Partida Rol por web

- ¿Eh? ¡Si! No estaría mal disfrutar de un picnic con las dos. Me gustaría, puedes contar conmigo, Ran. - Le aseguró a la peliazul, en el momento en el que le dedicaba una sonrisa de alegría, al mismo tiempo que procedía a agregar el número de ambas en su móvil. Había hecho dos amigas, o al menos así esperaba que fuera. Era verdad que apenas se habían conocido, pero ambas chicas eran bastante amables, y no habían dudado mucho en conversar con ella, a pesar de su apariencia, o su actitud directa. Estaba segura que no harían más que llevarse bien con el tiempo, y no era una mala idea conocer a alguien en un lugar que era bastante nuevo para ella. Además, el hecho de disfrutar de un picnic cerca de tan bello lago, no era nada más que maravilloso. Por un momento, se preguntó si incluso sería posible invitarlas a su habitación en los dormitorios para charla o jugar algún juego en particular.

Al atravesar las verjas del edificio de apariencia triangular, la peliblanco no pudo evitar sorprenderse ante la fachada refinada del lugar, dejando en claro la importancia que le daban a la imagen en ese sitio. Estaba claro que deberían de tomarse muy en serio lo de llevar el uniforme de su escuela, incluso si la guitarrista detestaba la idea de vestirse con esa clase de vestimentas que no hacían otra cosa más que eliminar la individualidad de cada joven en aquel lugar. No obstante, tampoco deseaba que la expulsaran en el primer día por algo así, cuando ya se había conocido tanto a Ran como a Ayami, quienes parecían muy buenas. Lo mismo podría decir respecto a Tomoyo, incluso si ésta se había ofendido un poco por sus palabras anteriores. No quería perder la oportunidad de forjar unas buenas amistades, por más que la obligaran a vestir un uniforme.

Su mirada no tardó mucho en concentrarse en una joven vestida de negro, uno de los uniformes de las escuelas, quien las recibió y se presentó a sí misma, antes de explicar lo que debían de hacer y dónde se encontraban en ese instante. Parecía que habían llegado a los dormitorios, algo ideal, ya que Fran creía que ya era hora de que pudiera dejar sus cosas en su cuarto, aunque... al parecer, aún tenían que hablar con una de las representante de su escuela, Spica, ya que la chica llamada Tamao, pertenecía a Miatre. - Ah... un gusto. Soy Francesca Rokuma, puedes llamarme Fran. Ingresé a  Spica este año. Me gustaría saber dónde podemos encontrar a la representante. - Le explicó a la joven en un tono amable, visto que ésta se había mostrado bastante amable con todas, al punto de tomarse las molestias de explicarles lo que necesitaban hacer. También notó que había otra chica perteneciente a Spica... era la que había sacado aquella foto cuando estaba con Ayami. Parecía que era bastante tímida, al menos por la forma en la que hablaba.

Viendo que la chica de apariencia extravagante no había dudado mucho en acercarse a la otra chica perteneciente a su escuela, la guitarrista no se demoró en seguirla, para acercarse a ambas, mientras Ayami dejaba en claro que las dos pertenecían a Spica. - Si, deberíamos ir todas juntas. Quiero dejar mis cosas en mi habitación de una vez por todas. No te molesta que te acompañemos, ¿verdad? Soy Fran, llamame así si quieres, o al menos Francesca. Ella es Ami-chan... eh, Ayami Izumi. - Se había olvidado de llamarla por su nombre completo anteriormente, al presentarla ante el resto, principalmente porque le encantaba la idea de poder llamar a su compañera con ese apodo tan encantador. De cualquier manera, era mejor que fueran todas juntas a buscar a la representante, en cuanto Tamao les explicara dónde podían encontrar a la misma, claro.

