Partida Rol por web

[Strigoi]Una extraña alianza

Prólogo: El despertar.

Cargando editor
24/01/2016, 11:19
Director

1 de Enero de 2055, 22:46 a.m.                                           En algún lugar en los subterráneos de Estambul

 

No serás comida, pues eres la Elegida. Has sido bendecida desde tu nacimiento... Tú nos salvarás a todos.

El sueño casi eterno, la nada, la oscuridad. Tienes una ligera percepción de lo que pasa a tu alrededor, como un zumbido lejano de la humanidad y sus avances. Has sentido sufrimiento y agonía indescriptibles sobre la faz de la tierra, que han llegado a tus oídos como un murmullo casi imperceptible. Algo se había quebrado en el mundo, pero tú no podías levantarte de tu letargo. Tu cuerpo había sido malherido y debilitado por los malditos cruzados. Un golpe de suerte y habían conseguido emboscaros en batalla.

¿Dónde estaban tus hermanos? ¿Estarían yaciendo a tu lado también malheridos? Tardaban mucho en venir a buscarte para no ser así, tú eras la Elegida. No podías saber que habían recurrido al enemigo para preservarte en vida, que un hijo de Osiris te había momificado para que no volvieras a salir de aquel agujero. La envidia por tu origen era algo que algunos del clan no llevaban bien, que les corroía por dentro. ¿Por qué un ser impuro como tú habías sido Abrazada por el mismo Set? 

 

Huyes...

No comprendes como es posible que los cruzados os hayan encontrado. ¿Os habría traicionado alguien revelando vuestra posición? Fuera quien fuera pagaría caro la traición, el haberos vendido como a perros. ¿No amaban a ese Jesús? Pues serían colgados como los Judas en los que se habían convertido.

Oyes tus pasos por las calles empedradas, encabezando la huida. A ambos lados tuyos dos de tus hermanos, elegidos por el resto del clan para acompañarte en esa misión. Eran tu séquito allí y cumplían tus órdenes, como la Elegida que eras. Por mucho que corráis, las flechas silban a vuestro alrededor. 

Notas una punzada en el costad y otra brazo, te habían herido. Nada grave, pero debías sacarte aquellas flechas antes de que...

 

 

Abres los ojos y ves ante ti a un anciano, un hombre con barba y una mujer con el pelo demasiado rubio. Algo en tu interior te ata a aquel hombre con barba, no comprendes por qué. Como si hubieran obrado sobre ti un vínculo de sangre, uno muy potente. ¿Quienes eran aquellos humanos? Porque podías oler su sangre y su hedor a sudor desde donde estabas. Después tus ojos se fijan en el lugar donde te encuentras. ¿El techo de una cripta? Estabas tumbada sobre un lecho de piedra.

Cargando editor
24/01/2016, 17:10
Director

1 de Enero de 2055, 22:46 a.m.                                           En algún lugar en los subterráneos de Estambul

El encuentro de unos escritos antiguos en Egipto os habían situado en aquella localización. Estabais justo en una cripta tras atravesar la basílica y meteros en sus catacumbas. Bajo aquel templo había un intrincado camino de pasadizos y subterráneos y os había llevado varias horas llegar hasta esa posición. Ante vosotros se encuentra una tumba, en piedra y Setrakian, que había insistido en ir en persona a comprobar lo que decían los escritos, señalaba aquella losa pesada de piedra, indicando que debíais retirarla.

Tú llevabas años preparándote para esto, tu familia en cambio siglos. Lo que otros auguraron como locura y chaladura, hacía unos años que se había convertido en una pesadilla real. Pero lo que salió de las entrañas de la tierra poco tenía que ver con los vampiros que los Van Herden habían previsto. Aquellos eran zombies, seres sin mente provistos de sangre y la familia de cazadores estaba hecha a tratar con seres de una inteligencia superior, estrategas. Algo andaba mal. No fue hasta que Setrakian te encontró que supiste todo lo que había pasado, aunque lo intuías.

La mayor locura había sido que su solución final era encontrar vampiros, de los de verdad. Los últimos habíais estudiado libros juntos, recogidos y robados de distintas partes del mundo. En todos decían lo mismo, que solo un señor vampiro controlaría realmente a aquellas bestias y las podría reducir. ¿Pero cómo controlar a un señor vampiro? La magia había sido una solución.

Cargando editor
27/01/2016, 11:21
Abraham Setrakian

El Anciano revisaba aquel escrito, que no eran más que unos papiros que casi se le deshacían en las manos. El valor de aquel papel era incalculable, pero aún más lo que indicaba: la situación de un vampiro largo tiempo puesto en Letargo. No es solo que hubiera entrado en Letargo, sino que un hijo de Osiris la había momificado.

-... y el Elegido yace bajo las entrañas de Constantinopla, pues el clan lo ha querido así. La sabiduría de Set es infinita y el Elegido es traición, un hijo bastardo nacido del engañoleía Setrakian, mientras sus dedos arrugados por la artritis seguían las líneas escritas. Luego se agachó sobre aquel nicho, para leer lo que había grabado en el sepulcro. -... Mmmm, esto no lo entiendo bien, algo como aquí reposará hasta que Set lo reclame- levantó la vista y señaló de nuevo la piedra. -Creo que debe estar aquí, esas son las coordenadas que hay en el papiro y la piedra confirma que alguien relacionado con Set se encuentra debajo.

