Partida Rol por web

Jankowsky había entrado en el puente de mando y, raudo, se había sentado en su puesto. Llevaba el uniforme de gala, algo que no le agradaba demasiado, para trabajar prefería estar más cómodo.

Se acomodó en su puesto y comenzó a comprobar las lecturas de su cuadro de mandos.

-Capitana, algo me dice que deberíamos dejar de perder el tiempo y comenzar a disparar.- dijo sin disimular su beligerancia- Además si está en peligro otra nave de la flota... Pero entonces la comodoro sacó el blaster para encañonar a Sirril y amenazarlo. Jankowsky no entendía las motivaciones de la comodoro pero había luchado con Sirril y confiaba en el, aunque lo que había pasado en B-Sygnus lo había cambiado el comandante se sintió obligado a intervenir.

Sacó su phaser como el cowboy más rápido y apuntó a la comodoro.

- ¿Pero que hace? ¿Se ha vuelto loca?- Por un momento Jankowsky pensó que el loco era el al apuntar así a una superior pero no pudo evitarlo.- Guarde su arma y explíquese. - Si, definitivamente se la estaba jugando, De Alba tenía que intervenir.

Cita:

Aakesh permanecía en silencio. Multitud de recuerdos le venían a la mente. Ante las palabras de Jankoswky asintió.

-Estoy de acuerdo con el señor Jankoswky capitán. Sugiero disparar a la nave más dañada, con un buen disparo se la quitaremos de encima y tendrán que preocuparse de dos Nx en vez de una.

Aakesh seguía sorprendido. Sabía cosas que no debía de saber. Multitud de flashes le venían a la cabeza, pero todo eso quedó interrumpido. La comodoro sacó su arma y apunto a Sirril.

El primer oficial estaba atónito ante las palabras de su amiga. Por un lado estaba sorprendido, pero por otro no le extrañaba, y más tras lo sucedido en su primera misión.

-Erika, por favor, explícate, ¿de que aenar estás hablando?, ¿de que trampa mortal?, ¿que rescate?

Pero en el fondo sabía que las palabras de su amiga encerraban una gran verdad, como todos los flashes que estaban sufriendo.

-Esto no debería estar pasando...

¿Andorianos?, ¿desconectados?

Capitana, ¿me podría transportar a la otra nave, la que está causando la anomalía?    -dijo la embajadora. 

Sirril, al igual que el resto recuperó sus recuerdos viendo como se encadenaban los sucesos... no esperaba lo que a continuación sucedería pero el vulcano no se amedranto cuando la comodoro le apunto con su phaser...

Quien traicionaba a quien... Sirril volvió a ver aquella desconfianza en los ojos de los humanos, que una vez más acusaban de traición a quien había muerto por ellos, pero sin duda lo que Sirril no esperaba es que aquella acusación viniera de la comodoro... en aquellos ojos ahora llenos de ira no había encontrado aquella sensación de desconfianza, pero así eran los humanos, volubles, impredecibles, pero de igual forma así eran los vulcanos y ni el semblante ni la cara de Sirril se torno ante tal acusación.

Sirril avanzó lentamente hacía la comodoro sin ningún tipo de actitud violenta, mientras con la mano pedia a Jankosky que bajara su arma, hasta que el phaser choco contra su pecho.

Solo los humanos no son capaces de ver más allá de su propio yo... pero no tenemos tiempo para esto así que tendrán que tomar una decisión, dispararme o confiar en mi.

Tras tomarse la medicación, Diane acudió al puente de mando lo más rápido que pudo. No podía explicar por qué, pero había un pensamiento que le estaba martilleando la cabeza de forma constante: "Esta vez no. Esta vez no pienso quedarme encerrada sin nada mejor que hacer que esperar a que nos llegue la... ¿muerte?"

Se sentía terriblemente confusa, y su confusión no hizo sino aumentar exponencialmente cuando las puertas del ascensor se abrieron solo para encontrar a Jankowski encañonando a la Comodoro, la Comodoro encañonando a Sirril, y a Sirril... bueno, a Sirril tratando de lograr que el primero bajara su arma con la sangre fría que solo los vulcanos tenían.

