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Stargate SG-4: Duendes

[Escena 2] El castro

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04/04/2019, 16:25
Director

El resto del trayecto discurrió sin más incidencias reseñables. La comitiva necesitó de unos treinta minutos más para abandonar el bosque. Los cazadores acompañados por el SG-4 emergieron de la floresta a un claro mucho más amplio que el visitado al salir del stargate. Sin embargo, en aquel descampado era evidente la acción humana; a pesar de la hierba, los tau'ri notaron la presencia de tocones semiocultos entre la vegetación y la ausencia de arbustos o rocas. Toda la zona alrededor del poblado estaba libre de cualquier posible obstáculo que pudiera ocultar el avance de un enemigo.

Lo único visible del asentamiento, que se alzaba en la cima de una pequeña elevación, era un muro bajo de piedra y algún tipo de argamasa marrón sobre el que se había colocado una empalizada de troncos puntiagudos. Una estructura de madera, algo similar a una atalaya, en la que se divisiba una figura humanoide era lo único que sobresalía tras la muralla, a un lado de la puerta que veían desde su posición.

El grupo siguió la marcha por una senda marcada por ocasionales calvas en el terreno. Connach gesticuló con su brazo derecho en dirección al vigía subido en la torre poco antes de que iniciasen el suave ascenso; el centinela respondió de igual manera antes de girarse y gritar algo a alguien situado tras la empalizada. Cuando, finalmente, el SG-4 y la banda de cazadores se detuvieron ante el portalón, no tuvieron que esperar mucho a que las hojas de madera se abrieran, aunque no de par en par. El hueco dejado fue suficiente para que un grupo de media docena de hombres, armados con cotas de escamas, espadas cortas, lanzas y escudos redondos, saliera y se desplegase en formación de media luna frente a las puertas. Antes de que tres hombres más franqueasen la puerta, los miembros del SG-4 pudieron ver a algunos hombres con delantales de cuero, varias mujeres y niños de corta edad juntarse al otro lado con gestos de curiosidad.

Los tres hombres que habían salido en último lugar avanzaron hasta quedar por delante y en el centro de la formación en media luna. Los dos hombres que flanqueaban al de enmedio portaban equipo similar al de los otros seis pero sus espadas eran más anchas y alargadas, además de lucir yelmos parcialmente abiertos. El tercero de aquellos hombres aparentaba tener algunos años más que Connach y lucía una barba más poblada que la del cazador. También vestía una cota de escamas y se cubría con una capa de pieles que colgaba de sus hombros pero la única arma visible era una daga al cinto.

Connach fue el único que se adelantó. Se detuvo a unos pasos del trio y se tocó la frente con la punta de los dedos antes de retirar la mano de forma simultánea al movimiento de suave inclinación de su cabeza. El hombre de la capa reconoció aquella deferencia con un gesto de asentimiento. Aldo pudo seguir el intercambio posterior entre ambos foraoisetíre; el cazador resumía a su ¿líder? lo acontecido en el bosque, con frecuentes referencias a los seansear e indicaciones a los cuatro tau'ri y ocasionales gestos hacia el animal que traían. Sólo al cabo de unos minutos les indicó a los viajeros que se acercasen y les presentó a Dervalloc, el caudillo de su tribu. El citado aguardó, con semblante sereno, a que los recién llegados hablasen aunque los hombres armados estaban evidentemente alertas y en tensión.

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08/04/2019, 08:58
Aldo Evans

Después de un rato de caminata, el SG-4 junto a Connach y sus hombres, llegaron al final del bosque donde comenzaba un gran claro que daba señales de haber sido trabajado por la mano del hombre, y no solo por lo "bien cuidada" que estaba la vegetación sino por el recinto amurallado que había. Aldo supuso que se trataba del castro al que Connach ya hiciera referencia.