Los militares que había en Prypiat, donde te habías reunido hacía unos días con Setrakian, se habían marchado a otra misión. Algo cerca de donde estabais, en Lesbos. No tenías ni idea de qué hacía el otro grupo, pero tú estabas seguro que ibas a triunfar en tu cometido. Como no había militares vuestro grupo se componía de Setrakian y la genetista del búnker, una americana que se hacía llamar Liv. 

Cargando editor
27/01/2016, 16:23
Olivia "Liv" Moore

Entre los tres retirasteis como pudisteis la losa, dejando ver en su interior lo impensable: una mujer de cabellos rojos y belleza atemporal. Ella yacía dormida o más bien muerta, porque no respiraba. Un sueño eterno que a saber cuánto tiempo llevaba así. Setrakian murmuró unas cuantas palabras en su ucraniano natal, algo que sonaba a un montón de tacos de la impresión.

-Joder, ¿es de verdad...?- dijo la rubia con cierto temor a tocar a la mujer del interior. Tardó un par de minutos antes de reaccionar y sacar su equipo médico, pincho en su brazo una aguja y saco un pequeño tubo de sangre del interior. Hizo algunas pruebas bioquímicas rápidas y silbó impresionada. -Vaaaaaaaaaya, sí, es una chupasangre... Una de las que no hemos visto nunca, nada que ver con los strigoi. Al menos su sangre es roja y mucho más densa y espesa, como concentrada. Nunca había visto algo así... Ahora...- como si se hubiera aprendido todo de cabeza, pasó la sangre restante del vial a Setrakian y procedió a sacarte otro tubito a ti.

Setrakian comenzó a alzar un salmo, que leía de una pequeña libreta encuadernada en cuero y sacada de su bolsillo. Era un conjuro, uno extraño y al que habías aceptado a regañadientes. Iban a vincular a aquel vampiro a ti, solo tú podrías controlarla, eso había dicho Setrakian... Pero por esa razón solo tú podías alimentarla, ella no buscaría sustento en nadie más y con tu sangre se saciaría. Para ella sería como si tu sangre estuviera más sabrosa y concentrada que la del resto de humanos. Ibas a tener un parásito permanente, a cambio de tener un arma potente y eficaz contra el cáncer que asolaba a la humanidad.

El anciano acabó su canto y Liv se asomó expectativa a ver, fue entonces cuando unos ojos azules, con un conocimiento centenario os miraron con extrañeza.

Cargando editor
31/01/2016, 02:00
Eudoxia

Un grito mudo, que se había prolongado a lo largo del tiempo, desde el mismísimo momento en que su cuerpo cayó, sobre el suelo, inmóvil y aletargado, presa de si mismo, resonó en sus notas finales en sus oidos, extinguiéndose al fin, al mismo tiempo que los ojos de Eudoxia se abrían, despacio, venciendo el sopor de las eras.

Miró largamente, y en silencio, a aquellos tres humanos, a los que observó, uno a uno, sin molestarse siquiera en parpadear. Observó sus rostros, sus pieles sudorosas, sus ojos, posados en ella, y las arterias pulsantes de sus cuellos. Se detuvo en sus contornos, en sus facciones foráneas y en sus ropajes extraños mientras trataba de recordar, entumecida.

Nadir, Zuleim... Los hijos de Osiris. Los cruzados. Las imágenes retornaron a la memoria reciente, en una potente corriente, como si de hecho acabasen de ocurrir. Y volvió a sentir la rabia, y volvió a sentir el miedo, y su boca se abrió, reseca, y un grito ahogado lleno de frustración y de confusión escapó de entre sus labios. ¿Dónde estaba? ¿Quiénes eran esos hombres? Volvió a mirarlos de nuevo, mientras se llevaba una mano al pecho. A donde debía hallarse un corazón que hacía eones que no latía, y otro tanto que ni siquiera habitaba su cuerpo. 

Se sentó, sobre el lecho de piedra, fijando la mirada sobre la figura del hombre más joven. El de la barba. El simple hecho de notar que de alguna manera, se encontraba poderosamente atada a él, la hizo temerlo y odiarlo a partes iguales, y llevada por el propio instinto de autoconservación replegó los labios, y le mostró la extensión de sus caninos, a la vez que su lengua, que se había tornado bífida mientras se erguía, siseaba, a modo de advertencia. 

Eudoxia retrocedió, sobre el lecho de piedra,  despacio, y trató de ponerse de pie, dejando su sarcófago entre ella y aquellos humanos que habían acudido a su encuentro, sin perderlos de vista, mientras su lengua se replegaba, y su expresión fiera pasaba a llenarse de confusión- ¿Quiénes sois? ¿Quién os envía? ¿Servís acaso a la gloria de Seth?-profirió, en tensión, notando su voz rasposa por la falta de uso.

Notas de juego

Me temo que siendo fieles a la historia, debería hablar en griego antiguo, que es lo que se hablaba en Bizancio de últimas.

Cargando editor
12/02/2016, 22:48
Carlein Van Herden

Aun se preguntaba cómo coño se había dejado convencer por el viejo, y tal pensamiento no le había abandonado desde que llegaron a Constantinopla. Le habían contado las maravillas de lo que fue la vieja capital turca, pero a Carlein se la sudaba bastante. Desde hacia unos años la ciudad se había convertido en un nido de monstruos, abrevaderos organizados como los llamaba él, desde que murió su padre que lo había preparado a consciencia para el día en que los muertos se levantaran las urbes eran anatema. Lo cual había resultado que el joven Carlein en alguien huraño y hosco, lo que en Estados Unidos llamarían un redneck, y él llevaba ese apelativo orgulloso. Para algunos podía ser un paleto de pueblo, para él era un hombre libre y un cruzado contra las sanguijuelas.

