Intermedio

Diecisiete horas de viaje hasta el encuentro con la nave de la Flota Estelar. Diecisiete horas hasta alcanzar la seguridad.

Diecisiete horas para descansar, asimilar lo sucedido y ahuyentar las pesadillas de los últimos meses. Diecisiete horas con un final incierto...

Cristina salió del camarote donde se encontraban parte de sus hombres y el doctor para buscar a Stevenson. No le costó demasiado hacerlo pues se había dejado la puerta entre abierta, permaneció unos segundos en el umbral quizás temerosa por el tipo de conversación que pudiera surgir entre ambos, se sintió de repente cansada... como si fuera a caerse de un momento a otro, mareada por todo lo que había pasado, por el tiempo transcurrido desde la última conversación, a solas entre los dos y... el futuro incierto que le aguardaba... sin embargo, la española a pesar de todos sus defectos y carencias, era una mujer valiente y siempre asumía todo los problemas que se le ponían por delante, de frente. 

Con un suspiro espantó sus miedos y dio un golpe suave a la puerta.

- James... ¿Puedo pasar?

James estaba abrochándose nuevamente el uniforme cuando Cristina llamo a la puerta, El comandante se apresuró a asegurar los últimos botones del uniforme mientras contestaba.

Sí, adelante

El dolor en el costado permanecía pero desapareció rápidamente del pensamiento de James al ver a la capitana, nuevamente se perdió en una mirada, una mirada con unos ojos totalmente diferentes a los que se veían cuando la tripulación estaba delante.

James se incorporó y se acercó a Cristina dándole un sentido abrazo... Me alegro de verte de una pieza después de todo... y con los dos brazos, aquel último comentario en un tono de broma ayudo a quitar la tensión que ambos habían soportado durante las últimas horas.

Sentados alrededor de Ollander, los miembros de la tripulación del Excalibur se ponen al día de lo acontecido en la nave, y de los siguientes pasos que tendrán que efectuar.

- No se ustedes - dice Johnny - pero a mi esta misión de rescate me está resultando algo desastrosa. Aunque estamos vivos, de momento. - hace una pequeña pausa - No dudo de la competencia del comandante James, pero no me acabo de fiar de él. Tal como trato la crisis con el andoriano no se si es el mejor para llevarnos a casa. Aunque no es que tengamos otras opciones.

Johnny se levantó, tenia ganas de estirar las piernas después de haber estado horas pilotando la nave, sentado todo el rato.

- Otra cosa que quería comentar es la carga que lleva esta nave. La capitana y yo pudimos observar un mamparo que chorreaba sangre y que algo parecía querer salir, abollando el mamparo. No se que diablos transporta esta gente, pero no me gusta nada de nada. ¿Serán esclavos? ¿Algún tipo de bestia como los que utilizan de seguridad? La verdad, tengo ganas de llegar a la nave orion, liberar a la parte femenina de la tripulación y salir pitando de este cuadrante. ¿Por cierto, cómo lo haremos? ¿Capturaremos la nave de los orionitas y con ella regresaremos a la Tierra? ¿O los cabezas pensantes de aquí al lado- dijo señalando con el pulgar hacia la puerta, refiriéndose a los otros miembros de la Flota - tienen alguna nave escondida en la manga?

Johnny permaneció en silencio, esperando que sus compañeros hicieran sus aportaciones.

Estaba aletargado, desperté de una pesadilla para darme cuenta de que me rodeaban mis compañeros, sin caras extrañas. Sonreí. Hice una mueca de dolor y traté de incorporarme un poco, al menos para poder verlos a todos.

-¿Desastrosa? -respondí ante el comentario de Johnny y me miré el brazo- Esta gente está peor que nosotros en la Arena, y eso es decir mucho... -ante las siguientes preguntas del piloto me limité a responder- Por eso yo quería tener control de ingeniería. Sencillamente estamos a merced de Lichass y los suyos.

De Alba que se había asegurado de cerrar la puerta tras ella al ver a Stevenson dirigirse a ella justo como lo recordaba, sencillamente se derrumbó. Estando ella delante de sus hombres y él delante de los suyos sólo tenían que adoptar el rol que les correspondía por sus rangos, pero en aquel momento ella pasaba a ser Cristina y él lo hacía como James, dos personas que se habían entregado sus corazones tiempo atrás y que el destino los había separado para volver a unirlos. Ella pensaba que todo aquello había sido olvidado y superado, pero lo cierto es que cuando se vio rodeada por sus brazos apoyó su cabeza en su pecho, correspondiendo al abrazo, casi aferrándose al comandante, como si temiera que se lo volvieran a quitar. 

