Partida Rol por web

El viaje en la nave que os rescató fue totalmente placentero, os sirvieron comida y atención médica para los que estuvieran más heridos, las camas que había en cada habitación no eran demasiado cómodas, pero eran infinitamente mejor que dormir en el suelo o usando vuestras pertenencias como "almohada". A lo largo del trayecto no volvisteis a saber nada más de Clev, el cual probablemente estaba descansado, o del soldado imperial que rescató.

Finalmente, tras conseguir un viaje hiperespacial seguro, alertaron por radio que vuestro destino estaba ya a la vista, si os asomabais por cualquiera de las ventanillas observaríais que en mitad del basto vacío del espacio se encontraba una gigantesca nave, que no parecía demasiado moderna.

Lentamente abría su puerta de embarque para que pudierais aterrizar, fue entonces cuando a vuestras espaldas escuchasteis la voz de uno de los operarios que había en vuestra nave y os dijo

- Bienvenidos a la Mesopotamia -

Tras comer algo y deambular por la nave, acabó tumbándose en una de las camas, con los brazos tras la cabeza y mirando al techo, el tiempo se fue pasando hasta que el aviso por radio le hizo dar un pequeño respingo sobre la cama.

Se acercó a la ventanilla para mirar la nave y un poco de impaciencia se apoderó del nautolano, no por llegar a la nave, sino por descubrir la respuesta a tantas preguntas que rondaban en su cabeza. Volvió para recoger las pocas pertenencias que tuviera, entre ellas el rifle bláster, y comenzó la búsqueda de sus compañeros de celda.

El Chatar había aprovechado el viaje para intimar un poco con la plantilla rebelde. Jugando al Pazaak, y algún que otro juego, y de paso, sacar unos créditos, que si bien no iban a llevarlo muy lejos, al menos le daban la oportunidad de tener algo de fondo por lo que pudiera pasar.

Cuando avisaron de que llegaban a la nave nodriza no pudo hacer otra cosa que prepararse. Todo el mundo menos el parecía tener algo que hacer. Así que dejo que todo siguiera su curso.

Sin duda, la nave Mesopotamia era fea y vieja. Nada que le sorprendiera después de ver la clase de rebeldes que había alistados.

El Imperio era una gran máquina bien engrasada, y los rebeldes, aunque con motivos de sobra, parecían una panda de hormigas del planeta Drall frente a un simio gigante de Umbara.

Sin duda, el líder de aquella extraña revuelta tenía mucho que explicarles, y ellos un tanto de agradecer. Pero si intentaban reclutarlo, bien difícil parecía que Lock no se riera de ellos en la cara.

Pese a que Isseriol se consideraba uno de los médicos más prometedores de la galaxia, nadie le demandó ayuda con los heridos, incluso cuando el mismo se ofreció para ese propósito. Eso le contrariaba mucho, ya que probablemente todos aquellos humanos matasanos habían leído algúno de sus artículos y lo dejaban de lado por envidia.

Así que el médico se paso el viaje aislado y refunfuñando, sólo cuando anunciaron la presencia de la nave nodriza se animó un poco. Pero eso fue hasta divisarla sobre el mar de estrellas del espacio.

¿No es un poco vieja..?

Comentó para si mismo desde la escotilla sin miedo a que otros le escucharan.

Si esa nave es el exponente del nivel tecnológico de estos humanos, puedo despedirme de que tengan un laboratorio decentemente equipado para continuar mis investigaciones, que evidentemente es por lo que nos han rescatado.

Algo desanimado, el arkaniano esperó a que su transporte se abordara con la nave nodriza.

Finalmente la pasarela se desplegó, ahora no tenías que pasar por ella entre una jauría de disparos y corriendo, vuestro descenso era suave pero sin pausa.

Estabais en un hangar bastante amplio, no tardaron en llegar un gran número de operarios que llevaban chaquetas negras sin mangas, unos se dedicaron a inspeccionar la nave de transporte, otros entraron bruscamente a buscar si había heridos que trasladar, otros tantos ya movían enormes bidones con la intención de repostar la nave y sobre todo, la mirada de muchos de ellos se clavaban en vosotros.

Observasteis que la imagen que se veía más allá de la puerta del hangar era inmensa, parecía que el interior de aquella nave estaba mucho mejor cuidada por dentro que por fuera, estaba repleta de vegetación por todos lados, incluso el blanco del suelo y las paredes parecía brillar.