-Capitana, ¿pelearnos entre nosotros es la nueva estrategia de psicología inversa para hacer frente a las alertas rojas o está ocurriendo algo de lo que no he sido informada?- Preguntó con una chispa de nerviosismo en su sarcasmo que contrastaba con su talante natural mucho más frío. -¿Cuál es siquiera la situación?

Dos naves romulanas atacando a una NX, que con toda probabilidad era la Excalibur de la otra dimensión... otra realidad o lo que fuera... una tercera nave klingon a punto de aparecer... sin contar con un estupendísimo calamar gigante con ganas de ponerse a bailar rumba... y frente a ese panorama sus oficiales y la comodoro, especialmente la comodoro que en ese momento había recordado por qué le caía tan mal... se ponían a discutir lanzándose acusaciones, de algo sobre lo que hasta ese momento no había sido informada por amnesia general... al menos de los tripulantes con mayor rango entre los que se incluía ella misma.

- ¿Qué?- dijo exasperada, con ganas de coger ella misma el phaser y mandarlos a todos a la porra... "Eramos pocos y parió la abuela" Cristina no daba crédito, mientras escuchaba a unos y a otros y terminaba por hacer acto de presencia la doctora.

- ¿Podemos centrarnos damas y caballeros? ¿Me prestan atención?- ahora de repente todos se habían dado cuenta de que era ella quien tenía que decidir, tras tomar aire durante unos segundos comenzó a hablar con calma... una calma que jamás hubiera creído ser capaz de mantener en una situación como aquella... sería cosa de ser la capitán de aquella nave de locos, que ya no le sorprendía nada o... casi nada- Ahora mismo mi prioridad está en salir de la situación en la que nos encontramos, no tengo los datos suficientes para determinar si Sirril es un traidor o no, pero agradecería que bajaran las armas y tal y como ha sugerido el señor Jankowski nos pongamos a disparar a las naves romulanas, con respecto a usted- se levantó del sillón de mando y se dirigió al vulcano- tuviese la bondad de no infravalorar a ningún miembro de mi tripulación por ser humano, la lógica no debería ser racista ni creer en la superioridad de otras razas, si tanto le disgustamos no entiendo que hace sirviendo en una nave como la Excalibur- Cristina no consentía bajo ninguna circunstancia que nadie le faltase a su tripulación, estuvieran tuneados o no

Miró a Sirril a los ojos

- Usted no es como debería desde nuestra huída de B-Sygnus, tengo motivos para desconfiar de usted, no sólo por lo que la señora Schmidt ha dicho, sino por lo que sé- hubo circunstancias en la anterior misión que De Alba había callado y no pensaba revelarlas, pero todas giraban en torno al oficial científico- le ruego que no me haga hablar y que trate por una vez de meterse en la piel de una humana como su capitán- había cosas de Sirril que le habían ofendido pero que sin embargo trataba de superar- Bien... señora Schmidt, por lo que sé el calamar gigante atacó sólo a las naves romulanas y el que usted hubiera muerto por la manipulación de una máquina por sugerencia del señor Sirril, es algo que debe ser investigado con más tiempo del que disponemos. 

Tras un suspiro se dispuso a dar la orden

- Bajen las armas y ocupen sus puestos. Es una orden. A usted no puedo ordenarle nada señora Schmidt pero me gustaría pedirle que vigile al señor Sirril mientras salimos de la contienda, una vez hecho procederemos a examinar los hechos y actuar en consecuencia, necesito a todos mis hombres- tras lo cual, miró intensamente al vulcano, aquella sería la última oportunidad que le iba a dar, eran muchas las cosas que había sufrido De Alba por él... o al menos por el Sirril del futuro.

- Doctora, ocupe un puesto junto al timonel, vamos a necesitar que esté en buenas condiciones... embajadora ¿puedo preguntar el motivo de su petición?

La situación se tuerce cada vez más mientras la certeza es claridad y no hay margen de error para aquel que tenga un atisbo de memoria. Salvo la embajadora que al parecer sigue sin recordar lo acontecido tras esa petición. ¿Tan indiferente es a la verdad?

