Partida Rol por web

La situación es un auténtico cáos.

Siria inicialmente cargó contra el maestro de la túnica amarilla, y este lo apartó de delante suya sin demasiado esfuerzo.

Después los sith hicieron su oferta de qeudarse y tanto Siria como Pnorr dijeron de quedarse, mostrando que Siria tenía intención de unirse a los Sith, mientras que las intenciones de Pnorr no son conocidas.

Zakarías y Daesha escaparon por la ventana mientras que Koro cargó hacia los Sith, siendo apoyado por Ben-ju y por Urt-Athin.

La sith se cansó de la palabrería y fue a matar a Siria, pero en ese momento los dos maestros jedi y Pnorr se lanzaron al combate bloqueando los golpes.

El maestro de la túnica amarilla había quedado en una posición bastante desprotegida hacia Siria, y este mira el pecho del maestro.

Koro-Koon y Ben-ju Sipil ven en sus ojos lo que trata de hacer, y antes de que logre impactar, Koro empuja a Siria hacia atrás evitando que lo consiga. Ben-Ju llega a la posición instantes después, pero ya no hay golpe que evitar.

En ese momento el sith que había sido bloqueado por Pnorr se separa de él con una patada y vuelve a atacar. En Gand no consigue evitar el golpe y su cabeza cae al suelo cercenada.

Junto a Zakarías, saltas por la ventana. Estáis bastante altos, pero no tenéis problema en acer sin sufrir daño.

Una vez en tierra corréis hasta volver a entrar en el templo. Ante vosotros solo veis cadáveres y más cadáveres.

¡No! Si se hubieran marchado, si me hubieran hecho caso si me hubieran escuchado...

Cogí dos de los sables de los maestros que había tirado la Sith y sin pensarlo dos veces me lancé contra Koro con la intención de hacerle huir antes de que alguno mas muriesemos.

Daesha corre jadeante por el templo con los ojos llorosos, su cuerpo controla su mente y no puede evitar desbordar amargas lagrimas por sus mejillas. Nunca había visto cadáveres y ver tantos cuerpos carecentes de vida de maestros y otros padawans la supera comenzando a pedir ayuda a gritos.

- ¡Maestros!!- grita buscando. - ¡Por favor!, ¿hay alguien ahí?!, ¡necesitamos ayuda en el patio! - Gritaba fuerte, sentía como su garganta se resentía.

- Bhislara lo siento, tengo que hacer esto- con un movimiento de mano atrraigo uno de los sables salor del suelo, no queria hacerlo, pero sabia cual era mi destino y mi decision, no podia hacer otra cosa- SIRIA YO SOY TU ENEMIGO YO SERE EL QUE QUEDE- sabia que ella me escuchaba y que entendia perfectamente mis palabras, eso no me haria ganar mucho tiempo, pero no tenia otra forma.

Corréis por los pasillos y de pronto escuchas un ruido bastante fuerte en una zona del templo en que nunca has estado porque es una zona "vedada" a los aprendices.

- Zakarias... allí. - Avanzó con rapidez sin preocuparse en limpiarse las lágrimas, ni si quiera las sentía recorrer. Conoce ese lugar pero tan solo de vista, no se le permitían a los padawans adentrarse en él, pero ahora era un momento de emergencia.

A lo mejor eran mas Sith que estaban luchando con otros maestros... tal vez ellos pudieran hacer algo. Avanzó para ver de que se trataba, al fin al cabo fue el único sonido que podía indicar vida en todo el Templo desde que escaparon.

Cuando cruzas una esquina ves a dos sith muertos en el suelo, y al maestro Grator herido de gravedad.

- Siria, Ben-ju. Nuestros rivales están delante nuestra. - digo cogiendo uno de los Sables del suelo.

Me agacho para esquivar el Sable de Siria, y coger otro sable con la mano izquerda, pero no consigo esquivarlo del todo y me roza el brazo izquierdo.

No permito que el dolor me aparte de mi objetivo que no es otro que el aprendiz más cercano a nosotros.

Al llegar a su altura lanzo un golpe bajo a la altura de las rodillas

Veo llegar a dos aprendices, y casi caigo frente a ellos. Mi vida pronto llegará a su fin.

-Escuchadme... la orden jedi ha sido... destruida...