La española lanzó un suspiro y con el todas las emociones que llevaba acumuladas se desbordaron en forma de lágrimas que surcaron sus pálidas mejillas, mezcla de alegría, pena y remordimiento... no sabía que le pasaba sólo que dolía y necesitaba echarlo.

- Te...he echado de menos- la voz se le entrecortaba- fui muchas veces... a verte, nunca despertabas...- paró unos segundos para poder seguir hablando- luego... tuve que marcharme... tenía que... tenía que haber ido a verte... cuando despertaste... tenía que haberlo hecho... pero no pude...- la voz se le entrecortaba- lo siento... lo siento mucho- para su sorpresa parecía que lo antiguos sentimientos para con James seguían presentes en el corazón de la capitán, sólo que se los había negado a sí misma y no sabía por qué... quizás por miedo- No se si estoy de una pieza...- respondió finalmente- he perdido muchas cosas por el camino...- su honor como capitán, su orgullo como persona libre, su tripulación... su nave

Hacía mucho tiempo, más del que James podía recordar que no recibía un cariño como aquel... el servicio en la federación le había privado de aquel sentimiento, no había tiempo para la ternura, para el cariño para el amor bajo un uniforme que le mandaba de misión en misión... pero todo aquel muro, toda aquella fachada se precipito como un castillo de naipes ante Cristina.

James respondió a cada lagrima de Cristina con una caricia, a cada sollozo de dolor con un apretón todavía más intenso. Al escucharla pedirle perdón todas aquellas imágenes de dolor vinieron a la mente de James, como su vida cambio en un solo instante para arrebatarle todo lo que le había importado.

No tienes que pedirme perdón, se de sobras las exigencias de este uniforme... cuando desperté todo fue muy duro, lo que para mi solo fue un instante fueron años para el resto del mundo... tarde tiempo en aceptar aquello, tiempo en el que estuve a punto de abandonarlo todo... supe de tus progresos en la flota, estuve tentado de escribirte muchas veces pero no hubiera sido justo. Habías rehecho tu vida, y me prometí que no haría nada que pudiera interferir hasta que fuera digno de hacerlo y el destino me diera la oportunidad.

James sujeto con delicadeza la barbilla de Cristina con la parte posterior de su dedo indice girando su cabeza par poder mirarla a los ojos... Ese destino que tantas piedras ha puesto en mi camino, es el mismo que me ha traído hasta ti. Te conozco bien Cristina de Alba y por muchos golpes que te hayan dado, sigo viendo en tus ojos la misma determinación que hace tanto tiempo.

13 horas para el encuentro

Karl salió del puente cuando llegó su sustituto. Le había enseñado los controles de la estación de comunicaciones así como lo básico del timón por si le pasaba lo mismo con Lightman. En cuanto salió quiso comer y beber algo, pero quería resolver cierta conversación antes, estaba viendo como la tripulación se radicalizaba y no le gustaba, desde ningún punto de vista.

Fue a buscar a Ishant, parecía que solo él y la vulcana, por raro que pareciera, podían medio comprender al enorme andoriano. La falta de comprensión de unos y otros había dado a un par de espectáculos bastante lamentables en muy poco tiempo.

Caminó por los oscuros pasillos buscando al andoriano, aunque ahora parecían algo más iluminados, esperaba que eso no molestara al capitán, por su piel su especie no estaba acostumbrada a mucha luz. Por fin tras buscarle un poco consiguió encontrarle.

-Eh, grandullón ¿que tal el día? -Se notaba el cansancio en los ojos y en el tono de voz del humano.

Aakesh entró, sonrió al ver a sus compañeros y se sentó.

-Me alegra verles de nuevo, aunque por desgracia no estemos todos

Una sombra de dolor cruzó su rostro pero enseguida volvió a sonreír. Se fijó en la capitán y en Ollander

-¿Cómo se encuentran? ¿Necesitan algo?

El rostro de Aakesh mostraba preocupación ante su estado.

Escuchó con atención las palabras de Lightman y asintió

-La misión no parece haber salido como esperaban, y que hayan contratado a mercenarios me llama mucho la atención, la pregunta es, ¿son de fiar?. Estamos en una nave que se usa para transportar esclavos, ¿como sabemos que no será nuestro destino en cuanto lleguemos a puerto?