No obstante aquello debía esperar un segundo, minutos tal vez porque observa como Jankowsky le apunta con su phaser por mera inercia. Segundo error del día para el ex MACO, algo más para anotar en su itinerario. 

- Le recuerdo que apuntar a un Oficial de Alto Rango es un delito, espero que al menos sea consciente de lo que hace. - afirma a Jan. 

Luego algo en su interior se moviliza cuando el Vulcano se incorpora de su puesto para quedar frente a ella, ataviado con su halo tan lógico, como resentido que ostenta y a su vez vislumbra a Erika. Sólo que ante el recuerdo de la traición, pesa más que lo vivido entre el Oficial y ella. 

- Solo cumplo con lo que usted me ha pedido, creo que no es oportuno recordar la promesa que le hice hace pocos días atrás. - responde a Sirril. - Sabías que los Aenar no tenían probabilidad de salvarse, aún así me has pedido que los desconecte con el riesgo de perder la vida. Confíe en sus palabras, fui a salvar su vida y la de los Aenar. ¿Ahora dices que los humanos no somos capaces de ver más allá? Podría decir que los Vulcanos o al menos tú, ocultas más de lo que expresas y esparces misterio mientras las cosas simplemente suceden. No ofreces explicación, no se sabe de qué lado estás y el único "humano" que ha confiado en ti, lo traicionas. - asevera sin miramientos. 

Hasta que De Alba toma la palabra, asi que tras bajar el phaser se mantiene en su rictus, propio de Erika. Cero expresión facial, casi como una Vulcana, salvo que no lo es. 

- Cuando todo esto termine, hablaré con el Oficial Científico para interrogarlo. - afirma, siendo un hecho. para Schmidt. - Embajadora, eso que solicita no puede ser posible a no ser que quiera morir en el intento. Los Aenar no sobreviven a la desconexión y por carne propia, los humanos tampoco. No desestimo sus habilidades, aunque será necesaria para acceder a la mente del Vulcano más adelante. Lo siento mucho. 

Tras decir aquello, guarda su phaser y le indica Sirril que puede regresar a su puesto. Luego observa a la Capitan mientras da a entender de qué hablarán más tarde sobre ello. 

Sin palabras. Pocas veces se podía decir que Dam se quedase totalmente sin palabras, pero la "película de Tarantino" que se estaban montando entre Jankowsky, la Comodoro y Sirril lo había conseguido. Sobre todo por... Sirril. Se podía decir mucho de los vulcanos (no dejaban de ser culpables de haber ralentizado la carrera espacial de la humanidad con sus escrúpulos) pero tampoco los veía capaces de planificar la muerte de otro gratuitamente. Y Sirril era tan LÓGICO. Quizá si hubiese un motivo... pues eso, lógico, pero no lo había ¿O sí?

El tiempo pareció detenerse  cuando el vulcano avanzó contra el arma que le apuntaba, casi desafiante. ¿En serio estaba pasando todo aquello? La boca del africano estaba abierta y, él mismo, congelado. Por suerte, la situación pareció volver a una paz tensa por intervención de la Capitana, pero las acusaciones que soltó de Alba, junto con las de Schmidt, la reacción salvaje de Jankowsky y la extraña manera de comportarse del vulcano le daba a todo un aire surrealista. Y hacía a penas unos minutos estaban todos bailando en el comedor... quien lo diría.

McCall cerró la boca y se ajustó inútilmente el auricular, al tiempo que volvía a navegar en la base de datos de la tripulación. Tenía más cosas que comprobar de lo que creía inicialmente.

Poco a poco la inyección que me ha puesto la doctora va haciendo efecto y voy recuperándome de mi aturdimiento, pero un fuerte dolor de cabeza parece haber aparcado en mi cerebro.

- ¿Qué ha pasado...? - logro farfullar, aun tengo que recuperar ciertas funciones, y el habla es una de ellas.

Como ecos del pasado, recuerdos de lo acontecido aterrizan en mis pensamientos.

