Partida Rol por web

-Se lo preguntaremos a la señora decoradora- señala O'neill ante la última pregunta de Mars, siguiendo al guía por los extraños pasillos y escaleras algo distraído. Al menos en apariencia.

Al encontraros frente a las escaleras que conducen al Palacio en cuestión, el nativo se gira en redondo con las manos tras la espalda y vuelve a hablar.
-La Emperatriz sólo aceptará hablar con los que considere dignos para tal menester, ella juzgará- tras informaros escuetamente vuelve a reemprender la marcha y Jack se muestra algo extrañado, sobretodo por el hecho de que os dejen llevar las armas dentro aunque es posible que no sepan que lo son... o que tengan algún sistema de defensa que desconocéis.

Dentro el cambio de luz es notable, sobretodo en cuanto a su tonalidad, pues al parecer la Emperatriz hace honor a su nombre y todo está iluminado con pequeñas antorchas que confieren un ambiente más cálido y dorado al lugar.
En éste lugar veis por primera vez a varios guardias distribuidos por salas y pasillos, aunque apenas visten armaduras toscas de cuero y metal con lanzas y escudos. Nada que hacer contra cualquiera de vuestras armas.

Llegáis entonces hasta unas amplias puertas dobles de aspecto robusto que parecen talladas en algo similar a oro con motivos florales. Los guardias abren la puerta y os dejan acceder a una amplia sala rodeada de columnas de plata y suelo tan brillante que podéis veros reflejados en él.
Apostados junto a las paredes hay más soldados que so miran extrañados y sorprendidos a pesar de intentar disimularlo, y al fondo un amplio trono acomoda a una mujer frente a la cuál os detenéis, apenas a un par de metros de distancia.

La mujer se levanta enseguida de su amplio trono de oro y os observa con expresión tranquila y afable a pesar de lo extraño de vuestra visita.
Sus ropas están elaboradas en consonancia con el palacio, destacando de entre el resto de habitantes no sólo por eso, si no también por su color de cabello oscuro y sus ojos de color amarillo intenso, inquietantes pero aún así pacíficos y serenos.

-Bienvenidos a Morke, extranjeros- sujeta con delicadeza parte de su vestido y desciende los pocos escalones que ascienden hasta su posición elevada para estar a vuestra misma altura, más cercana y aparentemente vulnerable, pues cualquiera de vosotros podría atacarla de forma rápida y directa si se lo propusiera.

-Hace tiempo que pasasteis a formar parte de las leyendas de nuestro pueblo, pero sin embargo aquí estáis... Justo cómo las profecías pronosticaron, en los tiempos más difíciles y oscuros- entrelaza las manos a la altura de su regazo y observa a todos con atención, como si os analizara con ese sencillo gesto -¿Y quién de vosotros será el maestro de Mjolnir...?- arquea ligeramente una ceja, esperando que esa pregunta cause alguna reacción en vosotros.

Bret estaba entusiasmado. Tenía ante sí una cultura muy interesante, un avance terrorífico tecnológico, y sin embargo una armonía visceral con la naturaleza. Era para él, una clara muestra de la superioridad intelectual de este pueblo. Puesto que eran capaces de avanzar en la mente, y no olvidar el cuerpo físico que los alimentaba.

Cuando entraron en el edificio pudo observar a los primeros guardias. Sus armas, elementales y rudimentarias, serian efectivas solo si fueran realmente diestros con ellas. No sabía de las capacidades físicas de sus anfitriones, pero cabía la posibilidad de que fueran temibles guerreros, o fueran puramente ornamentales, recuerdo de otra época.

Era fascinante. Al llegar a la cámara de la reina se dejo seducir por la luz y la decoración. Y claramente por la belleza de la mujer que les dirigió la palabra. Sin duda el gesto de bajar a  hablar con ellos, era un reflejo de la sencillez de costumbre de la reina. Eso le llevaba a pensar que no se había echo reina por el poder político, que posiblemente hubiera llegado a ese puesto por otros motivos, quizá religioso que la hiciera merecedora de tal cargo, aunque ella fuera una mujer sencilla. Sus ojos, dorados en vez de blanquecinos, quizás tuvieran la clave.

Fue mientras se perdía en aquellos intrigantes ojos dorados cuando la mujer pregunto. Y la cara de Bret se quedo blanca. Como si fuera un mapa.

A dicho Mjolnir.... - dice mientras titubea- ....el martillo de Thor - susurra-.

