Partida Rol por web

Lightman no era el único que estaba de los nervios, puesto que un sinfín de emociones encontradas estaban haciendo mella en la capitana, que sin poder quitarse al equipo que había mandado a la esfera de la cabeza, trataba de cumplir por todos los medios con su papel... a pesar de que en cualquier momento iba a estallar, de impotencia por no poder hacer más, de desesperación por tener que hacer frente al número de bajas que acumulaban, de ira por los hijos puta de los romulanos que no cejaban en su empeño por destruirlos y sobretodo de verguenza por no ser una capitán decente.

Por esa razón las palabras del timonel no hicieron más que hacer aún más mella en su maltrecho amor propio, ni siquiera servía para que sus hombres se respetasen, ella misma era quien había recurrido a la ironía para hacer frente a sus miedos y guardar la calma, tan prioritaria para poder trabajar en momentos de extrema tensión como el que vivían, por eso... aunque aquello no había sido dirigido a ella le atravesó como si de una espada se tratara.

-¿Por favor, es que en esta maldita nave nadie es capaz de tomarse en serio su trabajo o que? Tal vez ya basta de chistecillos mientras nuestros compañeros sufren una horrible muerte.

- Nos ocuparemos de nuestros muertos después, señor Lightman- dijo en un tono de voz cortante- la doctora está haciendo su trabajo, haga usted el suyo.

- A esta nave le sobran bufones y le falta gente con agallas...

- Se lo vuelvo a repetir...- se contuvo para no chillar- ¡Centrese en su trabajo! ¡Precisamente agallas no es lo que nos falta!

A pesar de la reprimenda, Lightman consiguió hacer una maniobra imposible que hizo que parte del enfado se le pasase, pero no el malestar interno que sentía por dentro.

- Vale... me acabáis de callar los dos- reconoció- ¿Cómo coño lo ha hecho, señor Lightman? Bien, señora Walker ha activado los escudos justo a tiempo- Cristina realmente se había quedado atónita ante la cabriola del timonel, pero no podían desaprovechar la ventaja que les acababa de dar Johnny- Señor Jankoswky, los torpedos no sirven y están dañados, vamos a utilizar los cañones Phaser, en el anterior ataque fue lo que mejor nos funcionó, pero debemos encontrar su punto débil- se volvió hacia la doctora- Señora Walker, van a tratar de perforar los escudos... necesito que me encuentre su punto débil, ¿le dicen algo los sensores?- ordenó con celeridad, el tiempo corría en su contra.

La doctora escuchó al timonel como quien escucha la lluvia, precisamente él se ponía a corregirla a ella... Dudo entre si contestarle o ignorarlo, pero la lengua de Walker era demasiado rápida para poder contenerla.

- Le dijo la sartén al mango. Como le ha dicho la capitana haga su trabajo, o seremos muchos más los que tengamos una muerte horrible- le soltó al timonel mordiéndose la lengua para no soltarle un discurso sobre lo que pensaba del rebelde sin causa de la Excalibur, entre otras cosas porque no le apetecía discutir con el hombre que estaba a los mandos de la nave y para evitar que a la capitana y a McCall les diese un colapso. La tensión en ambos era evidente y a la capitana ya la había tratado lo suficiente a nivel profesional, como saber de que pie cojeaba.

Señora Walker, van a tratar de perforar los escudos... necesito que me encuentre su punto débil, ¿le dicen algo los sensores?

- Sí, señora... Aunque no es por contrariar pero, ¿sabe alguien donde está el escaner? - dijo mientras tecleaba algunos botones por si de casualidad acertaba.

La mirada que el Oficial de Comunicaciones lanzó al piloto fue todo un poema. Posiblemente, si el africano hubiese tenido otro carácter, la cosa hubiese escaladado rápidamente en un duelo de insultos que pronto se les hubiese ido de las manos. Pero McCall no era así, así que se limitó a girar ligeramente la silla para dar la espalda al piloto, al tiempo que se mordía el interior de las mejillas para contener su lengua.