Cuando la Resistance contactó con él casi los mandó a tomar por culo. No le importaba una mierda que no tuvieran que ver con la Orden, no le importaba un mierda sus intenciones. Durante décadas los Van Herden advirtieron y se habían reído de ellos, y no hay nada peor que un loco preparacionista, y es un loco preparacionista que resultó que tenía razón. El os lo dije se convertiría en trending topic si supiera usar el Twitter, pero Carlein apreciaba la vida tranquila: sus fusiles de asalto, sus calibre .50, su munición incendieria y unos cuantos strigoi muertos cada día. Eso era una vida apacible para Carlein Van Herden, y no el berenjenal mesiánico de Setrakian, cuando le contaron que la solución para combatir a los strigoi era usar a los vampiros casi se le sale la mandíbula de reír. Pero entre locos visionarios hay una entente retorcida, y Carlein conocía la sensación de recibir las burlas de tus iguales solo por mirar más allá. A regañadientes aceptó los planes del viejo, pero eso no quería decir que estuviera de acuerdo. Si fuera por él se pasaría toda la vida cazando esas cosas hasta morir, lo cual demostraba lo poco que le importaban a Carlein los planes de pensiones.

Menos rollos, viejo. amonestó Carlein a Setrakian mientras leía el legajo mohoso, movió la linterna alumbrando la bóveda con desconfianza. Quien se follara a quien hace tres mil años me la trae al pairo, viejo, ¿está aquí la sanguijuela o no? enfocó la linterna al sarcófago. Al escuchar las deducciones de Setrakian, miró a la Liv con un asentimiento. Ir junto a la genetista despertaba sus instintos más mundanos, pero el viejo cortaba el rollo y no creía que la la mujer se muriera por sus genes. Carlein no era virgen, pero no recordaba haber follado con ninguna fémina que no hubiera sido pagando, tenía la sospecha que su carácter de irresistible hombría las ahuyentaba. O, lo que era lo mismo, la educación de alguien que había vivido en el monte toda su vida no era la carta de presentación de un seductor nato. Aunque había tías que eso del rollo leñador las ponía a tono, pero esas se deben haber convertido todas en putas strigoi, porque aún no había encontrado ninguna.

A la de tres.. una dos.. y tres... al descubrir a la inquilina del sarcófago, Carlein soltó una maldición, torció el morro con rabia. Joder.. y encima está buena. Que zorra..

Vale, podía haberle tocado un mohoso vampiro feo y purulento, pero no sabía si era mejor estar vinculado a un pibón vampírico al que no podrías trajinarte por miedo a que te hincara al diente, y no precisamente sexualmente hablando. Carlein miró a Setrakian, bufó frustrado y asintió.

Haz tus trucos, viejo. Si esto hay que hacer para mandar a esos hijos de perra al infierno.. adelante.

Cargando editor
12/02/2016, 22:48
Carlein Van Herden

La reacción de Eudoxia se ganó un afectuoso saludo de Carlein en forma de desenfundado de su Glock a la que encañonó sin contemplaciones. Que se apartase de ellos no era buena señal, y no sabía si la magia había funcionado, no se la iba a jugar.

Soy tu condena, sanguijuela. respondió con aspereza apuntando a la cabeza de Eudoxia, apretando los labios. Hacia acopio a una fuerza de voluntad colosal para no vaciar el cargador sobre la criatura, a la que miraba con absoluto desprecio. No sé quien coño es ese Seth y me importa un carajo. La única gloria que conocerás si haces algo que no me gusta es la de quince balas incendiarias de 10 milímetros, arderás como una polilla y.. créeme, me pondré cachondo viéndote arder.

La mirada homicida de Carlein estaba teñida del odio más abyecto e irracional que podía tener un ser humano. Toda la vida entrenado por y para cazar a los de la clase de Eudoxia y, ahora, atado a ella de un modo tan repugnante que le daba náuseas. Empezaba a arrepentirse de haber aceptado, pero ya estaba hecho y tendría que seguir adelante. Miró de reojo a Setrakian esperando que él interviniera, porque lo que era Carlein no estaba dispuesto a bajar el arma hasta que el viejo le diera el visto bueno. 

Notas de juego

A mi cómo digáis jeje

Cargando editor
15/02/2016, 09:33
Abraham Setrakian

Van Herden notó que la mano de Setrakian apretaba su hombro, señal de que tenía que calmarse.

-Enfunda, ella no tiene ni idea de lo que dices o de con qué la apuntas… Lleva dormida casi mil años, no sabe lo que es un arma o una bala y lo más importante, no entiende el inglés, no era una lengua constituida cuando ella vivía- dijo el anciano con voz calma y trató de apartar a Van Herden hacia un lado suavemente. –El conjuro ha funcionado, estoy seguro- añadió para calmar a aquel hombre que lo único que deseaba era aniquilar a la única posible esperanza para la situación mundial. Omitió en sus palabras que si acababa con el primer vampiro vivo encontrado tras tantos años de búsqueda, quizás Van Herden saldría de aquel lugar con los pies por delante.

Setrakian mostró sus manos vacías a Eudoxia, indicando que no portaba nada que pudiera dañarla. Luego carraspeó y trató de comunicarse con ella. –Nosotros venir a pedir ayuda a ti- hizo los gestos pertinentes para referirse a los que estaban presentes en el lugar, hablando la lengua de la Vástaga de una forma un tanto arcaica y con acento que a ella le sonó horrible. –Señalar que sois un elegido- dijo mostrando la inscripción de la tapa de piedra del sarcófago, de la cual ella no tenía constancia. –Un mal haber en la tierra, ser el último de tú- ahora la señaló a ella, no sabiendo bien cómo decirle que era la única vampira viva sobre la faz de la Tierra.

