Partida Rol por web

Dió un respingo cuando oyó que Yakoo los identificaba como Moradores de las Arenas... esa chusma de carroñeros... Dando un saltido, que en otras situaciones hasta resultaría cómico, el piloto se giró 180 grados (en la horizontal, no es que me ponga a hacer el pino u otras cucamonas análogas), y volvió a toda prisa hacia el grupo.

Hobo vió disparos por parte de los Tusken que pasan alrededor suyo... ¿por qué el mundo le odia?, se preguntó, pero antes de poder responder a tal transcendental pregunta, vió como uno de los disparos -y mira que los jodíos apuntan mal-, alcanzaba a sucapitana en la pierna, provocando que desmontase de golpe atraída por la gravedad planetaria, o sea, que se cayó de la montura...

Ya que le pillaba de paso, y que su única arma, aparte de su innato don de gentes, era pillar algún pedrolo e intentar descalabrar a alguno de los atacantes de una certera pedrada, fué a ayudar a Yakoo, para que los demás pudiesen centrarse en repeler el ataque con sus armas...

-¡Ya voy yo, ya voy yo!!

Mi aviso llegó demasiado tarde. Los moradores de las arenas pronto abrieron fuego contra nosotros, algo de esperar por un lado. Lo que si que no me esperaba, era que me diesen en la pierna. El dolor del impacto hizo que me soltase de Marcus y cayese al suelo desde lo alto del animal. Al menos la arena era blandita.

Mi arma cayó cerca de mí, puesto que la tenía desenfundada ya al recibir el impacto, pero mis manos se cernían sobre la herida, la cual olía a quemado y dolía horrores. Mis ojos se centraron en Marcus, que en ese momento se convirtió en un blanco fácil, hasta que vi al saco con patas que era Hobo, venir corriendo hacia mí. - ¡Cubríos! - Les grité a todos, que parecían estar demasiado cómodos en sus monturas.

Hobo no tardó en llegar a mi lado. - Tranquilo, estoy bien... solo duele un poco. - Le dije tratando de hacerme la dura. Extendí mi mano y cogí mi blaster para luego tendérselo al piloto. - Pero mi puntería es mala... dales tu por mí. - Le dije al sullastiano con la esperanza de que entendiese lo que le decía: que cogiese mi arma y les devolviese los regalos.

Y es que mi puntería era mala de por sí, pero el dolor no me ayudaría a mejorarla para nada. Mi mano ejerció presión sobre la herida, mientras que con la mano libre, busqué por mis bolsillos algún pañuelo o algo para cubrir mejor la herida, puesto que de aquí a nada, solo se vería sangre mezclada con arena en ella. Después de mi búsqueda, ejercí presión con ambas manos y me recosté en el suelo lo que pude, manteniendo la cabeza gacha, viviría más... o eso esperaba al menos.

Tengo a mis suegros de visita, intentaré postear ésta noche si puedo.

Haciendo caso a su herida capitana, Hobo se lanzó a por la pistola, y tras cogerla, y sorprendido por que no se le cayese, se disparase sola, y le volase el otro juanete, lo cual no habría sido mala cosa, a efectos de simetría, lanzó un grito de guerra propio de su especie... que más o menos sonaba así como un :

-¡MEEEEEEEEEEEEEE!

... un tanto nasal; grito de guerra que, todo sea dicho, sonaba lamentable a oídos de las demás especies civilizadas conocidas de la Galaxia, y que hacía gracia a no pocas de ellas...

El caso es que el disparo partió hacia donde se supone que debía ir, y no dio a nadie de a quien se supone que no debía dar... todo un éxito para él, a juzgar por la racha que llevaba

-"Toomaaaa" -, pensó.

Nada más escuchar a sus compañeros que se cubrieran Kath hizo lo propio. La ingeniero se tiró al suelo y sacó su arma. Miró a la lejanía par aver por donde vendrían los tusken, cuando estos dispararon. Ella, a cubierto, agachó la cabeza sintiéndose segura, pero entonces escuchó el grito de Yakoo. Al mirar a su espalda vio como ésta se agarraba la pierna. Le habían herido.

-¡¡Mierda!! -chilló la khil volviendo a mirar a sus oponentes. Luego miró su arma y frunció el ceño. Varios de sus hullepis se movieron incómodos-. Con esta pistola no hago nada, necesito algo que llegue más lejos y sea más preciso. si no hubiera tenido que vender mi arma, se enterarían estos bandidos de cmo se las gasta una khil -se quejó en bajo la ingeniero, que aunque lo había dicho en bajo lo había sicho sin querer lo suficientemente alto como para que todos se enteraran. Estaban acostumbrados a que la Khil se encargara de reparar las cosas, pero no al hacho de que supiera disparar y le gustara. Eso en combinación al caracter introvertido con el que se mostraba hacían que Kath pareciera otra persona.