De repente escuchasteis una voz, era Clev, el cual bajaba raudo

- Bienvenidos a la Mesopotamia chicos, estoy seguro que aquí os encontraréis como en casa, yo me tengo que ir que tengo muuuuchas cosas que hacer, ¡hasta luego! - comentó mientras corría, una imagen que desentonaba mucho con aquella en la cual se le veía al límite de sus fuerzas.

De repente, escuchasteis fuertes pasos, parecía que un grupo de hombres se acercaba hacia vosotros ¿hombres? quizás no todos.

Cuando estaban lo suficientemente cerca, visteis a tres humanos y un Ithoriano, éste vestía con un traje sencillo pero con insignias que fácilmente os hacían saber que era alguien de renombre, por lo menos allí. Sus ojos se entrecerraron al veros como muestra de felicidad.

- No sabéis el orgullo que tengo de comprobar que se ha conseguido traer con éxito a tres de los cautivos - dijo con sus dos bocas, creando un sonido extraño pero nítido

- Es una lástima que tengamos que conocernos en estas circunstancias, por favor, soy Athk, Comandante de esta nave y el que os da la bienvenida, por favor, acompañadme, creo que tenemos mucho de lo que hablar -

Con la pasarela desplegada, Renko salió del pequeño transporte cuando los operarios sacaron a los heridos y el resto de mercancías, mirando a todos lados cuando descubrió con sus ojos el interior del Mesopotamia.

Miró al grupo que apareció a recibirles, entre ellos al ithoriano que se presentó como el Comandante de la nave. Iba a presentarse, pero ante la invitación, no tuvo más que seguirle, ya harían las presentaciones pertinentes en otro momento, cuando empezaran a hablar.

Bueno Comandante Athk.

Dice el Cathar con cierta sonoridad, intentando imitar ese sonido de voz tan peculiar que hacen los Ithorianos.

Me alegro de que nos hayan rescatado. Pero me temo que tras agradecerle el gesto y felicitarlo por esta tropa de Rebeldes tan, peculiar. Poco más vamos a poder ofrecerle.

Espero que esta nave pase cerca de alguna ruta hiperespacial, y tengamos oportunidad de no causarles más problemas que los hasta ahora ocurridos.

El felino seguía a su guía fijándose en el estado de aquella nave. Sin duda, la gente que vivía allí tenia mas aprecio por su comodidad de lo que intentaban dejar ver por fuera. Pero seguía convencido de que en un enfrentamiento abierto, tenía las de perder.

Entre otras cosas, porque el Imperio no era conocido precisamente por ser justo a la hora de enfrentarse a sus enemigos, y porque asaltarían aquella nave con 4 o 5 naves más grandes y mejor equipadas.

Pero aquella gente seguía intentando hacer algo, y eso era más de lo que hacia la mayoría. Si era loable, suicida pero loable. Y al menos los trataría con cierta educación mientras estuviera allí.

Isseriol comienza a caminar con la comitiva asintiendo con la cabeza  a las palabras de su compañero fugado el cathar.

Yo también me sumo a los agradecimientos, por supuesto. Probablemente les debemos las vidas.

Dice allzando un dedo esbelto en el aire para enfatizar su afirmación.

De hecho tal vez nos puedan aclarar que querían esas sabandijas imperiales de nosotros y lo que es más importante:

Dice parándose un momento y enseñando als palmas de las manos con los brazos extendidos hacia el comandante.

¿Qué podemos hacer por ustedes para mostrar muestro agradecimiento?

Comprobasteis como el Ithoriano entrecerró sus ojos, estaba algo sorprendido por vuestras palabras.

- Disculpadme la pregunta muchachos pero... ¿no sabéis porqué estabais allí? - el comandante miró a los hombres que le acompañaban, los cuales también tenían rostros de incredulidad.

- Creíamos que erais fuertes militantes de la actividad rebelde amigos míos, de lo contrario ¿por qué os iban a encerrar en una prisión de alta seguridad? es un lugar reservado únicamente para los enemigos más odiados del Emperador, o peor aún, que contienen información valiosa que pueda perjudicarles - el ithoriano se frotó el mentón

- Fue ese el motivo por el que dedicamos tantos esfuerzos, recursos y vidas por sacaros de allí, no me malinterpretéis, pero creíamos que seríais una pieza clave para nuestra causa -

Renko pensó que aquellas palabras del ithoriano eran su pasaporte para salir de la nave Mesopotamia, así que respiró tranquilo para intentar zanjar este asunto cuanto antes.

