Partida Rol por web

El chirrido de los frenos le dio una idea a Reedha.

— Si quieres que derribe el ascensor, sólo tienes que decirlo — le comentó a Karak, pensando en probar el lanzamiento de su sable. Aunque, con el día que llevaba, igual acababa perdiéndolo en el agujero del ascensor, así que mejor los reventaba con un relámpago, que sólo podía llevarla a quedarse inconsciente en el intento.

— Quien quiera que esté ahí abajo... ahora está encerrada como una rata. La altura nos da ventaja. — Sonrío como si se hubiera acordado de algún entrenamiento.

— Supongo que querrán salir por la parte superior. No creo que sospechen quien ha detenido o como el elevador. Cuando salgan. Los freímos. —

 Miró a Reedha.

— O podemos saltar sable en mano y cortarlos por la mitad. Aunque me gustaría saber quien es y que quiere la verdad. —

—Si, obtener algo de información estaría bastante bien. Estamos completamente a ciegas en este lugar.

Dijo Saran. Si lograsen un rehén colaborativo, recorrer la base sería pan comido y ahorrarían mucho tiempo.

Finalmente los sith decidieron subir el elevador*. Hubo que hacer un poco de esfuerzo para suplir las fuerza contraria y el peso pero entre los dos pudieron lograrlo. Una vez arriba vieron como estaba vacio. Dentro del mismo había unos controles para que el aparato pudiera subir o bajar.

Al no haber nadie dentro parecía claro que alguien lo había llamado desde abajo. Y por el humo que salía de los motores no parecía muy claro que a partir de aquel momento fuese a poder moverse por si mismo. Estaba un poco bloqueado.

Karak chasqueó su lengua fastidiado. Esperaba realmente que hubiera alguien allí dentro. 

— Si el elevador está vacío... — Dijo Karak mirando hacia la sala... — Quizá quien haya hecho esto no ande muy lejos. En cualquier caso hay alguien abajo que ha debido llamarlo. —

— Sea como sea saltar por el hueco sería un suicidio sin saber que nos encontraremos abajo. Sigamos investigando por allí. Fuera no creo que encontremos nada. —*

—Si, debería haber más elevadores en la base, no creo que el contacto entre los dos o más niveles de este lugar dependa de un único elevador, sería una decisión de diseño bastante cuestionable. Ahora sólo tenemos que encontrar el otro antes de que quien sea que haya abajo nos lo quite de nuevo en las narices. En cualquier caso, intentemos no cargarnos el siguiente —dijo con una amplia sonrisa.

Finalmente el grupo decidió no ir por el montacargas y se internó en la sección contraría a la que habían venido. En un principio tenía una organización similar, aunque con energía. Aún así les parecía que se estaban internando en la montaña. Al contrario que la anterior, esta ala no parecía deshabitada. Había diferentes talleres, algunos con herramientas y materiales que indicaban que habían estado en funcionamiento.

Tras un rato caminando llegaron a lo que parecía ser una sala de ensamblaje de droides, al menos por lo que podían ver a traves de los paneles. De hecho había colgado uno como los que habían destrozado afuera y algunas de las maquinas estaban funcionando aunque trabajaban al aire. Como si quisieran ensablar algo pero les faltaba el material.
Las puertas dobles de acceso estaban cerradas. De hecho podían notar que estaban magnetizadas.

El pasillo seguía un poco más adelante y giraba.

Saran se acercó al panel mientras los sith examinaban las puertas magnetizadas.

—Quizás pueda abrir esto, si es que veis algo interesante dentro. Aunque no parece haber nadie, ¿no?

Echo un vistazo a través de los paneles que cubrían las paredes pero sólo parecía haber droides de fabricación y aquel otro droide de batalla a medio ensamblar. 

Saran empieza a toquetear el panel. Pero no consigue nada más que un par de chispas. Molesta un poco por haber fallado echa un vistazo dentro y se fija en varias cosas.

Lo primero es que un poco alejado de la vista principal hay un robot enorme, de casi tres metros y bastantes cañones por varias partes. Pero está destrozado en el suelo. De hecho tiene varias partes fuera.

