Partida Rol por web

Al ver a Mai sentí el alivio que sentí que me faltaba al ver como Momomi actuaba con Mitsuki, algo preocupada ya que no estaba segura de si Fran solo bromeaba con ella o...

-Suena tentador- respondí cuando hablaron sobre la obra de teatro -actuar no, pero quizá pueda preparar algún modelito si lo necesitáis- ofrecí con una sonrisa haciendo gesto de tijeras con las manos hasta que apareció Aoi, alargué el brazo dispuesta a saludar de forma animada pero rápidamente observé como otras se inclinaban y seguí sus pasos antes de saltar de forma animada ante al escuchar sobre el club de cocina y salir corriendo para apuntarme pero pronto desacelerando y mirando a Hina antes de hacerlo -¿y si... esperamos a Fran?- propuse.

- ¡Ah! Entonces.. ¿Se apuntará al club de Cocina también? ¡Chachi! - respondió con una tremenda ilusión al escuchar la propuesta de Ayami, rápidamente miró a su alrededor en busca de Fran, pero desafortunadamente, la única peliblanco cercana era la propia presidenta del club. Un momento... Se daban un aire y todo. Bueno, ligeramente sólo. - ¡Hm, hm! ¡En ese caso la esperaremos sin problemas! - añadió asintiendo un par de veces, sonriente, se acercó hasta Ayami-chan y echó los brazos tras la espalda, balanceando su menudo cuerpo de atrás hacia delante. 

- Si no es mucha molestia... En cuanto llegue nuestra amiga, entraremos para apuntarnos, Nakano-san. - le explicó a la presidenta esperando que no fuera un inconveniente el hacerla esperar unos minutos más. Aunque ya había visto la velocidad de Fran, seguramente no tardase nada nada. Al final iban a ser muchas en el club de Cocina, pero lo bueno es que podrían estar la mayoría juntas. Y... Si le daba corte participar en el de teatro, siempre podía llevarles galletitas o cosas así.

Hina asintió levemente para sí, contenta con su magnifico plan.

Hekima observó como la chica bajita que acababa de entrar tartamudeaba y se mostraba insegura con aquello, en contraposición a su compañera, que parecía muy protectora con ella, como si entre ambas hubiese algo más que simple compañerismo, la cual era mucho más atrevida.

Lo... lo que m-me da mi-miedo e-es di-disparar y da-darle a a-alguien... te-tengo mu-muy ma-mal pu-pulso al e-estar ne-nerviosa..

-Bueno, no creo que debas preocuparte por eso, Yuki-san. El campo de tiro con arco está totalmente vallado y nadie salvo nosotras estaremos allí, así que a no ser que te des la vuelta y nos apuntes, será imposible que le des a alguien, y tampoco habrá nada que romper.

Hekima se dirigió a la mesa, en donde tenía un folio.

-Así que... os apunto a ambas? Creo que os irá muy bien y que con mi ayuda, acabaréis siendo unas auténticas arqueras -les comentó, sonriente y confiada.

Me alegro de haberme apuntado a tu club.

Kaname asintió. También ella se alegraba, aunque no lo exteriorizara con tanta facilidad. Siempre había tenido dificultades para congeniar con la gente debido a su aparente falta de empatía, aunque nada más lejos de la realidad. Simplemente, le costaba expresar sus sentimientos.

- Me encantaría tocar contigo. Estoy segura que nos vamos a divertir mucho. 

-Yo también lo creo. Además, conforme toquemos más veces, estoy segura de que lo haremos mucho mejor.

Por cierto... ¿quieres mi número? Así podemos hablar cuando no estamos en el club y... eso... por si quieres hacer algo fuera del club, ya sabes, cosas así.

Aquello dejó algo descolocada a Kaname. Una chica a la que acababa de conocer le estaba pidiendo su número de teléfono. No es que fuese una cita ni mucho menos, pero era toda una novedad, porque habitualmente, nadie quería acercarse a ella, por ser demasiado seria y fría.

Era... toda una sorpresa.

-Pues... claro, claro. Así podremos quedar para tocar juntas... o para dar una vuelta -le dijo, sacando su móvil y dándole el número a Fran.

Nakano entró en la clase y tras ella, una buena cantidad de alumnas. Tamao, Noriko, Mitsuke, Momomi, Hina y Ayami. Se acercó a la mesa, se sentó y empezó a anotar sus nombres.

