Partida Rol por web

- Sin duda no podemos desperdiciar las propiedades de estos objetos. Si no os molesta, me gustaría cambiar mi mochila por esta que acabamos de encontrar. Me será útil si volvemos a encontrarnos con los peligros que entraña este extraño lugar. Además, esta pequeña gema - Indica mostrando la per la de poder - me ayudará a incrementar el uso de mis hechizos y, como ya he dicho, cualquier ayuda será poca en la situación en la que estamos.

El tiflin perdió un poco de tiempo en pasar sus objetos de su vieja y mugrienta mochila a la nueva que acababan de adquirir. Además, dejó la perla de poder a buen recaudo, en su bolsa del cinturón, cerca de las pocas monedas con las que contaba. Llegado el caso, le sería fácil y rápido acceder a ella.

Tras registrar la sala ya no lográsteis encontrar cosa alguna de utilidad. Volviendo sobre vuestros pasos, el enloquecido prisionero del tatuaje en forma de llama os miró y se sacudió.

- Zandalus ve.

Dijo mientras trataba de sacudirse inútilmente los grilletes.

Habían acabado con el doctor y reunido un pequeño tesoro. Valena se agenció la daga mágica, un buen complemento para su estoque. También se guardó las llaves que había en el cajón.

Cargaron con los cadáveres de los cambiantes y deshicieron el camino rumbo a la barricada. -Había olvidado al loco.- Comentó al escuchar al demente sus comentarios sobre Zandalus. -¿Viste si era malvado?- Preguntó al Valk. Había demostrado ser una habilidad muy útil. Esperó respuesta del Paladín con las llaves que habían encontrado en la mano. 

-Será mejor llevarlo a la barricada ¿No?- Preguntó a sus compañeros.

-Eh!- Llamó su atención con un chasquido de dedos. -¿Como te llamas?- Preguntó al demente. -¿Eres Zandalus?- No tenía esperanzas de una respuesta satisfactoria, pero debía intentarlo.

- Valk'Moor tiene razón. Podenos seguir explorando este sitio y enfrentando sus peligros continuamente, pero parece mas sensato llevar los cadáveres a la barricada y ver si su capitán nos da alguna información de este sitio. Al menos nos dejarán pasar. - Comentó un pensativo mago, que había gastado algo de tiempo en pasar sus cosas de una mochila a la nueva que habian adquirido.
Por otro lado, Aetmong guardó con mucho mimo aquella perla de poder, sabedor de la ayuda que podía ofrecerle a el y al resto, si llegaban a toparse con mas de aquellos cambiaformas.

Poniendo una mano sobre el hombro de la joven le respondo.

Es una habilidad muy útil, sin duda, sin embargo a veces puede llevar a engaño. Hay gente malvada que simplemente es demasiado egoísta, y hay gente que no es malvada, simplemente está trastornada.... pero el hecho de que sus acciones no sigan un plan lógico, ni tengan un objetivo aparente, no las hace menos peligrosas.

Podríamos desatarle, continué, y quizá sea mejor que lo hagamos, sin embargo, no le perdamos de vista, por nuestra seguridad y por la suya. 

Los documentos del doppleganger sólo indicaban que había estado tomando notas sobre los organismos humanos y los de los gules, los cuales parecían el centro de su interés. Cargando con los cuerpos de esos monstruos y además con el enloquecido, al que hubo que liberar usando las llaves, volvísteis hasta la barricada, dejando a la vista a vuestras víctimas. El capitán que seguía por ahí miró interesado.

- Está bien. Os daremos un voto de confianza. Pensábamos que no habían más supervivientes pero habéis acabado con varias de esas criaturas que nos amenazan. Ahora la noche se acerca y con ellas las pesadillas. Sólo en la capilla de Pharasma podremos descansar con algo de paz.

La barricada no tenía ningún acceso así que debía de ser trepada. Esa acción no era difícil con tiempo y ayuda, de modo que al poco os hallásteis al otro lado. Los otros guardias saludaron escuetamente.

- ¿Cómo os encontráis? ¿Tenéis memoria alguno de vosotros? ¿Recordáis algo de antes de la rebelión?

Preguntó el que estaba al mando.

- ¿Este prisionero vuestro quién es?

El aludido negó con la cabeza con los ojos bien abiertos.

- Alabanzas.

Pronunció repitiendo otra de sus palabras favoritas.

Mientras ayudaba a subir a sus compañeros para pasar al otro lado, Valk'Moor contestó al capitán:

No tenemos ninguna memoria más allá de algún sueño extraño, el primer recuerdo es de hace unas pocas horas, cuando despertamos en la jaula... La verdad es que esperábamos que pudierais iluminarnos un poco en ese aspecto...

A la pregunta sobre el viejo que les acompañaba contestó mientras señalaba pasillo atrás. Le encontramos encadenado en una pared, junto a un gul y otro individuo que tuvo menos suerte. No es nuestro prisionero, pero ha perdido un poco la cabeza, y tememos por su seguridad.... y por lo que pueda hacer si no lo vigilamos

Cuando ya pasaron todos sus compañeros intentó convencer a Rex de que se dejara llevar al otro lado, agachándose, y le acarició la cabeza,

Sí, pequeñín, le susurró tranquilizadoramente al perro de cerca de 80 kilos, Sé que no te gusta esa gente, son muchos, y huelen a metal, pero tienen información que necesitamos. El perro le miró, torciendo a la derecha la cabeza, como preguntándose qué importancia podía tener todo eso. Además, seguramente tengan comida, no como nosotros. Tras decir estas palabras, Rex enderezó la cabeza con las orejas totalmente levantadas, y comenzó a saltar de una protuberancia a otra hasta que cruzó al otro lado antes de que Valk'Moor pudiera si quiera reaccionar. A veces me pregunto cuánto de lo que digo entenderá realmente este perro... Pensó pero creo que en realidad no quiero saberlo

-No.- Corroboró las palabras del Paladín. -Nada en la memoria.- Se sentó pesadamente en el suelo apoyando la espalda contra la pared. Por primera vez desde que recordaba, hace solo una horas, pudo relajarse y respirar hondo, aunque fuera solo unos instantes. 

"Pharasma" Oyó la mención de templo del Capitán. No sabía si era buena señal o mala. No recordaba era una persona religiosa, pero La Madre de las Almas no le decía nada. -Él está demente. Solo dice incoherencias.- Cambió de tercio. -Si, como nosotros, ha perdido la memoria, supongo que su nombre podría ser Zandalus. No para de repetirlo.- Se encogió de hombros. -Yo soy Valena.- Se presentó e hizo lo propio con sus compañeros. 

-Y bien... Me apetece oír una historia... Un cuento tal vez...- Torció el labio. -Un cuento que empiece por una rebelión, presos sin memoria, y cambiantes rajando personas. Dígame Capitán. ¿Conoce algún cuento parecida?-

Avan asiente ante las explicaciones de sus compañeros, no hay mucho más que añadir; ninguno tiene memoria más allá de las celdas donde despertaron.

Ante el comentario de Valena, añade, Capitán, nos dijiste que Winter podría contarnos más. Creo que es el momento de que nos lleve ante ella.