano y por último a la doctora, a quien observó dedicándole todo su interés.

Quería que se quedara, por varios motivos, uno... para fastidiar al viceministro, dos... joder, que se trataba de otro vulcano y ya tenía más que de sobra con uno... y tres, la doctora le gustaba. Sin embargo se podía entender que ese padre tuviera sentimientos y quisiera proteger a su hija, había que tener en cuenta que ser tripulante de la Excalibur era un trabajo de muy alto riesgo... por lo que De Alba dejaría la decisión en manos de Diane, tenía derecho a elegir y no quería presionarla en una decisión tan personal para ella.

Y mientras la Doctora decidía en su fuero interno el quedarse o no, debido a su silencio. Erika, observó a la Capitán mientras espera que se diga algo, considerando que no se podía dejar al Viceministro con la palabra en la boca.

- Por mi parte, estoy de acuerdo. Pero aquí según lo que entiendo, De Alba espera que su oficial tome la decisión por sí sola, aunque la opción de que Turak forme parte de la tripulación me resulta una idea muy acertada. - afirmó en un tono serio. 

Confiaba en el intelecto de los vulcanos, pero la Comodoro era muy consciente de que todo esto ya estaba planteado de antemano. No era casualidad que el Viceministro aparezca y justo con alguien experto en Medicina, el cambio estaba pensando hacerse, pero no contaron con la variante de que Cristina le concedería la decisión final a la Doctora.

-¿El alto mando concuerda bajo qué métodos de presión?- Diane no pudo evitar preguntarse, al escuchar las palabras de su padre. Sin embargo, lo cierto es que el argumento fragmentó un poco su decisión: ¿De verdad su investigación podría llegar a tener fruto bajo el amparo de la Flota Estelar? Lo cierto es que a ella nunca le había gustado la medicina práctica; de hecho, la medicina en general no era un campo de estudio que en su juventud hubiera despertado su afición, por mucho que ya se hubiera acostumbrado tanto que no pudiera verse realizando ningún otro trabajo. Además, tenía la plena seguridad de que el enlace vulcano podría desempeñar su cargo mejor incluso que ella misma. Y, decididamente, conocía de primera mano los riesgos que suponía estar en el espacio: le había arrebatado mucho... y, aun así... aun así... -Nunca he sido más feliz que en una nave.

La doctora se mordió el labio inferior, conteniendo el impulso de chasquear la lengua sonoramente. No era un sentimiento lógico, más bien era completamente absurdo, pero no podía abandonar su puesto. Significaría haber sido derrotado por lo desconocido y, de ese modo, todo lo sufrido habría sido en vano. Pero, más importante, significaría desertar y abandonar a sus compañeros a su suerte... y, por lo menos a algunos de ellos, si les ocurriera algo allí fuera jamás se lo perdonaría. Y, para bien o para mal, todos eran su responsabilidad.

-Por mucho que el alto mando esté de acuerdo, eso no implica que un traslado en mitad de una misión deje de ser irregular.- Protestó gélidamente al viceministro, que parecía haberla nombrado únicamente por la intervención de la capitana. -Y siendo la misión tan peligrosa como indican, resulta preferible no poner en riesgo a una eminencia tan ampliamente reconocida en mi lugar, que puedo resultar más prescindible.

Se volvió hacia De Alba para contestar, indicando implícitamente tanto a su padre como a la Comodoro donde, independientemente de que se viera obligada a cumplir con la cadena de mando si recibía una orden directa, se encontraban sus verdaderas lealtades. -Capitana, si no tiene nada que objetar, desearía rechazar el traslado y seguir ejerciendo como Oficial Médico bajo su mando.

El miembro del consejo de ciencias de Vulcano tomó la palabra antes que las mujeres continuaran desautorizando su presencia. Estaba claro que el solo era un simple observador pero su nivel de autoridad realmente era desconocido para los presentes, incluido el nuevo viceministro Walker.

- El termino correcto es “miembro del enlace Vulcano” antes que nada. No soy objeto de las ataduras de los escalafones de su organización o cualquier investidura. Y formar parte de la tripulación tampoco es mi meta. Solo ejercer mi rol. - las palabras de Turak por demás de indicar disconformidad solo indicaban a los presentes la negativa a socializar con los humanos.

Para finalizar agregó a todos – Adicionalmente mi presencia aquí de transformarse en algo continuo sera beneficioso para vuestra misión, porque mi pueblo en todo momento podría acudir a otorgar la protección necesaria y eficaz. - Y nadie mas que los capitanes de la flota estelar eran consientes del continuo pseudo espionaje Vulcano, con sus naves husmeando en la distancia durante los primeros años de la Flota.