-Suzumi Tamao, Mizushima Noriko... -Nakano estaba apuntando los nombres de quienes ya conocía, aunque rápidamente se giró hacia Mitsuki -.¿Me has dicho que tu nombre es... ?

Momomi respondió antes de que pudiera hacerlo Mitsuki.

-Mitsuki Saito. Y yo soy Kiyashiki Momomi.

En ese momento, dos de las chicas decidieron esperar a que viniese Fran.

-Esto... chicas, yo no sé si Fran vendrá al final al club de Cocina -les dijo, temiéndose por su reacción que así fuese -. Seguramente no querrá verme.

Momomi no pudo evitar sentir lástima por aquello, pero quizás el tiempo ayudase a reparar el daño causado.

Mitsuki fue a responder a Misora, pero Momomi se le adelantó. La rubia no llegó a entender por qué se dio tanta prisa, ni por qué le había quitado las palabras de la boca, por lo que torció el gesto. La chica se debatía entre protestar o no, cuando la conversación avanzó hacia una zona que parecía bastante peliaguda. 

-¿Qué ha pasado con Fran? -lanzó la pregunta a Momomi. Su gesto apenas se había alterado, y habría tratado de mantener su voz neutral, como si fuera una pregunta por curiosidad, pero se había puesto rígida. No sabía si Hina o Ayami sabían algo, pero supuso que no; si supieran algo no habrían propuesto esperar a la guitarrista. 

Momomi dudó un momento. No le apetecía demasiado dar explicaciones delante de todas, pero Mitsuki le había preguntado, así que se sentía obligada a responderle de alguna manera.

-Esto... no se ha tomado demasiado bien que estuviésemos juntas. Salió corriendo en dirección a Spica y yo me vine hacia aquí directamente. Por eso creo que no se apuntará al final al club de cocina, en donde... estamos las dos.

Momomi apretó la mano de Mitsuki y la miró con ternura.

-No es culpa tuya... ni de nadie -le dijo -. No podemos decirle al corazón lo que debe sentir.

Fran estaba segura de que ya lo hacía bastante bien, aunque era verdad que siempre se podía mejorar, más si quería ser la mejor guitarrista de su generación. De todas formas, había practicado durante varios años, desde que era niña, habiendo comenzado con una guitarra acústica, por lo que era normal que no se le diera mal crear música con sus dedos, si bien también era verdad que tenía un cierto don. No era una maravilla cuando se trataba de usar su cabeza para estudiar u otras cosa académicas, pero se podía decir que era una dotada cuando se trataba de hacer algo con sus manos, más cuando era bastante buena aprendiendo con tan sólo verlo durante un tiempo. - Eso espero, aunque lo que importa es que nos divirtamos. - Le dijo amable, dejando en claro que lo que prefería era pasar un buen momento con quien consideraba que era una chica agradable. Estaba contenta de que la hermosa joven quisiera tocar con ella, más cuando se trataba de un dúo con ella. La peliblanco pensaba que era algo especial, incluso si no lo era para Kaname.

Por otro lado, parecía que la presidenta del club se había sorprendido ante el hecho de que Fran le hubiera pedido su número. Tal vez... ¿no había sido lo correcto? La guitarrista se puso nerviosa, al apreciar la expresión de sorpresa de la joven, pensando que era posible que hubiera tomado demasiada confianza de su parte, o que tendría que haber esperado un poco más antes de pedirle algo así. Ayami no había tenido problema en darle su número, y lo mismo había sido con otras chicas, como Momomi. Sin embargo, siempre era posible que para alguien más seria, o que más bien tenía una imagen que mantener, como Kaname, aquello no fuera la norma. Aún así, la chica no tardó mucho en mostrarse a favor de la idea, haciendo que Fran se relajara un poco, tras haber pensado que había hecho mal en pedirle su número. Suspirando, la miró contenta por su respuesta. - Me encantaría poder dar una vuelta contigo, Kaname. Además de tocar la guitarra, claro. Me agradas. - Afirmó totalmente sincera, mientras sacaba su móvil para ofrecerle también su número a la preciosa joven. Era verdad que le agradaba, aunque también que le parecía bastante atractiva, además del hecho de que la presidenta del club compartía algunos gustos con ella.