Calló unos segundos antes de proseguir

-¿Tienen idea del plan del comadante Stevenson para rescatar a nuestras compañeras y que tenemos que hacer nosotros?

Los gestos y las palabras de James estaban reconfortando a Cristina, era una mujer destrozada por la culpa y las muertes que cargaba sobre sus hombros, el dolor seguía muy dentro y siempre estaría ahí... pero lo cierto es que recibir amabilidad, cariño y comprensión era lo que más necesitaba la española. 

Cuando James le tomó la barbilla y le hizo mirarlo a los ojos, se vio reflejada en sus iris... aquellos iris que tantas veces había deseado volver a ver.

- Los dos hemos sido unos idiotas...- le dijo con los ojos acuosos, la ternura que vio reflejada en su rostro fue correspondida con un gesto de Cristina, quien apoyo la mano que estaba libre del brazalete sobre la mejilla del comandante, el tacto de la capitán era suave y cálido.

Ese destino que tantas piedras ha puesto en mi camino, es el mismo que me ha traído hasta ti. Te conozco bien Cristina de Alba y por muchos golpes que te hayan dado, sigo viendo en tus ojos la misma determinación que hace tanto tiempo.

De Alba sonrió de manera sincera, como solía hacerlo antes de ser capitán, cuando James y ella eran cadetes en la Academia y el Universo un lugar pequeño que había que ir a conquistar.

- No has cambiado James... siempre te las apañas para hacerme sonreir- un ligero rubor tiñó sus pálidas mejillas al descubrirse mirando sus labios... deseó besarlos, pero no podía hacerlo- Has recorrido mucho camino para encontrarme... ¿Cómo has sabido donde encontrarme? ¿Pensé que la Flota nos había olvidado y dado por muertos?- el deseo de estar con él y recuperar el tiempo perdido era tan grande como las preguntas se agolpaban.

El contacto con el cuerpo de Cristina era algo que James no podía evitar, tenía ganas de abrazarla, de acariciarla, de sentirla contra su pecho... sentir su piel, su mirada era como retroceder en el tiempo aflorando aquellos recuerdos que le habían mantenido en pie durante tanto tiempo.

James seco las lagrimas de Cristina con su dedo pulgar, con una suave caricia para después llevarlas hasta sus propios ojos. Tu dolor es el mio susurro James sin dejar de mirarla.

Cuando llegaron las noticias de la desaparición de la Excalibur todo el mundo se temió lo peor, pero algo dentro de mi de alguna forma sabía que seguías con vida. Ahora soy oficial de inteligencia con destino como primer oficial de la USS Fraklin y cuando llegó una información sobre unos oficiales de la flota tomados como rehenes no me lo podía creer. Una esperanza se abrió dentro de mi aunque no quise pensar demasiado, durante estos años he participado en innumerables operaciones de rescate y sabía que esta tenía muy mala pinta. Era una operación precipitada, sin apenas información y en territorio muy hostil, pero algo dentro de mi me atraía hasta esta roca... era como si de alguna forma me llamaras inconscientemente.

James acariciaba la mano de Cristina mientras la sujetaba

13 horas para el encuentro

Ishant se encontraba tirado en el estrecho catre del camarote más alejado, mirando al techo sin ver nada en absoluto, su mente deslizandose por la ladera de sus recuerdos, repasando obsesivamente los actos del día y urgando en viejas heridas sin cerrar. La entrada del alférez le produjo un leve sobresalto, y se incorporó en el camastro hasta quedar sentado. Le resultaba incómodo estar de pie en ese camarote, ya que no podía desplegar totalmente su enorme altura en él por lo bajo del techo. En cuanto se dió cuenta de quién era el piel rosa que se había internado en su refugio realizó una leve reverencia desde los hombros, arqueando las antenas cordialmente hacia Newton.

En cuanto el humano planteó su pregunta sus antenas se fueron ligeramente hacia atrás, caídas hacia las orejas, reflejando su incomodidad.

- El Guardián Estelar ha decidido concederme un día aciago, cha'Karl.- pronunció con evidente desasosiego en su voz.- Y tengo serias dudas de que mejore próximamente.- El enorme andoriano apoyó su espalda en la pared mirando al techo, sin sostener la mirada del piel-rosa, una clara demostración de docilidad.- Es como si llevase todo el día caminando sobre hielo frágil y este se hubiese abierto varias veces bajo mis pies, dudo mucho que pueda estirar más mi buena fortuna.