- Haciendo un barrido de sensores sobre la nave enemiga.- se limitó a decir, en un tono monótono poco habitual en él. 

Mientras lo hacía, las manos sobre la consola temblaban ligeramente, a medio camino entre el enfado y otros sentimientos.

Al parecer mi comentario no le ha gustado demasiado a McCall. Bueno, que reflexione sobre lo que ha dicho me digo para mi.

Fugazmente me viene a la cabeza que tal vez Blake, la Blake que me odia y no quiere saber nada de mi, tal vez haya perecido en este último ataque. Aunque ella no que quisiera, no puedo evitar sentir un dolor fuerte en el corazón, imaginando su cuerpo sin vida.

Aparto esos horribles pensamientos de mi cabeza e intento centrarme en mantener la nave en movimiento. Parece ser que mi maniobra ha gustado a la capitana. Debo reconocer que ni yo mismo se realmente cómo he logrado eso con la Excalibur en su estado. Intuición, suerte, que tengo un ángel de la guarda... sea como sea hemos conseguido sobrevivir un poco más y ahora espero que sepamos aprovechar esa ventaja. El torpedo no surge efecto, pero no podemos desfallecer.

- Si hace falta estamparé nuestra nave contra los romulanos. Eso sí que es tener agallas, aunque tal vez algunos de por aquí el puente se pondrían a llorar como ratas cobardes.

Estaban en plena batalla por la supervivencia, todos los oficiales presentes estaban dándolo todo por sacara a la Excalibur del atolladero... Pero el señor Lightman quizás guiado por su complejo de superioridad por la pericia en los mandos en vez de centrarse en las maniobras de las que todos dependían había visto más adecuado insultar a todo el personal al del puente y eso ya no lo podía soportar.

- Señor Lightman o pide disculpas ahora mismo por lo que acaba de decir y se centra en su trabajo, o abandona el puente. No le consiento que llame rata cobarde a ninguno de mis oficiales. Y menos cuando nos estos jugando el cuello - dijo muy seria, hasta los huevos de todo el mundo- Su pericia a los mandos no justifica su actitud, ni su falta de respeto ni responsabilidad y no estoy dispuesta a pasarla por alto, así saltemos todos por los aires- todo la admiración que había sentido por su piloto se evaporó con aquellas palabras, ¿quien coño era Cristina? ¿Una mierda pinchada en un palo? ¿Un monigote que sólo estaba de adorno? Había ordenado que se callara y que se centrara en los mandos, en un momento crucial... Pero al parecer insultar a sus compañeros era mucho más guay.

- Si hace falta estamparé nuestra nave contra los romulanos. Eso sí que es tener agallas, aunque tal vez algunos de por aquí el puente se pondrían a llorar como ratas cobardes.

Una de las manos que temblaba sobre la consola se cerró repentinamente en un puño, dando un golpe sordo que quedó engullido por la barahúnda de pitidos, crujidos y golpes que se había apoderado del puente. McCall apartó la mirada de la pantalla con un movimiento controlado y clavó sus ojos oscuros en los del piloto.

- Haz caso a la capitana y callate, no sea que te arrepientas de seguir abriendo ese pozo infecto que tienes por boca.- susurró, intentando que su voz no llegase más allá del de los asientos de piloto y navegante.- Podemos tener unas palabras tú y yo cuando esta mierda termine, para ver quien es el cobarde y a quien tienen que ir sacándole de problemas los demás porque es un bocachancla

- No sois más que unos perdedores... - logro mascullar mientras realizo otra maniobra, esta vez sin tanto brío como la anterior. Tal vez la desidia esté calando demasiado hondo en mi.

Hago caso omiso a las palabras de la capitana, pero no puedo evitar responder a McCall.

- ¿Tú y quién más? Si contigo no tengo ni para empezar, además, nunca te he pedido nada, será mejor que te metas en tus asuntos y me dejes en paz si no quieres salir escaldado.

