Tira pero pon la tirada oculta.
Tirada oculta
Motivo: sanar
Dificultad: 0
Tirada (2): 1, 2
Guardados (2): 2, 1
Total: 3, Éxito insignificante
Lekar se sienta, pero no consigue controlar la fuerza.
- No creo que se trate de esas criaturas. Un maestro o un sith pueden ocultar perfectamente su fuerza para ocultarse... esperemos que la fuerza nos guíe esta vez hacia un aliado.- Dijo caminando en busca de una pared para tocarla con la mano libre, e ir tanteando alrededor de ella.
- ¿Hola?... ¿hay algún maestro aquí?... necesitamos ayuda... todo se está desmoronando... hemos venido en busca de alguna esperanza. - Comentó esperando que alguien la escuchase.
Vuestros ojos se van acostumbrando a la escasez de luz, y de pronto veis a una figura que se lanza hacia vosotros.
La sangre se os hiela, pero por suerte la sombra se desvanece, parece que solo es un susto.
Aprovechando que las tinieblas comenzaban a disiparse y que los gungan tenían buena visión en la oscuridad, LEkar trató de moverse sigilosamente para ver si veía a alguno de sus maestros
Comienzas a moverte en las sombras, y te parece ver múltiples ojos mirándote fíjamente.
La Twi'lek azúl había dado varios pasos hacia atrás cuando vio como se proyectaba esa sombra o imagen que hizo que a su vez tragase saliva y su corazón latiese a mil por hora pero por suerte no era mas que una sola impresión. Eso era lo que hacía el miedo, ver cosas que no existían... o eso pensaba Daesha.
Continuó en su camino buscando, pero esta vez sin atreviese a decir nada, como si de verdad creyera que alguna criatura saliese de algún rincón de la oscuridad.
Con cuidado me acerco a uno de esos "ojos"
La oscuridad parecia volverse contra nosotros, en un punto casi doy un grito que ahogo al darme cuenta de que no era nada, solo una sombra que mi cuerpo interpretaba de otra forma, teniamos que encontrar rapidamente a los maestros y salir de alli, antes de que realmente ocurriera algo mas.
Escucháis el sonido de sables láser encendiéndose y a vuestro alrededor veis como unos diez sables de luz rojos se iluminan con sus respectivos sith esgrimiéndolos.
- Huyamos! - dijo a sus compañeros justo antes de que Lekar se abalanzara sobre ella con intención de que?, lanzarla de nuevo hacia arriba?, ¿estaba siendo controlada por los Sith?, la Twi'lek no entendía nada.
- Lekar que haces?!- dijo mientras era empujada hacia...
como no se si ha tenido exito o no lo pongo así en plan... ¿q pasara? xd
MASTER: Paso a ponerlo oculto por ahora mismo no tener sentido.
Lekar, estás muy malherida, no puedes hacer un esfuerzo como lanzar a Daesha por el aire.
ok, entonces borro y pongo algo nuevo? bueno borra tu que yo ahora no^^
- huyamos - Dijo la twi'lek con los ojos clavados en las luces rojas que se movían de un lado para otro. Se imaginaba las sonrisas socarronas de todos los sith que estaban allí esperando tan solo una orden para ejecutarlos o simplemente regodeandose del miedo que sentían los padawans.
La twilek comenzó a caminar hacia atrás lentamente sintiendose poco a poco presa por el miedo.
Trastabillando por el dolor, Lekar huyó tras Daesha. No entendía como podía haberse equivocado. Aquellos Sith parecían jugar con sus mentes con una facildad asombrosa. Les hacían sentir cosas, ver cosas...
Vamos a morir...
Cuando os dais la vuelta para correr veis que los sith no están colocados exclusívamente delante vuestro. Estáis rodeados.
Daesha al ver que se encontraba con mas luces rojas se detuvo con los ojos muy abiertos, jadeante por el miedo y sintiendose muy pequeña e indefensa. Sintiendo el pánico que se debe sentir cuando sabes que vas a morir. Debía ser honorable y digna, quedarse de pie, alzando el rostro con orgullo y mirarlos con neutralidad. Si iba a morir, debía morir sin miedo, pero no era mas que una padawan, una niña de 13 años recien cumplidos que no podía aun controlar como es debido un sentimiento tan peligroso como era el miedo.
Unas amargas lagrimas recorrieron sus mejillas y miraba a su alrededor, en busca de sus compañeros. No podía hacer nada.
Suspiro y enciendo mi sable resignada.
-Creo que hemos llegado al final.
Temblando, Lekar se encogío pegando la espalda contra la de su compañera. Los sables rojos se reflejaban en los aterrorizados ojos de la gungan. En menos de un tres días la habían mandado entregarse, su mentor había desaparecido y lo más probable muerto y había conducido a otros padawans a una muerte terrible. A pesar del autentico terror que sentía encendió la hoja verde y trago saliva reuniendo el valor suficiente para murmurar de forma audible y nerviosa.
Un ejercito de sith para detener a cuatro padawans...deberiamos sentirnos orgullosos