Blake... pero esa no es mi Blake, no es la Blake que conozco, como yo no soy el aberrante Johnny que ella conoce.

Me percato que estoy en el puente, y me sucede lo mismo que a Muk, lo mismo que a los demás. Una sensación de deja vu y de que no estamos en el sitio correcto, que ocurren cosas que no deberían pasar y cosas que van a ocurrir.

De repente veo que todos se apuntan unos a otros.

- Bueno, pueden pasar muchas cosas, pero que nos apuntemos ya no me sorprende en absoluto. Esa locura sólo podemos hacerla nosotros. Al menos disparense entre ustedes.

En la pantalla del visor veo el escenario que tan familiar nos es. Varias naves, una NX y un calamar gigante. Esto ya ha pasado. Esto pasará. Enseguida me hago cargo del pilotaje de la nave.

- Sistemas de navegación a punto. Motores a pleno rendimiento.

Una vez intervino de Alba, Jankowsky enfundó de nuevo su phaser y se dirigió a su puesto.

No esparaba disparar a nadie, además tenía su arma en modo aturdir. Pero al comandante no le habia gustado el repentino gesto d ela comodoro y obró llevado por sus reflejos.

Una vez de nuevo en su puesto y, como si nada hubiera ocurrido, buscó la nave que debían abatir.

- Los tenlgo en el punto de mira a la nave más dañada, capitana.- Había oído y valorado positivamente la sugerencia de Mukjerhee.

Entonces comenzó a narrar la secuencia de disparo- Alineando cañones phaser, ¡fuego!.

Mis memorias de ese mundo paralelo ...  -la embajadora apuntó a la anomalía, no sabía porqué Gaheris y Unger no lo habían referido ya-  incluyen un encuentro con los ocupantes originales de la nave, la esfera, donde está encerrados mis hermanos aënar, y con la que se trae al ser creador y destructor de vida llamado X'agroron.  

Los ocupantes originales fueron despertados por nuestro contacto psíquico, los En'Ar, se llaman. Nos plantearon un acertijo.  Lo resolvimos.  La respuesta era "el tiempo".  Estábamos comenzando las negociaciones con ellos cuando vino la destrucción. 

Si mi gente está allá, siendo torturada, aunque desconectarlos no los rescate, al menos acabaré con el insondable sufrimiento al que están siendo sometidos. 

Además, ya sabemos en donde están localizados. 

Sirril, ¿que es lo que, según usted, está en juego aquí?

Según el protocolo de identificación de naves de la Flota de la Tierra unida y de la Coalición el error es evidente. La nave es identificada como la NX-10 Excalibur, lo cual es imposible.

A medida que la NX se acerca al campo de batalla los sensores y las comunicaciones comienzan a fallar más y más, dejando los sistemas de corto alcance como única herramienta fiable.

La “otra” Excalibur presenta algunos daños exteriores y brechas en el casco aparte de haber pedido el soporte vital en la mitad de sus cubiertas. El sistema de propulsión falla y su función es intermitente al igual que la polarizacion del casco.

La lógica no coincide con respecto al daño estructural y las fallas en sus sistemas. Es posible que la anomalía afecte a los sistemas y por ende la desigual batalla favorece por demás a los Romulanos.

Las señales vitales cuentan tres cuartos de tripulación para una nave clase NX, donde todas las firmas vitales son humanas.

Finalmente la única estrategia posible consiste en reducir al Ave de presa que ha perdido una de las barquillas y posee graves daños estructurales. La nave pese a estar peor que la otra NX continua siendo un peligro incluso para cualquier nave de la Coalición, incluso para la Excalibur.

Shirrazz llega al puente y trata, como siempre, de utilizar su capacidad de leer ondas psiónicas, utilizando indirectamente las potencialidades de comunicaciones de una nave. 

La distancia y la anomalía imposibilita la habilidad de la embajadora al momento de su escaneo psíquico. Quizás si acortan distancias pueda volver a intentar.

Para sorpresa de todos ninguna nave Klingon aparece, ni mucho menos en las proximidades hasta donde los sistemas alcanzan a leer en la profundidad del espacio pese a la interferencia.