Escuchó atentamente al andoriano mirándole a los ojos. La verdad es que no había tenido un buen día, ser disparado por un superior no era agradable, aunque no sabría si hubiera sido peor de frente o por la espalda.

-Primero tienes que ver lo bueno que has conseguido. Has ayudado a salvar a bastantes personas de la esclavitud y de una muerte horrible. Y hay algunos de ellos que son majos y todo. -Bromeó.

-¿Habría cambiado algo si hubieran sido andorianos? -Sabía que posiblemente si, pero las preguntas de tipo cultural solían ser habituales entre ellos y casi siempre estaban bien consideradas, estaban basadas en curiosidad.

El andoriano bajó la vista del techo para mirar a Karl, la cabeza ligeramente ladeada con curiosidad.

-Si esta tripulación fuese completamente andoriana no habría tantas... "salidas de tono" disciplinarias.- dijo intentando usar la frase hecha humana.- Y los rescatados no estarían intentando tomar la iniciativa y poniendose en peligro una y otra vez como si fuesen zabathu en celo buscando pareja. Y no me haga hablar de tha'Griffin...- contestó con exasperación. La tendencia de los miembros de la excalibur a actuar de manera independiente, poniendo en riesgo toda la operación le sacaba de quicio. Y los modos entre sexualmente sugerentes y plenamente indisciplinados del médico lo ponían dentro del mismo grupo. Ishant sabía que, pesar de la fama de violentos que tenía su especie, incluso los civiles andorianos mostraban más disciplina que los rescatados y sabían postergar sus rencillas hasta que había momentos para solvertarlas. Momentos que normalmente terminaban con un único andoriano en pie.- Además no tendría que estar... "traduciendo" tanto sus reacciones como las mías para buscar un entendimiento común. En los únicos momentos en los que he actuado como dicta mi gente se han tergirversado mis intenciones, se ha pisoteado mi honor y el de mi keth y... se me ha disparado por la espalda.- la ultima frase salió de sus labios como un gruñido susurrante, que su intento de conseguir que el médico y la capitana se mantuviesen dentro de los parametros establecidos para la operación hubiese sido recibido con un ataque traicionero le dolía más en el orgullo que físicamente. Y había terminado de quebrar su confianza en el Primer Oficial. Que estuviese dispuesto a tomar medidas tan extremas y deshonrosas con él pero permitiese que el médico actuase alocadamente, propiciando la indisciplina de los rescatados reflejaba claramente que su ánimo era más cercano al del capitán Edison: xenófobo y con poco interés en comprender el motivo de sus acciones si no estaban encuadradas dentro de los parámetros humanos. El ingeniero frunció pesadamente el ceño y aplastó las antenas, irritado sólo recordando el hecho.- En otras circunstancias mi deber sería desafiar al Primer Oficial por tal afrenta, pero dudo que tenga el honor suficiente como para no pisotear las normas del duelo. Debo protegernos de su traición.- añadió más para si mismo que para el alferez. Cuando se dió cuenta de que había utilizado un plural que no debería, sus mejillas se tiñeron ligeramente de morado, pero apartó el rostro rapidamente, tratando de evitar que karl se percatase de ello.

Siguió escuchando Ishant con atención, era algo que se le solía dar bien. Y trató de darle su punto de vista de lo sucedido.

-La acción de Stevenson es cuestionable como poco y censurable. -Trató de hablar con normalidad pero seguía sin entender por qué había llegado a tal extremo sin intentar corregirlo antes.

-Llegó a un extremo mucho antes de lo necesario. Pero su reacción tenía algo de lógico, en ese momento ninguno podíamos ser como queremos ser no por el resto de la tripulación, sino por los que nos rodean. Por todos esos mercenarios. Y sinceramente mientras corríamos desde el camión parecía que Elung te golpeaba y luego lo que pasó con el doctor. Por un momento pensé que te había afectado las emanaciones del combustible.

-En cualquier caso estamos en una situación donde cualquier afrenta personal, insultos o lo que sea debe ser dejada para después, para cuando estemos en la Franklin. Generalmente ante  un comportamiento estúpido de alguien solo puedes callar y esperar al momento en el que se vuelva contra él. Mira lo que ha pasado con Ollander, no ha parado de hacer el idiota y por ello casi pierde el brazo. -A pesar de que alguien lo había pasado fatal y podría haber perdido la vida no pudo evitar sonreír, aunque no había malicia en la sonrisa más bien amoralidad, como si hubiera sido por un tropiezo tonto.

