Partida Rol por web

Breech escucha con atención los comentarios de Coultier, asintiendo de vez en cuando, asimilando la información. Sus planes son simples, y eso siempre es algo bueno. Cuanto más complejo es un plan más probabilidades tiene de fallar. No obstante, la opción del ataque total con solo los informes de inteligencia no le resulta demasiado atractiva. 

-Dudo que haya Sith en un puesto de avanzada. Y si lo hay, es muy probable que cualquier asalto sorpresa sea inútil... Así que creo que el explorador es nuestra mejor opción.- Breech se pinza el puente de la nariz con los dedos pulgar e índice. 

-Lo que si creo es que los Sith llegarán con los refuerzos.- 

El sargento Coultier corta en seco la diversión. Una pena, para mi era divertido y me he quedado sin ver ni oír la respuesta de Sarah . . . de momento.

A la orden sargento.

Me gusta este sargento, creo que hará lo posible porque volvamos de una pieza, luego porque volvamos y finalmente porque no nos capturen con vida. Son buenas opciones. Ahora al tajo, me alegra haber acertado en las necesidades, la cuestión es conseguir ese material sea como sea.

Sin más demora me encamino a intendencia donde pido, ruego, exijo o robo el material. Si hay que firmar algo (a los de intendencia les encantan nuestros autógrafos) que firme Hans.

Inicialmente Rusty se había enfurecido con el comentario de Hans, pero aparte de apretar sus retorcidos puños y un sutil cambio en sus feromonas naturales, los humanos no percibieron su ira. En su modo de pensar, esos comentarios atentaban con su grupúsculo cercano actual del cual se sentía muy protector.

No obstante, las respuestas de los sargentos, la gente al mando actualmente, parecieron poner al nuevo en su lugar, por lo que se calmó rápidamente. Ayudó mucho la mención a los explosivos y otras cosas que hacen pum, temas que siempre le ponían de buen humor.

Así que corriendo tras Baalik, se dispone a conseguir todo lo que éste no pueda o le sobre. No tiene problemas con las firmas, total, nunca devuelve los explosivos porque siempre los usa todos...

Por cierto, que a estas alturas ya se había comido el puro del todo...

¿Salvajes cavernícolas antropófagos?

     Antes de que pudiera expresar mi incredulidad, los sargentos pusieron fin al asunto, asique me limité a dar media vuelta con un resoplido. No tenía la menor idea de cómo manejar armas pesadas, y mucho menos explosivos, con excepción de las granadas... y dado que de esas ya llevaba unas cuantas en el equipo, me decidí a ir directamente a preparar mi equipo y a repasar el camuflaje de la armadura.

Señor - digo dirigiéndome a mi sargento al mando, Breech - estaré aquí en seguida, dado que no tengo dominio de explosivos, con su permiso prepararé sólo la armadura y mi equipo básico.

Sarah, estaba estupefacta. Todo había pasadado en unos segundos. Las conversaciones iban y venían igual que su estado de ánimo. Al principio, ante el comentario de Hans, Sarah miró a su compañero absorta, después de haberle entregado el puro de la victoria, jamás se hubiese esperado un comentario como ese. Tras la sensación de perplejidad, pasó inmediantamente a la de ira. Apretó el puño que le quedaba libre (pues la otra mano aun sostenía la caja de puros) y apunto estuvo de soltarle un mamporro al novato.  Para colmo, Rusty se estaba comiendo el puro... una vez más. Pero fue entonces, cuando todo cambió. Las palabras de apoyo de sus compañeros de grupo, muchos de ellos que habían luchado a su alado y sabían como se las gastaba y la intervención de los dos sargentos fue aplastante... aplastante incluso para aplacar su ira. Así nuevamente pasó a relajarse y tomar el control de sus emociones.

Sin duda alguna ahora estaba pletórica. Las muestras de compañerismo y apoyo a su persona habían hecho que su ego fuera el doble. Sí, le había costado mucho, muchísimo llegar a donde estaba. Incluso su familia le había negado este apoyo que ahora sus colegas le brindaban. El hecho de valer y hacerse valer por sí misma, era una medalla que Sarah llevaba en más estima que cualquier otra que pudieran darle. Sin duda alguna, ésta sí que se la había gandao a pulso.