¿Pero que me ocurre? Yo no soy así... es como si el Johnny de esta realidad se estuviera apoderando de mi...

Harto de las salidas de tono de Lighman Jankowsky estalló:

-Maldita sea chico. ¡Céntrate!.- Jankowsky no comprendía como podía ponerse así el piloto, se llevaba bien con él pero se comportaba como un niño pequeño. De hecho estaba empezando a cansarse de que cuando aparecían los problemas todo se volvían discusiones de patio de colegio, eso en el frente no sucedía, todos seguían la cadena de mando y si había algún discolo se le castigaba. Quizá Jonhy merecía la reprimenda aunque comprendía que estuviera alterado por lo ocurrido con Blake.

Siguiendo las instrucciones de la capitana Jankowsky procedió a alinear los cañones phaser.

-Sincronizando phasers, capitana.- Jankowsky solicitó acceso a los resultados de los escáneres a través de la consola, si la doctora no lo lograba quizá el pudiera encontrar ese punto débil. - Te daremos donde más te duela - dijo en voz baja, como si se tratara de un cazador hablando a su presa.

La doctora había logrado reactivar la polarización de casco con lo que el Maco redirigió la energía para aportar mayor protección a parte mas dañada de la nave a fin de que "la herida" no se hiciera más grande.

- ¿Tú y quién más? Si contigo no tengo ni para empezar, además, nunca te he pedido nada, será mejor que te metas en tus asuntos y me dejes en paz si no quieres salir escaldado.

- Yo y...- empezó a decir el sudafricano alzando un puño tembloroso, con los nudillos blanqueados por la presión con la que cerraba la mano. Sin embargo, para bien o para mal, el ladrido del oficial táctico se tragó el resto de la frase. 

Dameon se limitó entonces a lanzarle una mirada al piloto y susurrar:

- Hablaremos cuando esto termine, tú y yo, bastard vark 

El barrido de los sensores por Daemon nada arroja en esta ocasión, quizás por la interferencia del horizonte de sucesos y su proximidad a este.

Desde luego el comentario del timonel es desacertado en términos diplomáticos para ser expresados dentro del horario de servicio, aunque un empujoncito de los romulanos hacia el horizonte de sucesos podría ser mas efectivo que una tanda de torpedos y disparos de baterías phaser.

En cambio el ataque de Jankowsky sobre el enemigo es una victoria a medias, cuando los escudos enemigos absorben el daño con el precio de perder efectividad en los mismos ante los ataques siguientes. Ese dato es arrojado en las pantallas de Daemon pese a no obtener nada en el primer barrido.

Desde luego el ave de presa romulana devuelve el ataque con disparos de su cañón disruptor, pero la pericia del alocado Lightman otra vez arruina los planes enemigos.

Coincidiendo con la maniobra anterior los aliados nuevamente fallan en proteger a la Excalibur en sus intentos de bloquear los ataques. El precio, en medida desconocido para la tripulación de la NX, es alto para los aliados cuando una de las naves abandona la persecución al perder energía y quedar rezagada en las maniobras de combate.

La perdida de una de las dos naves aliadas genera un llamado desde la nave insignia romulana.

- ¡Debe actuar de inmediato! ¡Dispare sus ojivas de tricobalto con la variación de sincronía cuántica -285.735! ¡Tiene que ser ahora o no habrá otra oportunidad! - el mensaje urgente del capitán de la nave aliada es contundente, sin dar oportunidad a dudar.

- No sois más que unos perdedores...

Aquello ya era la gota que colmaba el vaso... y no tuvo suficiente sino que encima se puso a cargar contra McCall... SU McCall.

- ¡¡JOHN!!- Estalló hecha un volcán- O CIERRAS LA PUTA BOCA O TE LA CIERRO... ¡¡YA ME TIENES HASTA LOS COJONES!!- espetó agarrada a la consola de Jan con los nudillos blancos de apretar con tanta fuerza, como si fuera el cuello del piloto lo que tuviera entre sus manos- ¡¡CÉNTRATE EN PILOTAR, COÑO!!... ya hablaremos después...- dijo en tono amenazante al timonel le esperaba, si salían de esa un consejo de guerra como mínimo...