El edificio tenia una arquitectura extranjera pero no significaba que fuera menos hermoso, Tomoyo caminó por el sendero ya guardando silencio y observando sus imponentes paredes y las ventanas, debía ser mucho más grande para albergar a tantas alumnas, pero eso la llenaba aún más de incertidumbre, no entendía porqué su padre la había enviado a ese lugar tan alejado del templo y de su educación. Desanimada miró sus pies, levantando su cabeza solo cuando la su compañera devolvió a hablar. 

— sip, vamos juntas, ¿me dijiste que con ella debo hablar para poder conseguir el uniforme? — apuró el paso para alcanzar a la chica, y ahí vio a una chica caminar en dirección contraria, primero no se dio cuenta, pero cuando pasó por su lado lo supo, era un espíritu, una linda chica de cabello negro y largo que caminaba con la mirada gacha, Tomoyo se detuvo y se volteó para observaba, el espíritu no pareció notarla lo que era muy extraño, los espíritus la buscaban por ser un especie de faro para ellos, pero esa alma errante no. Se estremeció, eso debía significar que era una suicida.

— eh... lo siento, vamos — despabila, Noriko no entendería para nada lo que acaba de pasar pues ella no veía lo que Tomoyo veía y tampoco comprendería el rostro de preocupación de la sacerdotisa por el descanso de aquella chica. 

Suzumi sonrío al ver como a la joven le costaba tanto hablar. La otra chica, en cambio, tenía mucho más desparpajo y se presentó con facilidad.

-Encantada -le respondió, haciendo una pequeña reverencia -. Le Rim está muy cerca de aquí, es el siguiente edificio, pero Spica está justo en el extremo opuesto. Lo mejor sería que regresarais por donde habéis venido y cogieseis el camino de la izquierda. La escuela de Spica es el primer edificio. Para llegar a Miatre, en cambio, hay que seguir rodeando el lago. Es la última escuela... pero también la mejor.

Suzumi hace un guiño a todas al decir esto último.

-¿Tú eres de Miatre también? -le preguntó a Kobayashi, después de ver que Ayami se refería a ella -. ¡Ay, qué bien! ¿A qué curso entras?

No habían andado ni dos pasos cuando Tomoyo vio a una niña que no tendría más de doce años llorando desconsoladamente en una esquina. Era un fantasma.

Al mismo tiempo, una chica con porte elegante bajó las escaleras y se encontró con vosotras en la entrada. Mizushima hizo una reverencia un poco más acusada que la que hizo con Tomoyo.

-Rokujo-San. Ésta es una nueva alumna que acaba de llegar, Tomoyo Yoshinobu -le dijo.

La chica, Miyuki, miró a la joven Tomoyo y sonrió.

-Bienvenida. Soy Rokujo Miyuki, la presidenta del Consejo Estudiantil de St. Miatre. Estamos esperando a tres alumnas nuevas. ¿Tú a qué curso vas?

Después de preguntar a Tamao, la chica extravagante se me acerco -¿E-eh?- pregunté con confusión y nerviosa al ver como la chica se "emocionaba" conmigo y quería que la acompañará hacia la escuela junto con otra chica... ¡¿acompañar a dos personas a la vez?! Eso... ¡eso no creo que lo pueda llevar bien!. La chica que se presentó como Fran también insistió en que debíamos estar juntas si no me molestaba -E-ehhh... ehh...- no sabía responder mucho más ahora mismo. No me salía nada más, simplemente... eso. Y sabía que al menos tendría que presentarme yo, pero al presentarse ellas de forma tan segura y extrovertida pues... me quedé algo bloqueada.