-Se que es una situación poco deseable para ti. Pero ahora mismo la tripulación de la Franklin ha pasado una guerra con una especie alienígena que básicamente quería erradicarnos y Edison me dejaba a mi todo contacto con no humanos, aliados o no. Necesitan tiempo para adaptarse y tu ayuda y la de Elung para que sea más fácil. -Miró un momento por el camarote.

-La tripulación de la Excalibur según llegue van a necesitar ayuda psiquiátrica, hasta los que parecen estar bien. Les han usado como herramientas, como un espectáculo, deben volver a aprender a ser personas. Con las mujeres que vamos a rescatar posiblemente pase lo mismo. Se han comportado como idiotas y que he tenido que distraerles en cierto momento como si fueran niños pequeños..., pero ahora necesitan eso. Están rotos mentalmente hablando. -Siguió mirando por el camarote.

-Oye ¿no tendrás algo de agua? Llevo sin beber nada desde antes de llegar a la estación. -Sonrió ligeramente para ocultar su molestia y su boca seca.

- ¡Stevenson actuó llevado por el odio! Si sólo hubiese preguntado sabría que...- gruñó Ishant, las antenas aplastadas contra el cráneo y la voz ronca.- Su reacción no tiene lógica y sólo ha debilitado MI posición, me ha hecho objetivo de cualquier abuso que se le ocurra a.... cualqueir piel-rosa, bouf.- el ingeniero apretó los enormes puños y los aflojó varias veces, intentando sofrenar el ramalazo de ira que le probocaba pensar en las acciones del Primero.- Puedo entender las tensiones posteriores de una guerra, pero mi especie lleva más de TRESCIENTOS años de guerra con los vulcanos y aún así estamos dispuestos a intentar entendernos, a pesar de... las confusiones que su comportamiento errático pueda demostrar. Como el supuesto... "ataque", eso no fue lo que pasó, zha'Elung, ella... bueno. Creo que eso debo hablarlo con ella en otro momento. Pero no me atacó, ni yo a ella, vuestra visión está equivocada por una perspectiva especísta.

El andoriano seguía agitado, aunque en esta ocasión por un motivo distinto, sus antenasgirando confusamente. Finalmente suspiró y negó con la cabeza.

- Te haré caso, cha'karl y esperaré que caigan en el hielo frágil pero si veo otra vez amenazada mi vida o la de zha'Elung, me defenderé, sea como sea. Yo no soy un soldado, no estoy dispuesto a morir mansamente por la inquina de un oficial. En cuanto a los tripulantes de la Excalibur..- asintió ligeramente, dandole la razón.- si están mentalmente incapacitados, ha de tratarseles como tal: no permitiendoles estar en posición de hacer lo que les plazca hasta que sean... "corregidos"- Una frase llamó la antención del andoriano, que ladeó la cabeza con curiosidad.- ¿Tuvo que distraerlos como a niños? ¿Cómo es eso?... Y no, me temo que no tengo nada que ofrecerle para beber, mis disculpas cha'Karl...

El ingeniero pareció azorado ante esa falta de cortesía se levantó rapidamente para disponerse a buscar algo y se golpeó contra una de las literas.

Al final James iba a terminar por hacer que perdiera los papeles... siempre había tenido esa facultad y parecía ser que la seguía conservando. A Cristina le gustaba estar abrazada a él, en especial sentir su tacto, la manera de mirarla, de consolarla y acariciarla, en cierta manera su maltrecho corazón lo necesitaba como el sediento necesita agua para calmar su sed... como siguieran hablando de ellos iba a caer...

- No voy a cargarte con mi dolor...- le respondió, lo último que quería era ocasionarle sufrimiento, no se hiere a quien se quiere- Estás aquí... has venido a por mí, después de todo este tiempo...- eso era lo único que necesitaba y para cerciorarse de que no se iba a desvanecer le tomó la cara con ambas manos, acercando su rostro al suyo iba besarlo, quería fundirse con él en el beso que tantas noches en vela, junto a su cama en la enfermería, soñó poder realizar... el beso que aquel hombre merecía por el esfuerzo realizado, la capitán estaba realmente conmovida, pero se detuvo... - ¿La USS Franklin? No conozco esa nave- dijo con cierta extrañeza pero sin separarse de James, simplemente no le apetecía- Comandante- sonrió, siempre supo que iba a llegar lejos en la Flota- ¿Quien es tu capitán?- sentía mucha curiosidad 

Aquel camarote parecía estar en otro lugar para ellos dos, totalmente ajenos al tenebroso lugar donde se encontraban sus mentes a través de sus sentimientos se habían trasportado a un lugar idílico lejos de la pesadilla que les rodeaba tras aquella puerta.