Era increíble el trato ejercido hacia Diane. El viceministro, su padre, tan solo se limitaba a responder a la capitana o a cualquier otra persona en la pequeña sala, aludiendo a su hija y doctora de a bordo. Nuevamente el comentario de la comodoro fue aprobado por un aplauso silencioso por parte de él.

- Capitana. Las palabras del señor Turak son correctas. El pueblo Vulcano ofreció una de sus naves en caso que usted sabiamente decida por la asistencia del notable científico aquí presente. - insistió nuevamente mientras se dirigía a la puerta. Una vez allí volvió a hablar a la capitana.

- De Alba. Permítame un momento en privado con la doctora Walker. Es lo único que pediré mientras reconsidera la oferta. También recuerde que usted es la responsable de noventa almas a bordo de la nave. - agregó Leonard mirando seriamente a la Cristina.

- Me resulta conveniente el cambio, aún así, mientras conversa con su hija Señor, haré lo propio con la Capitán. Creo de vital importancia tener un diálogo con la persona que está al mando de esta nave. - aclaró aseverando el gesto. 

Estaba claro para Erika que la oferta del Viceministro era imposible de rechazar, no siempre se iba a contar con tal ventaja y los Altos Mandos lo harían notar si se desiste. Al margen de ello, era mejor conversarlo con Cristina a solas, de esta forma se pondrían las cosas sobre la mesa para aclarar las posturas. 

- De Alba, me permite por favor. -  le indicó la pelirroja. 

Ya realizando un gesto para que la Capitán siga sus pasos con la intención de retirarse y brindar privacidad a la familia Walker. La idea era ir hacia el camarote de la Comodoro, así inmersa dentro de la privacidad que guarece aquel cuarto, poder dar rienda suelta a una posible discusión considerando el carácter de la mujer. 

-Capitana, si no tiene nada que objetar, desearía rechazar el traslado y seguir ejerciendo como Oficial Médico bajo su mando.

Si hubiera podido la habría besado, pero quedaba feo y a Cristina le molaban los tíos... no obstante no pudo evitar esbozar una sonrisa, Dianne era su oficial preferido y su presencia, pese a la acidez de sus palabras, le agradaban. No obstante tenía que comportarse como se le presuponía a su condición.

- Dianne, no hay nada que me complaciera más que seguir contando con sus servicios- es más estaba deseando que Walker padre y el estirado que le querían encaquetar se largaran, aún así los altos cargos de la flota estaban por encima de ella y no le quedaba más remedio que acceder a sus demandas y concederle al Viceministro la conversación a solas con su hija.

 -Adicionalmente mi presencia aquí de transformarse en algo continuo será beneficioso para vuestra misión, porque mi pueblo en todo momento podría acudir a otorgar la protección necesaria y eficaz.

- Entiendo- dijo escuetamente, pero educada al más puro estilo vulcano, si Turak o se consideraba superior y no quería tratos con humanos ella tampoco los quería con estirados de orejas puntiagudas como él... le jodía sobremanera que hubiera humanoides, fuere cual fuere su raza que se considerasen superiores a los demás por el mero hecho de ser diferentes o poseer más dinero... y mira que Cristina provenía de una familia de renombre... 

-De Alba. Permítame un momento en privado con la doctora Walker. Es lo único que pediré mientras reconsidera la oferta. También recuerde que usted es la responsable de noventa almas a bordo de la nave

- Por supuesto señor Walker, le concederé todo el tiempo que necesite para hablar con su hija- en realidad preferiría atenerse a algún código y aceptar de lleno la petición de la doctora... pero tal y como había tenido la gentileza de recordarle el Vice, no podía hacer todo lo que su corazón le demandaba, su deber para con la Flota estaba primero.- Soy plenamente consciente de todo lo que hay en juego, pero gracias por recordármelo señor Walker. Le acompaño señora Schmidt- dijo algo seca a la pelirroja, ella no le caía bien... ni lo más mínimo y encima era más un problema que una ayuda en aquella nave, pero lo cierto es que también tenía que hablar con ella.

Y sin añadir nada más la capitana salió de su despacho no sin antes dedicar una mirada a la doctora, estaba con ella aunque tuviese que morderse la lengua... de momento...

