Partida Rol por web

[Strigoi]Una extraña alianza

Prólogo: El despertar.

Cargando editor
25/04/2016, 01:59
Eudoxia

Eudoxia se rió, soltando una breve carcajada, casi como en un exabrupto- Primero, las cabras no cuentan. Y tampoco que hayas pagado para poder catar un poco de carne.-matizó, con sorna- Y segundo...-lo miró de nuevo, detenidamente, guardando silencio unos instantes antes de continuar- Después de lo que has probado hoy... ¿Crees que de verdad me hace falta una experiencia tan mundana y mediocre como el sexo de la carne? No niego que no sea agradable pero... ¿Crees que valoraría antes probar tu falo que tu sangre? ¿Y te haces llamar cazador?-negó con el rostro.

En cualquier caso, no importa. La realidad es que estoy aquí, en un sótano. Con un humano que me odia y me quiere utilizar de diversas maneras a su vez, mientras el mundo, ahí fuera, se presenta totalmente desconocido para mí. Un humano deslenguado al que no arranco las cuerdas vocales por alguna clase de misticismo que un brujo viejo ha lanzado sobre mí. - su pose mutó, poco a poco, mientras hablaba, volviéndose apesadumbrada- Y todo esto después de haber sido traicionada por mi propia gente, y haber pasado momificada el último milenio. Todo un compendio de aventuras y emociones fuertes, ¿no te parece? Creo que tus intentos de insultos se quedan cortos en comparación a todo eso.

Cargando editor
25/04/2016, 02:22
Carlein Van Herden

Carlein simplemente sonrió sardónico ante las acepciones a su historial de conquistas, pero cuando la vampiresa hizo referencia al momento en que había tomado su sangre sintió náuseas. 

Créeme.. prefiero el sexo infinitamente a que me chupen la sangre. se abstuvo de añadir qué le gustaría que le chuparan realmente, el cazador empezaba a controlar su lenguaje. Lo que valores tú o no me importa poco, los tuyos solo encontráis placer con la vitae.. los vivos lo hacen de otros modos...

Cuando escuchó a Eudoxia lamentarse, Carlein apretó los labios con honesto cabreo. Como si él hubiera abrazado entusiasmado la causa de quedarse vinculada a la vampiresa, se cruzó de brazos aguantándose las ganas de interrumpir.

¿Crees que yo salto de alegría de esta guisa? Me han entrenado desde que tengo uso de razón para cazar a los tuyos, joder. Y ahora me veo colaborando con uno. bufó frustrado, soltó un golpe contra un pilar, le hizo daño despellejando un tanto los nudillos, afloraron algunas trazas de sangre por el golpe, pero no le importó. Tú tampoco lo pones fácil, ¿sabes? Me importa una mierda lo que opines de mi, pero créeme que llamarme perro o lacayo no ayuda a que te dé tregua. Coño.. ahora resulta que he herido los sentimientos de la vampiresa. gruñó más cabreado por la situación que por la propia Eudoxia, le dio la espalda caminando con el puño dolorido soltando maldiciones ininteligibles mientras escuchaba los lamentos de ella.

Yo no soy el mejor que podían encontrar para esto.. era el único. Así me lo planteó el viejo. respondió mirando hacia el tragaluz. A ti los tuyos te tracionaron.. a mi familia también. Que el destino es un cabrón irónico es un hecho, eso no se lo discute a quien quiera que haya allí arriba riéndose de nosotros. apretó los labios y se volvió hacia Eudoxia sintiendo una abominable empatía hacia ella, una empatía que no soportaba tenerla pero que allí estaba. Puedes dormir tranquila. No te estacaré, tienes mi palabra, si es que te sirve para algo. Si vamos a tener que acabar con el Máster.. vamos a tener que bajar las revoluciones.. tolerarnos.. confiar.. no nos queda otro remedio.

Cargando editor
25/04/2016, 02:46
Eudoxia

Eudoxia siguió los movimientos de Carlein a lo largo del sótano,  sin poder evitarlo posar la vista sobre su puño herido. En aquellos momentos amargos y difíciles de asimilar, la mera visión de la vitae le daba un sentido tangencial a las cosas. Una nitidez que de seguro se haría mayor si volviese a probar su sabor...

- No me queda más remedio que fiarme de ti...- dijo, haciendo un esfuerzo por mirarlo a la cara- Permíteme...-expresó, tomando su mano en cuanto pasó lo  suficientemente cerca de su silla, sin hacer fuerza pero con firmeza, llevándose sus nudillos a los labios, entreabriendolos despacio para dejar salir su lengua, que era ahora similar a la de cualquier hombre y no como la de un ofidio. 

Lamió las trazas de la vitae que había comenzado a derramarse sobre su piel,  y jadeó, sin quererlo, al mismo tiempo que las pequeñas heridas cicatrizaban, con rapidez, tras el paso de sus lametones - Por la gloria de Set... Este sabor... Me hace sentir infinitamente mejor... 

Cargando editor
25/04/2016, 03:06
Carlein Van Herden

Carlein no impidió el acercamiento de Eudoxia, si quería predicar con sus palabras debía ceder ante esas circunstancias que en otras circunstancias rechazaría. La miró sin perder detalle mientras se deslizaba hacia él, dejó que tomara su puño herido con las manos y sintió un escalofrío cuando sus manos frías tomaron la suya. No sabía que esperar de ello, contuvo el aliento deseando no haberse equivocado.

