Partida Rol por web

Las suposiciones de la capitana no estaban del todo erradas. Y la información del contacto de Jonas lo terminaba de comprobar.
-Antes de nuestro encuentro fuimos a ayudar a la estación científica Omega 3, situada no muy lejos de aquí. Allí nos emboscó una de esas naves, con camuflaje y capacidad de ataque estando oculta. ¿Su gente conoce la tarea de investigación que lleva adelante la estación Omega 3? Porque se presume que secuestraron a los científicos y robaron la información de allí.-
Cira hace una pausa para coger su phaser y guardarlo en su bolsillo. Luego se aproxima a la improvisada celda de la alférez, deteniéndose a un paso del campo de fuerza.
- Tal vez sepa de un planeta aquí cercano y del interés de otra especie, aparte de las que usted mencionó, en ser participe de todo este plan. Por otro lado alférez Halskim debería dar una excusa suficiente para mí tripulación, en especial para justificar su irregularidad médica. ¿O es usted un doble agente y ni siquiera es humana? Quiero que entienda que su utilidad a bordo es prácticamente nula en términos de protocolo y seguridad. Desde el lado de J. solo es nueva la información de la participación de las otras potencias. Los Romulanos y los Klingon. Al menos facciones de estos imperios. Quizás con pruebas suficientes sea posible notificar a sus mundos y detener la flota cardasiana.-
Para Cira ahora mismo las opciones son relativamente pocas, siendo casi las mismas que antes de la llegada de la lanzadera de Kointinar. Ir a por la flota cardasiano no cambiaría en nada. Solo sería una nave más en la batalla.

Cira usaba su mente analítica en aquella situación, pero las respuestas de Halskim eran simples y rápidas.

No había nada en la estación Omega 3. Su único objetivo era la distracción del Enterprise, así que si borraron la información fue simplemente para ganar tiempo y no dejar pistas sobre su presencia en el lugar. 

El rostro de Halskim mostraba cansancio, pero sobre todo, hastío por tener que dar tantas explicaciones. Por eso prefería trabajar sola. Por eso despreciaba a los miembros de la Flota... y sus rígidas y santurronas normas.

En primer lugar, informar a los gobiernos no serviría de nada. Públicamente no pueden reconocer que lo saben sin impedirlo y en privado, tampoco es que estén completamente en contra. Por otro lado, no debe preocuparse por mí. Soy medio romulana. De ahí la anormalidad de mi ADN. Puede confirmarlo en mi ficha personal. Lo único que sucede es que preferimos mantenerlo oculto... por si tuviese que usarlo en mi propio beneficio. Pero todo esto ahora no importa. La Enterprise puede marcar la diferencia. Es la única nave con potencia suficiente para desequilibrar la balanza.

Shev se dio cuenta de que visiblemente había pasado demasiado tiempo en Ingeniería. Mientras tanto seguro que habían ocurrido mil cosas en la nave que ahora le costaría mucho tiempo, demasiado tiempo, procesar y quizá, si necesario, encarrillar en caminos más propensos para el bienestar de la tripulación y el éxito de la misión.

Se acercó a los oficiales esperando delante de Enfermería. “Me da vergüenza, pero no tengo idea de lo que pasa aquí. Alguien tendría la bondad de explicármelo?”

A Shev nunca le preocupaba mostrar debilidades, o carencias de alguna forma, como carencias de información, ante los subordinados en la cadena de mando. Su carácter simplemente no presentaba el anhelo de siempre mostrarse en control o hasta superior.

-No se preocupe, señor. Todos estamos un poco desconectados con nuestro trabajo. Por lo visto, ha llegado una lanzadera de Kointinar con dos personas a bordo, una de las cuales está ahí dentro. creo que es una agente encubierta o algo parecido y está hablando con la capitana, supongo que de todo lo que está sucediendo. 

Perkins miró hacia la puerta un par de segundos antes de seguir.

-Eh... no me extrañaría que en cuestión de segundos saliese la capiana y nos mandase a todos a los puestos de combate, como quien dice, porque esto no puede ser bueno.

-Si es una agente encubierta, solo puede significar que el Enterprise está metida de lleno en un conflicto grave. Pensemos en lo que ha sucedido hasta ahora. Una crisis en Kointinar, otra en una estación científica, y ahora estamos aquí detenidos, mientras la oficial superior intercambia opiniones con esa mujer. Ocurre algo grave, eso seguro.

Sin esperar más respuesta, me giré hacia el bajorano.

-Usted vino con esa mujer la nave. ¿De dónde viene? ¿Qué ocurrió en el planeta?