- Por cierto... ¿has pensado hacer algo con la guitarra? Quiero decir... si pensaste en dedicarte a eso, o si simplemente es un pasatiempo para ti. - Expresó su duda a la joven elegante, para ver si tenía el mismo deseo que ella, con respecto a lo que deseaba hacer en su vida, o si tenía otra clase de planes. Lo más probable era que Kaname sólo lo hacía por gusto que otra cosa. De lo contrario, no tendría problema en tocar para otras personas, e incluso se habría apuntado al club de música. Por ende, la peliblanco suponía que no era el mismo caso que ella. - Yo quiero ser una estrella del rock. Por eso, lo tomo muy en serio. - Confesó con claro orgullo en su voz. ¿Cómo no podía estar orgullosa? Era lo que siempre había deseado de su vida, desde hacía varios años. Brillar en el escenario, a pesar de su actitud que podía ser un poco complicada para algunos. Expresar sus sentimientos con su guitarra, lo que pasaba por su corazón. - ¿Has pensado lo que harás en el futuro? - Preguntó con más que obvia curiosidad. Esa clase de preguntas le permitían conocer algo más de la presidenta, y, en ese momento, realmente le interesaba conocerla mejor. Se había llevado muchas sorpresas con ella.

La presidenta del club trató de quitarme los nervios explicandome que estaríamos en un campo de tiro vallado donde no podría disparar a nada más que los objetivos que pondría. Bueno... no es que aún estuviera segura del todo; pero al menos podría quitarme la idea de herir a alguien sin querer. Así que con su pregunta del final, asenti levemente con la cabeza -S-si... no-nos puedes a-apuntar... Hekima-san- le termine confirmando a la chica.

Takari os apuntó en la libreta y después se levantó sonriente. 

-Pues... gracias y bienvenidas. Mañana se colocarán en el tablón los horarios con los días y las horas de todos los clubs. Aunque nos podemos reunir siempre que queramos, hay varias horas y días establecidos para que todas podamos asistir sin problemas a varios y que ninguno coincida.

Por cierto... ¿has pensado hacer algo con la guitarra? Quiero decir... si pensaste en dedicarte a eso, o si simplemente es un pasatiempo para ti. 

-Lo he pensado... pero mi familia se opondría frontalmente, así que por el momento lo he dejado de lado hasta que termine los estudios.

Yo quiero ser una estrella del rock. Por eso, lo tomo muy en serio. ¿Has pensado lo que harás en el futuro? 

Aquella chica estaba haciendo preguntas más personales de lo que ella misma seguramente creía. No le dijo que su familia hasta había concertado un matrimonio para cuando fuese mayor de edad y que existían muchas posibilidades de que sus sueños se quedasen en nada, aunque su rostro sí que evidenció una tristeza mayor de lo esperado.

Kaname sonrió después de quitarse el velo de amrgura que le había invadido por unos segundos.

-Esta está muy bien, Fran. Estoy deseando escuchar como tocas. Seguro que eres muy buena. 

Yo no estoy segura ya de serlo, ni tampoco de que me sirva para algo.

Al escuchar la mención de su familia de la presidenta por parte de ésta, la peliblanco notó algo extraño en aquel tono que había utilizado. Parecía que sus padres la limitaban bastante en cuanto a lo que Kaname podía desear, en cuanto a su libertad, o al menos esa era la idea que había dado a entender cuando le había dicho que su familia se opondría a su deseo de continuar tocando la guitarra para algo más que un simple pasatiempo. La peliblanco no pudo evitar sentirse un tanto preocupada por la preciosa joven, ya que no le parecía correcto que la limitaran de esa manera. Ningún padre tenía ese derecho, y era el deber de todo hijo oponerse a esa clase de control. Podían ofrecerte una guía en la vida, pero era uno mismo quien tomaba la decisión al final sobre lo que haría con su vida. Al menos así era como lo veía Fran, quien no dejaba que nadie le dijera lo que podía hacer o no. Si ella no molestaba a nadie con eso, ¿por qué debía de escuchar la opinión del resto y perjudicarse a ella misma?

Algo había tocado en el fondo a la presidenta del club, algo de lo que había dicho la guitarrista, tal vez. No había tardado en mostrar una expresión de clara amargura, tras pensar en algo que, sin duda, no era de su agrado. La joven rebelde sentía que había algo mal en todo aquello. Parecía que Kaname provenía de una familia de cierta importancia social, aunque lo mismo se podría decir de Fran, si bien ella había aprendido a romper sus cadenas desde hacía mucho tiempo atrás. Sus padres habían aprendido a mantenerse en su lado bueno, a menos que desearan el desprecio y el odio de su hija, por lo que nunca la habían presionado demasiado, siempre que se mantuviera en algo razonable. Después de todo, incluso si la chica era bastante rebelde en ciertos aspectos, seguía siendo el orgullo de sus padres. Sin embargo, estaba claro que ese no era el mismo caso con Kaname... su familia la tenía "atada en cadenas". Eso no era bueno, no bajo la perspectiva rebelde de la joven.