Entonces las cosas sucedieron se torcieron ligeramente... como lo venía haciendo desde hacía rato. Uno de sus supuestos aliados rompió quedando rezagado, mientras que los atacantes recibieron el impacto de la Excalibur pero sin recibir excesivo daño. Al menos Jankowsky si que había sido capaz de reducir sus escudos, y el bocazas de Ligthman había sido capaz de realizar otra de sus maniobras imposibles esquivando los regalos de los romulanos... esa era la única razón por la que no le había pegado una patada en el culo para lanzarlo fuera del puente, que era lo que se merecía.

¡Debe actuar de inmediato! ¡Dispare sus ojivas de tricobalto con la variación de sincronía cuántica -285.735! ¡Tiene que ser ahora o no habrá otra oportunidad! - el mensaje urgente del capitán de la nave aliada es contundente, sin dar oportunidad a dudar.

De Alba no confiaba en aquel capitán, era cierto que los había estado tratando de ayudar... aunque sin mucho éxito. ¿Y si todo era una trampa? ¿Y si el tricobalto era su única vía de escape para sobrevivir? La española no podía evitar tener dudas, pero tampoco tenía tiempo de analizar las cosas, dado que ni siquiera McCall era capaz de utilizar bien los sensores, quizás por las interferencias o por la propia situación... o porque a aquel piso iban a tener que mover la nave empujones.

- Señor Jankowsky... dispare las ojivas de tricobalto en la variación de sincronía cuántica -285.735, nuestro objetivo es el pulpo... Las coordenadas del calamar dentro de la variación de sincronía cuántica es 69007...- "Y que fuera lo que Santa Peligros quisiera" pensó

Cuando el ladrido de la Capitana se cebó con Lightman, Dameon sintió una satisfacción similar a cuando el profesor pilla al que te está molestando. Se lo tenía bien merecido ¿qué le estaba pasando?. El africano no pudo evitar pensar que el combo de drogas, alcohol y nervios estaba convirtiendo la mente del piloto en un cóctel explosivo. Y siendo el único que tenía pericia suficiente para estar a los controles de la nave, no tenía sentido que se regodease en que le llamasen al orden. Por mucho que siguiese deseando aplastarle la cara contra la consola.

Se limitó a volver a mirar los valores de las pantallas emergente que brillaban principalmente en rojo en la consola, haciendo los ajustes pertinentes cuando sabía bien lo que hacía, y dejando los puntos más complicados al piloto. Básicamente se centró en las acciones más rutinarias para dejar que Lightman se centrase en el pilotaje. Lo que no pudo evitar es mirar de reojo al piloto y decir:

- Toda la energía disponible en las barquillas, no vas a tener mucho más con lo que trabajar.-  >> Limitate a mantener la puñetera nave estable mientras disparan esos torpedos para que salgamos de esta pesadilla<< pensó de seguido, temiendo que el americano se tomase sus palabras de la peor manera posible, dado el soliviantado ánimo que estaba gastando Lightman en los últimos minutos.

 Jankowsky había avisado a la armería para que armaran las ojivas de tricobalto ante los atónitos rostros de los artilleros poco acostumbrados a trabajar con material tan peligroso.

Después de ver a aquel cefalópodo gigante no se sorprendió de la orden de la capitana.

-Ojivas armadas y listas, capitana.- Jankowsky introdujo las coordenadas indicadas.- Variadores de sincronía activos. - Nunca había realizado tal maniobra incluso en el simulador no la había practicado demasiado pero, quizá por lo excepcional que era, no le costó recordar la secuencia. -3, 2, 1... ¡Fuego!

Cuando vió salir las ojivas por en monitor se dió cuenta de algo:

-Vaya... en mi vida había disparado nada tan destructivo.- Lo dijo mirando a la capitana y terminó la frase con una media sonrisa. Orgulloso. Optimista.

