Partida Rol por web

Viendo que la mayoría se retira a los barracones a esperar el siguiente paso, y que no aguantan bien la espera, Rusty decode retirarse también a descansar. El descanso es como la comida, nunca sabes seguro cuándo tendrás una buena dosis de nuevo.

"Queda tan feo beber solo...  así que también me retiro. Hasta la próxima muchachos".

Cuando Sarah vuelve del servicio, se da cuenta de que todo el mundo había desaparecido.- ¡¡MECAGÜEN...!! Serán cabronazos.- Maldice la soldado. Luego, instintivamente, se gira en pos de su equipo que había dejado junto con el de sus compañeros. Ufff. Suspira aliviada al ver que estaba todo ahí.

Sin preocuparse por la hora que era, Sarah se sienta en la mesa y termina tranquílamente su cerveza. No sabía si disfrutaría de otro momento de tranquilidad, con lo que este lo disfrutaría como si fuera el último.

Al vaciar la jarra, se levanta, coje sus atuendos y se dirige a su barracón a descansar. Mañana sería otro día.

Tras unas horas de sueño - escasas y poco rejuvenecedoras - el acuartelamiento se torna en auténtico caos. Cientos de sargentos comienzan a gritar y gritar en distintos idiomas a los soldados rasos que aun no se habían presentado ante sus superiores en el exterior.

Hace frío y la mayoría de esos soldados aparecen en las calles entre barracones en ropa interior, con los suboficiales insultándoles a ellos y a sus madres a escasos centímetros de sus caras. Más adelante estaban los oficiales administrativos, sentados con comodidad en unas improvisadas mesas, poco a poco - tomándose su tiempo para que los sargentos gritasen a su gusto a los soldados - iban llamando a todos y cada uno de los miembros del batallón, asignándoles una escuadra y un pelotón.

Tras un par de horas formando entre aquellos barracones, se formaron los que serían los grupos que irían a la batalla.

El tercer pelotón conformado por ocho miembros estaba dividido en dos escuadras, la azul al mando del sargento primero Dakon Coultier y formado por, Baalik Plo, Hans Gretel y Dakker Hrathu y la roja, al mando del sargento Leonis Breech, formada por Fynnizak, R'all Darillian y Sarah Crow.

Una vez informados todos de sus pelotones fueron llevados al comedor, donde les esperaba una generosa y - para sorpresa de muchos - apetitosa comida.

Después de comer, la parte donde el comandante comía, acompañado por los altos mandos y el caballero jedi, se oscureció al tiempo que bajaba una gran pantalla tras ellos. Sin que nadie dijese nada, las voces de la tropa fueron convirtiéndose en un murmullo y cuando la luz se hubo atenuado lo suficiente y apareció un mapa sobre la pantalla, el silencio se hizo en todo el comedor.

El comandante ya estaba de pie, señalando la pantalla con su mano izquierda, como la mayoría vestía su uniforme de faena, permitiendo a todos percatarse de que su brazo derecho era mecánico.

- Este es el sector 3 del planeta Alderaan, - explicó con una sonrisa amable - el punto azul es nuestro emplazamiento actual, el punto Delta. - determinó cruzando sus brazos sobre su pecho tras señalar la luz azul que apareció sobre el mapa - Es una zona dura, con dos grandes lagos y muchos ríos que mueren en ellos. - suspiró un momento - Estamos rodeados de montañas y densos bosques, no habrá apoyo pesado, así que los que esperasen que más adelante viniesen andadores... Olvidadlo. - sentenció caminando hacia uno de los laterales de la mesa - Tampoco esperéis que la flota envíe naves pronto, para bombardear los emplazamientos sith, que por cierto son muchísimos. - indicó volviendo a señalar el mapa en el que se iluminaron varías zonas en color rojo.

- Como indiqué anoche, estamos solos y rodeados por un enemigo muy superior tanto en número como en armamento. - determinó de nuevo alzando la voz sobre el leve murmullo que se hizo en algunas zonas del comedor - Sin embargo para eso hemos venido aquí, - señaló el suelo con voz firme - durante las próximas semanas o meses, combatiremos entre estos bosques al ejército sith en una guerra de guerrillas, - afirmó con determinación - golpearemos con rapidez y dureza allá donde más duela en cada momento, sabotearemos sus rutas de abastecimiento y debilitaremos sus puestos avanzados. - explicó fervientemente - Y lo haremos hasta que nuestro ejército, el gran ejército de la República pueda enviarnos refuerzos para borrar de la faz de Alderaan a esa escoria. - determinó señalando de nuevo el mapa - Retírense, soldados; - ordenó señalando la puerta - descansen todo lo que puedan mientras los oficiales tácticos diseñamos los planes de ataque, tengan paciencia, hasta que lleguen las ordenes. - terminó saludando militarmente antes de sentarse.

