Partida Rol por web

El USS ENTERPRISE (NCC-1701 F) es el nuevo orgullo de la Flota Estelar. Su tecnología revolucionaria no solo promete explorar con éxito recónditos lugares de todos los confines de la galaxia, sino también llevar la paz allá dónde vaya. Es el nuevo guardian, un nuevo "caballo de hierro" que cruzará sistemas estelares y llegará audazmente... a donde ninguna otra raza o especie ha llegado jamás: la paz.

La sala de ingeniería era como un pequeño hormiguero en el que todos los ingenieros iban de un lado para otro abriendo paneles, trabajando de una terminal a otra, intentando que todo tuviera sentido. Mientras Liam los observaba, él mismo tse preguntabas quién habría sido el listo que había decidido que el Enterprise estaba preparado para iniciar su andadura. A este paso, habría que remolcarlo; o mejor, salir y tirar de él. 

Asu lado, Zoe trabaja afanosamente en otra terminal. Liam estaba intentando arreglar los escudos; Zoe, los motores de impulso. 

En la cabina de Annaith se respiraba un ambiente de máxima relajación. Dulces sonidos vulcanianos a un volumen apenas audible para un humano corriente, se deslizaban a lo largo del peculiar compartimento que estaba envuelto en la penumbra,  mientras ella reposaba en el suelo, encima de una pequeña alfombra ritual para tal efecto, el ho'cith'ra. Con los ojos cerrados, Annaith intentaba concentrarse en su "yo" interior, alejando de ella el estrés de aquel nuevo destino.

Cuando parecía que lo estaba logrando, el timbre de la puerta la devolvió a la realidad. Sin poder evitar un cierto gesto humano de fastidio, se giró hacia ella.

-¡Adelante!

Las puertas se abrieron y Vrako apareció entre ellas. Confundido por la oscuridad, tardó unos segundos en responder.

Lena entró en la sala médica enfadada. Prácticamente toda la tripulación de la nave se había acercado para hacerse su revisión rutinaria, a excepción precisamente de los que debían dar ejemplo. Ningún oficial de puente había venido todavía. Eso no podía continuar. Como oficial médico, era la única capaz de dar de baja a un oficial, independientemente de su graduación, si consideraba que no estaba preparado para llevar a cabo su función, y en aquellos momentos, ninguno lo estaba. Iba a tener que ponerse firme. Delante, la Alférez Denise Edel, su enfermera, la miraba con preocupación al ver la tormenta que estaba a punto de desatarse.

Jor avanzaba con cuidado, con el bat'leth en las manos, apartando la vegetación para poder seguir adelante. Sabía que los enemigos acechaban cerca, así que no podía descuidarse. Tras un rato caminando, llegó a un pequeño claro en el que, a lo lejos, podía distinguirse un pequeño lago.

Y fue entonces cuando comenzó el ataque.

Un jem' hadar apareció de la nada y se lanzó contra él. En su mano, un cuchillo de doble filo, y en su rostro, los ojos de un asesino.

El silencio es una fuente sagrada de conexión, una que le permite a Annaith mantener a raya aquel lado impulsivo que trae consigo al nacer. Esta meditación que explora y calma las tempestuosas aguas de su mente, le permiten equilibrar las emociones sin censura y bajo la premisa de permitirse ser, sin perder su verdadera esencia, su centro. 

Y de esta forma bajo el intenso aroma de los inciensos, allí recostada en el suelo con su bata vulcana se encuentra, sus ojos permanecen cerrados mientras la respiración es suave y muy profunda. Todo el ambiente tenue, desde la sombras que la misma oscuridad le ofrece, va logrando una perfecta sensación de serenidad, hasta que el sonido de la puerta le permite regresar a una realidad de la cual ha escapado por un largo instante. 

- Adelante. - indica al manifestar una ligera reacción de inconformidad. 

Y tras incorporarse, enciende la lámpara que tiene a su lado para evitar el cambio radical de luz y al ver el rostro de aquel hombre, sonríe ligeramente mientras le indica que tome asiento sobre su cama. 

- Oficial Varko, gracias por la visita. Usted dirá. - indica en un tono suave, aún impregnado por aquel bienestar propio de la meditación. 

Aún me parecía increible estar en aquella nave. La USS Enterprise F, el orgullo de la Flota Esterlar y yo el primer romulano en pisarla. Me decía mientras caminaba por aquel suelo, aquellos pasillos, buscando el dormitorio de Annaith. Ya me había acomodado en el mío, pero de alguna extraña manera, me sentía un tanto incómodo, nervioso.