Los saludos entre el jefe de los cazadores que habían dado con el SG-4 confirmaba ese supuesto y el recibimiento que hicieron a Connach y sus hombres dejaba bastante claro que eran personajes muy reconocidos en el lugar.

La comitiva que recibiría oficialmente al grupo parecía estar formada por un líder seguido de sus guardaespaldas.

Cuando Connach hubo acabado de explicarle lo que había sucedido en el bosque, Aldo se adelantó.

- Hola, somos tau'ri, hemos venido aquí buscando información sobre vuestro lugar. Mi nombre es Aldo, ella es la jefa del equipo, la Tara, el es Alan y el es Fern - dijo señalando a cada uno de sus compañeros -. Perdón por las molestias que os podamos causar - añadió realizando una reverencia con la cabeza -. Entendemos lo peligroso que resulta el animal que hemos traído hasta vuestro castro, no lo hubiéramos mantenido con vida si no pensásemos que nos puede ser útil estudiarlo. Esperamos que os podamos ayudar tanto como vosotros nos ayudáis.

Había hecho las presentaciones, y se había disculpado frente a Dervalloc por traer al felino sónico. Se dio la vuelta y habló a sus compañeros, traduciéndoles lo que le había dicho al líder de Connach.

- Mayor, ¿alguna cosa que añadir? - dijo dirigiéndose a Tara.

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08/04/2019, 23:31
Tara Davidson

Mis impresiones y temores iniciales sobre que en este planeta están demasiado atrasados tecnológicamente para poder ayudarnos en nada, se ven confirmadas al salir del bosque y ver el lugar hacia el que nos conducen; un pueblucho que parece sacado de algún tebeo de Astérix y Obélix.

 Aunque el contacto con otra cultura extraterrestre sea emocionante esperaba cumplir con éxito la misión, pero cada vez tengo más claro que el gato de los eructos sónicos es de lo poco que vamos a sacar de aquí en claro, pues esta gente no pudo haber derrotado a los goa´ulds con arcos y flechas. Temo que hayamos hecho el viaje en balde.  

Al llegar a las puertas del castro casi esperaba que salieran portando al jefe sobre un escudo al estilo galo, pero mi ilusión no se cumple.

Cuando Aldo me señala y dice mi nombre esbozo una medida sonrisa y les hago un gesto de saludo con la mano. Espero en silencio hasta que el lingüista termina con las presentaciones y las explicaciones, tras lo que niego con la cabeza a su pregunta. -No. Está bien. – Respondo dando por buena su explicación.  Con “somos de la Tierra y queremos hablar” supongo que les bastará para decidir si nos dejan entrar o no. Luego entraremos en detalles.

Los nativos nos miran como si fuéramos perros verdes y no es para menos, pero juraría que de los cuatro la que más miradas acapara soy yo, sobre todo después de que Aldo les haya dicho que estoy al mando.

Probablemente piensen que debería estar criando a mis hijos y no aquí.

Lo dejo correr y me limito a suspirar mientras me recuerdo mentalmente que no debo juzgar su cultura según nuestros valores.

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09/04/2019, 16:17
Dervalloc

- Bienvenidos a Rath cullen. - Si estaba nervioso o preocupado, su voz no transmitió indicio alguno. - Como jefe de los foraoisetíre, os saludo y os doy la bienvenida a nuestro hogar. Estáis invitados a mi mesa; no habréis de temer daño alguno por parte de los foraoisetíre, si no media provocación o daño por vuestra parte. - Su semblante serio y voz serena indicaba que aquello era más una advertencia que una amenaza. - Hasta ahora, sólo guerreros del invierno habían cruzado el Velo. Que ahora, a través de éste, lleguen hasta nosotros los seansear de Tír Bunaidh, a quienes creíamos perdidos, es un portento de tiempo de cambios. Para bien o para mal, - Al decir estas palabras, observó a los tau'ri con atención. Resultó evidente que las armas que portaban no le habían pasado desapercibidas, sobre todo por la expresión "arcos de fuego y trueno" con que Aldo oyó a Connach referirse al modo en que se habían enfrentado al caoleagla. - eso no podemos saberlo. - Levantó y extendió su brazo izquierdo hacia la puerta que quedaba a sus espaldas. Poco después, la madera crujió cuando una de las hojas empezó a moverse.