De nuevo dio una palmada en la espalda del joven desaliñado. –Dale tu sangre, debe estar hambrienta y así es cómo funciona el conjuro. Ella estará atada a ti siempre que la alimentes, quid pro quo… O algo así- dijo Setrakian, no seguro al 100% de cómo funcionaba tal magia. –Y no la cagues, si estás aquí es porque no hay nadie más con tu conocimiento de vampiros en nuestras filas- Setrakian respetaba la orden a la que había pertenecido Van Herden, pero durante siglos no habían sido sino locos paranoicos obsesivos y eso podía trastocar mucho la mente humana, a pesar de tener un objetivo noble.

Notas de juego

*Cada trago que Eudoxia tome de Van Herden, ella sumará 10 puntos de sangre. De cualquier otro humano beberá normalmente, unos 500ml por punto de sangre creo que era (?)

Cargando editor
24/02/2016, 10:13
Eudoxia

Al ver que el hombre barbudo y hediondo la apuntaba con lo que parecía ser un arma, el siseo de Eudoxia aumentó en volumen y se volvió más agudo, mientras su ceño se fruncía. 

Otro mortal, habría visto su cabeza desprenderse de su cuerpo en lo que podría ser un parpadeo. Pero por alguna razón, algo impedía que en ese instante la cainita pudiese hacer daño alguno a ese humano insolente que le gritaba palabras extrañas en un idioma desconocido.

La voz del otro hombre, el más anciano, la distrajo por un instante. Hablaba un idioma inteligible para ella, pero a duras penas. Tenía un acento horrible, y su gramática era peor que la de un infante, y sin embargo, lo que consiguió entender de sus frases, la dejó confusa. Y aunque no perdió de vista a Van Herden, miró por un instante las inscripciones del sarcófago, y luego al viejo- ¿Quiénes sois? ¿Es ese tu lacayo? Controla a tu perro. No sé escuchar a nadie cuando se me ladra y estoy lo suficientemente hambrienta como para arrancaros el corazón si no me respeta.-dijo, turbada e iracunda, algo siseante a causa de la lengua bífida, y aún sin atreverse a preguntar el significado de las frases confusas que había escuchado.

Cargando editor
05/03/2016, 12:16
Carlein Van Herden

Rabiaba al admitir que el viejo tenía razón, Carlein aun le costaba aceptar esa situación y a medida que iba acercándose el momento crucial más asco le daba todo aquello. Pensamientos nihilistas planearon sobre su mente, preguntándose sobre la necesidad de aquello.. su padre los había advertido y se habían reído en su cara, ¿qué les debía a la humanidad? Una mierda. El cazador suspiró profundamente, haciendo copio del sentido común, al fin y al cabo era el último caballero de su orden. Disfuncional, pero caballero al fin y al cabo.

Te haré caso, viejo. dijo lentamente mientras ponía el seguro de la pistola. Al fin y al cabo eres el único que ha movido el culo para hacer algo con el fin del mundo.

Los escuchó hablar en esa lengua antigua, por instinto frunció el ceño al no entender lo que decían. Enfundó el arma, pero no soltaba la empuñadura de la misma, presto a responder con violencia extrema cualquier amenaza. Claro que Carlein no hacía ascos en responder a todas las amenazas con violencia extrema. Entonces llegó el momento, Setrakian palmeó su espalda pidiendo que alimentara a la vampiresa y una oleada de repugnancia le impregnó como el limo.

Espero que sepas lo que haces.. siseó mientras avanzaba hacia Eudoxia, separó las manos del cuerpo en clara señal de no tener intenciones hostiles, aunque la mirada del cazador rebosaba de inquina. Si las miradas matasen.. en fin, a continuación sacó un cuchillo y extendió la mano izquierda hacia ella.

Vamos, sanguijuela. Es la hora de comer.. disculpa la bilis, es que hoy tengo un mal día.. sabía que no lo iba a entender, pero al menos hablar lo calmaba un poco. Sin contemplaciones se cortó la palma de la mano izquierda, si le hizo daño no mostró ninguna reacción encorsetado en su papel de tipo duro, enseguida empezó a manar sangre de la mano que ofrecía a Eudoxia. Venga.. no hagas que me arrepienta de esto.. apretó los dientes, Carlein sentía que estaba traicionando todo cuanto había aprendido desde niño.

Cargando editor
05/03/2016, 18:21
Abraham Setrakian

-El ser Carlein- dijo el hombre, tratando de nuevo de comunicarse. No se le escapaba el tono en el que hablaba la vampiresa, ni que no se fiaba de ellos, pero si no los había atacado ya era por algo. Debía de serlo. -Él alimentar tú- trató de explicarle con gestos, viendo que Carlein cooperaba y se cortaba para alimentar a la vampiresa. También se fijo en sus rasgos de serpiente, confirmando lo que había leído sobre los hijos de Set en libros. Eso es lo que rezaba la piedra del sepulcro, que era la hija de Set. La Elegida. -Necesitar tu ayuda.

Setrakian sabía que su don de lenguas no era el mejor en este caso, pero hablar lenguas extintas o muertas no era precisamente fácil. -Muchacho, tendrás que enseñarle inglés- le dijo a Carlein. -Entre otras cosas, ahora ella es tu responsabilidad y la última esperanza de la humanidad casi. No la cagues o te juro que lo pagarás, además de caer tu clan en deshonra. Que en lugar de que conozcan durante siglos lo que hicieron los Van Herden en el mundo, caigan en el olvido... Tú decides.