Cuando me trasladaron de mi la IRW Valdore a la USS Nautilus, sentí ese estrés inicial de otra manera. Estaba más seguro de mi mismo y me importaba poco lo que opinasen los tripulantes de aquella nave de mi presencia. Pero eso había cambiado, ahora estaba en aquella nave, con gente que conocía e incluso que apreciaba enormemente. Quizás demasiado. 

Los tripulantes con los que me cruzo por el pasillo me miran extrañados, con curiosidad o con recelo. Sobre todo recelo. No les culpo pues hemos sido enemigos desde siglos atrás, pero es algo molesto y que me hace pensar en si todo esto no es más que una farsa por parte de la Flota Estelar. Paso por delante de una puerta que desprende aroma a incienso y, por las indicaciones que tengo, debe ser el dormitorio de Annaith. Llamo antes de entrar, esperando su respuesta.

- Gracias. - Respondí devolviéndola la sonrisa. Era algo que no me costaba hacer con ella, sonreir. Realmente me lo ponía muy fácil. - Lamento interrumpir tu... kohl-tor. - No sabía vulcaniano, pero al menos me había molestado en aprender las pocas palabras que Annaith me había enseñado junto con la meditación.

Me senté sobre la cama y la miré a los ojos, los cuales me fascinaban con aquel tono azul tan profundo. - Verás... yo... - Estaba nervioso y no sabía ni como expresar algo tan íntimo a nadie. Pero Annaith se había convertido en alguien muy especial para mí y necesitaba hablar todo aquello con alguien. - No se como decirlo... - Miré al suelo, sintiéndome como un tonto en ese momento.

- Yo... quisiera agradecerte el informe que entregaste sobre mí... una vez más.... y... bueno... realmente estoy entusiasmado con lograr estar en la Enterprise... pero... - El dolor de cabeza comenzaba a aumentar lentamente, pero trataba de disimularlo. - ... cuando entré en la USS Nautilus, sabía lo que me iba a encontrar y... entré con... seguridad y sin miedo... pero ahora... - Vamos, dilo... "estoy aterrado". - Miré a los ojos de la joven vulcana unos segundos y volví a agachar la mirada.

- Bueno, no... no importa... - Dije mientras me levantaba tras unos instantes de silencio, buscando el valor para decíselo- ¿Cómo podía costarme tanto? - Siento haberte molestado e interrumpido. - ¿Qué haces? ¡Díselo! - Dibujé una estúpida sonrisa en mi rostro, sintiendo como mi pulso se había acelerado y el dolor de cabeza aumentaba un tanto más por mi estado de nervios.

Zoe amaba las maquinas más que ninguna otra cosa en el mundo pero esas en cuestión estaban resultando un verdadero quebradero de cabeza. A quien se le hubiera ocurrido meter toda esa técnologia tan dispar en el mismo no tenía una maldita idea de lo que estaba haciendo. No obstante Zoe se afanaba por encontrar una salida logica, practica y efectiva para todo aquello, más cuando lograba que algo funcionara correctamente otra cosa se descontrolaba y aquello comenzaba a ser una perdida de tiempo.

Se detuvo y se cruzo de brazos un minutos como si estuviera analizando el problema desde otro punto de vista. Tenía una idea que podría funcionar pero eso significaba tener que discutirla con otro ser pensante y las relaciones sociales no era precisamente lo suyo.

Los medicos dijeron que tenía un trastorno con un nombre complejo, algo similar en algunas cosas al aspenger, en su forma de catalogar a los genios como peculiaridades distintas a al común de los mortales porqué todo el mundo sabía que los humanos eran sacos hormonales con el intelecto justo para pasar el día.

No le quedaba más remedio, aunque hubiera preferido mandar un informe detallado y no tener que pasar a tratar directamente con su superior, bajo tales circustancias se hacía necesario la prontitud de la verbalidad directa.

Se acerco a su superior quedando a una distancia prudencial y le saludo debidamente.- Señor, tengo tres ideas para solucionar el problema que se nos presenta por la incompatibilidades técnologicas.- aseguro y paso a enumerarlas.

-Según lo veo cada parte del programa se comporta como un rey pugnando por dominar un unico territorio. De modo que la soluciones posibles serian. A. Escoger una de las tecnologias y superditar el resto a ella. B. Crear un programa que domine que domine al resto y lo someta o C. Creamos un protocolo estrizto y asignamos funciones diferentes a cada tecnologia.

-De todas las opciones la C es la peor con diferencía pero me gustaria saber su opinión.- esto no era cierto, su opinión le importaba entre poco y nada pero debía comportarse segun los protocolos, seguir instrucciones....