Entonces también oí lo que decía Tamao, de que mientras que la escuela de Rebecca estaba aquí al lado, la mía estaba en el extremo opuesto y tendría que separarme de la pelirrosa... no quería la verdad. De momento, debería presentarme a esas chicas -Y-yo m-me lla-llamo Yuki Hana...- me presenté con nervios ante las chicas -Y e-ella e-es... mi a-amiga Rebecca- la presente, reconociendo también a la pelirrosa como mi amiga -N-no... no qui-quiero ser a-aguafiestas, pe-perdón. Pe-pero...- me rasque nerviosa el brazo por lo que voy a decir esperando que no se lo tomen mal -A m-mi me gu-gustaría a-acompañar a-a mi a-amiga a s-su e-escuela... s-si e-está cerca co-como ha di-dicho Suzumi- les terminé diciendo. Sinceramente... preferia acompañar a Rebecca hasta que tuviésemos que separarnos, y luego ir sola a Spica... no me veo capaz de socializar con dos personas a la vez, y más cuando son tan extrovertidas. Aunque tampoco se si a Rebecca le parecerá bien que la acompañe... a lo mejor a BK le parece mejor que me vaya con ellas. Me quedé junto a la pelirrosa nerviosa pero tranquila a su lado... a ver que hacía al final.

La pelirrosa frunce un poco el entrecejo al escuchar a la chica de Miatre, después de todo sus indicaciones traen implícita no solo su separación de Yuki, sino también la revelación de una enorme distancia.

"Si tan solo hubiésemos caído en la misma escuela..." piensa contrariada, más se calma poco después, al escuchar a su amiga.

Primero que nada hace un gesto con la mano para saludar a la pareja de Spica, así como a la que va hacia Miatre. Les sonríe amable pero con algo de desgano, misma reacción que le dirige a Tamao más en el caso de esta acompañada de un ligero agradecimiento por su ayuda.

Yuki por otro lado le arranca una sonrisa...no, más que eso, vuelve a alegrar un momento que a ojos de BK comenzaba a perder color, cosa que provoca que la única de Le Rim ahí tenga que contenerse enormemente para no abrazar a la azabache y, con ello, dificultarle aun más la compostura.

— ¿E-es verdad? — se acerca a la susodicha para preguntar, con los ojos como platos — ¡Entonces yo haré lo mismo! ¡Vayamos a Le Rim y luego te acompañaré hasta Spica! — eso si que no lo pudo evitar, simplemente le salió de manera espontánea, sincera. No es como si quisiera monopolizar a la chica...simplemente quería pasar más tiempo con ella, cultivar ese vínculo que parecía ir desarrollándose desde su encuentro minutos antes en la entrada; si bien BK trató de respetar al máximo el espacio personal ajeno, en ese momento la misma emoción que la desborda la lleva a "tomar" la puntita del borde del uniforme de Yuki, como declarando muda que no pretende separarse todavía.

Eso debería estar bien...¿no?

Encantada- dije inclinándome momentáneamente igual de enérgica cuando Yuki se presentó a ella y a su amiga.

Aún con una sonrisa aunque algo tristona acepté la respuesta de aquella chica -oh... es lógico, está bien, nos vemos por allí entonces- comenté sin intención de insistir de más para a continuación mostrarle una gran sonrisa probando que no estaba molesta ni nada por el estilo por el hecho de que no hubiese aceptado. Después miré a Fran esbozando otra para ella -bueno, parece que esta vez no nos perderemos, aunque tampoco nos ha ido tan mal- expliqué riendo ligeramente -aunque quizá sería bueno poder guardar aquí algunas cosas antes ¿podemos Tamao?- pregunté principalmente por Fran.

Fran escuchó con atención la explicación de Tamao, sobre dónde podrían encontrar cada una de las escuelas. El único problema radicaba en el hecho de que, al parecer, no podrían visitar sus habitaciones hasta que no hablaran con la representante de Spica, por lo que tampoco podrían dejar sus cosas en dichas habitaciones y... Spica era la que más lejos se encontraba. - Mm entiendo. Hubiera querido dejar mis cosas pero... supongo que no hay mucha opción más que hablar con la representante. - Aquello era bastante problemático, principalmente porque la guitarrista habría deseado descansar un poco. Aún así, eso no la desilusionó demasiado, ya que tenía suficiente entrenamiento físico como para poder continuar cargando sus cosas. Luego sólo bastaría que se relajara un buen tiempo en su habitación, no era para tanto.