Luego, el pedido de contacto de McCall es recibido por la otra NX pero la respuesta sucede desde un canal auxiliar de comunicaciones donde la interferencia es suficiente para que el contenido sea imposible de descifrar. De extraña manera es un canal auxiliar en desuso, que solo es utilizado por Daemon para comunicarse con las lanzaderas de la Excalibur y los puestos estelares.

Aparte del intento de comunicación el alférez realiza una búsqueda en la base de datos de la nave y solo obteniendo alguna migaja. En este caso su propia hoja de servicios, que relata el destino al frente de batalla a bordo de la actual nave de castigo. Tiempo atrás Daemon fue cómplice de un hecho ilícito donde su compañero fue herido gravemente. Entonces el juzgado Terrestre decidió enviarlo a la Excalibur en lugar de cumplir sus años de condena en prisión. Su cómplice, Hun Sen cumple doce años de prisión tras sobrevivir al atraco.

Rápidamente la noticia de lo sucedido a bordo de la Nave-Esfera salió a la superficie de aquellos que en otra realidad y otro tiempo fueron enviados como fuerza de abordaje y rescate. La comodoro y la embajadora son las primeras en expresar lo sucedido desde sus perspectivas.

Posteriormente Diane puso en actividad al timonel, el cual ocupa su puesto con energías de sobra, siempre dispuesto a maniobrar la nave hacia el éxito. Tal vez su única preocupación es su Blake, la mujer que el recuerda pero que no es la que ha visto. Posiblemente no sea el único que pronto se sienta igual.

Por lo tanto la Excalibur carga sus armas y polarización del casco para intervenir, proyectando un curso de ataque a la nave romulana con mayor daño. De igual manera el enemigo de percata de ellos y detiene su ataque contra la otra NX, quedando a la espera de las acciones por llegar. Sus maniobras de evasión dejan en el medio a la otra NX que actuá como escudo.

Los flashes en la memoria de Aakesh se producían cada vez más rápidos, ya no parecían un dèja vu, sino algo muy real. Pero la situación en el puente le impiden centrarse en sus nuevos recuerdos.

-Bien, aconsejo que nos centremos en las naves que tenemos ahí delante. Capitán, la Comodoro podría vigilar a Sirril, si está convencida de sus palabras, y viendo los recuerdos que cada vez tenemos, aconsejo tenerlos en cuenta.

Miró a Sirril, sabía muchas cosas y era reticente con otras especies, pero aún así no dejaba de ser un compañero que había servido, hasta dónde Aakesh tenía conocimiento, de forma imprecable.

La noticia de que la NX era su Excalibur pilló a Aakesh por sorpresa y empezó a recordar las clases de física cuántica de la academia.

-Esto esto confirma lo del gato de... ¿Schapenhauer?, ¿Schroderer?, bueno, como se llame, de que puede haber posibilidades infinitias a partir de cada situación, creando universos alternativos. La pregunta es....¿nuestros recuerdos proceden de nuestro universo, que ha sido alterado de alguna manera, o de otro universo alternativo?

La situación que tenían ante sus ojos le recordaba a todo lo que veía en los flashes, excepto la nave klingon, no estaba.

-Aconsejo enviar un mensaje a la otra Excalibur sobre Birikov, es un traidor, aunque no sé hasta que punto, aunque tal vez en esa realidad no lo sea y lo sea otro....o a saber. Tal vez no sea la realidad que recordamos, no está la nave klingon. ¿Tal vez podríamos acceder a su cuaderno de bitácora o a sus archivos y ver que coincide con nuestro mundo y lo que no?

Sirril podía ser o no un traidor. Una embajadora Shirrazz, que decididamente no era la que tenía frente a ella, había estado negociando con los llamados En'ar en el interior de una nave pensada para llamar a X'agroron. Y, frente a ellos, una nave llamada NX-10 Excalibur se debatía entre la vida y la muerte acosada por naves romulanas, las cuales, a todas luces, no eran conscientes del fin de la guerra, si es que este había llegado siquiera a producirse. Y, muy posiblemente, una Diane Walker que no era ella misma se encontraría atrapada en una enfermería sin más recursos que esperar a que se decidiera su destino.