- Sin embargo, hay un problema. Esta presa que traéis no atenderá a razones y no puedo introducirla en el poblado sin arriesgar las vidas de mi gente. Tendrá que quedarse fuera, bajo vigilancia, al menos hasta que podamos disponer de una de las jaulas que usan nuestros cazadores. Por suerte, es un ejemplar joven. - Mientras hablaba, no le quitó ojo de encima al extraño felino encontrado en el bosque. Además, cuando pronunció las últimas palabras, una sensación de alivio se filtró en su voz.

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10/04/2019, 15:09
My. Alan Whiteface

Alan, acostumbrado a valorar situaciones de amenaza, se mantuvo atento en todo momento a los gestos y expresión serena de ese tal Dervalloc mientras soltaba su discurso de presentación. También se tomó su tiempo para barrer con una mirada al resto de la comitiva de bienvenida al castro. Con su experiencia en situaciones de combate la actitud del líder no le pareció para nada amenazante, además la traducción simultánea de Aldo cuadraba con los gestos y tono de voz del mensaje del foraoisetíre , que en todo momento denotavan concordia.

Observó que el cabecilla les estudiaba de pies a cabeza centrándose en sus armas, en ese momento, el Mayor Whiteface pensó para sí mismo 'No te la presto ni de coña...colega' mientras le dedicaba una amable sonrisa justo cuando sus miradas se cruzaron.

Después de la bienvenida, Whiteface se dirigió en voz baja a sus compañeros - Nosotros somos los seansear de Tír Bunaidh, hasta ahí lo pillo, pero quienes són esos guerreros del invierno que también viajan a través del Stargate?- Cuando Dervalloc expuso su posición sobre dejar al caoleagla fuera del castro, Alan golpeó con su codo el brazo de Fern y guiñándole el ojo dijo: -Hermano, espero que traigan esa jaula pronto y puedas estudiar al “gatito”. Con esa capacidad sónica seguro que se podría mejorar la potencia de altavoces de mi Shelby Cobra.- Se sentía menos tenso, pero un ranger nunca baja la guardia.

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11/04/2019, 15:08
Aldo Evans

Aldo sonreía amigablemente mientras el jefe de Connach, Dervalloc, explicaba sus intenciones e iba haciendo la traducción tan simultanea como podía.

- Entendido - respondió -. Hay algo que mis compañeros y yo desconocemos de lo que contáis. Habéis hecho referencia a unos  guerreros del invierno ¿Podéis ofrecernos una descripción? - comentó el lingüista con Dervalloc.

Aldo también se permitió respirar con calma, si el jefe de la tribu de Connach lo hacía por que el felino fuera joven quizá si que se podía dar el lujo de no estar tan en tensión con eso, además parecía que podrían contar con una jaula a medida del animal, con lo que era probable que ya se hubieran enfrentado a aquella situación.

Se dispuso a seguir a Dervalloc al interior de la muralla para aceptar la invitación de su anfitrión, quizá les preparasen una buena cena, una buena cena exótica, en una nueva y exótica sociedad, con un quizá no tan nuevo idioma, pero sí lleno de matices, si había un cielo de los sociolingüistas, sin duda debía ser parecido a aquello.

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11/04/2019, 15:18
Dervalloc

- Los guerreros del invierno son las tropas de los fomoré, como los guerreros del verano lo son de Morrigan. Hombres vestidos con armaduras de anillos y placas, armados con lanzas que arrojan fuego y lucen en sus frentes la señal de su señor. - A la vista de que los tau'ri no objetaron a sus condiciones, el hombre se giró mientras les indicaba que le acompañaran. - En tiempos de Morrigan, la... diosa nos protegía de los fomoré con sus poderes y sus guerreros, pero resultó ser que nunca necesitamos realmente de aquella defensa. - Con paso seguro, y seguido por sus dos guardaespaldas, echó a andar hacia el interior del poblado.

