Partida Rol por web

¡Mierda!, o como se diga en todos los lenguajes conocidos de la Galaxia... La cafetera no ha aguantado el ritmo, y se ha recalentado hasta nivel crítico!!! Maldigo por dentro mientras voy cantando lo que voy haciendo...

-Parada de emergencia de motores!, impulsores a cero! derivo energía al sistema de refrigeración y levanto el auxiliar! Corto sistemas secundarios salvo el de soporte vital!!

... mientras, intento encontrar una explicación al motivo de este sobrecalentamiento, y no se me ocurre nada, pero el caso es que la temperatura se ha disparado, y hay que disipar el calor como sea

-Abro trampillas de ventilación de emergencia!, que el calor se disipe en el espacio.... Compruebo estanqueidad del sistema, no hay pérdida de presión... poco más podemos hacer; si no baja la temperatura, estamos muertos!

Miro ansioso la consola....

-Mmmmm. Parece que alguien no sabe pilotar tan bien como dice -comenté como quien no quería la cosa. La nave estaba teniendo problemas y parecía que ni el ingeniero ni el piloto estaban haciendo todo lo que podían. Quizás necesitasen algo de "ayuda", pensé, mientras llegaba a la cabina.

-Mi señor dijo que el tiempo era primordial. Supongo que lo recordáis. No me gustaría decirle que no os esforzasteis todo lo que podíais en cumplir sus... consejos.

Aquella nave no me parecía ni de lejos una buena nave, pero la actitud de su tripulación parecía confirmármelo hora tras hora. En esos momentos, nos detuvimos. ¿Y ahora qué? ¿A esperar a que todo se calmase por sí solo?

-Si has forzado la nave deberías comprobar los hiperimpulsores. Es más que probable que hayan resultado dañados y en ese caso, no podremos saltar a la velocidad de la luz -dije finalmente, intentando, sin mucho éxito, disimular mi desesperación.

Tardé bastante en calmarme desde que despegamos de la base de Hootaa. Estaba demasiado encendida en aquel momento y tenía sentimientos enfrentados en mi interior con respecto a Marcus, lo que me obligó a posponer la charla que nos quedó pendiente tras la reunión con la babosa gigante. Le había llamado hacía cinco minutos y estaba verdaderamente nerviosa e impaciente por verle... y no entendía el motivo. Al igual de porqué elegí ponerme aquella camiseta tan escotada, que tanto le gustaba a aquel cabeza hueca, bajo mi chaqueta de cuero.

A falta de un lugar más íntimo para hablar con él, no me quedó más remedio que usar mi cabina para tal propósito. Me tentaba cambiarme de ropa mientras esperaba su llegada, pero entonces escuché la puerta abrirse y le vi entrar. La luz iluminaba aquellos hermosos ojos azules que no había logrado olvidar aún, haciéndole más atractivo aún a mis ojos. Por un segundo me sentí flaquear ante su presencia, pero enseguida me vino Hootaa a la cabeza y la Twi'lek que nos había colocado en la nave.

- A ver... con calma... ¿vale? - Le dije tratando de controlar mis nervios y mi temperamento. - ¡¡¡¿¿¿Se puede saber en qué demonios pensabas cuando vimos al Hutt en su base???!!! - Estallé de golpe, sin aviso alguno. Todo lo que ocurrió en aquella reunión fue una mierda. - ¡¡¡¿¿¿Cuántas veces tengo que decirte que cuando negocio yo nadie más habla???!!! - Le grité encarándome con él. - ¡Y la tripulación, que hacía allí ¿eh?! ¡¡¡Me lo puedes explicar!!! ¡¿Qué pasó?! ¡¿Perdiste la parte restante de mi nave contra esos dos jugando al Sabacc la otra noche y decidiste mostrarles a quien vendían su alma si aceptaban su parte de la Lightsaber?! - Estaba verdaderamente cabreada por aquello. Quizás más molesta aún que porque hubiese abierto su bocaza en medio de la charla con la babosa gigante.

Guardé silencio, esperando una respuesta por parte de aquel hombre que sin duda una vez amé y que ahora me tocaba la condena de convivir con él sin que me gustase ni un pelo. - Al menos pudiste tener la misma consideración conmigo, cuando te gané el 70% de la nave y hablarme del pacto con el Hutt. - Le recriminé en cuanto pude. Sus gritos no tardaron en alzarse, pero algo nos interrumpió. Algo más fuerte que nuestras propias voces. La alerta de la Lightsaber se disparó y eso me hizo mirar fijamente a Marcus a los ojos. - Esto no termina aquí. - Le dije seria. - Vamos.