Aun así la khil apuntó con su arma y disparó a uno delos bandidos. No quería materles, pero sí asustarles y alejarles de allí.

Los disparos de Kath y Hobo no fueron demasiado malos. Tres moradores cayeron de sus monturas, aunque el resto continuaba atacando y disparando, mientras las bestias emitían singulares ruidos y se aproximaban paulatinamente.

Los disparos se sucedieron entre vosotros y uno de los bandidos apuntó y disparó directamente a Marcus, que había ido al rescate de Yakoo tras oír su grito y ver que estaba herida.

Sabía que estaban allí, pero no cuántos ni quiénes exactamente.

Cuando se abalanzaron sobre nosotros y vi cuántos eran supe que teníamos problemas. No tuve tiempo de ayudar a Yakoo o advertirle, pero sí de interponerme para desviar los disparos, aunque fuese por el momento.

-¡Rápido, ocultaros! -les grité, después de impedir que Marcus se convirtiese en papilla ardiente. Lo cierto es que a pesar de que Hobo y Kath habían abatido a un par de ellos, todavía nos quedaban unos pocos más... y yo sola quizás no fuese capaz de defenderlos a todos.

Mientras tanto, miré a mi alrededor. La base estaba ahí. ¡Tenía que estar! ¿Pero por qué demonios no aparecía... ?

Miro alrededor desesperado tras las palabras de Ree... podrá estar buenorra, pero lo mismo no ha captado que...

-¿Donde coño nos cubrimos??? ¡Esto está más pelao que mi culo!!!!!

Miro alrededor desesperado buscando cobertura de algún tipo... de ahí a correr en círculos solo hay un paso, y lo doy, obviamente...

Al ver que sigue habiendo disparos, paro de hacer el ganso y vuelvo a medio apuntar y disparar a esos mamones... a esta distancia, con una pistola... bueno, yo lo intento.. al menos lo mismo les doy algo en que pensar...

-coño, que le he dado a otro...

Kath volvió a apuntar y disparar a otro de los moradores que se les venían encima. Parecía que no aprendían, les iban a freír y ellos seguían avanzando. Además, las opciones que tenían ellos no eran nada alagueñas, de hecho solo podían dispara y cubrirse detrás de sus monturas, los eopis.

-Tírate al suelo y cubrete detrás de tu montura. No será de mucha ayuda, pero algo de cobertura te dará -dijo la khil después de disparar contra otro de los guerreros tuskan

Hobo no tarda en reaccionar y se hace con el arma. Bien por él, puesto que lo primero que hace es dar en el blanco y dejar a uno fuera o al menos eso me parece, puesto que en ese momento veo a Marcus saltar del animal y venir corriendo hacia mí, mientras mantengo como puedo la presión en la herida.

Los disparos se centran sobre él, pues es el único con la cabeza en alto en ese momento. Un blanco fácil. - ¡No! ¡No! ¡Al suelo! - Le grito desesperada pensando en que no llegará hasta a mí. Pero milagrosamente lo hace... y cuando miro veo que Ree ha usado su sable láser para evitar que los disparos alcancen a mi amado.

Me abracé a Marcus dudando si abofetearle por su insensatez o si abrazarle por acudir en mi ayuda, cuando Hobo ya lo había hecho. Pero ver que estuvo de nuevo tan cerca de la muerte y con todo lo que habíamos avanzado desde aquel inicio de misión, no pude negar agarrarme a su cuerpo, no solo por el miedo que sentí por él, sino por el que yo sentía en aquel momento. El dolor de la pierna se mezcló con el del hombro mientras me aferraba a él, ambos tumbados en la cálida arena.

- No vuelvas a hacer eso. - Le reñí sin soltarle de mis brazos. - Estaba bien y casi veo como mueres... - Me separé lo justo para mirarle a los ojos, con los míos cargados de lágrimas, por no perder la costumbre ya... - Y ahora mantén la cabeza baja y frie a esos hijos de puta con tu blaster, mi amor. - Le dije al tiempo que me soltaba de él y le dejaba sitio para desenfundar, centrándome de nuevo en la herida de mi pierna y procurando hacerme la dura. No quería que se preocupase más por mí.

Al menos parecía que mis compañeros daban en el blanco e iban reduciendo el número de enemigos sin contar con bajas en nuestro equipo.