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11/04/2019, 16:06
Aldo Evans

- Comprendo - dijo el lingüista cuando comenzaron a andar - ¿Sabéis a que señor seguían los fomoré?

Aldo se había interesado por los tal fomoré, por la explicación que ofrecía Dervalloc, parecían ser jaffa que servían a otro señor con nombre de imponente dios de alguna cultura antigua.

- ¿En que consistía la defensa de Morrigan? - preguntó.

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11/04/2019, 16:24
Dervalloc

- Creo que me has malinterpretado. - Dervalloc pareció divertido con aquel malentendido. - Los fomoré son los parientes malvados de Morrigan, los señores a los que sirven los guerreros del invierno. Sin sus guerreros del verano, sus navios capaces de surcar el cielo estrellado o su gran sabiduría, Morrigan hizo creer a nuestros antepasados que caerían presa de los fomoré y serían esclavizados.

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11/04/2019, 17:30
My. Alan Whiteface

'Guerreros del invierno, guerreros del verano... parece que P4A-282 ha estado muy concurrido' El mayor Whiteface sabía bien que un soldado siempre luciría orgulloso la bandera o estandarte del organismo o nación a la que representaba. Ellos llevaban la insignia del SG4 y la de los Tau'ri en su uniforme. De la misma forma, sabía que los jaffa lucían el símbolo del Señor del Sistema al que servían en la frente.

Mientras caminaba detrás de Dervalloc y Aldo, Alan se dirigió a la Mayor Davidson - Mayor, Morrigan se disputó este planeta con otro Señor del Sistema desconocido o eso les hizo creer a los foraoisetíre...- realmente a Alan no le quedaba claro si los habitantes de ese planeta habían llegado a tener contacto con los guerreros del invierno, o si bien se trataba de una artimaña de Morrigan para mantener a los hombres de Dervalloc engañados todo ese tiempo y sacar "algo" a costa de la técnica de "Pedro y el Lobo". Acto seguido chistó al lingüista -Psht Evans , pídele a ver si puede dibujarte el símbolo que lucían en la frente los fomoré.

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11/04/2019, 20:46
Dervalloc

- Los guerreros del invierno que han cruzado el Velo portaban variadas señales, pero las desconozco. En mi generación no hemos visto a ninguno. De hecho, la última vez que se les vió fue poco después de que mi padre naciera. - Se encogió de hombros mientras caminaba. Daba la impresión de que una invasión jaffa era lo último que le preocuparía.

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11/04/2019, 20:50
Director

Las puertas de madera comenzaron a cerrarse, empujadas por cuatro robustos guerreros (a juzgar por sus armaduras), tras pasar Dervalloc, sus guardaespaldas y el SG-4. Afuera quedaban Connach, sus cazadores y los seis foraoisetíre vigilando al caoleagla a la espera de una jaula.

El interior del castro, un círculo amurallado, contenía varias casas entre las que discurrían caminos de tierra. Los edificios estaban construidos sobre plataformas de rocas unidas por una argamasa idéntica la usada en el muro exterior, con peldaños labrados frente a las puertas. Las mismas rocas y mortero se habían usado para construir paredes mientras que los tejados eran de madera y algunas casas además los tenían cubiertos con manojos de hierba seca. La gente se congregaba sobre dichos estereóbatos o al pie de los escalones para contemplar a los recién llegados con curiosidad. Vestían ropas simples y funcionales, con tejidos y colores similares a los empleados por Connach y su grupo. Casi todos, hombres y mujeres, lucían cabellos largos y los trenzados eran frecuentes. Las barbas largas y abundantes sólo parecían lucirlas los hombres de mayor edad que los tau'ri alcanzaban a ver. Los exploradores no avistaron cantidades significativas de aperos o útiles de labranza pero si notaron que muchos de los hombres portaban hachas de mano; en algunas casas también acertaron a divisar bancos de trabajo al aire libre, sobre los que descansaban, entre virutas, tablas de distintos tamaños, martillos y rudimentarios escoplos.