Jor sabía que el pulso quantelectromagnético había funcionado.  Su phaser no prendía nada, y cuando vio al jem'hadar atacar con un cuchillo de doble filo, sabía que el disruptor de éste tampoco. 

Su táctica para comprobarlo había sido demasiado arriesgada.  Tomar ese camino era exponerse a tiros a distancia, pero bueno, cuando sale bien la jugada, ¡hay que aprovecharla! 

Estaba aquel tronco, se movería justo cuando el impulso de su atacante le impidiera maniobrar.  En el camino al suelo, su bat'leth haría el resto, justo hacia el pecho del enemigo. 

Los jem'hadar estaban entrenados para saber las debilidades físicas de las razas que atacaban.  Pensaría que, al ser klingon, podría dar un ataque certero.  Su fisiología híbrida le daría una ligera ventaja, no mucha, pero todas se debían aprovechar. 

¡Ahora!  Se quitó, de un giro.  ¡tlhIngan maH!    Más vale que funcione.

Lena de nervios templados y rostro risueño... En estados de ánimo normales, estaba enfadada. Lo decía la seriedad de su expresión, su ceja elevada y el número de vueltas que había dado alrededor de la enfermería. La doctora se tomaba su profesión muy en serio, la revisión de TODOS los tripulantes de la Enterprise era obligatorio pero parecía que dicha tripulación, en especial los oficiales no tenían esa percepción... Así que ella se encargaría de hacerlo saber.

-Teniente Lightman, Alférez Zoe, Teniente Annaith, Teniente Vakro, Teniente Jor'tova Daq y Comandante Shev. Acudan a enfermería... YA por favor.

El tono había sido suave pero frío con un orden clara y concisa que auguraba mar revuelta.

El puente de la Enterprise, el centro neurálgico de la nave, no se encontraba en un estado diferente al resto. Incluso sin estar en marcha, había más personal de lo normal. Nadie estaba en el control de vuelo ni en la consola de operaciones, pero por detrás del sillón de mando, una larga fila de ingenieros y oficiales de operaciones monitoreaban el comportamiento de todos los sistemas de la nave por enésima vez.

Mientras, en el centro, Shev paseaba nervioso. La capitán le había dejado al mando de una nave que todavía estaba detenida en los astilleros, sin nada que hacer salvo presionar a los demás para que trabajasen más rápidamente.

Una joven alférez se acercó a él con cierto temor y un PADD en la mano.

-Señor, tengo los informes de ingeniería. Los sistemas de propulsión todavía no están activos porque están teniendo problemas para que los diferentes elementos se acoplen entre sí. El Teniente Liam dice que no sabe cuándo conseguirán tenerlos a punto.

El enorme andoriano iba de una estación a otra. Había muchas diferencias de su anterior destino a este. La Elcano era vieja y su capitán reticente a cualquier cambio de sus sistemas, pero era fácil de mantener lo que la hacía no rápida en distancias cortas pero si capaz de mantener su mejor velocidad de curvatura durante mucho tiempo. Pero este nuevo Enterprise era el reflejo de la nueva alianza, sobre el papel el potencial era increíble pero hacer que todo encajara era otra cosa. Y por otro lado la nave le parecía enorme, no solo por tamaño sino por la cantidad de personal que tenía. Pero era un reto, requería trabajo duro y era algo que podía hacer.

-Tendrá que tratar de priorizar, por ejemplo ese sistema de ocultación, en la flota no lo hemos usado hasta ahora ha bastado el ingenio. -Reconocía su utilidad, no solo para el combate o el espionaje, sino para la investigación de culturas industriales precurvatura que podrían descubrir una nave en órbita a su planeta. -En cualquier caso depende de los diseñadores ellos decidieron meter todos esos sistemas juntos tienen que tener información de cómo conectarlos. -Revisó los datos del padd y los incorporó a uno que llevaba encima. Le daban tanta información que trataba de recopilarla en un solo padd, en cuanto se sincronizaron le devolvió el padd a la alférez con un gesto de agradecimiento con la cabeza y las antenas, aunque este último no tenía por qué ser entendido por un no andoriano.

En cuanto lo devolvió escuchó el comunicado de la jefa médica resopló, seguramente quería hacer la revisión médica. Era un protocolo un poco pesado para él, pero con suerte Lightman estaría allí por lo que podría saber de primera mano los problemas que tenían con los sistemas así que podría aprovechar el tiempo. Buscó con la mirada al oficial presente con más rango. -Tiene el puente, voy a enfermería. -Informó al oficial.

El andoriano pulsó el comunicador. -Voy para allá doctora. -Dijo de forma seria y algo rápida.