-Lamento decir que no, al menos yo no tenía idea alguna de que estaba haciendo allí encerrado, de hecho, ni siquiera sabía que era una prisión de alta seguridad, tampoco es que haya estado en una prisión antes. Agradecemos sus esfuerzos y lamentamos las vidas caídas, pero yo no soy un militante, al menos de momento. Pero si estoy dispuesto a unirme a la causa contra el Imperio, tanto por voluntad propia, como para agradecer el esfuerzo invertido.

Era todo cuanto podía hacer por ellos, pero estaba totalmente convencido y decidido a unirse a los llamados rebeldes.

Lock parecía asombrado. Aquel detalle le ponía nervioso. Una cárcel de máxima seguridad. No tenía sentido.
No tenía sentido que lo hubieran encerrado allí. Sin duda había algún motivo. Y su mente fluyo libre.

Comandante, me temo que ha caído usted en una trampa. O al menos eso me parece.

Yo bien podría haber caído en cualquier cárcel. No soy un currante. Soy un chorizo, un tahúr, y eso también debería de saberlo mientras este en su nave. No me preocupa.

Pero solo veo un motivo para que el imperio nos cogiera, y dejara que ustedes nos rescataran. Y es que seamos una trampa.

Yo no recuerdo nada de cómo me capturaron, y me desperté directamente durante el asalto. Le recomiendo que nos haya una revisión médica integral.

Y ojala me equivoque con lo que acabo de decir. Pero sea como sea, creo que somos más preguntas que respuestas.

El Cathar había aplicado su lógica, una lógica que seguramente todos los demás descartarían. Pero el estaba sobre aviso. Le habían traicionado muchos coincidentes laborales a lo largo y ancho del universo.

Estaba acostumbrado a que nadie hiciera nada al azar. A que siempre hubiera una trampa detrás de cada cosa. Y aquella captura y aquel rescate a tiempo, apestaban, y mucho. Ahora dejaría que la sicosis trabajara a su favor.

El arkaniano levanta los hombros y ladea ligeramente la cabeza.

En mi caso creo que probablemente es cierto que sea de vital importancia para el Imperio, pues no en vano soy uno de los investigadores más prometedores de la galaxia.

El hombre habla con total tranquilidad, dando por hecho que lo que dice es completamente cierto y sin ser consciente de su presuntuosa arrogancia, comenta

Se que no debía haber publicado aquellos artículos sobre ingeniería genética y sobre la revisión del trabajo de los Kaminoanos, pero ¿no debemos los genios compartir nuestra sabiduría con el resto de los seres de este Universo?

Tras pasar su mano por el mentón lampiño, pensativo, comenta:

Aunque no deja de ser anecdóticamente curioso que yo tampoco recuerdo como me apresaron, interesante...

Uno de los humanos que estaba junto al Comandante no dudó en tomar la palabra.

- Sin lugar a dudas aquí hay algo extraño mi Comandante - dijo el hombre.

- Si estabais en aquel lugar es por algo más trascendental que por las cosas que nos comentáis, eso significa dos cosas, o que mentís, algo que voy a descartar, o que efectivamente hemos sido llevados a una trampa con falsa información, pero quedan demasiadas cosas en el aire -

El ithoriano asintió

- Estoy de acuerdo contigo compañero - comentó mientras le daba una palmada al humano.

- El es el Capitán Rann Brandon, un hombre de confianza y quién dirige la mayor parte de las operaciones, el procuró que la misión fuese un éxito y os trajéramos con vida, por desgracia es más difícil de llevar a cabo de lo que nos gustaría.

- Muchachos, ¿hay algo que debamos saber?¿algún motivo quizás más allá de vuestra presencia, quizás por familiares o conocidos vuestros que pudieran poner en peligro la integridad del imperio? de todas formas no quiero atosigaros demasiado, sois mis invitados de honor ahora -

-He sido mecánico de una nave mercante... no sé que peligro puede suponer eso para el Imperio, y dentro de mis familiares y conocidos, no hay nada de que preocuparse, al menos que yo sepa. Soy consciente de la desconfianza que podemos transmitir en esta situación, pero yo no puedo ser de más ayuda con este tema.