Notas de juego

Carlein sufrirá los efectos normales del beso cada vez que Eudoxia beba, ella sentirá el éxtasis de la alimentación. La sangre de él le sabrá deliciosa y como dije cada trago le dará 10 puntos de sangre, como si fuera sangre muy concentrada.

Cargando editor
07/03/2016, 10:47
Eudoxia

Eudoxia dedicó una mirada desconfiada y llena de desasosiego, al anciano y a Van Herden, sin entender muy bien por qué no los mataba en aquel mismo instante, y sin comprender por qué necesitaban su ayuda. ¿Cuánto tiempo llevaba durmiendo el sueño de muertos? ¿Cuántos de sus compañeros habrían perecido? La angustia amenazaba con escalar a través de su pecho y abrirse paso en su garganta, haciéndola perder el control.

El Hambre de siglos pugnaba, enloqueciéndola y tensando sus manos. Necesitaba ingerir cuantiosa vitae. Sus venas eran como cuerdas secas y ardientes que horadaban en su piel, bajo la ropa ajada y polvorienta. 

Necesitaba alimentarse, y el alimento le fue ofrecido. El carmesí brotaba de la mano del hombre joven. De "Carlein", que parecía profundamente asqueado por la idea de ofrecerse a ella. Eso la hizo fruncir el ceño, con suspicacia. ¿Acaso sería aquello una trampa? ¿Estaría aquel hombre enfermo? No lo aparentaba, si se obviaba su hediondez. En cualquier caso, a medida que se aproximaba, sus ideas se fueron haciendo más inconexas. 

El Hambre pugnó con más fuerza, latiendo en sus sienes, quemando en su boca. Jadeó, y se acercó a su presa ofrendada. E ignorando la herida que había practicado en su brazo, se movió a toda prisa, convirtiéndose casi en un borrón ante los ojos, situándose tras él, y aferrándolo con la fuerza de dos barras de acero- Y ahora, adoremos juntos al glorioso Set, perro, Carlein-susurró en su oido, acariciando la piel de su cuello con su lengua de áspid, justo antes de que sus caninos brotasen de sus encías y horadasen en su tierna carne, perforándola como la mantequilla hasta encontrar una fuente de gloriosa vitae, que invadió su boca de pronto con un borbotón, haciéndola emitir un ronco gemido mientras sus labios se pegaban a la hendidura y comenzaban a succionar.

Aquella sangre... Era digna del propio Set. Era sublime, deliciosa, y terríblemente espesa, como la de un anciano matusalén. Casi tenía que hacer esfuerzos por ingerir cada sorbo sin que desbordase su boca. ¿Qué era, o quién era ese hombre? Se preguntó, en algún rincón de su mente, mientras notaba cómo sus venas volvían a llenarse, trago a trago, y cómo la calidez de su mortalidad la invadía.

Pronto, muy pronto, mucho antes de lo figurado, comenzó a sentirse llena. Pero aquello era maravillosamente delicioso, y quiso beber hasta el hartazgo, lo cual tampoco le llevó mucho tiempo. 

Tragó un par de veces más, entre incontenibles jadeos, y entonces se sintió a rebosar. Tanto, que mientras lo soltaba tras cerrar su herida, casi con desdén, y agarraba su mano herida para lamer la sangre que rezumaba de ella, de sus ojos comenzaron a manar lágrimas de sangre que eran puro éxtasis. Pudo incluso notar su corazón latir, ahíto, una, y dos veces. 

La herida del brazo de Van Herden pronto cerraba también, y Eudoxia, extasiada, se apoyó contra el sarcófago, mientras observaba de nuevo a los hombres- ¿Dónde estamos? ¿En qué año estamos?- preguntó, mirando al anciano, relamiéndose aún los labios.

Cargando editor
09/03/2016, 12:13
Carlein Van Herden

Debió haberlo previsto, siempre lo hacía, pero esa vez el aviso llegó tarde. Mientras sostenía la mano ensangrentada frente a Eudoxia, Van Herden pecó de estúpido creyendo que la vampiresa se iba a conformar con aquello. Todo sucedió en fracciones de milésimas de segundo, Carlein estaba acostumbrado a combatir la escoria strigoi habitual y quizá se culparía de que haberse hamburguesado. Pero eso no tenía que ver con las malas costumbres, lo había hecho todo bien, su sexto sentido se había activado ante el peligro, pero no hubiera habido forma humana de evitar aquello. Era lo que más aterrorizó al cazador, algo que jamás lo confesaría. Él estaba listo, preparado ya atento, con todos los sentidos sobre ella.. y aún así fue superado con una facilidad espantosa.

Que.. te den.. zorra.. fue su respuesta al susurro de ella. Una comunicación fluida y comprensible para ambos. Quiso mirar con odio ígneo al viejo, pero no pudo, los dientes de Eudoxia se incrustaron en su cuello y sintió el placer más odioso que podía sentir.

Odiaba aquello y lo amaba, su ego bramaba con furia y su cuerpo se entregaba sumiso al orgasmo que aquella mujer le entregaba. Su orgullo se derrumbó como un castillo de naipes mal colocado mientras la debilidad se apoderaba de su cuerpo, durante varios segundos creyó que eso era el final y el hijo de la gran puta del viejo lo había utilizado. Ni siquiera podía tirar de las anillas de las granadas que tenía sobre el chaleco, estaba jodidamente indefenso con un orgasmo jamás sentido en su cuerpo. Cuando fue liberado, Carlein no pudo aguantarse en pie y cayó de rodillas, notaba sus músculos agarrotados y una debilidad extrema que le impedía moverse, su cuerpo temblaba por la experiencia al borde del desmayo.