Salí corriendo de mi cabina y corrí hacia la cabecera de la nave. No sabía que estaba pasando. Entonces escuché la explicación del piloto y la respuesta de la Twi'lek. - Maldita azul... no podrás quedarte donde no te veamos... - Pensé nuevamente celosa. Pero, ¿por qué? El tiempo que había estado en la nave se había comportado como dijo. O eso me dejó ver... - Déjame ver. - Le dije a Hobo, sentándome a su lado y mirando los controles y pantallas de la Lightsaber.

Llevaba el tiempo suficiente en esa cafetera para entender lo que la pasaba de vez en cuando, a parte de ser la piloto auxilar cuando se requería.

Yakootah no era una simple capitana. Todo lo que sucedía en aquella nave estaba bajo su control y al acercarse a la cabina y mirar el panel, vio el indicador que tantas veces se había encendido sin motivo y que ooootra vez había vuelto a hacer de las suyas.

Si el piloto se hubiera molestado en seguir el protocolo, nada de aquello habría sucedido. Se habría dado cuenta de que en realidad, no sucedía nada malo; solo que el control automático a veces... era demasiado automático, incluso cuando no tenía nada de qué informar.

Yakootah extendió un dedo, golpeó suavemente el panel y al instante, la temperatura de los motores descendió hasta los niveles esperables.

Ea, hiperimpulsor reparado. Tiempo estúpidamente perdido y piloto al que debía echar al espacio por inútil.

Cuando entramos en la nave Yakoo se encargó de dejar las cosas claras con Ree, o al menos intentarlo porque la mujer de piel azul y curvas de vértigo no se achantó un instante, sabía que tenía las de ganar al fin y al cabo ella era la enviada de Hootaa, iba a asegurarse de que el trabajo se cumplía en condiciones pero las palabras envenenadas de Yakko hacia mí sobre mi falta de personalidad hicieron que le lanzase una mirada cortante y fría, pero conseguí contenerme y me mantuve en silencio mientras ambas mujeres intercambiaban "dulces" palabras-No te preocupes, sé muy bien cómo está distribuida la nave y haré que nuestra invitada se sienta lo más cómoda posible ¿verdad Ree?-pregunté con voz melosa guiñándole un ojo y extendiendo mi mano en un teatral gesto de amabilidad extrema, para luego echarle una mirada hostil a Yakoo. Aquella maldita mujer no hacia más que amargarme la vida...

Una vez habíamos emprendido el camino, Ree se mantuvo ocupada comprobando la carga y no se había metido de por medio en ningún momento, pero la twi´lek mantenía ese andar tan especial conteoneando sus caderas cada vez que se cruzaba conmigo, mirándome de aquella manera. Yo sabía que era un hombre irresistible para las mujeres, pero aquella mujer de piel azul debía de contenerse o no respondería de mis actos..o quizás sí y mi fuerza de voluntad era más fuerte de lo que yo creía...por mi parte me entretuve en comprobar la nave en sí, era la niña de mis ojos y aunque tenía sus achaques aguantaba como una campeona, necesitaba repuestos con urgencia pero las negativas reiteradas de Hootaa, me obligaban a coger piezas de segunda mano más de una vez y eso me desagradaba profundamente. Me encontraba absorto verificando unos datos cuando Yakoo me llamó a su cabina.

-Ahora que coño querrá...-mascullé mientras caminé con pasos largos y firmes por la cubierta de la nave. Estaba cabreado, mucho, mi cara se torció y fruncí el ceño para entrar con la peor cara posible y enfrentarme a Yakoo pero cuando se abrió la puerta la encontré con un nuevo modelo y mi rostro cambió durante un instante.

-¿Por qué coño te has puesto esa camiseta? joder, sabe que me vuelve loco-recuperé mi compostura lo más rapido que pude después de clavar mis ojos en su escote, mientras la puerta automática se cerraba tras de mí y en cuanto escuché sus primeras acusaciones la furia comenzó a aflorar.