Cristina acerco su rostro, lo suficientemente cerca como para que James pudiera recordar su aroma... pudo distinguirlo a pesar de toda la suciedad de unos uniformes que no pasaban por sus mejores momentos. No solo he vuelto para compartir esa bonita sonrisa... sino también tu dolor. Tus hombres te aprecian, se nota a pesar de que tienes algunos elementos un tanto peculiar me temo como yo mismo...

James se acerco todavía más de lo que Cristina lo había hecho sin dejar de mirar sus profundos ojos, puso sus manos sobre su rostro de forma análoga a las de Cristina y sin poder evitarlo más la beso, un beso que acabo por erizar la piel de James y llevar su corazón a un ritmo que no recordaba, un beso suave y sincero que despertó una pasión agazapada en su pecho.

James separo sus labios suavemente sin que sus frentes ni sus manos se separaran...

La Franklin es una nave mucho más pequeña que la Excalibur, el capitán es el coronel Balthazar Edison un tipo bastante duro y con malas pulgas, es probable que no hayas oído hablar de él... como yo es un ex Maco

Cuando los labios de Cristina se encontraron con los de James, ella ya no pudo controlarse y correspondió con la pasión que había estado guardando para él, entregándose al momento por completo mientras sus manos aferraban el rostro del comandante, para terminar rodeandole el cuello en un sentido abrazo. Se separó apenas unos milímetros para sonreirle, simplemente estaba feliz.

- No... no conozco a tu capitán- se sinceró nunca antes había oído hablar de él- Mis hombres y yo hemos pasado por muchas cosas, sé que me aprecian... aunque les ha costado y a veces me lo hacen dudar- suspiró mientras sus dedos acariciaban de manera inconscientemente el cabello de la nuca de James- lo que si se es que estoy dispuesta a dar mi vida por salvarlos y eso incluye a mis chicas- al decir aquellas palabras su mirada se puso mucho más seria, mostrando la determinación de la que siempre hacía gala- Tengo que salvarlas, pero no tengo claro como hacerlo.

Escuchó con atención al andoriano, pero buena parte de su cuerpo gritaba como un niño pequeño "quiero agua, tengo sed". Y a pesar de las quejas sobre Stevenson, trató de mantener su cara de póker, con gesto de interés a lo que contaba el enorme alienígena.

-Respecto a Stevenson tienes razón, no fue lógico, ni correcto, ni bueno, ni adecuado... Pero no creo que lo hiciera por odio, lo hizo por miedo, te tiene miedo Ishant. -Le señaló de arriba a abajo.

-Físicamente eres apabullante, posiblemente pensaba que ibas a partirle como una ramita. -Hizo el gesto con las manos para apoyar lo que decía. Posiblemente la imagen del tan mal hablado doctor en esa situación lo relajaría.

-Y lo de Elung... la verdad es que apenas podía ver nada, solo lo que parecía, pero añadido a lo que pasó después no era extraño. En todo caso me alegro que sea un malentendido que pueda ser hablado. -Era un problema menos y por eso le alegraba.

-Los tripulantes de la Excalibur están en una situación en las que hay que tratarles como a niños, tienen que pensar que tienen libertad pero a la vez que limitarla. Tenemos que usar las habilidades que podamos de ellos y por lo demás tratar que no se hagan daño. -Chasqueó la boca, la tenía seca y la conversación no lo mejoraba. -Como me preguntabas, cuando salisteis Elung y tu, traté de distraerles. Les conté que la guerra había terminado, que existía la Federación y que se fueran acostumbrando a ver no humanos en sus naves, porque es el futuro y es un buen futuro. En general lo vieron con incredulidad, algunos como algo imposible otros como algo demasiado bonito. Realmente en ese momento me importa poco lo que piensen, dejaron de insistir y se mantuvieron tranquilos hasta que llegó Nasram para darle su traje de Breen al primer oficial de la Excalibur.