- Toco muy bien, sí... aunque estoy segura que tú también lo haces excelente, Kaname. Y siempre podemos practicar juntas para ser las mejores, ¿verdad? - Le aseguró en un tono dulce, buscando mejorar el ánimo de la preciosa chica. Realmente le preocupaba aquella expresión, la cual demostraba que sufría por algo, algo que se escapaba de la comprensión de la guitarrista, al menos cuando no conocía muy bien a la joven que estaba a su lado. No pudiendo resistirse, dirigió su mano hacia el hombro de la presidenta, con la intención de brindarle algo de apoyo emocional. Quería saber qué era lo que la preocupaba. Ni siquiera la sonrisa que le había dedicado serviría para borrar de su memoria esa expresión de amargura y tristeza. - Dijiste que dejarías la guitarra a un lado... ¿En verdad quieres dejarla a un lado? ¿Sólo por lo que puede pensar tu familia? - Le preguntó en un tono serio, mirándola de una manera que demostraba que estaba preocupada por ella. A la peliblanco no le gustaban esas injusticias, no le gustaba que reprimieran los deseos de alguien de esa manera.

- Deberías ser lo que tú quieras ser. Nadie debería negarte lo que tú quieres, Kaname. - Expresó de manera firme, teniendo en cuenta que Fran detestaba a la clase de persona que abusaban de su posición para molestar al resto. No había duda de que, en su mirada, se podía apreciar la clara rebeldía y desagrado ante la idea de que los padres de la joven le negaran sus sueños. No era algo que disfrutara escuchar, menos cuando la chica le caía muy bien. Detestaba ver sufrir a las personas que se habían ganado su admiración, por lo que no había duda de que estaba un poco cabreada ante aquella revelación por parte de la esgrimista. - ¿Eso es lo que quieres de tu vida? ¿Quieres ser una estrella como yo? Si quieres eso, podemos tocar hasta el cansancio para ser las mejores. - Aseguró gentil, dedicándole una sonrisa cálida que buscaba ofrecerle el apoyo que la presidenta parecía necesitar en ese momento. No le gustaba que las personas que quería estuvieran tristes, y menos si era algo que podían evitar con sólo desearlo. No como ella cuando Momomi le había negado su cariño, hacía tan sólo un momento atrás. Parece tan fuerte por fuera... pero tan frágil por dentro. Pensó para sí misma mientras miraba a la esgrimista que había demostrado aquella breve debilidad, tras hablar de su familia.

Dijiste que dejarías la guitarra a un lado... ¿En verdad quieres dejarla a un lado? ¿Sólo por lo que puede pensar tu familia? Deberías ser lo que tú quieras ser. Nadie debería negarte lo que tú quieres, Kaname.

Kaname negó con la cabeza y cerró los ojos. Cuando miró de nuevo a Fran, parecía algo más endurecida.

-Ahora no quiero hablar de eso. El club de esgrima y la música son mis compañeras y estaré con ellas el tiempo que pueda.

Kaname sabía que todo lo que le había dicho Fran era cierto, pero ¿acaso no se lo había repetido ella misma una y otra vez? ¿Y para qué?

¿Eso es lo que quieres de tu vida? ¿Quieres ser una estrella como yo? Si quieres eso, podemos tocar hasta el cansancio para ser las mejores. 

-¡Para! -exclamó entonces Kaname, quien parecía a punto de derrumbarse. Durante un rato, ninguna de las dos dijo nada, pero Kaname usó esos preciados segundos para recomponerse.

-Fran, tú... no puedes entenderlo. Te agradezco tus palabras, de veras, pero todo es mucho más complicado de lo que piensas. Ahora mismo, solo deseo practicar esgrima y tocar mi música..., y hacerlo contigo me hace mucha ilusión. No deseo pensar en mi futuro ahora. Quizás... más adelante.

Kaname se asomó al pasillo, no tanto por ver si alguien más aparecía, como para evitar que Fran viese su rostro, aún a medio camino entre la amargura de un futuro incierto y el deseo de libertad.

-¿Te parece bien que toquemos un poco mañana, después de ver en el tablón cuándo tenemos las reuniones del club? -le preguntó sin girarse.