Por una vez Rusty estaba contento. Aunque le habían sacado de la cama calentita para un par de horas de formación a la intemperie, su pelaje era una protección adecuada a falta de más ropas que los paños menores reglamentarios. Y además, vestidos de tal guisa la mayoría de los soldados tenían un olor personal más verdadero que cubiertos por capas y capas de ropa y armadura (incluído él mismo).

Y aunque había caido en la escuadra de los "guapos", no había coincidido con el extraño humano que hablaba sólo. Aunque no lo habría admitido nunca, no le hacía ilusión tener cerca en combate a un compañero con alucinaciones, y menos acostumbrado como estaba a ir cargado de explosivos... sólo esperaba que los guapetes de R'all y Sarah no empezasen rituales de cortejo en mitad de la lucha, cosa siempre muy embarazosa en las trincheras bajo el fuego enemigo. Esperaba que Breech mantuviera bien el orden y la disciplina en ese sentido.

La opípara comida le sorprendió tanto a él como a casi todos, por lo que aprovechó para comer a dos carrillos y en cuanto sus compañeros parecían saciados los atosigaba a preguntas: "¿No te vas a comer eso? ¿En serio?" para comérselo él a su vez. Mientras pensaba en lo probable que era que murieran pronto, dado la buena última comida que les estaban dando.

Tras la arenga de Tooth, se dirige a la salida, con la tripa bien llena, esperando al resto de su pelotón mientras silba y chasca en su idioma natal "Nada peor que morir con el estómago vacío".

La mañana trae novedades aunque la temprana formación y los gritos no tienen nada de nuevo. Cualquiera que haya participado en al menos una campaña sabe que eso es parte de la vida cuartelera y finalizará en cuanto empiecen las operaciones y en tanto duren.

Sorprendido por el muy satisfactorio desayuno disfruto del mismo y le paso a Rusty lo que sobra, que no es mucho. Luego pego mi vista a la pantalla con atención.

¡Maldita sea! No me gusta el agua. La humedad no es buena para el equipo y tampoco para mi. No tengo costumbre de nadar ni meterme en agua y seguro que en esta misión me tocará alguna vez, algo bastante peligroso con una armadura de 20 kilos a cuestas. Y encima vamos a empezar el combate con sesiones de "Hit & Run", cosa que no me va muy bien. No soy precisamente sigiloso. No me gusta un pelo.

Una vez que finaliza la presentación me giro hacia mis compañeros y sargento. Espero que ese culoduro sepa mantenernos con vida. Estoy seguro que sabe, ahora nos tocará a nosotros demostrar que podemos hacerlo.

¿Alguna orden específica sargento? ¿Debemos poner en común nuestras habilidades y conocimientos para mejor organización del pelotón?

Degustando la opípara comida Dakon se contiene y come lo justo, mientras no deja de pensar en los próximos ataques.

Cita:

-Si, doy por sentado que todos sabrán disparar bien con algún arma de largo alcance, me interesa sobre todo saber su destreza en pasar desapercibidos, su habilidad en operar dispositivos médicos y su capacidad para manipular explosivos.-

-Y habrá que mirar en la armería un set de pinturas para "mejorar" estas armaduras... que el blanco se ve desde muy lejos.-

Dakker despierta con cara de malas pulgas, y a causa de todo ello no habría la boca en todo lo que iba de día. Tan solo relaja su expresión al ver la sustanciosa comida, que ayuda a calmar los ánimos y a morir con una buena degustación. Levanta la cabeza a modo de saludo hacia sus compañeros, pero por lo demás, aguarda en silencio a escuchar las explicaciones de su superior.

-Soldado Hrathu, le explicaré un poco mejor como funciona ésto; cuando estamos ahí fuera infiltrándonos en una base del enemigo, deberá estar tan callado como ahora-mira profundamente al soldado pálido y rubio, como evaluandolo- sin embargo en éste momento me encantaría saber sus habilidades en los campos que le acabo de comentar.-

-Eso va también por ustedes dos caballeros- dice a Plo y a Gretel... la exagerada cortesía del sargento es por momentos desconcertante...

Se remueve en su asiento, asimilando las palabras de su sargento, a lo que tarda unos momentos en responder.

- Soy hábil como francotirador. - carraspea para aclararse la voz - Y también puedo reconocer el entorno, captar rastros con sigilo. Creo que eso es todo lo destacable, señor. Dudo mucho que haya momento de hacerse cargo de un equipo informático en la mitad del campo de batalla, pero aún así, me defiendo en ese campo.