Antes de salir, le ofreció un puro al sargento Breech.- Tome, no se si me ha oido cuando se lo ofrecía a los demás. Es para cuando volvamos, para honrar a los que no hayan podido volver y para celebrar que haya vuelto alguien que pueda acordarse de los demás. Coja uno, por favor. Yo tampoco fumo, pero hay cosas que se hacen sin más.- Sarah sonrie y, tras entregarle el puro, se v a buscar el explosivo.

De camino, alcanza a Baal, Rusty y el novato que se dirigen a intendencia. Cuando llega a ellos, pasa su brazo por detrás de la cabeza de Hans y sigue caminando, mientras le habla.- ¿No has podido pensar, que las mujeres teman que sus hombres puedan ser herido o muertos por los salvajes cavernícolas antropófagos? No ¿verdad?.- Se autorespondió.- Y ¿tampoco has pensado que si las mujeres ayudaran a los hombres auyentando a esa amenza, la probabilidad de éxito sería mayor? Tampoco.- Sarah seguía mirando al frente y aferrando al novato por la cabeza con su brazo.- Lo que necesitáis en vuestro pueblo no es protejer a las mujeres, sino dejarlas que hagan lo que quieran y, sobre todo, alquien que piense un poquito o tenga una visión un tanto más "abierta".- Dicho esto, Sarah soltó a Hans y siguió camianado.

Al llegar al barracón de intendencia para coger los explosivos y demás. Antes de entrar, para a Hans y, mirándole directametne a los ojos le dice.- Espero que me haya explicado con claridad y que, a partir de ahora, no tengamos probleas tu y yo, pues ahí fuera nos jugamos más que una mera pelea. Si tienes algo que añadir, hazlo ahora. Sino, mirame como a uno más ¿a quedado claro?.- Dicho esto, Sarah coje uno de los puros de la caja y se lo da al novato.- Por cierto, este es para Herbert.- Luego miróa Rusty y le dijo.- A ti te lo daré cuando volvamos y te lo volveré a explicar mejor... y que ya sea la tercera vez que me pasa con Rusty... no aprendo.- Tras esto, cerró la caja y entró.

HANS:

- "Está bien, Soldado Sarah, si quieres ser un hombre, no seré yo quien te lo impida. En mi planeta hay que proteger a las mujeres, pues sólo ellas pueden parir hijos, eso las hace vitales para la supervivencia de la comunidad. En la República las cosas son distintas, y hay muchas mujeres, algunas como tú dispuestas a luchar por otros hombres que se han quedado atrás, en sus casas. Es el mundo al revés, y no lo entiendo, pero parece que es como las cosas funcionan aquí, así que no pienso discutirlo." -

Maldita sea, cuando llegué de Corulag al ejército yo debía ser tan cazurro como este aunque fuera en temas distintos. Los años y las campañas abren mucho la mente y fortalecen los escasos lazos que tenemos.

¡Umh! Escucha Hans, al menos tu y yo estamos de acuerdo en algo. Si Sarah decide convertirse en un hombre tampoco seré yo quien se lo impida.

Miro a Sarah con una sonrisa pícara ahora que parece que ya ha acabado el chaparrón.

Venga, vamos a saquear intendencia, tu Sarah tienes que distraerlos con ayuda de uno de nosotros que elegirás. Los otros dos tienen que conseguir todo lo necesario, ya sabéis: ponchos de camo, granadas extra, explosivo plástico, detonadores, alambre y herramienta para trampas, munición extra, macrobinoculares, lo que sea.

Hartos de discutir sobre si la mujer podía defenderse a si misma o necesitaba de un hombre para cuidar de ella, todos los soldados fueron en desbandada a intendencia, allí se sintieron como unos niños en un centro comercial de Coronet, viendo tanto juguete a su alrededor.

La diferencia era que aquellos juguetes mataban y mucho. Y ellos iban a emplearlos para matar imperiales a diestro y siniestro, podían apostar sus puros de la victoria.

Mientras Sarah Crow distraía a los suboficiales de intendencia contándoles lo que Hans Gretel había osado decir de las mujeres, - algún día de permiso le mostraría de que era capaz en una pelea de entrenamiento - el resto del pelotón campaba a sus anchas adueñándose de todo lo que consideraban que iban a necesitar.