Una palidez extrema, cadavérica, se manifestaba en su cuerpo mientras contemplaba a Setrakian. Carlein lo hubiera matado en ese momento, de estar un poco más entero lo hubiera matado sin ninguna clase de piedad y mandarlo directo al infierno. Y juró que lo haría algún día.. juró que mataría al viejo y a toda su patética Resistencia aunque fuera lo único que hiciera. Tenía la garganta seca, débil incapaz de articular palabra, y aun así se llevó las manos discretamente a las anillas de las granadas. Si al final resultaba ser el juguetito de alguien, no lo iban a coger con vida.

Cargando editor
09/03/2016, 17:38
Olivia "Liv" Moore

Cuando los dedos de Van Herden rozaron las anillas de las granadas oyó el amartillar de un arma en su nuca.

-Oh, no, ni se te ocurra... Te vuelo los sesos antes de que nos jodas, jodido paleto deslenguado- dijo la mujer rubia, que había observado con cierta admiración y miedo cómo se alimentaba Eudoxia. Confirmó con ello que era un vampiro y verla reponerse con la sangre ajena corriendo por sus venas hizo que quisiera saber más sobre ello.

Cargando editor
09/03/2016, 17:55
Abraham Setrakian

El hombre anciano ni se inmutó ante lo que vio, no comprendió que Van Herden cayera al suelo debilitado cuando no parecía haber bebido mucho de él, desde luego ignoraba el placer que acababa de sentir. Un dulce y a la vez amargo orgasmo. Sentir algo así de un acto que estaba tan mal y que iba con la anti natura de aquel hombre era algo que a Setrakian le importaba bien poco, allí lo importante era el fin y no qué sintiera Carlein. Si estaba allí era porque se había presentado voluntario, había al menos una decena de hombres de la Resistance que ocuparían aquella plaza gustosos.

-Primer día del año 2055- respondió Setrakian a la vampiresa, luego señaló la tapa de piedra que cubría su cripta y que contenía una inscripción. -Un mal sobre la Tierra, eres la esperanza, él te guía- señaló a Carlein y se acercó a quitarle él mismo los explosivos.

Solo faltaba que tras una vida de búsqueda él viniera a sepultarlos bajo la tierra, cosa que solo enfadaría a la vampiresa y a ellos los mataría. -Van Herden, compórtate o ataré la voluntad de Eudoxia a la de Liv y tus restos quedarán en esta cripta. Si estás aquí es por tu nombre, por el de tu familia, puedes alzarlo y registrarlo en el tiempo o puedes dejarlo olvidado aquí, entre restos de otros muertos de hambre.

Cargando editor
09/03/2016, 18:14
Director

En la lápida pone: 

Y Set pidió un tributo y ese tributo se le concedió. 
En lugar de sus restos encontramos al Elegido. 
Un Elegido hereje, que nadie pidió y que seguramente obtuvo su don por medios oscuros.
Un traidor que nunca debió obtener su Abrazo.
Es por ello que el Elegido yace bajo las entrañas de Constantinopla.
El clan lo ha querido así.
La sabiduría de Set es infinita y el Elegido es traición, un hijo bastardo nacido del engaño.
Que Osiris lo conserve y que aquí repose hasta que el mismo Set lo reclame.
Que si es Él realmente, nuestro padre venga a por él y nos lo muestre.

 

Tercero de Ajet, 4004*

Notas de juego

*El calendario egipcio comenzaría a usarse en el 2800 a.C. de ahí la fecha. Más info

Cargando editor
09/03/2016, 18:26
Eudoxia

El gesto de Eudoxia se torció entonces, como si de pronto se hubiese atragantado. 

2055... Casi un milenio. Sepultada por envidiosos y traidores. Sepultada por aquellos ciegos y sordos a la palabra de Set. Los fieles Nadir y Zuleim de seguro habían corrido un destino peor, y aquellos cobardes de seguro no se habían atrevido a matarla por miedo a que Set enfureciera. 

Sus manos se agarrotaron, llevadas por la furia, mientras se acercaba a la tapa del sarcófago, volviendo a leer la inscripción, al tiempo que sus ojos se entrecerraban, confusos y llenos de rabia. Eudoxia levantó la lámina de piedra entonces, sin aparente esfuerzo, y con un grito que era pura frustración, la apretó entre sus dedos, haciéndola crujir, y luego hacerse añicos, como si en lugar de tratar con un material tan resistente, estuviese desmigajando un trozo de pan duro.

Se quedó quieta, varios segundos, con trozos de roca entre los dedos, y entonces pareció ir recuperando la compostura, sacudiéndose las ropas ajadas del polvo que había desprendido tal hazaña. Se dio la vuelta, dando la espalda a los mortales mientras se atusaba el pelo, sintiéndolo apelmazado y polvoriento después de todo aquel tiempo. Su presencia, o su voz, o quizá algo indeterminado, resonó entonces, en la cabeza de cada uno de los presentes, sin que ella abriese la boca- Acepto tu ofrenda de sangre, anciano. Es algo indigna, y sin duda necesita un buen lavado, pero ha satisfecho mis apetitos. -dijo, mirando de reojo a Van Herden, para volver a mirar al frente acto seguido- Pero no soy estúpida. Sé que me habéis impuesto un yugo, pues me siento atada a él. Y he sido incapaz de arrancarle el corazón para bañarme en su sangre por su insolencia, como debería haberlo hecho. Me habéis atado, y me habéis despertado a una era desconocida. ¿Qué es lo de deseáis de mí? ¿Queréis mi sangre, es eso? ¿Qué mal es el que afecta ahora a esta Tierra? ¿Qué ha ocurrido con los mios?- se dio la vuelta otra vez entonces, enfrentándolos, y mirándose a si misma- Estoy sucia, y mis ropas están ajadas. ¿Haréis algo al respecto? -dijo, con una pregunta que más bien parecía exigencia.