Cuando nos dio las gracias por apuntarnos me volví a sonrojar -N-no... no hay d-de que... Hemika-san- le dije quitándole importancia -Se-seguro lo pa-pasamos bi-bien a-aquí...- termine diciendo. Aún me quedaba saber como sería... pero si ambas chicas me decían que iba a divertirme, me lo creería.

Luego, me quedé un poco en silencio, algo incómoda pues... ahora no sabía que más hacer o decir -¿Y a-ahora de-debemos ha-hacer a-algo más? ¿O e-empezamos ma-mañana?- pregunté. No quería parecer borde pero... teníamos deberes que hacer... y yo me quería apuntar al club de fotografía también. Me daba cosa decirlo en voz alta, por lo que mire a Yaya con cara de circunstancia.

Bueno, pues entonces, nosotras nos vamos. Mañana miraremos el cartel para ver cuándo qué días podemos venir al club.

Yaya cogió a Yuki y suavemente, tiró de ella para marcharse.

No había duda de que la peliblanco había hablado demás, al menos eso parecía, si tenía en cuenta la reacción de la presidenta, quien le había mostrado una expresión más dura, como si buscara ocultar lo que realmente sentía, volviendo a ocultarse detrás de aquella protección, esa máscara de dureza y seriedad, antes de responderle de una forma que no era lo que Fran hubiera deseado escuchar de ella. Realmente le preocupaba la actitud de la joven frente al hecho de que no pudiera ser fiel a lo que amaba, que no pudiera perseguir sus sueños sólo porque temía lo que podrían decirle sus padres. Aquello no era algo bueno, y la rebelde lo sabía, al menos no para alguien como ella que no soportaba que la limitaran de esa forma. No había felicidad en algo así.

Entonces, Kaname exclamó que se detuviera, que no continuara hablando de aquello, pareciendo que estaba a punto de derrumbarse por lo que sentía en ese instante. La guitarrista había tocado en un punto sensible de la chica, si bien no había sido su intención causarle dolor, sino más bien darle el apoyo que necesitaba para enfrentar lo que sea que le preocupaba. Sin embargo... estaba claro que ese no había sido el efecto logrado, algo que no hizo más que entristecer a Fran, ya que habría deseado que la presidenta del club considerara lo que le había dicho, que, como ella, se librara de sus cadenas, sin importarle lo que pudiera pensar el resto de ella, o el desagrado de su familia. La peliblanco no pudo evitar permanecer callada, ya que había quedado sorprendida ante la reacción de Kaname, y porque había decidido respetar el dolor que ésta sentía en ese momento.

Al escuchar la explicación de la muchacha, Fran asintió en silencio, considerando sus palabras. No había deseado causar esa reacción en ella, sino más bien ayudarla como ella imaginaba que debía de hacerlo. No había duda de que había errado en su accionar, y que no había hecho otra cosa más que tocarle la herida sin saberlo. - A mí también me hace mucha ilusión, Kaname... - Incluso si decía que le agradecía sus palabras, la peliblanco sabía que se había equivocado, por lo que no pudo evitar sentirse mal por lo que había hecho. Ya bastantes problemas debería de tener ella como para tener que soportar que alguien le recordara los mismos. No obstante, la guitarrista estaba segura de que no era bueno escapar de los problemas, y algo le decía que era eso mismo lo que estaba haciendo la presidenta en ese instante. Prefiriendo dejarlo para otro momento.

En el momento en el que la presidenta se levantó de su asiento y se asomó al pasillo, la guitarrista supo que debía de estar bastante mal. Estaba más que segura de ello, de lo contrario se habría quedado en su asiento y continuado la conversación con ella. Había sido culpa de Fran, y eso no era algo que le gustara mucho. Tenía que disculparse. - Me parece bien, sí. Tengo que estudiar con una amiga... que se enojó porque hoy me salté una clase pero puedo dejarlo para más tarde. Se me da mejor tocar la guitarra que estudiar. - Le aseguró gentil, sin olvidarse de lo que había acordado con Shion. Aún así, ella no había dicho que estudiaría toda la tarde, teniendo en cuenta lo que detestaba estudiar. Además, sentía que debía de hacer algo para redimirse del dolor que le había causado a la preciosa chica.

