Partida Rol por web

- Bodega de carga o espacio exterior. No tengo más que decir y usted tiene sus órdenes. Cúmplalas. - Ordené al tiempo que el primer oficial hablaba.- Está bien. Si cree que puede con ello, adelante. Espero tenerle a tiempo en el puente para el despegue.

- Teniente Winwood, está bajo sus órdenes. No lo olvide. - Dije refiriéndome a Randall y su cargo. No se porqué me daba que aquel hombre tenía problemas con algo más que los nombres y las caras.

Tras estas palabras, me marché de camino al puente de mando.

El anuncio de la partida de la nave aceleró todos los preparativos, a pesar de que había cosas todavía por concretar y/o arreglar. Finalmente, el Teniente Markinson había encontrado algunos cristales de refrigeración "extra" que transportó rápidamente a la Arapahoe.

Me temo que es todo lo que puedo hacer -os dijo con pesar -, pero creo que os bastará para alcanzar la colonia. Buena suerte.

Aquellos escasos recambios que servirían para usarlos en caso de emergencia, implicaba que tendrían que cuidar los que tenían lo mejor que pudieran. Eso era un hecho. Aunque por lo menos, en caso de que los necesitaran, tendrían una oportunidad para continuar manteniendo en marcha el reactor de materia-antimateria.

El transporte llegó justo antes de que se cumplieran los veinte minutos impuestos por el Comandante.

En la nave, se sucedían los movimientos a toda velocidad, fruto de haber pensado que disponían de más tiempo para repararlo todo. No obstante, y a pesar de no encontrarse al cien por cien de rendimiento, la nave estaba operativa. Quizás no pudiera alcanzar toda la velocidad, o aún no se hubiese logrado afinar la resonancia de los escudos, pero todo ello eran cuestiones menores que podían arreglarse durante el trayecto.

Así que veinte minutos más tarde, la nave soltaba amarras.

Destino: Hefestus... pero con una parada imprevista.

La llamada de auxilio de Connor se repitió en todas las frecuencias, expandiéndose en todas direcciones. Tanto ella como su piloto, sabían que por mucho que quisieran, la Flota Estelar no sería la única en recibirlo y puede que ni siquiera la primera. Eso hacía que aquel mensaje, constituyese un arma de doble filo.

¿Cuanto tardarían en ir a recogerlas? ¿Quién llegaría primero, piratas, contrabandistas, asesinos... o una nave de la Federación? Sin saberlo, su vida, las vidas de las tres, estaba en manos de una sola persona.

El Comandante Vrako.