Diane no sonrió ante el apoyo de la capitana porque en aquel momento sentía deseos de hacer cualquier cosa excepto sonreír. De hecho, su rostro permanecía más bien inexpresivo salvo por la tensión en sus labios y sus cejas donde su verdadero estado de ánimo se mostraba abiertamente. Sin embargo, interiormente agradeció la confianza y eso no hizo sino reafirmar su determinación: su lugar estaba en la Excalibur y no en ninguna otra parte. Y sus descubrimientos, si es que llegaba a haberlos, debían ser comunicados a De Alba y no a una cábala de políticos sin escrúpulos entre los que, lamentablemente, debía contar a su propio padre.

Tras asentir brevemente ante su superiora, siguió al Viceministro a pesar de no tener ningún deseo de hablar con él. Sin embargo, negarse habría sido una opción mucho peor e incluso algo inmadura, y ella procuraba en lo posible no ejercer los mismos comportamientos que sancionaba. Solo esperaba que la Comodoro no ejerciera ninguna influencia negativa más sobre su situación: no le había gustado desde un principio y menos la apreciaba ahora que la había visto tan deseosa de deshacerse de ella.

Cuando los Walker quedaron al fin solos en el despacho de la capitana, el silencio se apoderó del lugar, llegando a extenderse por casi un minuto hasta que Leonard inicio el dialogo.

- En esta ocasión la nave de De Alba se dirige a la boca del lobo, con mínimas esperanzas de supervivencia. Y aunque a la flota le importe un cuerno el no regreso de esta nave, a mi si me importa el destino de la médico en jefe. - de pronto todos los años caen sobre el viceministro y casi es posible ver su cansancio en su estoica mirada.

- Jamas debí permitir que volvieras a subir en otra nave. Tu futuro se encuentra en la Tierra. Aquí no hay futuro alguno. - agrega con notable interés en conciliar la disputa.

¿Quizás Leonard ha claudicado ante la necesidad de rescatar a la única heredera de sus planes? ¿O es algo mas? Incluso su tono cambió. Entonces extrae un chip de datos de su bolsillo y lo observa con detenimiento.

Con las manos detrás de la espalda en una postura respetuosa y formal, Diane trataba por todos los medios de no mostrar ningún indicio de nerviosismo o impaciencia, a pesar de que el silencio del viceministro la estaba incomodando profundamente. Sin embargo, todavía fue peor el tono que utilizó cuando finalmente se dirigió a ella e, inconscientemente, bajo desvió la vista al suelo y se mordió levemente los labios recordando dolorosamente que su madre estaba muerta y que ya, para bien o para mal, únicamente se tenían el uno al otro.

Sin embargo, la doctora nunca había sido una persona que se dejase llevar fácilmente por sus emociones: era hija de Leonard Walker, después de todo. ​-Tal vez si supiéramos a qué nos enfrentamos en lugar de ser lanzados a ciegas hacia lo desconocido tendríamos más posibilidades de supervivencia.

Su respuesta había sido fría, como de costumbre, ya que ni siquiera con su padre (o precisamente con su padre) estaba acostumbrada a ser afectiva, pero intentó sonar menos cortante que de costumbre. No es que no siguiera molesta por ese intento de traslado forzoso pero, si realmente aquella misión podía ser la última... bueno, simplemente no quería cargar con remordimientos.

-No fui yo quién quiso enrolarse en la Flota Estelar cuando comenzó la guerra.- No pudo evitar soltar, pese a todo, dando palabras a los rencores guardados desde hacía tiempo. -¿Qué es lo que hace que esta misión sea más suicida que cualquier otra en la que me he embarcado? ¿En que está pensando el Almirantazgo para que se anden con tanto secretismo? No me educaste para que fuera inocente: algo raro lleva sucediendo no desde el ataque a los cuarteles generales sino desde que fuimos enviados a B-Sygnus.- Recordar el mensaje que había recibido en su ordenador no hizo sino erizarle el vello de la nuca. -Si la información es poder, entonces ciertamente hay razones para temer por nosotros porque somos la tripulación espacial más ignorante de la historia.

Algo en las palabras de Diane resonó en el interior de Leonard, obligándolo a girar rotundamente su mirada hacia el vacío proyectado por la ventana del despacho de la capitana.

Algo pensativo respondió sin apartar la visión de Saturno y sus muchos satélites. - Hice muchas concesiones y debo muchos favores solo por llegar a tiempo aquí y tener el poder para saber cosas que ni siquiera la capitana de esta nave supone. Quizás mi flamante puesto no pueda explotarlo lo suficiente. Ni tampoco el tiempo suficiente por lo que hice para llegar aquí antes que… antes que…- respondió a medias porque nuevamente el silencio quedó envuelto en sus propios pensamientos, los cuales comenzaron a aflorar.