Tras pensarlo un momento, viendo que la presidenta continuaba evitando mirarla, la peliblanco se levantó también de su asiento, antes de acercarse lo suficiente con la intención de abrazar a Kaname por detrás. Quería reconfortarla un poco, incluso si no servía de mucho. Además, necesitaba disculparse con ella. No había deseado que sufriera más de lo que ya lo hacía por culpa de su familia. - Yo... Perdón, Kaname. Sólo quería darte mi apoyo porque me preocupa que no puedas seguir lo que quieres. Es... injusto. - Se explicó como pudo, no sabiendo muy bien qué decir en una situación así. No se le daban bien las palabras, no cuando ella era más de actuar por sobre cualquier otra cosa. - ¿Me perdonas? Me encantaría tocar contigo... Creo que eres muy buena y que mereces cumplir tus sueños. - Por eso le había dado tanto odio el hecho de saber que alguien buscaba negarle sus sueños. Odiaba ver sufrir a alguien que se había ganado su agrado. Al pensar en ello, no hizo otra cosa más que afirmar su abrazo, intentando reconfortarla como le era posible, al mismo tiempo que continuaba sin poder mirarla a la cara, para permitirle su respiro a la presidenta.

Me parece bien, sí. Tengo que estudiar con una amiga... que se enojó porque hoy me salté una clase pero puedo dejarlo para más tarde. Se me da mejor tocar la guitarra que estudiar. 

-No- dijo Kaname, volviéndose hacia Fran -. Tanto en el esgrima como en la vida, hay que ser consecuente con la palabra que damos, y si te comprometiste con ella para hacer los deberes, teniendo además en cuenta que está dispuesta a sacrificar su tiempo para ayudarte, debes hacerlo. Cuando termines, podemos quedar para tocar juntas. Eso también te servirá de motivación, ¿no crees? 

La palabra que se le daba era algo muy serio. Ella misma estaba atada por una, y antes de romperla, había que pensar mucho las verdaderas razones por las cuales se hacía, porque en muchas ocasiones, todas nos engañabamos y simulábamos que eran unas que no coincidían con las reales. Eso terminaba ocasionando graves contratiempos más adelante.

Yo... Perdón, Kaname. Sólo quería darte mi apoyo porque me preocupa que no puedas seguir lo que quieres. Es... injusto. 

No tienes por qué disculparte. Te agradezco tus palabras y también tu sinceridad. El problema es mío, y... me gusta conocer a alguien con quien puedo hablar de ello y que me diga la verdad... aunque a veces sea dolorosa. 

Cuando le preguntó si le perdonaba, Kaname sonrió.

-No hay nada qué perdonar. Y en cuanto a tocar juntas...

Me encantaría tocar contigo... Creo que eres muy buena y que mereces cumplir tus sueños

Kaname no tuvo tiempo de seguir hablando, porque Fran se le había adelantado. 

Claro que tocaremos juntas. Mañana después de hacer tus ejercicios. En cuanto a lo demás... ya veremos lo que sucede. No debes preocuparte ahora por eso.

Yaya entendió que quería irme, y se terminó despidiendo de la chica mientras me tomaba del brazo para que nos fueramos. Me despedí de la chica con la mano después de asentir a las palabras de mi amiga. Una vez fuera, miré a Yaya -Mu-muchas gra-gracias Yaya-chan...- le agradecí a la chica... pues seguramente si hubiese estado sola me habría quedado ahí hasta que me echara por estar tanto tiempo. La verdad es que ella me estaba ayudando mucho... así que tragué saliva para reunir valor para agradecerselo.

Me acerqué unos pasos a ella y... la abrace. La rodee con los brazos y me quedé unos segundos así -Gra-gracias Yaya-chan... po-por to-todo- le terminé diciendo. Pero no pude aguantar demasiado el abrazo, pues ya empezaba a temblar mucho, y note como me iba saliendo el hilito de sangre por la nariz. Rápidamente me limpié la sangre de la nariz con mi pañuelo e intenté calmarme -¿No-nos vamos a-ahora al club d-de Fotografía?- le pregunté con algo de interés... pues era lo que más quería.

A Yaya le sorprendió el abrazo de Yuki... que hizo que se derritiese como un helado fuera de la nevera en un día de verano. Estuvo a punto de devolverle el abrazo para no soltarla... pero prefirió dejar que Yuki se moviese a su ritmo. Era demasiado frágil para forzar cualquier situación, aunque no tanto como ella misma suponía.

Así que simplemente, sonrió y le respondió como debía.

-De nada, tontita. Como compañera de cuarto es mi obligación cuidar de ti en todo momento y ayudarte en lo que te haga falta.

¿No-nos vamos a-ahora al club d-de Fotografía?

-Claro, vamos. Espero que todavía queden plazas.

Y se dirigieron hacia la salida de la escuela.