Cargando editor
11/03/2016, 01:36
Carlein Van Herden

La rubia amartilleó la pistola en la nuca de Van Herden haciendo que este soltara una amarga maldición. Entre dientes respondió a la bióloga mientras separaba lentamente las manos de las anillas.

Que te den, zorra estrecha. escupió las palabras mientras el vigor volvía a su cuerpo, con lentitud se fue levantando con las manos separadas del cuerpo. Tranquila, rubia. No haré ninguna tontería.

Entonces llegó la reprimenda, Setrakian tenía su buena parte de razón, incluso Van Herden se lo debía admitir. Pero la actitud de fascinación que demostraban este y la rubia le asqueaban. Pero el cazadores no estaba tan loco como creían, se tragó el orgullo y renovó su juramento que cuando toda esa mierda del fin del mundo acabase iría a por el viejo.

El apellido de mi familia ya se arrastra por el fango gracias a los estúpidos que no nos creyeron, viejo. sonrió cínico, satisfecho de que los Van Herden tuvieran razón en lo del fin del mundo, claro que es un orgullo bastante estúpido según se mire. Pero jugaré tu juego, por ahora..

Entonces dirigió una mirada a la vampiresa, hasta ese momento se había movido como una actriz porno sobre el sarcófago. Se aseguró a si mismo que el ponerse a tono ante la imagen era fruto de los ecos de su alimentación, pero verla retozar como una gata en celo sobre la roca era una visión digna de contemplar. Claro que luego recuperó la dignidad y destrozó la lápida con la facilidad de como quien aplasta una hormiga. Un escalofrío muy humano recorrió la columna de Van Herden, por fuera podía mostrarse como el macho alfa duro salido de las pelis de acción de los 80 del siglo anterior, pero si seguía vivo era porque a pesar de todo no era un temerario. 

Espero que estés seguro de lo que haces, viejo. aseveró al ver la muestra de poder de Eudoxia. Porque si esa cosa se libera, no podrás pararla y entonces sí vamos a estar jodidos. se cruzó de brazos mientras se preparaba para no entender ni jota, pero entonces la voz de Eudoxia vibró por su mente.

Van Herden no respondió a esos pensamientos, dejando que el peso conversacional lo llevara Setrakian. Pero miraba fíjamente a la vampiresa, sentía que encima iba a tener que buscarle una caravana de lujo y asistentes para que le hicieran la manicura. Como si fuera una jodida superestrella de cine, si es que quedaba alguna. Una vez más su mirada se fue al cuerpo de vicio que tenía la vampiresa, le jodía tanto que le pusiera la no muerta. Para ocultar su interior de sexo desenfrenado, sonreía como un hijo de la gran puta a la vampiresa, en un inocente acto de creer que ella no iba a leer lo que tenía en la cabeza. Pero sumergido en esos espasmos sexuales, también había odio y asco, hacia la humanidad por entero aunque de niño lo prepararon para cazar vampiros. Carlein era un enigma, pues a pesar de la cruzada para proteger al hombre del vampiro no sentía ningún aprecio por el género humano, como si le hubieran defraudado demasiadas veces. 

Todos esos pensamientos circularon por su cabeza incapaz de contenerlos, cuando al final pudo echar el cerrojo. No sabía cuanto había llegado a la cabeza de Eudoxia, eso hizo que estrechara aún más la mirada sobre la criatura de la noche.

Cargando editor
16/03/2016, 20:42
Abraham Setrakian

Tanto Setrakian como Liv abrieron los ojos cuando la voz de la vampira retumbó en sus cabezas y al mismo tiempo no abrió la boca para nada. Habían sentido el mismo escalofrío de Van Herden al ver romperse la lápida de piedra, que había levantado como si de un simple trozo de corcho se tratara. Entendieron al momento todo lo que les imprimió con un lenguaje no hablado y que sin embargo estaba marcado por la esencia de la vampiresa.

-Sí, nosotros usar magia de la antigüedad para atar a ti a él- el anciano no podía transmitir sus palabras hacia la mujer, pero lo hizo con sus sentimientos. Sentía desesperación, que tenía la última esperanza delante y que ella era la respuesta a todas las preguntas que se habían hecho a lo largo de mucho tiempo. -El mal que afecta a todo, ser los strigoi- y esa última palabra la pronunció en un siseo que a Eudoxia le recordó a aquellos sirvientes nauseabundos e indignos en un segundo. -Tú ser la última y ellos tomar todo- hizo un gesto que trataba de indicar al globo terráqueo entero.

Ante la pregunta de su ropa, fue la genetista la que sacó de su mochila unos vaqueros, ropa interior y una camiseta. Ropa modesta y que a ella le quedaba algo holgada a su estilo, pero que se pegarían a las curvas de la vampiresa de una forma claramente provocativa. Las mujeres de antes eran más voluminosas que las de ahora. Liv dudó que uno de sus sujetadores le valiera, por lo que volvió a guardarlo en su mochila con una risa nerviosa.