Por encima del murmullo de las conversaciones del público que se reunía para verles, los miembros del SG-4 pudieron distinguir un ruido claro e inequívoco; un repiqueteo metálico rítmico. No tardaron en averiguar su origen cuando, al continuar con su marcha, vieron la fragua. El edificio no era muy distinto al resto pero tenía anexado otro más pequeño, abierto, en el que una forja alimentada por brasas rojizas brillantes se erigía junto a un horno de abertura estrecha, un yunque en el que un foraoisetíre de cabellos claros y túpida barba, que lucía un basto delantal de cuero, se afanaba en martillear un lingote al rojo vivo, mientras un chico de unos quince o dieciséis años permanecía a la espera junto a un barreño de agua. Algo más separado de ambas construcciones, se alzaba un segundo horno más grande entre dos montones, uno de carbón vegetal y otro de un mineral amarillento con tintes de marrón oscuro. El herrero se limitó a levantar la mirada a su paso, pero no varió el ritmo al que manejaba la herramienta. El chico, su aprendiz posiblemente, siguió a aquellos desconocidos con la mirada un rato más, mientras ascendían por las serpenteantes "calles".

Todo aquel conjunto estaba dominado en lo alto por un edificio alargado, con grandes ventanas, contraventanas de madera en las que se habían tallado símbolos para perforarlas y una recia puerta con un gran tirador metálico en el centro. A ambos lados del portal vigilaban sendos hombres pertrechados de igual modo que los guardaespaldas de Dervalloc. El jefe de los foraoisetíre fue el primero en franquear el umbral antes de invitar cordialmente a los tau'ri a pasar. Finalmente, los dos guerreros que habían acompañado a Dervalloc fueron los últimos en entrar y tomaron posiciones junto a un elaborado sitial hecho en madera. La estancia era amplia, dominada por una tarima escalonada sobre la que se asentaba el trono (si es que se le podía aplicar tal nombre) junto al que se apostaban los guerreros. Detrás del asiento, una escudo de madera con bordes reforzados con metal, pintado en azul con símbolos geométricos dorados, colgaba de la pared por encima de dos espadas largas de hojas grises plateadas. Repartidos por el resto de paredes había varios trofeos de caza, cabezas de animales desconocidos para los miembros del SG-4, expuestos en gruesas tablas circulares de madera. Por el suelo, varias alfombras hechas con el pellejo de animales grandes contribuían a darle un toque de calidez a la sala. Además de la luz que entraba por la puerta, ventanas y un amplio agujero en el techo sobre el hogar que había en el centro de la habitación, varias teas iluminaban el lugar. Y frente a la tarima escalonada, a sus lados, había dispuestas varias mesas en semicírculo con sus sillas. Sobre las primeras, cuernos curvos reposando sobre soportes de madera contenían velas, aunque apagadas, y pieles más pequeñas, tal vez a modo de improvisados tapetes.

Dervalloc se despojó de su capa y armadura tras subir a la tarima y se acomodó en el sillón de madera. Con un gesto de su mano señaló las mesas y sillas a sus invitados y, pacientemente, esperó a que los tau'ri se librasen de sus impedimentas y se pusieran cómodos también. Era probable que sintieran curiosidad, vistas algunas preguntas y comentarios que se les escaparon a los tau'ri durante el trayecto, tanta como la que el propio Dervalloc parecía experimentar. En ese momento, una mujer, algo más joven que el jefe foraoisetíre y vestida con ropajes de calidad similar a los del cacique, entró en la sala. Portaba unos cuernos insertados en aros circulares con patas metálicas, que dejó en la mesa donde se acomodaron los visitantes, y un odre hecho con pellejos cosidos. Antes de sentarse en un sitio próximo a la tarima, la mujer escanció un líquido claro y de olor dulce y asilvestrado en los cuernos.