- La Excalibur irá al corazón Romulano. Por eso mismo, aunque logre su cometido, la flota considera el sacrificio aceptable. - dijo para Diane al volverse nuevamente hacia ella y mirarla directo a los ojos – Es por eso mismo que debes regresar de inmediato conmigo en la Archon y jamas hablar de lo has escuchado aquí dentro. Si lo haces pondrías mi vida en peligro de muerte. - aclaró firmemente al golpear ligeramente el puño contra el escritorio de la capitana. Sin lugar a dudas el saber la misión de la NX le estaba carcomiendo por dentro…

-¿Qué?- La respuesta de su padre pilló tan desprevenida a Diane que por un instante perdió toda la compostura, dejando que la pregunta escapara de su boca con una absoluta expresión de desconcierto. -Pero eso es im...

No terminó la frase, porque se dio cuenta de que no solo era plausible, sino que también explicaría muchas cosas. Lo cierto es que ella misma se había planteado si su objetivo no era en el fondo que sirvieran de cebo para emboscar a alguna escuadra romulana, pero no podía compararse una misión de alto riesgo, como podría haber sido aquello, con una auténtica misión suicida. "Un sacrificio aceptable" había dicho la Flota: la doctora no podía negar que perder una nave para ganar una guerra era un precio aceptable, pero lo único que veía en aquel momento era que una nave sería masacrada para no lograr nada en absoluto. ¿Qué pretendían qué hicieran una vez que llegaran al corazón de Romulo, si es que siquiera lo conseguían? Si en aquel momento hubiera habido un asiento libre, se habría sentado.

-Padre...- Esta vez fue Diane la que se vio forzada a apartar los ojos para no hacer contacto visual directo, siendo consciente de lo mucho que su padre había arriesgado solo para protegerla, fueran cuales fueran sus razones. -...la Archon se ha alejado en persecución de la nave klingon, así que, por el momento, ninguno de los dos podemos regresar.

No es que ella pensase siquiera en marcharse a pesar de las noticias recibidas: Taiki había muerto protegiendo a su capitán como era su deber y, con la lengua de dalla que tenía (solo comparable con la suya propia), no podía ni imaginarse siquiera lo que le habría dicho de saber que estaba desertando a causa del temor. Además, pensar en Taiki le hizo acordarse de Naomi y de ningún modo podía abandonarla en semejantes circunstancias. Ni a De Alba, después de la fe que había depositado en ella. Realmente, no deseaba que nadie pereciera en la Excalibur y menos ella misma, pero tampoco podía hablar sin poner en riesgo a su padre: se sentía un poco entre la espada y la pared, y tuvo que pasarse la mano por la frente dándose cuenta de que había comenzado a sudar.

-¿La información... la información está en esos chips?- Preguntó, tras detenerse un instante para tomar aire y serenarse. No podía dejar que las emociones distorsionaran su lógica y su eficiencia, especialmente en semejante situación. Que pensase seguir adelante con aquello no significaba en absoluto que tuviera deseos de convertirse en una heroína mártir: pensaba encontrar una forma de llegar a Romulo y volver a casa... aunque todavía no supiera como. -¿Y cómo pretende la Flota que nos infiltremos entre las filas enemigas sin ser detectados? Puedo creer que nuestros superiores estén dispuestos a sacrificar las vidas, pero será la primera vez que les veo sacrificar recursos como una nave sin tener un plan al menos para que logre su objetivo.

- No lo se. Simplemente no lo se, pero todo es autentico. Todo es real. - respondió encogiendo sus hombros a las preguntas de su hija. La información que acababa de compartir tenían un precio altísimo y costas de poseer muchos huecos en la historia completa. Pese a todos los puntos en contra, nada podría refutar la veracidad de la información proveniente del corazón del cuartel general de la flota estelar.

- De todas maneras la Archon volverá pronto por mi y por el vulcano. Solo necesito pedir la comunicación con el capitán Narsu.- respondió a tiempo para desviar las respuestas importantes hacia otro momento. Ahora solo podía hacer una cosa y eso era sacar a Diane de aquella tumba voladora.

- Esto – dijo al mostrar abiertamente el chip de datos que aun sostenía en su mano – es una forma segura de hablar sin importar las distancias. Utiliza un código aliado, así como otros canales de comunicación. Es para ti y solo para ti. - explico su propósito para luego dejarlo en la esquina del escritorio al alcance de Diane.