Thor ya no era una leyenda para ellos, era un Asgard y por lo que sabía un buen amigo del General. Y en cuanto a que ellos ya los esperaran, podía tener sentido. Si estas gentes tenían algún lazo con los Asgard hacia plausible que tuvieran tamaña tecnología. Por otro lado si decían que habían esperado hasta ahora, era porque el resto de los hombres de Atlantis no hubieran servido. Casi nadie había tenido trato directo con los Asgard. Y los antiguos es posible que tampoco fueran reconocidos como tales.

Puede que esta raza hubiera estado oculta durante miles de años, a la espera de un portavoz de los Asgard, y la llegada de Jack hiciera por fin de puente, y podía ser la llave a que su hubieran mostrado, y estuvieran tan tranquilos. Así que se gira hacia el General y lo mira.

Jack, creo que la reina se refiere a ti.

Lo dice mientras deja caer los brazos. No se le ocurre una idea mejor. Mjolnir por lo que sabía era un símbolo de la raza amiga de O'neill, y podía ser tanto un arma, como una nave, como una persona. Era el valor simbólico lo que venía a connotar la fuerza de Mjolnir.

Bret parece ser el único capaz de reaccionar ante las palabras de la Emperatriz, y por ese mismo motivo consigue ser el único que capta su atención e interés, aunque se mantiene callada desviando su vista al mencionado Jack, sin afirmar ni negar nada por ahora.

-Ah... el pequeño hombrecillo gris, sí. Podría decirse que somos amigos, más o menos, aunque nunca me habló de esto o de que llegaran hasta aquí...- mira alrededor distraidamente, desde luego el oro y demás decoración no es algo que parezca unido a los Asgard así que probablemente no influirían demasiado en la cultura de esa gente.
-La verdad es que tampoco hablan mucho de nada- admite después de forma cómplice con la Emperatriz, como si ella supiera de lo que le está hablando, aunque se limita a sonreirle apaciblemente dejándolo algo confuso.

-¿Crees de verdad que tú no podrías ser dicho Maestro?- pregunta a Bret acercándose hasta su posición -Porque por ahora eres el único que ha demostrado algo de sabiduría de entre todos los presentes- osberva a todo el grupo, aunque está claro que el no haberse pronunciado ha provocado un descenso notable en el interés de la Emperatriz.
-Vosotros dos vendréis conmigo, el resto deberán esperar fuera de Palacio- observa un momento a uno de los guardias asintiéndole y éste le devuelve el gesto, haciendo unas señas a todos los soldados apostados en los laterales. Ellos se mueven entonces al unísono dando un par de pasos al frente para vigilar y controlar que el grupo haga lo dictaminado por la Emperatriz aunque por el momento sencillamente esperan que lo hagáis voluntariamente.

Por su parte, la Emperatriz empieza a caminar dirigiéndose a una de las amplias puertas laterales, mirando de reojo a los mencionados.
O'neill se muestra un poco reacio pero tras intercambiar una mirada con el arqueólogo se pone en marcha siguiendo a la mujer a un par de metros de distancia.

El erudito estaba que se caía de la vergüenza. De repente, parecía que el también había sido incluido en alguna raro sistema protocolario.

Se quito el sombrero y se masajeo levemente el puente de la nariz. Vio como el General decidía salir tras la mujer, y se pregunto qué es lo que pretendía, si tener una cita, o entablar relaciones diplomáticas.

La situación no le convencía. Pero no podrían hacer otra cosa.

McKay, Radek, por favor averiguar lo que podáis, sed amables. Ósea, que nada de frikismos con los lugareños.
El resto, tened los ojos abiertos…

Ve como la emperatriz se aleja y Jack también.

No tardaremos mucho. Espero.

Camino un poco más rápido hasta que alcanzo a Jack.

Bueno, porque no le has dicho nada más. ¿Que es lo que pretendes?.

La mirada era la clásica de un padre que descubre a su hijo con películas para adultos, No lo reprende, pero es incomoda de soportar. Y mientras espera una respuesta sale de la sala con la emperatriz y O’neill.

Me quede con un mal sabor de boca la pregunta que realice que a mi parecer me parecio bastante importante no fue resuelta ni tan solo por un pequeño aclaramiento de estos cientificos que solian hacer, asi que pegue un largo suspiro hondo y menee la cabeza a tiempo que dejaba esa pregunta, habian preguntas que quizas era mejor no responder.

Despues todos los acontecimientos sucedieron deprisa tal vez demasiado para mi, llego una guapisima mujer de ojos como el fuego que llamarón mi atención y mi curiosidad al igual que todo lo que dijo.

- Profecias? eso no suena bien!- dije mirando de reojo a Jack, Bret hizo un pequño aclaramiento que al parecer iba tan solo dirigido para Jack lo cual hizo que le mirara.