No mentía, había trabajado con todo tipo de armas y explosivos en el frente pero no se acercaban ni de lejos a la potencia destructiva de una ojiva de tricobalto. Y, en el fondo, como a todo soldado que se precie, le gustaba hacer estallar cosas.

Las palabras que me dirige la capitana se me quedan martilleando el cerebro. El comentario de desaprobación de Jan se me clava en el corazón, y veo que McCall, pese a todo lo acaecido, regresa a mi lado para ayudarme en las maniobras de pilotaje.

Muchos sentimientos encontrados se suceden en mi interior. Blake, mi hermana, los comentarios de los otros... ¿Realmente a quien se lo decían? ¿A mi o al otro Johnny? Yo no soy todo lo que dijeron, pero no lo soy ahora... eso no impide que lo pueda ser en el futuro.

¿He sido poseído por la personalidad del Johnny malo? ¿O es que realmente soy así y he necesitado todo esto para ver de qué soy capaz? Un escalofrío recorre mi cuerpo. No quiero ser así. No puedo ser así. No soy así.

Cita:

- Será suficiente - le respondo escuetamente. Una mezcla de vergüenza e humillación hacen mella en mi tono de voz, aunque intento hacer que no se note. - Supongo que mi carrera en la Flota está acabada, pero no voy a dejar que estos pusilánimes acaben con nosotros.

Me concentro nuevamente en utilizar toda la energía disponible en mantener la Excalibur en movimiento para impedir que la nave romulana se cebe con nosotros, y también propiciar un ángulo de tiro correcto para Jan. Pongo nuevamente a nuestra nave al límite, incluso superando nuevamente sus límites. Algo más se debe haber fundido en los controles, alguna bobina se habrá despolarizado, ya ni cuento los reles que habrán saltado por los aires ni las fugas de refrigerante que provoco en cada giro. Lo único que se es que mantengo la nave con vida, en movimiento, y los que están en ella puede seguir vivos ni que sea unos segundos más. Un tiempo que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

Una lágrima sale de mi ojo y resbala por mi mejilla.

- ¡Yo no soy así! - chillo lleno de rabia.

Las estrategias frustradas, los intentos inacabados y las posibilidades desechadas tocan su fin cuando Eduard presiona el botón que inicia el ultimo disparo del combate espacial con los Romulanos. Un disparo que pone fin a la repetición sin sentido de un bucle infinito de eventos desencantados, de realidades alternativas y de recuerdos solapados como una cebolla con millares de capas.

La andanada de luces mortales sorprende al enemigo cuando la trayectoria no es dirigida hacia ellos porque el blanco no es el ave de presa, es la misma anomalía y la criatura que lo causa.

Y sin posibilidad de evitar el destino el ave de presa utiliza toda su potencia en derribar los torpedos de la Excalibur, disparando hacia ellos y finalmente sirviendo de escudo solo para detener uno de los tantos torpedos a costa de su propia condena.

Por consiguiente el horizonte de sucesos y la brecha interdimensional es destruida cuando la Excalibur dispara a X´agroron todos sus torpedos de Tricobalto con la frecuencia adecuada para interrumpir la anomalía. El armamento prohibido por la Coalición de planetas genera una brecha en el espacio-tiempo dentro de el horizonte de sucesos, provocando la interrupción psíquica del monstruo legendario y finalizando el bucle sin fin que amenaza con destruir el multiverso.

Solo que la tecnología y la física es aplazada a un segundo plano cuando un tercer poder actuá con la única finalidad de anular todo el mal creado por los romulanos cuando estos desenterraron y dieron vida a algo que debería dormir por siempre. Entonces X´agroron, el Creador y Destructor vuelve a la nada cuando la luz de un millón de soles lo cubre todo por una fracción de segundo.

Al instante siguiente el espacio inmediato es restaurado a su estado normal, como si nada hubiera sucedido y sin rastros de los involucrados.