Todo aquello era un disparate semejante que la doctora no tenía muy claro si debía sentirse aterrada, preocupada, esperanza, indiferente o entretenida. Tampoco lograba comprender si debía fiarse o no de los recuerdos, pensamientos y corazonadas que esa situación le producía o si era mejor aferrarse a la realidad de su propia universo y mantener los pies en la tierra. A juzgar por las palabras del Primer Oficial, no parecía ser la única.

-Señor Mukherjee, si me permite intervenir, creo que por mucho que accedamos al cuaderno de bitácora de la otra Excalibur, teniendo en cuenta que la teoría de los universos paralelos habla de permutaciones infinitas, resultará imposible asegurar si las experiencias que creemos recordar proceden de esa realidad o de cualquier otra. E, incluso aunque fuera así, sería imposible predecir el impacto que la información que ofrezcamos producirá en la otra tripulación, así que, a no ser que esté buscando propagar el caos, abogaría por mantener el contacto al mínimo posible:- Respondió Diane con seriedad, sabiendo que no era su decisión, pero al menos esperando que su opinión pudiera ser tomada en cuenta por la capitana -no soy física pero, por sentido común, la convergencia entre dos mundos diferentes no puede ser un fenómeno estable, así que, a no ser que nuestro objetivo sea suicidarnos del modo más espectacular posible, lo mejor sería violar el menor número de leyes espacio-temporales que podamos.

Mientras hablaba, no dejó de mantener los ojos en el tricorder con el que escaneaba a Johnny. Parecía haberse recuperado por completo, pero aun así añadió -Señor Lightman, por su propio bien y el de todas las personas de esta nave, avíseme a la menor señal de mareo o debilidad que pueda sentir.

Dejo el "Paquete" en el más absoluto silencio. Tras eso marchó hacia la sala de ingeniería.

Mientras marchaba comentó por el intercomunicador:

- Hermanos, pasamos el centro de mando a ingeniería. Allí podremos ser de más ayuda. Nos dividiremos mitad y mitad entre armería y el nuevo lugar. Yo estaré allí.

Los sensores dieron la información que confirmaban aquella locura de una doble dimensión con bucle temporal, la NX era la misma NX, las anomalía, las naves romulanas... demasiadas casualidades.

La capitán perdió la oportunidad de restablecer la maltrecha confianza en Sirril y sus palabras no hicieron más que ahondar en la herida abierta entre la tripulación de la NX y el vulcano, relaciones heridas de muerte ante la acusación de la comodoro.

Aun así el momento mandaba y la comodoro no tuvo más remedio que bajar su arma y todo el puente intentaba centrarse en la misión... ya habría tiempo de rendir cuentas. Sirril se sentó una vez más a mandos de su consola con la atenta e incómoda mirada de la comodoro sobre sus hombros.

El vulcano no lidio palabra mientras ajustaba algunos parámetros de los sensores intentando luchar contra las interferencias.

Sirril trato de sentir si podía identificar la presencia de los Aenar en la esfera o de si mismo

- No... no puede ser.- pronunció el sudafricano con un tinte agudo en la voz. Más de lo que le gustaría.

Desde el exterior,  podría parecer que se refería a la señal llena de interferencias que llegaba desde la otra NX, por una vía en casi en desuso dejando evidencia de que presenciaban uno de los juegos de recuerdos que poseían mientras vivían el otro juego.

Pero realmente, la mirada de McCall no podía apartarse de su ficha policial y la de Hun Sen, que aparecía como la última vez que lo había visto, poco antes de embarcar en la Excalibur.

<< Hun es la persona más cabal que he conocido,  ¿Herido durante un atraco? ¿Qué coj... está pasando? ¿Sen, 12 años en la cárcel? Y yo.. yo ¿Condenado en...?>> Recorrió su ficha una y otra vez, intentando aclarar lo que estaba pasando.

- Desde cuando las NX son naves de castigo...- susurró para si mismo, en un tono de voz lo suficientemente alto como para que lo oyese medio puente.