-¿Cómo dices? se me ocurre porque tu manera de negociar no es la mejor precisamente, ¿¿te crees que siempre por enseñarle las tetas y el culo vas a conseguir algo más?? yo conseguía lo mismo siendo yo solo ¡y sin tetas!-alcé mi voz de forma potente acercándome a ella-¿Has visto que se moleste porque yo haya hablado? es lo que menos le importa, esa babosa solo quiere negocio, dinero y que le hagan la pelota ¡¡¡y eso lo recibe por duplicado gracias a mí!!!-dije clavando con fuerza el dedo índice en mi pecho.

-¡¡Eh, a mi que coño me cuentas!! ¿tú eres la capitana no? ¿por qué no les ordenaste que se quedasen en la nave? yo ya tenía suficiente cuidando de tu...de nuestro culo para que no nos dejasen secos, si ni siquiera sabes controlar al piloto y el mecánico mal vamos. Eso a mí nunca me habría pasado, pero como tienes a saber que cosas en mente te despistaste ¿crees que te iba a avisar? ¡así realmente se sabe si vales para capitán o no!-exclamé con el mismo dedo ahora acusador, el cabreo iba en aumento y notaba cómo comenzaba a hincharse la vena de mi cuello. Aquella preciosa mujer que tanto me había calado y que sin duda habría entregado mi vida por ella, ahora me atacaba sin descanso, ahora mi vida no la daría, como mucho me arriesgaría por ella, lo justo y necesario...

-El problema lo tuviste tú por ir de sobrada conmigo ¿no querías la nave? ¡pues te la llevaste con todo el pack!si, yo tuve la sorberbia, pero tu la completa estupidez de provocarme con la nave ¿es que te creías que los tratos con los Hutt eran gratis? joder sabes muy bien la fama que tienen, ya que te las das de inteligente y perspicaz ¡de poco te sirvió! además..-entonces la alarma sonó y salí tras ella de su cabina-¡Y tanto que no termina, sólo acabamos de empezar!-le espeté furioso. ¿Cuántas veces le había dicho esa misma frase, pero con tono meloso y metidos en la cama? había perdido la cuenta o quizás no quería ni recordarlo, dolía demasiado.

Allí se encontraba ya Ree mirando con el piloto qué es lo que ocurría-¿Cuál es el fallo Suub? ¿te has pasado con los impulsores? ¡te he dicho una y mil veces que no los sobre cargues más allá del 105% por cierto!-exclamé inclinando mi cabeza sobre una cosola de datos, pero entonces Ree puso en duda la funcionalidad de la nave-Perdona preciosa, pero ésta maravilla tiene muchos ases en la manga, entraremos a velocidad luz, mucho antes de lo que esperas- contesté con una sonrisa plena y un tono calmado quitándole importancia al asunto. Entonces Yakoo se me adelantó y se puso a los mandos, manipuló unos cuantos activadores y la nave volvió a la normalidad, miré a Ree con rostro feliz y calmado-¿Lo ves? todo perfecto, yo le enseñé todo lo que sabe sobre ésta nave-dije con una amplia sonrisa, mirando fíjamente a la twi'lek mientras señalaba a Yakoo con el pulgar. Por dentro estaba ardiendo, pero no podíamos dejar que Ree dudase de que pudiéramos llevar el cargamento sin problemas hasta su destino, o sino el nuestro estaría sellado.

Bueno, señor Hersk, con los hombres, mi credibilidad se basa en mi experiencia. Así que creeré en su palabra cuando lo vea por mí misma -dije, retirándome hacia mi cabina, no sin antes acariciar la zona inferior del mentón de Marcus. De haber podido babear, lo habría hecho, pero me conformaba con aquella mirada.

Después, antes de quitarme de allí, le eché una mirada a la capitana. Parecía enfadada... todo el tiempo. Eso no era demasiado saludable, ni para ella, ni para la misión.

-Capitana, creo que debería aprender a relajarse -le dije, acariciando con suavidad su brazo con uno de mis dedos, antes de desaparecer en el corredor.

Casi volamos en pedazos y se vuelven a enzarzar en discusiones ..no, si te digo yo que en el próximo espaciopuerto me busco un carguero que lleve mierda  de bantha  y me ira mejor .Meneo la cabeza  y pegandole una palmada en el hombre al piloto  le comento . Le podía haber pasado a cualquiera , pilotar  requiere concentración  y un ambiente  en calma .. 

Salgo de la cabina evitando mirar a la capitana a los ojos  ,,por si acaso  y me retiro escopetado a la sala de maquinas para refugiarme en el ruido de los motores  que es mucho más agradable que el de las discusiones .