- Martillo de Thor? suena a mision de la tierra...- me sonaba de haberlo leido en alguna parte pero ahora no estaba centrado, quizas todo aquel sitio me abstraia de alguna manera, no conseguia tener mis pensamientos ordenados como de costumbre.

volvi a quedarme callado durante unos segundos hasta que finalmente la emperatriz dorada dictaminó que solo Jack y Bret eran dignos de hablar con ella, los guardias enseguida dejaron bien claro que los demas no eramos bien recibidos asi que chaskee la lengua.

- Muchachos esperaremos fuera...- dije al tiempo que me giraba con un hondo suspiro largo, confiaba en Jack asi que seguro que se las apañaria bien con la nueva E.T.

-Pues si que tiene humos!!- dije al tiempo que me dirigia hacia fuera- no hace falta que nos acompañen sabemos el camino...- dije con una sonrisa burlona a los armarios roperos que habia por guardias.

 Las palabras de Bret me tomaron por sorpresa, unos minutos antes discutía con Zelenka y ahora era ignorado por una reina o algo parecido sin mencionar que Korrigan era el invitado de la señora en cuestión.

Muy bien Zelenka espero que estés contento, por discutir contigo tonterías he perdido una buena oportunidad de estudiar a estas personas desde sus líderes, supongo que estas contento.

Giro sobre mi cuerpo resoplando como un buey, maldita sea,  esta era una buena oportunidad. Camino de prisa alrededor de la sala sin un punto determinado, piensa Mackay piensa.

Escucho como el capitán se dirige a la puerta, en efecto es la única opción que tenemos así que decido seguirlo sin pronunciar palabra, al menos el aire de fuera pueda darme una idea de que hacer.

Al llegar a la puerta me paro junto a Mars y saco el detector de señales, tal vez un ligero cambio pueda mejorar la sensibilidad del detector y así dejar de percibir una sola señal de energía y por lómenos distinguir nuestras lecturas propias.

 Yo estaba esperando de Zelenka me contestara, por eso no había posteado, pero vale la próxima sigo sin esperar.
Espero haber acertado con la tirada xDD

El reservado Ronon había permanecido callado y atento a lo largo de las conversaciones que se habían llevado a cabo a su alrededor. Al fin y al cabo él no tenía ni idea de los temas cientificotécnicos de los que hablaban Radek y Rodney ni de los socioculturales de los que parecía preocuparse el doctor Korrigan, así que "más vale no decir nada cuando no sabes qué decir". Él sólo sabía que aquellos extraños ojos de cristal le resultaban algo inquietantes...

Cuando hubo entrado en el Palacio, no pudo evitar sorprenderse al igual que el resto. ¡Aquello debía ser lo más lujoso que había visto en su vida! Pero si la gente de aquel lugar le inquietaba, aquella mujer aún lo hacía más. Aquellos ojos dorados unidos a aquella pose general...

Escuchó las conversaciones, una vez más, sin decir palabra. Por lo que parecía aquella mujer les tomaba por quien no eran, pero si aquello les aportaba una cierta cordialidad y comodidad no sería él quién se opondría. Aún así el cómo terminó aquello solo contribuyó a clavarle más aquella mala espina que le daba todo aquéllo. Echó una rápida mirada interrogativa al general O'Neill, pero por lo que parecía estaban dispuestos a seguir el juego hasta el final, así que aceptó a regañadientes. Cuando los guardias avanzaron para acompañarlos éste les lanzó, eso sí, una mirada fulminadora, advirtiéndoles, sin abrir la boca, de qué podía pasarles si se acercaban demasiado.

Aquel lugar radiaba una paz inmensa e invitaba al descanso y al sosiego, lo cual luchaba en mi interior contra la misión que me había llevado allí. La Emperatriz mostró una total confianza en nuestras buenas intenciones, y no debíamos mostrar ninguna falta de respeto ante el hecho de que la misma máxima regente de aquel reino se presentaba en audiencia, y además casi inmediata a nuestra llegada.

Seguro que nos esperaban desde hacía mucho, y no sería bueno defraudarles. Pero quién mejor sabía sobre esos temas era Bret, ya que yo había ido allí a estudiar la tecnología.

¿El martillo de Thor? Creo que leí algún informe sobre una misión del SG-1, pero creo que aquello fue anterior a mi llegada a la base Cheyenne...

Radek se quedó algo noqueado, pues aquello se escapaba de sus competencias y sus conocimientos. Cuando Bret y el General salieron en pos de la Emperatriz, yo salgo apresuradamente de la sala con mis compañeros, tal y como nos pidieron.