<< Tengo que recordar, tengo que recordar>> se repitió, frunciendo el ceño y mordiéndose el labio. Una serie de flashes empezó a sucederse en su mente:

El calor húmedo le hacía sudar y que la máscara se le pegase a la cara, a penas podía ver. Miró a la izquierda, Sen gritaba algo que no podía entender, mientras golpeaba con la culata del rifle faser al de seguridad. Una mujer gritaba, acrecentando su incomodidad. El africano respondió golpeándola varias veces en el vientre y el rostro, hasta que el gorgoteo le indicó que una costilla rota le había perforado un pulmón, haciéndole toser. La mancha de sangre consecuente le manchó las botas pero, al menos, se había callado. Una pequeña explosión y Hun pronunció alguna frase alegremente, pero seguía sin oír bien, la puñetera máscara le ahogaba y amortiguaba el sonido, casi estaba sordo. Descargó su frustración con los prisioneros y mató a otro. Más le valía a Sen que esta fuera la última, estaba harto de este país, de su calor húmedo, sus ciudadanos pusilánimes y sus hombres pálidos. Necesitaban unas vacaciones en algún sitio con playa, lejos de este puñetero planeta.

Sen le golpeó el hombro, sacándole de sus reflexiones. McCall se giró hacia él y cargó el fardo que le lanzó el coreano. En el exterior, una sirena indicaba que las fuerzas del orden estaban en camino. Salieron por piernas usando la puerta trasera, pero antes de salir disparó aleatoriamente a varios de los rehenes. Los gritos de dolor y miedo sonaron como música en sus oídos.

Corrieron hacia su vehículo de huida, Hun delante, como siempre, a pesar de ser más bajo que él, corría como una liebre. Un piquete les recibió antes de llegar al vehículo, junto con una ráfaga de fáser. Dameon se tiró a un lado y el coreano recibió toda la metralla, cayendo al suelo. El sudafricano se rió, pensando que ahora el botín sería todo para él, y huyó en dirección contraria, no le cogerían. En todo caso, siempre había pensado que Hun Sen era un idiota, pero necesitaba un compinche. Mejor que pagase él.

Cuando se creía fuera de peligro, un dolor en la pierna le lanzó al suelo. Mientras el mundo se iba volviendo negro, Dameon se percató de que le habían cogido a él también. Unas manos le sacudieron y le golpearon la cara, arrancándole la máscara. La luz le cegó por un momento, pero escupió en la dirección de donde venía el golpe. El juramente que siguió al escupitajo le dijo que había acertado. El siguiente golpe vino de otro lado y le hizo perder totalmente la conciencia...

Se llevó la mano a la pierna, donde el disparo le había quemado el musculo.  

Si en las maniobras pueden acercarse más, para poder hacer lectura mental...  -Solicitó a la capitana, sabiendo que lo táctico imperaba, pero queriendo ofrecer un nuevo elemento-   podría intentar establecer contacto psíquico con la otra embajadora en la nave-esfera, y mejor aún, con los En'ar. 

En todo caso, no recuerdo nada sobre el resultado de mis negociaciones con estos seres avanzados y coleccionistas.  Se que veían a los Romulanos como "otros invasores" a su nave, ya habían destruído a dos de ellos durante el juego-ritual del acertijo, pero no parecían haber hecho nada sobre el que conectaran a los aenar a la nave ni sobre su dirigir al ser tentácular hacia nuestros sistemas solares.

Pausaron a un ser-guardian suyo que iba a enfrentarse con los MACO, para poder a platicar con nosotros.  Creía yo estar convenciéndolos de que no buscábamos invadir, ni tomar su nave, sólo rescatar a nuestros ciudadanos y frenar al X'agrogon. 

 Su cara y antenas bajaron y se movieron cual árboles en la brisa, la forma en que demostraban confusión las andorianas.  Todo recuerdo posterior se me esfuma de repente, como en una explosión súbita de la realidad. 

Vale la pena reestablecer el contacto con ellos.  Concluyó, de nuevo levantando la cara y antenas.