Ni ellos sabían el porqué convincente del rescate, y era algo preocupante. No sabía por donde coger el tema y por más vueltas que le diera, no conseguía encontrar la unión entre el imperio y él mismo. Los rebeldes tampoco arrojaban demasiada luz al asunto y volvía a estar como al principio. Salvo la suposición de que fuera una trampa, pero creía que dispondrían de más soldados para evitar el fracaso... Era difícil de tragar

Lock fue pensando un poco en lo que había dicho y escuchando a sus compañeros. Y descubrió dos cosas.

Que si bien ninguno podría ser un espía del imperio. No porque Renko no los podía ni ver, y el Médico, bueno, por muy pagado de sí mismo que  estuviera, era improbable que fuera consciente de hasta qué punto no le importa a nadie lo suficiente para ser un espía.

Y luego claro, estaba el. Que de espía tenia lo mismo que de luchador por la libertad. Ósea, nada.

Sin embargo, si ellos no sabían que hacían en la prisión, y los Rebeldes tampoco, solo había alguien que lo sabía. Y era el Imperio, y esos no iban a llamar para decirlo.

No había preguntas sin respuesta. Y como todo aquello ya le olía mal, aprovecharía la primera oportunidad para bajarse de la nave.

Insisto. Revisen todo lo que llevamos, interróguenos, revísenos medicamente, y descarte que estemos aquí para que el Imperio los localice.

Y ya de paso, como el bueno de Clev volvió para traerse un guardia imperial. Interróguenlo también, seguro que por poco que saquen, ese soldado sabrá más que nosotros sobre lo que está pasando.

Hagan lo que les digo, y cuando hayan acabado, déjenme en el primer planeta civilizado que se encuentren.

El Cathar sabía que los rebeldes esperaban rescatar gente peligrosa, sobre todo para el imperio galáctico. Y que esperan que ellos fueran corriendo a sus brazos para unirse a la causa para ser más y mejores en la lucha contra el opresor.

Pero lo cierto es que no sabía cómo decirles que su gratitud acababa justo donde empezaba la nave Mesopotamia. Y que si por él fuera, ya estaría en alguna cantina de mala muerte buscando algo poco productivo y mortalmente peligroso que hacer con su vida.

Isseriol se sumerge en el mar de conjeturas en que nadan a la deriva los rebeldes. Sigue manoseando su barbilla en gesto pensativo mientras hace algunos ruidos extraños.

Por otro lado hay que pensar que un oficial trató de impedir nuestra huída. Si querían que nos fugásemos y todo esto es una trampa, ¿arriesgaría su vida un oficial para evitar que nos escapáramos? y siendo de alta graduación lo normal es que estuviera informado de un plan así...

El arkanita comienza a andar alrededor de la comitiva, trazando un círculo mientras piensa.

Había dos hombres más en aquella prisión, ambos murieron en la explosión. Tal vez alguno de ellos fuese esa persona que creeis en situación de vulnerar al Imperio...

Añade con un ademán de manos mietras sus ojos velados traspasan al Comandante de la flota.

Fue el capitán el que tomó la palabra

- Quizás no estamos enfocando las preguntas de la manera adecuada - comentó

- De todas formas, también es viable la posibilidad de que los que perecieron durante el rescate supieran algo más, pero ahora no podemos deshonrar su memoria - dirigió una mirada al comandante

El Ithoriano asintió lentamente

- Además, no vamos a someter a nadie a ningún tipo de interrogatorio o de examen para encontrar respuestas, sois personas libres que no deben estar sometidas a sospechas de ningún tipo - se quedó mirando a su alrededor, y a la inmensidad de la nave 

- Esta es la Mesopotamia, desde aquí intentamos luchar contra el Imperio de la manera más ruidosa posible para demostrarle a los demás que existe una fuerte oposición frente a su censura y su violación de los derechos humanos, por fruto del destino vuestro camino se ha cruzado con el nuestro - mantuvo el silencio

- Quién lo desee, puede establecerse aquí con nosotros, le proporcionaremos alojamiento y comida a cambio de formar parte de esta lucha clandestina contra el puño imperial, por supuesto también os daremos respuestas a vuestras preguntas siempre y cuando estén a nuestro alcance, como el motivo por el cual estabais en esa prisión de alta seguridad -