Y otra vez maldita sea porque no me doy cuenta de todo lo que ocurre.

-Es que esta maldita cafetera hace lo que quiere. Capitán, teníamos que haber arreglado ese panel antes de salir, así que a mí no me eche la culpa -le digo, refunfuñando por dentro.

Mientras tanto, vuelvo a reconfigurar los hiperimpulsores, señalar el punto de destino y los vectores de aproximación y cuando todo está listo, unos minutos más tarde, acciono la palanca.

-¡¡Venga, vamos otra vez!!

He hecho muchos saltos en mi vida, pero con aquel despojo de chatarra no conseguía nunca efectuar uno como el hacedor de la galaxia mandaba.

No-había-forma.

La nave volvió a saltar a la velocidad de la luz, aunque los quejidos que parecía emitir cada trozo de metal no os daba ninguna confianza, o la misma, en todo caso, que vuestro piloto.

Pero al menos, estabais de nuevo en ruta.

- Si en lugar de estar soñando con Ree, hubieras estado a tu trabajo, esto no hubiera pasado. - Le recriminé al piloto mirándole fijamente a aquellos enormes y negros ojos. - Y si tu rostro fuese menos expresivo te confundiría con el resto de la nave. - No podía cabrearme más. Eso era exclusivo de Marcus. - Ya te expliqué lo del panel hace tiempo. Y mira, aprovecha que el fantástico mecánico contratado por el "elocuente" y "brillante" EX-capitán, - recalqué lo de ex al hablar, - está aquí alertado por todo esto.

» Ya era hora de que saliese de su agujero, señor Galt. - Iba a aprovechar para tener la charla pendiente con él, pero Ree hizo de las suyas y como no, Marcus babeó nuevamente. Negué con la cabeza entre cabreada y... - No, no hay celos, no merece la pena... - Deja de mentir, Marcus. Te lo he dicho una y mil veces, al final siempre te pillan. Por fortuna para Ree, estoy aquí para abrirla los ojos. - Miré a la Twi'lek. - El encargo se hará y espero que sea capaz de convencer a Hootaa de que o bien repara su nave o comienza a bajar la deuda antes de que explote en pleno vuelo y con su mercancía dentro. - La dije con cierta severidad antes de que se marchase de allí.

Al girarme para hablarle al mecánico, vi que este ya se había esfumado. Bufé cabreada. La discursión con Marcus no había terminado, puesto que se había visto interrumpida por aquella alerta. Pero yo no estaba centrada en aquel momento. Ree había conseguido descolocarme de nuevo y hacerme ver otros sentimientos que no debían estar ahí. - Avísame cuando lleguemos, Hobo. Estaré en mi cabina. - Le dije al piloto y tras levantarme del asiento, salí disparada hacia mi cuarto sin mirar a Marcus. No estaba preparada para continuar con aquella discursión y sabía que de seguir con ella sin duda la perdería.

Hice un asentimiento a la capitana cuando abandonó la cabina... y sinceramente, empiezo a entender cada vez más a Galt... debe ser una auténtica locura conseguir que esto se mueva y no se deshaga pues... si miras los números de serie de las piezas, y las comparas con la base de datos del fabricante.... es una mezcla extraña... una vieja cafetera con piezas más modernas, como formando capas... pero la más antigüa es la que mantiene todo el cotarro: el cableado principal de la nave, y eso... eso es lo que hace que los indicadores fallen y funcionen a base de mamporros...

... como mamporros nos vamos a dar como la ruta no esté limpia de desechos, pues... una parte de mí sospecha que la base de datos de astronavegación pirata que tenemos en el ordenador de a bordo... ¿de qué fecha será? ... lo mismo es contemporánea de mi tatarararabuelo

Resignación... empiezo a pensar de forma fatalista

...vamos a palmarla todos... y lo mismo, nadie moja

De momento... qué narices.. (que no es que tenga muchas), intento levantar la moral a la tripulación... así que uso la megafonía al cabo de un rato

- Todo normal, seguimos en curso sin novedad

... y es que en una nave "normal" no se da la novedad salvo que pasa algo anómalo, pero en esta... parece que lo anómalo es que no pase nada "fuera de lo normal", así que... lo digo, para recochineo del que pille la gracia...