Rodney, ¿ya estamos? Siempre es culpa de los demás cuando no consigues algo, pero siempre es gracias a ti cuando lo consigues. En fin... Además, no son tonterías, y es a lo que hemos venido, ¿no? Y que yo sepa el hecho de tratar con otras civilizaciones es justo la tarea que sabe llevar Bret, y con tu egocentrismo y aires de superioridad solo conseguirías que nos malinterpretaran...

Muevo la cabeza en gesto de impaciencia e intento buscar algo más en la base de datos que me traje en la tablilla personal.

Un par de guardias se os acercan unos cuántos pasos, pero en cuanto comprueban que vosotros mismos empezáis a caminar por voluntad propia abandonando el palacio, sencillamente se retiran un par de metros y os vigilan con la mirada... pero dejándoos libertad de movimiento.

Una vez en el exterior del deslumbrante edificio, los portones son cerrados por los soldados exteriores y en cuánto cualquiera de vosotros los observa uno alcanza a responder:
-No se pueden interrumpir las audiencias de la Emperatriz. Vuestros compañeros saldrán pronto- se limita a explicar antes de volver la vista al frente de forma diligente, sin observar nada en concreto.

Al parecer no se oponen a que campéis a vuestras anchas por el lugar y ahora los tímidos habitantes del extraño bosque de plata se muestran algo menso recelosos, por lo que cada vez hay un mayor número de ellos andando de aquí para allá o reuniéndose en pequeños grupos, aunque su número probablemente no supere en mucho la centena.

Por su parte, Rodney se enfrasca y concentra en su detector de señales, calibrándolo de nuevo y filtrando la señal que os rodea hasta conseguir obtener el resultado habitual en pantalla, pudiendo distinguir en ella los distintos individuos distribuidos por el lugar y algunas de las construcciones más grandes.

O'neill camina justo a tu lado, mirando distraidamente las paredes y alternando entre ello y la "espalda" de vuestra guía actual, la cuál os conduce cada vez más al interior del palacio según parece.
-¿Y qué querías que le dijera? Que yo sepa ya encontramos el martillo de Thor y era un dispositivo anti-ghouls muy efectivo... Aunque nos dio bastantes problemas cuando Teal'c cruzó el Stargate, ¿sabes? Por suerte es un todoterreno, como el tipo de las ratas ese... Ronold, ¿no?- se encoge ligeramente de hombros y acelera apenas un par de pasos hacia la anfitriona, carraspeando para llamar su atención aunque ella no se detiene.

-Disculpe pero no estamos muy seguros de lo que quiere decir, es probable que nos haya confundido con unos parientes cercanos... Nosostros los llamamos Antiguos- remarca la última palabra y te mira, esperando que añadas algo ya que eres el expperto en civilizaciones. Lo cierto es que Daniel no acostumbraba a perder la oportunidad de hablar por los codos y preguntar acerca de todo... eso le hace tan único como desquiciante.

-Debéis dejar de preocuparos, a menudo los portadores de profecías no son conscientes de que lo son, al igual que los héroes. Es algo que sencillamente surge cuando es menester- se gira parcialmente para miraros de reojo y finalmente os adentráis en una sala circular al final de un pasillo, a partir del cuál parece no haber nada más.

Esta sala resulta estar algo menos iluminada que el resto del palacio y sus paredes están talladas en madera en lugar de oro, con senefas y algunas escrituras de estilo céltico y nórdico.
Justo en el centro, se alza un pequeño altar de forma cilíndrica que os llega a la altura de la cintura y en medio de éste descansa algo tan insignificante cómo un colgante.

El general se detiene y observa el pequeño objeto arqueando ambas cejas. Está claro que no es lo que esperaba pero aún así estira la mano hasta que ésta se topa con una especie de barrera invisible imposibilitándole recoger el colgante.
-¡Diablos...!- espeta sacudiendo la mano dolorida, dirigiéndole una mirada reprobatoria a la Emperatriz que se limita a sonreirle y mirarte a ti.

Me acerco a Rodney para ver como calibra el detector de señales, y tomar nota de los parámetros introducidos en su portátil. Seguro que eso ayuda a los informes posteriores, ya que la medida anterior, de cuando llegaron estaba almacenada en el propio detector y podrían realizar estudios teóricos posteriores.

Oye Rodney, estoy seguro de que podríamos utilizar el detector para afinar más la detección de energía. Teniendo en cuenta que ahora mismo es capaz de discernir a las personas de los edificios, y que algunos se ven y otros no, quizá el detector sea capaz de detectar fluctuaciones mínimas de energía. De esa forma, quizá encontrásemos la fuente de energía, ya que la fuente tiene que tener más picos que el resto, e incluso podrías ser capaz de discernir los diferentes flujos.