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11/04/2019, 21:38
Fern Andrews

Fern había permanecido en silencio la última parte del camino, durante las presentaciones en la entrada del castro y durante el avance hasta el salón de Dervalloc; y aunque le inquietó dejar al caoleagla fuera de su vista, no dijo nada. Particularmente no le hacía mucha ilusión pasearse así entre humanos, bastante primitivos, y que para colmo no hablaban su idioma. Todos eran blancos, rubios o pelirrojos, que nunca habían visto a alguien de piel negra; así que lo mejor era no intentar llamar mucho la atención, no fuera que con su mala suerte terminara de funda de algún hacha.

Al entrar a la estancia del líder, quedó maravillado y horrorizado con las pieles de tantos tipos de criaturas extrañas.

"... Bueno, no los puedo culpar, son salvajes... ¿Qué necesidad tendrían de matar a tantos animales, solo para adornar la sala? En realidad en la Tierra todavía muchos lo hacen... eso hace que uno se pregunte ¿cuánto hemos evolucionado realmente?"

Tras liberarse de la mochila, y sentarse a la mesa, cuando los demás se disponían a probar la bebida, y antes de que tuvieran oportunidad de decir algo, Fern soltó una pregunta que le venía rondando la cabeza desde el momento del informe de la misión.

-Aldo, amigo... preguntale al jefe, antes que todo, si tienen algún druida, algún curandero, o alguien que conozca los secretos de las plantas. Si me pudiera reunir con alguien así podría obtener mucha información sobre la flora local y sus posibles aplicaciones médicas... eso sería el complemento ideal para llevar a casa, junto a nuestro amigo de allá afuera.

Luego, volviéndose hacia Tara, y con actitud algo apenada, le dijo:

-Discúlpeme Mayor, me ganó la emoción... sé que esa no es nuestra misión, pero si podemos conseguir esa información sería muy importante.

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12/04/2019, 13:10
Tara Davidson

Parece lo más probable - Le respondo a Whiteface tras escuchar todo lo relativo a los fomoré.

Si Morrigan era una diosa celta, esos fomoré deben ser algún tipo de demonios o monstruos típicos de la mitología celta-  Apostillo -  Hay que medir lo que decimos, tal vez esta gente aún considere a Morrigan cómo a una diosa protectora y no cómo el monstruo que debió ser.

 Mientras nos internamos en el castro observo a aquellas gentes y sus quehaceres con curiosidad aunque sin detenerme hasta llegar a la gran casa.

Aceptando la invitación del jefe, me quito la mochila, el chaleco y el fusil para sentarme a mesa. No me gusta desprenderme de mi arma, pero en muchas culturas se considera que es descortés sentarse a la mesa del anfitrión armado hasta los dientes y quiero empezar con buen pie.

Agradezco con un gesto de cabeza a la mujer que nos sirve, no me gustan los licores fuertes pero olfateo el contenido del cuerno y le doy un pequeño sorbo cómo muestra de gratitud, cuidando de sonreír y no gesticular por fuerte y asqueroso que esté el contenido del cuerno que supongo que será algún tipo de orujo o aguamiel.

Al escuchar a Fern asiento con la cabeza quitándole importancia. -Ok. No te preocupes, pero sed educados, aceptad las viandas que nos ofrezcan y nada de hacer muecas de asco o de desagrado -Les advierto, cómo antropóloga se que esos pequeños gestos, nimios en nuestra sociedad actual, le costaron la cabeza a más de un emisario de la antigüedad al ofender a sus anfitriones.