La nave era un caos en la estructura y en la organización, pero dentro de aquella entropía reinante, subyacente, estaba segura de que existía un orden, como sucedía con todo en la naturaleza. Casi siempre, más allá de lo que veíamos estaba la estructura de las cosas, solo que no éramos capaces de distinguirla.

La prioridad seguía siendo la misma: Llegar a Bengoar. Todo lo que debía hacer era... asegurarme de ello. Así que en lugar de retirarme a mi cabina, decidí hablar sobre el estado de la nave con aquel que más sabía.

El ingeniero.

Cuando llegué a la sección, lo vi envuelto en aceite y trabajando porque todo siguiese funcionando. La maldita cafetera, recordé, y al hacerlo, sonreí. Era justamente eso, una cafetera voladora.

-Hola, señor Gault. Dígame, ¿cómo marcha la nave? ¿Cree... que conseguiremos llegar? -pregunté con una seductora sonrisa.

Pero no me oyó. Estaba demasiado inmerso en su trabajo como para responderme, así que simplemente, me encogí de hombros y volví por donde había venido.

Una vez en mi cabina, bajé el tono de las luces y me senté con las piernas cruzadas en el suelo intentando distinguir lo que sucedía en la nave.

No estaba lo suficientemente concentrada, para mi desgracia.

Está bien, intentemos otra cosa.

A pesar de intentarlo durante bastante tiempo, mi meditación solo me permitió descansar. Mi maestro me dijo cuando me nombraron, que aún tenía mucho que aprender.

Llevaba razón.

Gault se había marchado con sus queridos motores. La mujer azul... quién sabía a dónde, pero todos menos la capitana parecieron lamentar su marcha. Yakootah había dejado claro que no quería saber nada hasta que no llegaran. Era por tanto evidente que el ambiente en la nave era... tenso, por decir algo.

Hobo y Marcus observaron mientras los demás desaparecían. Incluso el "todo normal" parecía mucho menos que normal.

-Nunca he creido en presentimientos, pero creo que esto va a acabar mal.... Llevar armas es un pasaporte seguro al otro barrio como nos atrape una patrulla... y en otro orden de cosas....

....

Miro discretamente hacia atrás, por si alguien más nos oye, y compruebo que el comunicador interno está en off...

....

-¿Pero tu has visto que culo????  Con algo así en la nave, no va a haber quien se concentre; como entremos en un campo de asteroides y se le ocurra entrar a la cabina, y lleve algo que medio deje ver una teta, te juro que nos estrellamos, que no puedo bizquear...

... de este modo, comunico mis inquietudes profesionales al segundo de a bordo, dentro de los cauces y modos formales que rigen en estos casos... tras lo cual, ya desfogado, me concentro en los controles, a la búsqueda de nuevas señales de error falsas...

-No seas cenizo Suub, claro que corremos riesgos, pero la recompensa valdrá la pena-dije sentándome en la posición del copiloto con desgana por la horrible situación y el mal ambiente que se había formado, pero no teníamos más remedio que soportarnos, aunque la twi'lek no iba a facilitar nada las cosas, de eso estaba seguro...

No pude evitar sonreír ante el comentario del piloto ahogando la risa pensando en aquella imagen..-¿Solo el culo? Tiene un cuerpo de escándalo y más vale que no haga ningún movimiento brusco ¿Has visto como se mueve? Es un verdadero peligro y si vas a tener tantos problemas para controlar tus ojos deja que pilote yo ¿eh?-dije divertido palmeando su hombro-tengo que ir a hablar con "la capitana" a intentar calmar los ánimos o terminará tirándose de los pelos con Ree y eso no podemos permitirlo sobre todo teniendo los ojos de ese seboso gusano aquí..-dije negando con la cabeza y resoplando con tedio-si hay cualquier novedad comunícalo inmediatamente, no lo olvides-ordené como si aún fuera el capitán, para luego salir de la cabina en dirección al camarote de Yakootah.

Marcus se dirigió hacia la cabina de Yakootah para resolver... asuntos pendientes, como diría él, aprovechando que la nave parecía estar en marcha, otra vez, sin problemas.

La Lightsaber podía ser más que una nave, pero su tripulación aún debía demostrarlo.

Cuando llegó a la puerta, llamó, tímidamente. Aquello podía ser peor que enfrentarse a un batallón de wookies cabreados, o mejor que encontrarse en el Puerto Espacia de Ti-lan, en donde las mujeres tenían tres pechos y cinco manos para hacer todo lo que quisiera un hombre.