¿Qué opinas? Vale la pena probar, ¿no?

El arqueólogo y antropólogo se acerca para mirar más de cerca el colgante. Cuando Jack sufre el calambre arquea las cejas.

Sin lugar a dudas es la representación del martillo de Thor. He visto innumerables veces este símbolo, en dibujos y grabados. Lo cierto es que no había visto nunca un collar de estas dimensiones de de una talla tan bonita y bien acabada, pero reconozco el símbolo.

Sonríe a la señora de aquella extraña ciudad.

Mira las paredes, los símbolos celtas. Y sobre todo la decoración. Estaba claro que aquella pieza se encontraba en una zona menos pomposa del palacio. Y seguramente la reina estuviera más tranquila consigo mismo en aquel lugar. Parecía que todo el lujo del resto del palacio dañaba los preciosos ojos de la joven.

Mira a Jack. Esperando que dijera algo mas, pero parecía bastante perdido.

Bueno…. Reina, me temo que nos tendrá que explicar un poco más esa leyenda. Porque hasta el momento, de nosotros el más cercano al verdadero Thor es Jack, y parece que está bastante perdido.  

Mientras me dirigia a la salida puede comprobar la frustración de Mckay por no haber podido entrar la verdad esque seguramente que tampoco van a hacer gran cosa, hablar y discutir de vete a saber que, mientras me sumia en mis pensamientos al salir Radek y Mckay ya estaban de nuevo peleandose.

-Si continuais asi es posible hasta que nos hechen de la ciudad....- resople mirando a los guardias los cuales nos informarón de que no podriamos volver.

-vale, vale. si...- no dude en cojer la radio y comprobar que funcionara, mirando de reojo a Ronon que estaba inquietantemente silencioso.

- puedes comprobar de alguna forma sin disparar que el arma te funciona?....- dije acercandome a el de forma lenta y pausada a la vez que hechaba un rapido ojo a los lugareños que seguramente hablaban entre ellos de nosotros.

El grupo salió del edifició e instantáneamente ya se encontraban los dos científicos discutiendo de nuevo. Ronon suspiró y perdió la mirada en el impresionante paisaje de su alrededor. La verdad es que le gustaría dar una vuelta por ahí, aunque siendo solo cuatro y con Rodney y Zelenka tan revolucionados como estaban dudaba que sería posible por el momento.

Zac se le acercó entonces, probablemente huyendo disimuladamente de las extrañas teorías que discutían aquellos dos.

- Debería - respondió Ronon echando un vistazo a la pálida luz que, como siempre, indicaba que su arma funcionaba en modo de aturdimiento - ¿Por?

El grupo sale al exterior, preguntándose donde podrían dirigirse o qué podrían hacer en un pueblo tan extaño como ése. Probablemente Bret ya estaría disfrutando de cada rincón, y precisamente él es el que ha tenido que quedarse "encerrado" en el esplendoroso palacio con O'neill, a saber para qué.

Los científicos se debaten para toquetear el detector de señales de vida, sin embargo para Radek resulta difícil al no disponer del gen ATA y no consigue los resultados que deseaba... al menos por ahora, aunque con un poco de insistencia seguro que podría conseguirlo.
Por su parte, los dos miembros del grupo "de acción" se apartan un poco y comprueban sus armas, las cuáles parecen estar en perfecto estado y rendimiento.

Es entonces cuando el caos empieza. Los ciudadanos que se encuentran a nivel de suelo, bajo vuetsros pies a bastantes metros de distancia, empiezan a correr de un lado a otro, huyendo hacia los árboles entre gritos de pavor, acompañados del sonido de aturdidores que varias patrullas wraith portan mientras atraviesan la barrera de invisibilidad justo por el mismo sitio que lo hicisteis vosotros.

Varios soldados de Morke bajan hacia abajo haciendo acopio de valor, pero no parece probable que sus armas rústicas vayan a detener a los wraith a menos que sean más de lo que parecen a simple vista.

La locura de desata en lugares cercanos, pero aún no había invadido nuestro espacio más inmediato.

Busco con la mirada a Ronon, pues esto sí es cosa suya y es el que sabe lo que hay que hacer. Como científico, apenas si sé disparar un arma, y tomar decisione cuando mi vida corre peligro no es mi fuerte.

- ¡Ronon!!!!! ¡¿Qué hacemos?! - mis gritos se confunden con el ruido ensordecedor de los gritos agónicos de los que muren bajo el fuego de las armas wraith.