Partida Rol por web

Con lágrimas cayendo de mis ojos miro a Ben-Ju mientras me lleva entre sus brazos.

-¿Por qué? ¿Por qué has venido en mi búsqueda? - Consigo preguntar.

-¡Porque eres un maldito jedi! - exclaman

-¡Todos los que son como tú sois escoria!

-¡Estaríais mejor muertos!

- Tan solo quiero ayudar a ese hombre. - digo señalando al caido. ¿Por qué no me dejais hacerlo?

- ¿Acaso os he hecho algo? ¿Os he atacado?

-¡Tú me has hecho esto! - Exclama el hombre desde el suelo.

- ¿YO? ¿Para qué iba a hacerlo? - digo. Si ni siquiera estaba mirándote cuando oí el accidente.

- Si realmente hubiera ocasionado yo el accidente, ¿para qué iba a estar aquí hablando con vosotros?

-¡Llamad a la guardia para que lo echen de aquí! - Grita alguien y algunos tipos salen corriendo.

Mientras tanto, el hombre corre hasta el blaster y lo vuelve a coger.

- Ah, no. Que no os ataque es un cosa pero no me vas a volver a disparar con el Blaster. - digo arrebatándoselo con el uso de la Fuerza.

Los tipos de los palos siguen tratando de golpearte sin éxito.

Ahora también caen piedras sobre ti, al parecer la muchedumbre te las está lanzando.

-¡Márchate!

-¡Déjanos en paz!

-¡Fuera de aquí!

- ¡BASTA! - ordeno.

- ¡Dejad de atacarme!

Uno de los que te está atacando con los palos se detiene, el resto se quedan mirándolo.

-¡Está bajo su control! - Grita uno de ellos mientras golpea con fuerza la cabeza del compañero que ha detenido su ataque. Este cae al suelo inconsciente.

Las piedras aumentan de cantidad.

- He dicho que pareis. - digo empujándolos al suelo usando la Fuerza.

Los dos tipos que estaban en pie caen al suelo.

La gente que te lanza piedras echa a correr presa del pánico, y los dos de los palos que aún están conscientes, se levantan y salen corriendo huyendo de ti.

Queda por tanto un tipo inconsciente en el suelo, y el del accidente de que se aleja cojeando.

Inspecciono al que han golpeado en la cabeza por si le ha podido pasar algo más grave que un chichón y un posterior dolor de cabeza.

Al parecer solo es que le han dado en un mal punto y ha perdido el sentido, pero no parece grave, ni siquiera hay sangre.

Lo recojo y me dirijo hacia el que está tullido en el suelo.

- ¿Sabes donde vive? - le pregunto. No voy a dejarlo aquí en este estado.

- Apoyate en mí. Si no quieres que te lleve a un médico por lo menos te ayudaré a llegar a tu casa.

Según te acercas a´el, el hombre trata de avanzar más rápido, tú sigues acercándote, de modo que finalmente sale corriendo.

Al parecer tampoco era tan grave.