- Es el momento. Se acabo el tiempo. Ven conmigo. - agregó por ultimo y luego esperó junto a la puerta que conduce al puente de mando.

En todo momento Leonard evitó la mirada de su hija. Tan solo para no perder la compostura y demostrar debilidad.

Eso era algo que no podía permitir en ese momento. No si quería salvaguardar lo único que aun apreciaba de la vida.

Diane suspiró, tratando de ignorar la dolorosa angustia que las palabras de su padre le habían provocado. Se había acostumbrado, dentro de lo posible, a tratar con la muerte ajena durante sus misiones en el espacio e, incluso, más de una vez se había encontrado cara a cara con la propia... pero no era lo mismo asumir que la guerra implicaba un riesgo que saber a ciencia cierta que todas las posibilidades estaban en tu contra. Se recordó a sí misma que en cualquier caso la naturaleza humana estaba ligada a la mortalidad y que, como le había ocurrido a su madre, permanecer en la Tierra no ofrecía de igual modo ninguna garantía de supervivencia. Y, aun así, sus propios pensamientos le sonaron a sí misma como falsos.

-Lo siento. Siento que hayamos discutido durante mi permiso y siento tener que decir esto.- Contestó al final y, por una vez, se trataba de una disculpa sincera. -Pero mi lugar está en la Excalibur y no en ningún otro sitio. Y, aunque no fuera así, si es cierto que una nave de la Alianza va a internarse en el territorio romulano...- Se detuvo un instante y miró directamente a su padre, a pesar de que este había apartado la mirada. -...quiero estar en ella y hacérselo pagar. Por los dos.

Había hablado con firmeza y frialdad pero, aunque no había en su tono nada que recordara a la rabia pasional de Deibhem, sí que poseía el mismo odio. También a él le debía algo: no había dado su vida para que ella saliera huyendo a la primera de cambio. No, ya no era solo una cuestión de lealtad o sentido del honor: si verdaderamente había una forma de darle la vuelta a la guerra con una sola baza, quería formar parte de ello.

-Prometería que, pese a todos los peligros, salvaré el mundo y volveré con vida, pero a ninguno de los dos nos han gustado nunca ni los relatos heroicos, ni las mentiras edulcoradas.- Añadió, con la opresión que sentía en el pecho haciéndole hablar con más brusquedad de lo que le gustaría, como ocurría siempre que se ponía nerviosa. Aun así, sabía que su padre entendería el por qué de su mordacidad: para bien o para mal, se parecían más de lo que le gustaría. -Pero sí prometo que haré todo lo que esté en mi mano para lograrlo. Y, si es cierto que la mala hierba nunca muere, soy la que más posibilidades tiene en esta nave de supervivencia.

Tomó el chip del escritorio y lo guardó con una mano más sudorosa de lo que sus palabras daban a entender. -Además, trataré de mantenerte informado mientras me sea posible. Es lo máximo que puedo hacer así que, estaría bien que, dadas las circunstancias...- Se interrumpió un momento, buscando las palabras adecuadas, puesto que nunca se le había dado especialmente bien el expresar afecto -...estaría bien que no nos separáramos enfrentados el uno con el otro.

- “Siembra un acto y cosecharás un hábito. Siembra un hábito y cosecharás un carácter. Siembra un carácter y cosecharás un destino” - respondió Leonard citando una frase memorable de un libro de Charles Reade. Y su mirada envuelta en derrota se cruzó con Diane.

- Ahora no existe el retorno y solo puedo resignar nuestro destino a algo que los Walker jamas conciliaron. La esperanza. - agregó al dar un paso adelante hacia su hija.

Y cuando Diane tomó el chip, Leonard cogió la mano de su hija con algo de inexperiencia. Si bien lo hacia todos los días ante perfectos desconocidos bajo una mascara impoluta, ahora el contacto no era falso. Todo lo contrario y por ello el nerviosismo afloraba.

La firmeza de los walker claudicaba por momentos en pos de un acto renovado de afecto familiar, algo que representaba la lluvia de la estación seca y un cambio a futuro en la relación de ellos.

Si es que existía un futuro para Diane y Leonard en medio de tanta guerra y muerte.

- No hay rencores, solo el ultimo deseo de tu madre por tu regreso. Esperare tus llamados. Adiós hija. - y sus palabras por primera vez sonaron limpias y sin intenciones erradas.

Luego la puerta se abrió para dar camino al corto pasillo hacia el puente.

Suena el intercomunicador

-Doctora Walker, aquí el Primer Oficial, tiene una comunicación de la asistente Blake desde enfermería, le paso.