Finalmente me dirijo al jefe, Aldo mediante. - Gracias por su hospitalidad. Cómo ya sabe venimos de Tau´ri cómo emisarios y exploradores. Me gustaría ofrecerle la amistad entre nuestros pueblos y también la posibilidad de establecer relaciones comerciales. Nuestro pueblo puede ofrecerle medicinas, herramientas...  lo que su gente necesite -Le digo endulzándole la píldora antes de ir al grano.

A cambio nos gustaría conocer la historia de su pueblo, concretamente nos interesa todo lo que pueda decirnos sobre Morrigan y su desaparición. 

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12/04/2019, 16:31
Dervalloc

- Los druidas y nuestra historia van de la mano. Es gracias a ellos que guardamos constancia de Tír Bunaidh, aunque Morrigan y sus sacerdotes intentaron durante muchos años exterminarlos para que tal "herejía" no se extendiera. - Se recostó en su asiento y buscó acomodo apoyado sobre el reposabrazos izquierdo mientras centraba su atención en Fern. - No debería ser un problema acordar una reunión con vuestros druidas, si es lo que deseáis. En cuanto a Morrigan, - Se volvió a incorporar cuando fijó su mirada en Tara. - hace muchas generaciones que dejó este mundo. A cambio de su "protección", nuestros antepasados debían excavar la tierra en busca de rocas que daban poder a Morrigan. Eran las ofrendas que demandaba por la continuada seguridad de nuestro pueblo pero distaba mucho de ser una diosa benevolente; quienes cuestionaban su poder o su autoridad recibían castigos ejemplares públicos o eran ejecutados, como muchos druidas del pasado por contradecir el cuento de que Morrigan nos creó aquí.

- Con el tiempo, aquellas rocas que nuestros antepasados debían extraer fueron menguando hasta agotarse. Entonces, los guerreros del verano se internaron en las montañas en busca de más piedras de poder. Pero lo único que encontraron fueron a los Sidhe, quienes mataron a dichos guerreros y luego continuaron con los que permanecían guarnecidos en el templo y la antigua mina. Hubo intentos mínimos por volver pero los Sidhe mataban sistemáticamente a los guerreros del verano enviados. Con el paso de los años, también lo hicieron con los guerreros del invierno que los fomoré enviaban. De este modo, mi pueblo ha permanecido libre durante generaciones gracias a ellos.

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15/04/2019, 08:55
Aldo Evans

Desde la entrada del poblado amurallado hasta la gran casa de Dervalloc Aldo fue atendiendo a todo, saludando a los lugareños con una sonrisa y agitando la mano en respuesta a quien le saludase.

Si los museos etnográficos celtas del mundo vieran todo esto se morirían ciertamente de envidia, fue lo que pensó el lingüista. sin duda alguna no había mejor representador de la cultura de antaño que los mismos habitantes de esta y la gente de Connach era la gran muestra, no veías a nadie que te soltase un rollo monumental de porque ponían piedra sobre piedra y como hacían la argamasa que las mantenía unidas e intactas, o como, al pasar cerca de la fragua, se hacían las armas que nuestros antepasados utilizaban para cazar o luchar contra sus enemigos.

Aldo se sintió encantado que todo aquel escenario rezumase sociedad por todos los costados en vez de cansinas explicaciones de como era la sociedad entonces.

Al fin llegaron a la zona más importante del lugar, el gran edificio donde se solía situar al jefe del pueblo, obviamente cabía esperar que Dervalloc los dirigiera a un lugar similar, y cualquier idea o imagen que Aldo se hubiera hecho en la cabeza, no estaba a la altura de lo que veía.

Pasó con gusto y con una sonrisa de satisfacción en la cara, al interior del edificio, se quitó con más gusto los aperos del equipo después de que la Mayor hiciera lo mismo y tomó asiento mientras observaba como la ¿mujer? de Dervalloc servía un líquido claro y de aroma dulce ¿Vino blanco quizá? Aldo cogió uno de los cuernos y lo olió mientras dejaba que el jefe contestase a todo lo que había ido escuchando y hacía la traducción simultanea a sus compañeros.