Pero lo más interesante, o no, es que en lo alto de la sala hay una especie de cristalera. Apenas se ve desde los angulos donde se encuentran. Parece ser una sala de control. Y tiene uno de los cristales rotos.

Reedha negó con la cabeza. No le gustaba nada todo esto.

— Bueno, habrá que ver qué hay en esa sala de control — dijo. Desplegó el sable (nunca estaba de más prevenir o, a unas malas, cortar lo que se pusiera en su camino) y utilizó la fuerza para dar un salto hasta allí.

— Muy bien. Entremos —

Karak asintió a las palabras de Reedha que parecía querer entrar a ver que encontraban allí. Todo indicaba que alguien había peleado contra aquel robot y escapado por la cristalera superior. El Sith se acercó al robot para comprobar si había algún resto que indicara si la batalla había sido hace poco o no...

—No intentes abrir la puerta a lo bruto con el sable, Karak, que igual te explota en la mano o algo... no tengo claro como interactúa el magnetismo con vuestros sables láser pero sé que no va a funcionar. Dejadme intentar otra cosa...

Había intentado hackear el acceso de seguridad a aquella sala, pero no tenía tanta experiencia para que funcionara, así que cambió a una aproximación más familiar... puentear las conexiones del control de la puerta. Si hacía un cortocircuito en ella la puerta se abriría por defecto. Un par de cables pelados, y voilá, se pudo oir el "swoosh" de la compuerta abriéndose, dándoles acceso a aquella cadena de montaje.

—Los rojos delante para que no se espanten —añadió de forma jocosa dejándo a los sith avanzar los primeros, como siempre.

En esta ocasión Saran sí que logró abrir la puerta, aunque no había sido muy cuidadosa y se notaba que estaba manipulada. Una vez en la sala de montaje comprobaron lo que ya habían entrevisto desde fuera.

Efectivamente el droide a medio montar era como los que habían destruido fuera. Alguien los había mandado desde aquí. El robot enorme que había desmontado a un lado tenía varios impactos pero lo que lo había detruido eran espadas laser, sin duda alguna. Y no debía de haber sido hace mucho, aunque no podía saber exactamente cuanto.

La sala tenía dos salidas. Por la que acababan de entrar, una puerta doble enorme al fondo, de donde parecía que había salido el robot grande, y por supuesto la cristalera rota por arriba. Que bien mirado también podría considerarse una salida y sería una tercera.

Reedha trató de saltar hasta allí, pero no fue capaz de llegar a ella.

—Si el robot ha venido por esas puertas dobles, habrá algo que quería proteger, ¿no?

Dijo Saran, avanzando en esa dirección.

Asumiendo que había algo importante tras las puertas dobles enormes, el grupo del lado Oscuro se adentró en ellas. Una vez allí dieron cuenta de que no parecía ser para tanto.
Era otra sala de ensamblaje, pero más especializada. A todas luces era para el robot grande que estaba destrozado fuera. No tenía una fabricación en cadena, o por lo menos no como la que dejaron atrás. Había piezas de recambio, pero no para contruir otro. Al menos no con lo que quedaba. Tenía también una terminal como la de fuera, pero más complicada. Lo que a Saran le confirmaba que el diseño de ese droide de combate era especial, y potente. Aunque no debía serlo tanto si habían acabado con él.

También vieron otra salida. Una puerta pequeña que tenía un panel de control. De hecho se necesitaba tarjeta de acceso, o ser muy bueno abriendo puertas sin las llaves.

—Vaya, pues no es que hubiera algo que proteger especialmente, sino que lo habían fabricado aquí mismo... Si este sitio sigue en pie cuando terminemos me aseguraré de que venga una escuadra a recabar todos los datos que puedan. Por ahora sigamos.

Se acercó al pequeño terminal de la única puerta cerrada de la sala. Requería tarjeta y no parecía haber acceso al backend del software como para hackearla, y los componentes eléctricos de esta consola estaban blindados, no como los de fuera, por lo que no podía soltar el cableado para hacer un cortocircuito.

—Ah, maldita sea... Reedha, vas a tener que abrirla a tu manera.