Por otro lado, la joven llamada Yuki había rechazado la invitación por parte de ambas de acompañarlas hasta Spica. Normal, ya que parecía que ésta deseaba continuar acompañando a la pelirosa que se llamaba Rebecca. Al parecer, eran buenas amigas, y no querían separarse aún, a pesar de que pertenecían a escuelas diferentes. Bueno, tampoco era mucho problema, bien podrían agregarse a su lista de contactos y hablar entre ellas para reunirse en algún otro momento. No obstante, la joven rebelde no iba a debatir mucho sobre el tema, cuando apenas las conocía a las dos, y éstas no parecían querer relacionarse con ellas, ya fuera por timidez, por como lo demostraba Yuki, o porque deseaba acompañar a su amiga, como era el caso de Rebecca. - Está bien, no es problema. No te vamos a obligar. - Respondió de manera directa, en un tono gentil que dejaba en claro que no se había ofendido por aquellas palabras. Cada una era libre de elegir lo que quería hacer y ella no iba a obligar a nadie a ser su amiga. Ya tenía el número tanto de Ayami como de Ran, y podrían juntarse luego para hacer un picnic cerca del lago.

- Ya ves. No te preocupes, luego haremos más amigas si quieres. Lo bueno es que ya sabemos dónde podemos encontrar nuestra escuela y a la representante. - Le aseguró a su nueva amiga, quien se había desilusionado un poco ante el hecho de que Yuki no quisiera acompañarlas. Aún así, la tristeza de Ayami no duró demasiado, como era de esperar de alguien con semejante forma positiva de ser, no tardando demasiado en realizar aquella pregunta a Tamao, preguntando por el bien de la guitarrista, para que ésta no tuviera que cargar sus cosas por mucho más tiempo. Ante esas palabras, Fran no pudo evitar sonreír complacida, ya que supuso que Ayami preguntaba principalmente por ella, ya que llevaba muchas cosas encima. Bueno, al menos eso quería pensar, aún más si tenía en cuenta la personalidad amable de su amiga. - No creo que sea posible, Ami-chan. No te preocupes, buscamos a la representante, y luego podré dejar mis cosas. Soy fuerte, esto no es mucho para mí. - Le aseguró con una sonrisa brillante, antes de levantar el brazo con el cual cargaba su mochila, flexionándolo como si quisiera mostrar sus músculos. Después de todo, el entrenar con el "bogu", la armadura para los enfrentamientos en kendo, durante dos horas de práctica, había hecho que forjara cierta resistencia. No quería preocupar demasiado a Ayami, por algo que no tenía mucha importancia, incluso si la alegraba el hecho de que mostrara esa preocupación por ella.

Apenas entrando encuentra a otro espíritu, siempre podía sentirlos, aunque cuando era más pequeña a veces los confundía, cuando era pequeña jugó casi un mes con una niña que creía que iba al templo a rezar por sus antepasados y no se había dado cuenta que era un fantasma hasta que su padre se dio cuenta y la ayudó a darle paz a su amiga y lograr ir hacia la luz, fue un día triste, pero su padre le dijo que no lo estuviera, que cuando necesitara de su ayuda, su amiga estaría y quizás por eso no la ha vuelto a ver, porque su vida ha sido muy feliz hasta ese momento. Se quedó nuevamente detenida, con el corazón compungido ante el llanto de aquella pequeña que seguramente no entendía porqué nadie le hablaba. Unos pasos la trajeron a la realidad y al ver a la chica de cabello corto, Tomoyo hizo la misma reverencia de su compañera, asumiendo que era alguien importante para que Noriko se comportara así.