Cira se mordió los labios, en un fútil intento por contener su ira y frustración, al oír el plan del enemigo para la estación Omega 3. ¿Una simple distracción para nosotros? Entonces es verdad que un espía a bordo de la Enterprise informó de nuestro viaje hacia kointinar…

En primer lugar, informar a los gobiernos no serviría de nada. Públicamente no pueden reconocer que lo saben sin impedirlo y en privado, tampoco es que estén completamente en contra.

- Pero debe haber representantes de esos mundos en la flota invasora cardasiana. Algo o alguien a quien capturar y llevar a la justicia como prueba suficiente para exponer toda la operación. Porque de otro modo todo esto será en vano y la Federación no tendrá nada para actuar. No podemos volver con las manos vacías. ¿Entiende? -

La verdad es que ir a pelear y tal vez ahuyentar a esa flota o derrotarla solo será aplazar los planes de la unión de enemigos. La capitana cree firmemente que hay que darle un corte definitivo al asunto.

Soy medio romulana. De ahí la anormalidad de mi ADN. Puede confirmarlo en mi ficha personal. Lo único que sucede es que preferimos mantenerlo oculto... por si tuviese que usarlo en mi propio beneficio.

 Porque la doctora cuenta con la confidencialidad de médico-paciente. Es suficiente para que Halskim no pase el resto del viaje recluida en una celda.

La Enterprise puede marcar la diferencia. Es la única nave con potencia suficiente para desequilibrar la balanza.

Como dije antes. Solo con ir a pelear no basta. Tiene que haber algo más. –

Y realmente deseaba estar en lo cierto.

Me temo que no hay nada más, capitana. La Enterprise... y cuántas naves puedan unírsenos. Ya están avisadas. De todas maneras, lo importante aquí no es la fuerza sino la inteligencia. En cuanto vean que el plan es descubierto, esperemos que se echen atrás. Si no... habrá que ir hasta el final.

Y así será, seguramente, pensó Halskim, teniendo en cuenta que aquellos cardasianos estaban ya sentenciados desde el momento en que desobedecieron sus órdenes e iniciaron aquel ataque por su cuenta.

En cuanto a mis características, preferiría no revelarlas, pero si lo considera imprescindible, traiga a la doctora.

Shev frunció el entrecejo. Estaba por entrar en Enfermería – suponiendo que a la capitana no le molestaría su presencia, o sin importarle si de verdad le molestaría a ella – cuando la hacedora de milagros de ingeniería preguntó más particulares al bajorano.

Se detuvo y escuchó, la mirada vagando, pero altamente interesado.

En cuanto a mis características, preferiría no revelarlas, pero si lo considera imprescindible, traiga a la doctora.

- Podrá ser agente de Jonas y de toda organización secreta que haya en el cuadrante, pero no olvide que lleva un uniforme y por ende posee un rango de la Flota estelar. Respete eso o acabará en el calabozo. - advierte Cira a la alférez que tiene por costumbre ordenar a su superior.

- Ahora llamaré a la doctora y luego de este circo iremos al encuentro de esa flota. Ya veremos que hacer para contrarrestar esos dispositivos de ocultamiento- agregó para luego abrir la puerta de la enfermería y llamar a la Doctora.

La puerta de la enfermería se abrió y se asomo la capitana. Buscando con la mirada entre los presentes finalmente encontró a la doctora y la llamó.

- Doctora, venga por favor – dijo y volvió al interior de las instalaciones de la srta Connor.

Perkins miró como la capitana regresaba de su autoimpuesto aislamiento y después volvió la vista hacia la doctora. Desde luego, había todo un arsenal de preguntas preparadas para salir, pero estaba claro que como solía ocurrir, él sería el último en enterarse.

Algo cansado de todo aquello, se apoyó contra la pared, cabizbajo, preparándose para seguir la espera.

La conversación que la doctora estaba teniendo con el embajador quedó interrumpida cuando la capitana se asomó para pedirle que entrará en su sección. En el pasillo tan sólo quedaban el señor Perkins, el primer oficial, el embajador y la doctora, la álferez O'Brennan acababa de irse.

-En seguida capitán- estaba deseando hacerlo y saber que era lo que estaba pasando, antes de entrar Connor posó con suavidad una mano en el hombro de sus asistente, en cuanto le fuera posible lo pondría al tanto, pero en aquella ocasión Lena no podía hacer más que seguir las órdenes de su superior.

Cira y Halskim vieron de repente como las puertas se abrían y entraba, o al menos lo intentaban, después de que lo hiciese la doctora, el primer oficial y sorprendentemente, el señor Vrako. 

Los dos oficiales de seguridad no pudieron evitar que las puertas se abrieran pero sí que ambos terminasen de adentrarse en la sala, y miraron inquisitivamente a la capitana para que les dijese qué hacer.

Mientras tanto, desde el pasillo, Kepaar y Liam observaban con curiosidad, la escena.