Entró en el turboascensor y escuchó el sonido de las puertas al cerrarse. Al menos los sistemas energéticos básicos funcionaban, aunque fuera del dique seco con la energía transmitida a través de los umbilicales del dique seco. Pero aquel pequeño momento le sirvió al oficial para tener un momento de tranquilidad casi de silencio salvo por algún pequeño bufido proveniente del propio turboascensor. Por un momento quiso apartar de su cabeza todos sus deberes, no solo con la parte técnica sino de personal, como primer oficial era su responsabilidad e implantar todas las características de los tripulantes provenientes de las diferentes facciones de la alianza para que trabajaran con cierta normalidad. En una nave de la flota había roces normales por el tiempo encerrados en un espacio relativamente pequeños, de diferentes especies con diferentes valores culturales, pero al menos con la creencias firmes en la Federación, esas creencias firmes ya no lo eran tanto con los miembros de la alianza, incluidos algunos miembros de la vieja Flota Estelar.

Pero aquel rato de tranquilidad lo dedicó a pensar en sus hijas. Hacía mucho que no la había visto, había crecido un montón desde la última vez que la vio, pudo pintar con ella y viajar en un cortador de hielo. En parte le encantaría que estuvieran allí con él, pero sabía que no estaría el tiempo que debería con ellas era mejor que siguieran con una de sus madres. Recordó sus risas mientras el cortador era impulsado por el viento a toda prisa y sentían el viento en su rostro.

Cuando las puertas del turboascensor se abrieron sus felices pensamientos se acabaron y toda responsabilidad volvió a sus hombros. Ante él un corredor dónde un par de técnicos trabajaban en un panel abierto, les saludó con la cabeza mientras avanzaba hacia la enfermería.

Liam levantó la cabeza al oír a la alférez Zoe exponerle tres propuestas para corregir el caos que era la computadora de la nave. Conocía de su peculiaridad, como también era sabedor de sus enormes dotes en temas de ingeníeria, por lo que escuchó con atención sus propuestas.

-Me parece bien, alférez. – dijo, agachado, mientras dejaba la llave hidráulica encima de la consola y cerraba el panel.– Lo malo de tener tecnologia de diversas razas en conseguir un equilibrio sin que nadie se sienta ofendido por ello. No quiero ni imaginarme lo que diria un klingon si supiera que su sistema informático está supeditado a uno de la Federación. Hay gente muy susceptible en estos mundos habitados de la Galaxia. – sonrió, aunque el alferez no le devolvió la sonrisa.

Se levantó y provó de encender la cónsola reguladora de los flujos de energía del sistema de campos de energía de los escudos... sin lograr ningún resultado. Con un ademán de la cabeza desechó proseguir.

-Creo que será mejor crear un programa que regule todas estas dispares tecnologías para lograr una mayor y eficiente distribución de recursos.– dijo mientras se acercaba lentamente a la alférez. No quería incomodarla invadiendo su espacio, pero tambien sabia que ella tenia que aprender a establecer lazos y contacto con otras personas, y más dentro de una nave espacial y en ingenieria, donde trabajar codo con codo, y no metafóricamente hablando, era algo que era habitual. – Si logramos ese programa ninguna raza se sentirá inferior y lograremos un equilibrio entre todos los sistemas. Trabajaremos en ello, ¿de acuerdo?

Pero súbitamente se vieron interrumpidos por el aviso de la doctora de la nave.

-Vaya, parece que nosotros también necesitamos que nos revisen. – se acercó un poco más a la alférez – Vamos, yo le acompañaré y mientras hablamos sobre cómo crear ese programa. – Sabía que con distracción sobrellevaría mejor la situación.

- Doctora, el teniente Lightman y la alférez Zoe vamos raudos a la enfermería - dijo mientras esbozaba una sonrisa cómplice con la alférez.

Cada paso que su superior daba acia ella era uno que Zoe daba atras. Por eso preferia las maquinas, estas no invadian el espacio personal de nadie entre otras muchisimas ventajas como no tener que preocuparse por lastimar egos infantiles.

Zoe puso cara de disgusto al oir se la llamaba a la enfermeria. Había estado postergando ese paso todo lo posible ante la idea de que un desconocido estuviera tan cerca como para tocarla. Despues de todo ella estaba sana, no tenía malos habitos, su pulso era normal y dormia sus horas todo por evitar los mal llamados cuidados medicos.

-Bien señor.- dijo a regañadientes y comenzó a caminar manteniendo la distancía.- El programa sería una especie de capitán o lider que regulara el flujo de energía necesario a cada sistema en lugar de que los sistemas por separado lucharan por ello. Para lograr eso el programa deberia hablar a cada parte en su mismo idioma de programación y establecer preferencias en función de las necesidades especificas de cada momento.