-Si esa cosa se libera será mejor que mires por tu cuello- dijo Setrakian con cierto humor. -Al parecer tu sangre le sabe deliciosa, le sacia más que si bebiera de varias personas a la vez y además le pareces indigno. Deberías andarte con cuidado y seguir alimentando el vínculo con sangre, ¿no crees?

En anciano miró de nuevo a la vampiresa y le enseñó sus manos desnudas y malformadas por heridas pasadas sin curar, en señal de paz. Luego señaló a Van Herden. -Necesitar tu ayuda, él ser tu guía y mentor. Él enseñar la lengua que nosotros hablar.

Cargando editor
17/03/2016, 23:08
Eudoxia

¿Strigoi?- dijo, ahora sí, utilizando su voz, con incredulidad, estirando aquella palabra, y pronunciándola con cierto desprecio, observando fijamente al anciano, sin molestarse siquiera en parpadear, frunciendo los labios al escuchar que en efecto se había practicado alguna clase de magia sobre ella- ¿Sois brujos? ¿Humanos iluminados?-preguntó, con la mente, dedicando una breve mirada incrédula al hombre más joven- ¿Y ese es mi maestro? ¿Vosotros lo habéis decidido así? No voy a mataros, por ahora. Vuestra desesperación y vuestra predisposición me complace. Pero tendréis que ofrecerme algo mejor que un montón de carne indigna, violenta y calenturienta para convencerme de que vale la pena no rajaros la garganta. -expresó, y un sentimiento frío de indignación y suspicacia envolvió aquella corriente de pensamiento- No puedo ser la última. Otros deben estar durmiendo, igual que yo. -dijo, con incredulidad- No habéis buscado bien, seguro. -añadió, como negándose a creer que aquello pudiera ser posible. Un atisbo, de lo que quizá podía ser miedo, se adivinó en su mirada. No parecía intimidada en absoluto por aquellos mortales, no obstante. Más bien, momentáneamente desubicada. Se quedó inmóvil, observándolos, analizando cada una de sus expresiones. Y lo que era capaz de percibir no le gustaba. 

Se acercó brevemente a ellos, viendo que la mujer le ofrecía ropa limpia, y se la arrebató de las manos, con un gesto brusco, tras el cual volvió a retroceder, desdoblando aquellas prendas desconocidas para ella para examinarlas. La tela de los pantalones era extraña. Resistente y a la vez ligera, algo basta. Los interiores le resultaron irrisoriamente minúsculos, y los observó con mayor detenimiento, discerniendo cómo se colocaban sobre el cuerpo, desdoblando a continuación la camiseta. La ropa parecía algo menuda para ella. Y parecía casi de hombre. Bufó. Aquellos sacos de sangre no se habían dignado siquiera en traer ropa adecuada para ella. Pero era mejor eso que llevar los harapos en los que se había convertido su túnica, la cual tomó del dobladillo, para deslizarla por su cuerpo y sacársela por la cabeza, usándola para frotarse la piel, mientras una desnudez que hacía mucho tiempo que no le causaba vergüenza alguna, quedaba a la vista. 

Se vistió, sin prisa, poniéndose la ropa mientras se fijaba en la expresión de la mujer, para saber si se las ponía de la manera correcta. Miraba también de cuando en cuando al hombre joven. Su "maestro". Aquel que emitía pensamientos enardecidos y viciosos que lo contrariaban. Aquel que luchaba por algo a lo que al mismo tiempo odiaba. Se rió. Y negó levemente con el rostro mientras se subía los pantalones, tironeando de ellos, mientras movía las caderas, de un lado al otro, abrochándolos- He cambiado de opinión. Es indigno, pero me complace. -se acercó entonces, y alargando una mano, acarició su pelo, como quien acaricia la cabeza de un perro obediente. Lo tomó por la barbilla, y fijó sus ojos en los suyos, mientras una poderosa imagen intensa de ambos retozando en pleno acto de sexo violento en el que él trataba de ahorcarla con las manos y ella se reía, cabalgándolo, inundó su mente mortal y maleable, al mismo tiempo que sus labios, y la punta de su nariz, acariciaban la piel de su cuello, olfateándolo.

Lamió sus propios labios, en un gesto que podía considerarse pura lascivia o quizá todo un reto, y lo soltó entonces, sin que su expresión se hubiese inmutado, y se alejó, prestando de nuevo atención a los otros dos mortales, mientras entrecerraba los ojos. Nada le impedía matar a aquellos que acompañaban al humano joven, en realidad, pero... Además de una rabia que quizá podía ser reconducida e ingentes cantidades de sangre exquisita, dudada que pudiera ofrecerle especial utilidad. Y se encontraba sola. En un mundo que de seguro había cambiado demasiado como para acabar de comprenderlo del todo. Casi sentía vértigo al pensar que había pasado un milenio cautiva bajo las artes de los hijos de Osiris. Necesitaba al viejo, que parecía sabio. Y la mujer le resultaba apetecible y parecía impresionable. Podía convertirla en su mascota. 

Y sobre todo, no se atrevía a quedarse sin apoyos, hasta saber con seguridad qué había ocurrido con sus compañeros. Con su ciudad. Con el mundo que un día había conocido. Strigoi. ¿Qué demonios habían hecho esas criaturas deplorables? ¿Podían aquellos lacayos que no daban sino lástima y asco suponer una amenaza para su raza?- Os sigo, mortales.-expresó al final, cruzándose de brazos, mientras un sentimiento de incertidumbre que jamás habría osado reconocer, se alojaba, enquistándose, en su pecho.