Caminaba visiblemente cansado hacia la enfermería, murmurando en romulano mis ideas sobre el maldito hypospray de la doctora y el sueño que dejaba en el cuerpo, así como la fatiga. Iba tan absorto en aquellos pensamientos, que ni me di cuenta de que había gente esperando fuera de la enfermería y mucho menos de que entré en ella junto con el primer ofical, hasta que nuestros propios hombres nos detuvieron el paso a las puertas de la misma.

Miré hacia la dirección que miraron los hombres de seguridad y arqué una ceja al ver a la capitana allí, acompañada de una alferez y con la doctora Connor con ellas. -Capitana... Señor th'Shon. - Dije a modo de saludo a mis superiores. Mis ojos se deslizaron hasta esta última antes de hablar. - Como buen paciente, he seguido sus instrucciones y me he personado en la enfermería nada más despertar, tal y como requirió, doctora Connor. - Dije con seriedad en mi voz, mientras que mantenía una mano apoyada sobre las costillas. Me preguntaba que demonios estaba pasando allí, pero sabía que lo más sencillo era que la capitana, con su encanto natural, me dijese que no era asunto mío. - Pero si está tan ocupada que ha tenido que poner seguridad en la enfermería, puedo irme a seguir durmiendo en mi cabina.

Mis ojos se desviaron por completo hacia la capitán de la Enterprise antes de seguir hablando. - Total, es a nuestra capitana a quien realmente le urge la pronta recuperación de sus tripulantes, sobre todo oficiales, para poder manenerles en su puesto o para mandarlos a misiones... - suicidas - ... complicadas de resolver. - Dije elevando ambas cejas durante mi explicación. - El buen funcionamiento de una tripulación es el mejor motor de una nave y más aún si se trata de la Enterprise, ¿no es así, señor? - Pregunté al primer oficial, el cual permanecía a mi lado.

A Liam se le escapó una sonrisa cuando vio aparecer al fondo del pasillo al "peculiar" Teniente Vrako. A pesar de haber coincidido poco con él, siempre había justificado su carácter por su naturaleza romulana y había decidido, al igual que con muchos otros, no prejuzgarlo en ningún sentido.

Pero si había algo que tenía claro era que allá donde fuese, no pasaba inadvertido y siempre, sin excepción, se generaba algún tipo de confrontación, ya fuese con alguien que no estaba haciendo su trabajo según los estándares del teniente, o porque simplemente no soportaba las tonterías.

-Teniente -le saludó cuando llegó, recibiendo apenas un gruñido como respuesta, justo antes de una mirada asesina a los dos guardias de seguridad para que abriesen la puerta de la enfermería.

Liam se acercó sutilmente a Kepaar.

-Ahora sí que creo que me gustaría estar en la enfermería para ver lo que sucede -le dijo en voz baja.

Jor estaba esperando los resultados médicos y el prometido diálogo de los visitantes con la capitana.

“Ah, perdone la interrupción, capitana”, dije Shev quien, por supuesto, había voluntariamente provocado la interrupción, y sus ojos se impregnaron de la escena que tenía delante, tomando, sobre todo, un instantáneo muy preciso de la alférez.

Pero como el hombre al quien había buscado ahora tenía a su lado, de momento no hubo justificación para su presencia en Enfermería, y además, las últimas palabras del oficial de seguridad le hicieron comprender que la actitud del mismo no había cambiado ni un ápice por el conflicto que hubieron tenido en el Puente. La prioridad, ahora, fue hablar con él.

Le puso una mano en el hombro; una mana férrea. “Teniente, necesito hablar urgentemente con usted. Vámonos a un lugar tranquilo. Capitana”, se despidió con una inclinación de la cabeza, se giró sobre sus talones, y, al tener aún la mano en el hombro del Vrako, le hizo girar a él también. “Vamos a mi despacho. Hay varios puntos que precisan una explicación.”

Y salió de Enfermería, levantando la mano del hombro del hombre en cuanto hubieron quitado Enfermería.

Se puso en dirección de su despacho, invitando al teniente de seguirle.

Cira miro atónita como la mitad de su tripulación ingresaba a raudales al interior de la enfermería, y que lo peor de todo era la ineficiencia de sus hombres del departamento de seguridad.
La próxima vez contrataría mercenarios Gorn para custodiar los corredores del Enterprise.
¿Pero que demonios? musitó anonadada por la intromisión. Y volviendo a coger el phaser que llevaba en su bolsillo se dirigió a todos los presentes.
Di una maldita orden y nadie la cumple. Entonces la próxima vez implementaré el potro de tortura como castigo apropiado. ¡Fuera de mi jodida enfermería! ¡Ya los atenderé! ¡Fuera, fuera! dijo, claramente ofuscada mientras agitaba su arma y hablaba para todos los recién llegados menos la doctora, quién era la única -de momento- permitida a ingresar.