          El largo entrenamiento y las costumbres de cazador hacen que R'all se levante a la primera voz, de modo que aunque también llega con un ligero "retraso", al menos es uno de los afortunados que logran ponerse los pantalones, salvándose de la peor parte de los gritos. Tras todo ello, es finalmente asignado a un pelotón, y sonríe de lado al caer en la cuenta de que los componentes son todos los que estuvieron la noche anterior bebiendo juntos... Con excepción del añadido del nuevo sargento. Se pregunta si será mera casualidad...

         Invirtió el tiempo anterior a la comida en preparar su equipo, dejando todo perfectamente ordenado y asegurándose de que funcionase a la perfección, engrasó algunos de los componentes de armas y armaduras con el fin de mejorar su resistencia a la humedad y reducir el sonido a causa de la fricción, y cuando finalmente estuvo satisfecho, acudió al comedor.

         La explicación del comandante le hizo sonreir nuevamente al escuchar repetidas las mismas palabras que el había dicho la noche anterior... Si ese iba a ser su cometido, estaba seguro de que podría hacerlo bien, al fin y al cabo, ese era su campo de acción... Finalmente, cuando terminaron las explicaciones, se dirigió al Sargento Leonis.

Señor, soy el soldado R'all Darillian, especialista en exploración y emboscadas. A sus órdenes.

Herbert y yo nos levantamos de un salto tan pronto suena el toque de diana. Sonrío irónicamente al ver que estoy más fresco que Herbert, ya que me acosté más temprano y no bebí.

Los ejercicios de adiestramiento y los gritos de los suboficiales no son nada nuevo para nosotros, sino algo a lo que estamos muy habituados y en lo que, en general, destacamos.

Tras el adiestramiento nos asignan por escuadras. Después hay un Briefing sobre nuestra misión, y luego una excelente comida.

Observo a mis compañeros y a mi Sargento hablar, al principio me siento un poco tímido, pero ante una orden directa debo responder a mi superior:

- "¡Señor, se presenta el Soldado Gretel, mi Sargento! Por mi parte soy un especialista en el cuerpo a cuerpo, señor. Tampoco se me da del todo mal pilotar deslizadores y reparar armamento y equipo." -

Entonces habla mi amigo Herbert Olsen.

- "Mi Sargento, lamentablemente yo no destaco en nada en especial, aunque puedo disparar un Rifle Blaster cuando es necesario. Acierto a un blanco inmóvil la mitad de las veces..." -

Siento una enorme vergüenza tanto por lo humilde de mis habilidades como por la franca inutilidad declarada de mi amigo de la infancia. Espero que el Sargento nos acepte y no monte en cólera.

Guardo un tenso silencio mientras una gotita de sudor se desliza por mi frente.

Cita:

"Quia sargento, no le haga caso. ¿Emboscadas? ¡Si se le huele a 30 metros de distancia!" asevera el alienígena, con expresión de absoluta convicción (o eso parece, con esa cara). "Silencioso sí es, eso sí, con tanto aceite de engrasar" termina.

Su informe médico no dice nada que no sea normal en un soldado, estres post-traumático, lesiones leves y poco mas.

Tras un descanso, que de bien seguro iba a agradecer en los días posteriores, ya fresco y listo para el servicio, el Sargento Breech se presentó, entre los barracones de la tropa, listo para "recibir" a su escuadrón. Todos estaban listos para la revista y fueron puntuales, así que Breech, básicamente, se dedicó a mirarlos, de arriba a abajo, parando especial atención en el zeHethbra. "Rusty" pensó Breech "Este debe ser la mascota del escuadrón. Perfecto". Hablaba mucho, y se movía todavía mas. Demasiado para el gusto de Breech. En cuanto a los otros dos, el soldado Darillian (aunque prefería "nexu", era mucho más rápido de pronunciar y más sencillo de recordar), y la soldado Crow. Dos soldados competentes, aunque, de momento, no muy diferentes del resto. 

Sin decir palabra, Breech asintió tras examinar a lo que sería, desde ese momento, su pelotón. Pese a todo, y salvando quizás al peludo, había tenido suerte. Mientras otros Sargentos parecían disfrutar gritando a sus hombres, Breech simplemente asintió, y aguardó en formación hasta que se diera la orden de romper filas, para dirigirse al comedor, donde se les sirvió una cena más que generosa. Muchos se sorprendieron, pero el Sargento apenas varió su expresión. Los mandos eran así de generosos con la tropa solo antes de enviarlos al centro de una carnicería. Y obviamente, Breech acertó. Se pudo percibir una ligera sonrisa cuando el Comandante desplegó la pantalla, y les explicó el plan de batalla. 