Pasaron los minutos y se acercaba la hora estipulada por el sargento primero, aquel hombre que como había señalado hacía poco, pensaba violarles si le jodían la vida. Así que todos se apresuraron a presentarse ante él y el sargento Breech, pertrechados con todo el equipamiento y armamento que se había solicitado.

 Cita:

-Lo haremos así entonces... ya pensaremos en algo contra los sith para cuando hayamos cumplido la primera parte de la misión.-dice Dakon mientras ve llegar a los soldados con el equipo.

Dakon asiente con la cabeza cuando ve a los soldados que vuelven con la mayor parte del equipo encima.

-Perfecto- comenta mientras reparten los ponchos...- Plo, usted será el operador del Lanzamisiles y Gretel será su apoyo, él llevará los misiles, los cargará y le proporcionará fuego de cobertura y defensa cuerpo a cuerpo hasta que no haya que disparar más.-

-Ahora avanzaremos hacia el objetivo... con un hombre siempre en punta unos treinta o cuarenta metros por delante y manteniendo contacto por radio; se turnarán Hrathu y el miembro más sigiloso del escuadrón rojo que me indicará ahora el sargento Breech.-

-Y recordar, nada de tonterías, si se os ocurre una idea que penséis buena comentarla, pero nada de derrotismo o mierdas similares... mantengan la moral alta que por fin vamos a entrar en acción."-

Y con esta última frase se dirige a la salida de la base...

Breech asiente a lo dicho por el Sargento Coultier. No hay nada más que decir, ni nada más que añadir, o que comentar. Para él, al menos, todo ha quedado muy claro. Mientras recoge su parte del equipo, y se coloca el poncho, mira hacia su escuadrón. 

-Nexu, serás hombre en punta de nuestro escuadrón.- Luego mira hacia la soldado Crow y el peludo. -Crow, tu vendrás conmigo. Rusty, tu cubre la retaguardia. Y para variar, trata de pasar inadvertido.- Dicho lo cual, y tras equiparse debidamente, y tras revisar, una última vez, el equipo, sigue a Coultier hacia la salida de la base. Parece que, al fin, llega la hora de la verdad. 

HERBERT OLSEN:

Herbert sonríe agradablemente a Baalik Plo.

- "Parece que ahora formamos equipo, Soldado Plo. Ni Hans ni yo sabemos mucho de explosivos, pero te ayudaremos en todo lo que podamos. Hans cargará con esos misiles y te ayudará a recargar. Si el enemigo llega al cuerpo a cuerpo, ten por seguro que se dejará el pellejo por protegerte. En cuanto a mí, haré lo que pueda por cubriros con el rifle blaster, aunque me temo que soy un piltrafilla.

Yo convencí a Hans para que nos alistásemos en las Fuerzas Especiales, y, no se lo digas a él, pero él sí tiene lo que hay que tener. Yo sólo he llegado hasta aquí por pura tozudez dantoniana." -

-Sargento Breech, ¿quién sabe de explosivos en su unidad? Es para que lleve los regalos sorpresa. Yo ya llevo Kit de Herramientas y kit médico, aparte de medpack, que estoy cualificado como sanitario-

El alienígena hizo una mueca colmilluda al sargento Breech, algo que podría ser catalogado como una sonrisa. No obstante, no terminaba de entender lo de "Y para variar, trata de pasar inadvertido". ¿A qué se referiría?

Recopilando el equipo, tras ajustarse la armadura para que no le apriete la cola se cubre con el poncho. Coloca las armas en su sitio tras asegurarse de que los seguros están armados, y reparte el resto entre los cinturones de utilidadades y la mochila de campaña.

Con un gesto de mano, Breech señala a Rusty el peludo, al que ahora le ha dado por mostrar sus dientes. 

-Dele a Rusty cualquier cosa que estalle, y conseguirá unos excelentes fuegos artificiales.- 

"Sí sargento, con un kilo de detonita, un alambre y un soplete, le abro un agujero en el blindaje que quiera" responde Rusty con orgullo.

¿Fuegos artificiales? Qué forma más infantil de referirse al noble arte de la voladura controlada, piensa el alienígena con cierta extrañeza.