— voy en tercero, digo, empezaré ahora el tercer año  — responde sin ocultar su preocupación, pero vuelve en sí, mirando a la chica con una media sonrisa en los labios, intentando disimular lo que le pasaba, ya se daba cuenta que no todas las chicas de ese lugar eran muy receptivas a lo que ella hacía y veía y no quería ser catalogada como rara o extraña el primer día, — ¿tres alumnas más? es un alivio no ser la única nueva, ejem...  — miró a la chica que la acompañaba — Mizushima-san me dijo que hablara con usted antes de empezar las clases, creo que debo conseguir mi uniforme —  se encogió de hombros, y volvió a mirar hacia el costado donde estaba el fantasma, entre ella y la chica suicida, tendría mucho trabajo. 

Mitsuki observó cómo se alejaba Rubí, siguiendo el camino del lago. Aunque no quisiera admitirlo, no se le había ocurrido llamar a su escuela para pedir indicaciones. Había supuesto que estaría todo bien señalizado. Se nota que hace falta gente competente para dirigir este sitio. 

No tenía ni la más remota idea de dónde tenía que dirigirse, pero seguir el camino implicaba continuar al lado de la pelirroja, y eso era algo que no le apetecía. La conversación estaba empezando a ser monótona e incómoda, y aún no había perdonado el desplante que le había hecho la chica. Así que se decidió a seguir a las chicas que se dirigían al edificio, blanco y señorial. 

Si tengo suerte, esta será mi escuela. Aquella edificación era elegante, y los uniformes que llevaban las alumnas eran blancos. El color impoluto, el color de la perfección. Además, me queda bien el blanco. 

Tamao miró divertida a todas las nuevas chicas. Tres de Spica, una de Le Rim y otra de Miatre. Era una mezcla extraña. Después escuchó a la joven del pelo dorado que insistía en dejar las cosas.

-Podéis dejar las cosas aquí si queréis, pero hsta que no habléis con vuestra representante no podrán daros un cuarto. Deberíais ir cada una a su escuela. Si te parece bien, Kobayashi-Chan, iremos juntas a Miatre, ¿De acuerdo?

Cuando entras a la escuela ves que todas las chicas que van hacia ella llevan en uniforme blanco.

Dentro todo es elegancia, y al igual que antes, hay muchas alumnas de un lado para otro.

-Hola. Pareces perdida. ¿Puedo ayudarte? -dice una voz a tu espalda. Cuando te giras, una alumna se encuentra justo a tu lado, mirandote fíjamente.

Todo es movimiento a tu alrededor, de tal manera que no sabes muy bien qué hacer, hasta que no muy lejos de ti, reconoces a una de las chicas nuevas que te acompañaba. Está junto a otras dos chicas con uniforme negro y no te cuesta nada escuchar su conversación.

-Rokujo-San. Ésta es una nueva alumna que acaba de llegar, Tomoyo Yoshinobu -le dijo.

-Bienvenida. Soy Rokujo Miyuki, la presidenta del Consejo Estudiantil de St. Miatre. Estamos esperando a tres alumnas nuevas. ¿Tú a qué curso vas?

La joven se presentó diciendo que empezaba tercero. Lo hizo con mucha educación, así que causó muy buena impresión en Miyuki.

-Sí, si tienes tu documento de admisión, en la tienda en donde te entregarán tu uniforme. En cuanto a los dormitorios, están todos en la residencia, Ichigo-Sha, y en principio siempre preferimos que las nuevas alumnas lo compartan con otras que ya se encuentren aquí. Pero tú no empiezas tercero sino cuarto, si mal no recuerdo. Si quieres, hay una alumna de cuarto que no tiene compañera, Sizumi Tamao. Estará a punto de llegar, así que si te esperas, puedes ir con ella para que te den tu uniforme, te enseñe todo el lugar y también tu nuevo dormitorio.

Escuché la pregunta de Rebecca que hizo tartamudeando un poco, y yo asenti confirmando que era lo que quería hacer. No quería despegarme de ella todavía, por una amiga que he hecho... Y entonces BK me hizo sonreír sonrojada cuando propuso que también me acompañaría a Spica -Es decir, estaría con ella en Le Rim, luego en Spica, y también yendo de vuelta para las habitaciones...- fui pensando numerando los lugares. Significaria que pasaría tiempo con ella, bien -De a-acuerdo Rebecca. Gra-gracias- le agradecí que ella también quisiera acompañarme y pasar tiempo conmigo.