Una vez el Comandante terminó, Nexu se dirigió a él, para presentarse. Algo innecesario. Breech devolvió la mirada al soldado, sin apenas variar su expresión. Apenas Nexu terminó, Rusty el peludo aprovechó para "presentarse". O para lo que él debía ser presentarse. 

-30 metros de distancia es un combate cuerpo a cuerpo, soldado Fynnizak. Es cuanto necesita un Sith para hacerse una alfombra de baño con usted. Nuestras emboscadas, espero, serán desde bastante más lejos.- Dicho lo cual, tras esbozar una sonrisa, de nuevo miró a Nexu.

-Bien, soldado Darillian. Pondremos a prueba esas habilidades. Pero por ahora disfrute de la cena. Más tarde discutiremos sobre nuestras habilidades. Y sobre como combinarlas.- Dicho lo cual, y tras esperar unos segundos, volvió a su plato. 

Ante las palabras del sargento espero que respondan mis compañeros y luego contesto con absoluta seriedad y precisión.

Señor, he recibido entrenamiento con explosivos y demoliciones como artificiero de segunda clase. Aunque no soy doctor también he cursado la especialidad de primeros auxilios en el campo de batalla. Complemento esos recursos con pilotaje en superficie, reparaciones e informática.

En combate soy ducho en el manejo del blaster de repetición y puedo realizar un fuego de área competente para que el enemigo agache la cabeza o seleccionar un fuego preciso contra un enemigo singular. Cualquier combinación entre dos y cuatro disparos es posible en el tiempo en que otros efectúan uno solo.

Si es necesario puedo combatir cuerpo a cuerpo con eficacia.

Con bastante eficacia diría pero eso solo pueden juzgarlo los muertos. La última vez que empuñé el vibromachete no quedó nadie con vida cerca para confimar mis palabras.

Si Rusty percibió condescendencia en la actitud del sargento, no mostró cambio alguno en su expresividad. Probablemente se le escapasen esas sutilezas humanas.

"Perfecto, si es una emboscada de verdad, dicho sith tendría previamente que pasar un conjunto de explosivos trampa hábilmente dispuestos para conducir sus pasos dominados por el pánico de una carga a otra hasta su total obliteración. Caso de no sentirse impresionado por el despliegue, un par de disparos de lanzagranadas a 90 metros le ayudarían a decidirse por pisar una bomba o pisar otra peor. Y si eso falla, mientras se acerca un disparo de precisión a larga distancia le volarían la cabeza" responde el alienígena. "Esas son mis especialidades. Y bueno, si se acerca más le dedicaré un recibimiento olfativo que no olvidará mientras viva, que será poco tiempo, o me matará en el proceso, depende de las circunstancias" termina, encogiéndose de hombros imitando el gesto humano.

Luego se queda esperando a ver qué cuenta Sarah de sí misma.

Dakon reúne a su equipo.

-Bien muchachos, esto es lo que vamos a hacer... de momento no tengo ni idea de nuestros objetivos específicos, solo algunas directrices generales así que hablaremos de cosas básicas.-

-Cuando nos movamos por el bosque Hratu será nuestro hombre en punta... si-dice cuando el rubio se revuelve-sé que es usted experto francotirador... pero disparar sabemos todos y si usted es la mitad de bueno que dice siguiendo rastros y marchando de manera sigilosa duplicará nuestra esperanza de vida; quiero que vaya unos veinte metros adelantado, buscando rastros y emboscadas, nos dirá cualquier cosa sospechosa por comunicador interno.-

-Ante cualquier contacto con el enemigo o rastro suyo procederá a describirnos la situación y ya le diré como proceder.-

-En situaciones de combate formaremos dos equipos de tiro, por un lado Plo y Hratu, miren a ver quien tiene más antiguedad para seguir la cadena de mando, y Gretel y yo. Cada miembro de la pareja será el "hombre de ala" del otro por decir una metáfora de pilotos, así en situaciones de retirada por fuego y movimiento o de asalto podremos manejarnos correctamente.-

-Y un último consejo, con los sith... se guían por el miedo que les dan sus líderes... así que una orden que les daré frecuentemente... si duramos más de un minuto-susurra estas seis últimas palabras-es "asesinato al del la túnica roja... o al de los pinchos o al que sea", orden que significará que dirijan una tormenta de fuego al sujeto en cuestión, si conseguimos acabar con él tenemos media batalla ganada.-

-Ahora pongamos en común el equipo que llevamos, quiero saber que lleva cada uno- abro mi saco y muestro Binoculares, un Set de Herramientas, un kit médico y un medpack, cédulas de energía, una vara luminosa, una cantimplora de agua y pastillas purificadoras.-Depende de la misión específica tendremos que equiparnos de una manera u otra.-