- Estoy seguro que a Fern - dije señalando a nuestro compañero - le encantará hablar con vuestros druidas, sin duda es uno de nuestros mejores druidas. ¿Con que fruta o cereal preparáis este caldo? Huele realmente bien.

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16/04/2019, 14:41
My. Alan Whiteface

'Invitación con consumición incluida' Whiteface olisqueó precavido el aromático brebaje servido en su cuerno, pero tras la observación de la Mayor Davidson y para no enfadar a los anfitriones, decidió que sólo mojaría los labios de vez en cuando dedicando una sonrisa de agradecimiento a esas gentes. Lo último que quería Alan era arrastrar diarrea y fiebres como ya le pasó en Somalia, pues sus estómagos podrían no ser tolerantes a los alimentos de los forasteiné.

Entre los relatos de Dervalloc, se dirigió a su equipo -Esos Sidhe puede que contaran con una tecnología armamentística superior a los Jaffa y quizá relacionada con esas “piedras de poder”.- Así que mediante la traducción de Aldo se dirigió a Dervalloc  - Señor Dervalloc, antes que nada, gracias por su hospitalidad. Disculpe mi intromisión, viniendo hacia aquí he visto que en su herrería trabajan un mineral amarillento de tintes marrón oscuro, ¿Són esas piedras de poder? - Tras la pregunta volvió a mojarse los labios.

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16/04/2019, 16:15
Director

La bebida que les habían escanciado tenía un olor afrutado y silvestre, mientras que su sabor resultaba dulce para dejar, unos instantes después, unas notas ligeramente amargas, por lo que no resultaba excesivamente empalagosa. Dervalloc no pareció mostrar signos de sentirse ofendido por ninguna acción, en uno u otro sentido, más atento como estaba a lo que decían sus huéspedes. La mujer que había traído la bebida se ausentó momentáneamente para volver con un cuerno más elaborado, cubierto por motivos ondulantes grabados en la superficie y pintados con algún tinte parduzco. Se acercó hasta el sillón que ocupaba Dervalloc y le entregó dicho recipiente para poder servirle la misma bebida.

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16/04/2019, 16:29
Dervalloc

- Es una fermentación obtenida del polén de una flor silvestre. Crece en abundancia en los bosques. - Se giró hacia Aldo con un movimiento lento, quizás para no mover el cuerno que sujetaba en la mano mientras era servido. - A diferencia del brebaje que preparan los ceoltíre a partir de ciertos granos, éste no produce resaca al día siguiente. - Pareció divertirle aquel comentario, diversión compartida hasta cierto punto por sus guardaespaldas, quienes se permitieron una sonrisa.

- El mineral de la forja no tiene que ver con el que quería Morrigan. - Se levantó de su sitio y dejó el cuerno reposando sobre un apoyabrazos. Después, dió la vuelta a su sitio para acercarse al escudo y armas tras él. - Es un metal nuevo que descubrimos hace algún tiempo. - Empuñó una de las espadas cruzadas tras el escudo y, de un tirón, la extrajó y blandió antes de apuntarla hacia un espacio vacio. La examinó como si comprobase la rectitud de la hoja gris plateada. - Es mucho más maleable y fácil de trabajar que el metal que hemos usado durante generaciones. Por no hablar de su dureza y durabilidad. - Dió unos suaves golpes con los nudillos en la hoja antes de entregársela a uno de los guardias. Éste la sujetó entre sus manos, delante de sí, con la punta apoyada en el suelo, mientras Dervalloc volvía a sentarse y retomaba su cuerno.

Cargando editor
16/04/2019, 16:53
Director

Notas de juego

Podéis hacer chequeos de Educación con CD 10 si queréis identificar el mineral que tenían en la herrería.