Luego, sonrojada esta vez por timidez, oi como las otras dos chicas de Spica no se molestaban por no querer acompañarlas -Di-disculpad d-de nu-nuevo... Y gra-gracias po-por n-no molestaros- les volví a pedir perdón y les agradecí que no insistieran... si lo hubiesen hecho estaría muy incómodo -Se-seguro que no-nos vemos por l-la e-escuela s-si vamos a la mi-misma...- les dije, no quitando la posibilidad de que en algún momento podría intentar entablar amistad en un futuro ya que somos de la misma escuela... Y si es de una en una mejor.

Bueno, creo que deberíamos ir yendonos ya si no queríamos tardar, así que volví a mirar a mi amiga -¿No-nos va-vamos ya Rebecca?- le pregunté a la pelirrosa... entonces fue cuando noté que tenía una puntita de mi ropa en sus manos, y me sonroje un poco. Después de lo que dijera Rebecca, me despediria -A-adiós chicas, y-ya nos ve-veremos...- me despedí de las chicas de Spica -Gra-gracias po-por la i-información Suzumi... t-te lo agradezco- le agradecí a la chica de Miatre para despedirme.

"¡Yeah!"

Exclama Rebecca aunque solo en su interior, limitándose a mostrar cara de ilusión en el exterior cuando Yuki acepta. No es que reniegue del contacto ajeno o que quiera ignorar a las otras chicas nuevas de Spica o Miatre, si bien hacer nuevas amigas ciertamente no es su especialidad inmediata, sino que con la azabache experimenta un vínculo curioso, respaldado ya por los minutos anteriores...y se siente bien, tan bien como la pelirrosa no ha sentido en mucho tiempo.

— La devolveré luego, lo prometo... — acompaña lo dicho por su amiga con esa curiosa declaración en tono travieso, guiñándoles el ojo como es su costumbre hacer, así pretende no dar una imagen antagónica, luego al ver la cara de Yuki, ruborizada, es que se da cuenta de su acción previa y suelta finalmente la ropa ajena, cual niña avergonzada.

— Gracias, nos salvaste de perdernos — le dice a Tamao con actitud culposa, acto seguido se despide con un gesto manual de las otras presentes y se prepara para andar, contenta por haber conseguido más tiempo al lado de aquella con quien está tan a gusto.

El camino se promete lleno de oportunidades para aprender más una de la otra y de paso averiguar si la personalidad de la azabache es siempre tan introvertida o se debe más a la nueva situación, BK, como sea, pretende descubrirlo y de paso mostrarse a sí misma también, segura de que debe hacerlo, aunque poco a poco, para consolidar la prometedora amistad...

Tras volver al camino principal, anduvieron durante un pequeño tramo y a continuación, divisaron hacia la derecha otra escuela. Esa debía ser Le Rim. Cuando se acercaron, el edificio les pareció hermoso, pero no tanto como la estampa que formaban todas las alumnas que hacia él se dirigían.

Los uniformes de todas ellas eran preciosos y elegantes, con una falda a cuadros y un pequeño chaleco, ambos de color rojizo que coincidía con el de la fachada de la escuela.

Vaya, creo que me he equivocado. Seguiré caminando hasta encontrarme con otro edificio.

Inmediatamente, Rubí salió de allí avergonzada, dirigiéndose por el camino que le llevaría a otro edificio.

Rubi siguió andando por el camino, bordeando el lago, hasta que llegó a otro edificio, otra escuela, por lo que parecía.

Las alumnas de esta escuela iban vestidas diferente, con una falda a cuadros y un pequeño chaleco rojizo.

Pero además, Ruby se dio cuenta de que delante de ella marchaban hablando dos de las chicas nuevas con las que se había cruzado.