Sintió la lengua sobre sus nudillos mientras la contemplaba, una imagen tan perturbadora como sugerente. Carlein sintió el cosquilleó de esos lametones, movió los dedos sutilmente acariciando sus labios mientras que el calor que ella no generaba lo hacía él por los dos. El jadeo lo removió, sintió una inhumana excitación por aquel gesto inocente, el cazador sintió algo de rabia por experimentar aquello, aunque su cuerpo no parecía conforme. 

Gracias.. le salió el agradecimiento por sentir sus nudillos sanar, si bien sabía que no había sido un gesto desinteresado, Carlein pareció domado por unos instantes, absorto por la contemplación de esa imagen.

Cargando editor
25/04/2016, 03:23
Eudoxia

 Así es como siempre hemos escondido nuestras fechorías. - explicó, tras dar un último repaso a su piel- Tomamos lo que necesitamos y tras ello cicatrizamos toda evidencia, siempre que sea necesario hacerlo.-comentó, soltándolo, despacio, mientras posaba la vista sobre la evidencia física de las reacciones corporales del cazador y esbozaba una leve sonrisa- Nuestra sangre tiene un efecto aún más potente. Es incluso capaz de regenerar huesos, y tomarla permite a los humanos poder utilizar algunas de nuestras facultades.-añadió, mientras se relamía los labios.

Cargando editor
25/04/2016, 03:33
Carlein Van Herden

Carlein escuchó a la vampiresa aún atrapado en esa tormentosa sensación, atenuó el brillo del deseo en la mirada y apartó la mano del rostro de Eudoxia lentamente, aunque sintiendo el impulso, al que cedió, de acariciar sus labios con la yema de los dedos.

Un truco muy útil.. admitió el cazador entiendo una de las bases del subterfugio de los vampiros mientras se miraba el puño sin herida, con un gesto casi tierno acarició la mejilla de la vampiresa acercando su rostro al oído, esbozando una sonrisa torcida. Y también los esclaviza a la voluntad del vampiro.. sí, es un intercambio justo, ¿verdad? le susurró con un tono ciertamente sarcástico, se separó un tanto para mirarla a los ojos muy de cerca.

Algunas cosas sé de los tuyos, no todo.. pero algunas cosas sé. sintió esa lujuriosa tentación de nuevo, pero Carlein mantuvo su posición, una mirada áspera y dura. ¿Ibas a sugerir un trago? sonrió divertido en ese tira y afloja, al menos era más entretenido que tirarse los platos a la cabeza.

Cargando editor
25/04/2016, 03:48
Eudoxia

- Chico listo...-dijo, extrañamente complacida, habiéndose dejado acariciar, como el león que encontraba a una presa de pronto medianamente interesante y decidía no comérsela. -  Tenía que saber hasta que punto conocías los misterios de la vitae. Y la intención no era sugerirtelo... Más bien... Pretendía implantar la idea en tu cabeza para que tú mismo quisieras probarla.- explicó, esbozando una expresión sugerente -  Pero posees ciertos conocimientos y una voluntad excepcionalmente fuerte... Lo cual aumenta sobremanera mis ganas de probarte y de tentarte. -dijo, tomandolo por la barbilla, para regalarle de nuevo un  lametón, que recorrió, despacio, su labio inferior, para apartarse y mantener su mirada,  acto seguido.

Cargando editor
25/04/2016, 15:02
Carlein Van Herden

Con la mirada depredadora respondiendo a la de Eudoxia, Carlein parecía haber encontrado ese punto en el que podía tolerar a la vampiresa. Ese duelo de voluntades, de deseo e intenciones lo hacía estar alerta y lo estimulaba, confesaría a si mismo que le gustaba que Eudoxia hubiera admitido eso de él. El cazador quiso tensar un poco más la cuerda, reflejando el instinto animal en su mirada alojada en los de la cainita.

Puede que me sienta tentado por lo que me ofreces.. y eso lo hará infinitamente más interesante.. los matices de la mirada de Carlein se habían vuelto peligrosos, y sumergido en ese juego de tira y afloja, el cazador se mordió la pared interna del labio para hacerte una ligera fisura soportando la punzada de dolor de la que manó un poco más de sangre. Mojó su lengua con la sangre, y siempre cerca del rostro de la vampiresa, paseó la lengua por sus labios mientras la miraba sin parpadear apenas.

¿No crees..? le susurró mientras saboreaba los fríos labios de Eudoxia que tornaba carmesí por su sangre.

Cargando editor
25/04/2016, 15:48
Eudoxia

Eudoxia no contestó, y tan sólo se quedó muy quieta, notando el roce de la lengua ensangrentada y cálida de Carlein, notando el sabor de su vitae en los labios, y el ardor de sus propias encías, antes de que sus filosos caninos asomasen, atraídos por la llamada de aquel elixir que sabía a victoria. 

Le había bastado tan sólo unas horas, y el cazador ya se encontraba en una posición provechosa para ella. Una sola noche, y había dejado de lado las supuestas náuseas para caer de lleno en aquel juego en el que sus ideales se desmoronaban en favor de los instintos. 

Se sintió complacida al descubrir que aún era capaz de atraer a su terreno a pobres incautos como aquel, para la Gloria de Set, y su garganta, en respuesta, emitió un sonido cargado de satisfacción, similar a un ronroneo, mientras su lengua volvía a asomar, ávida, y lamía el reguero carmesí esparcido sobre sus labios primero, y la propia lengua del cazador después, juntando finalmente su boca carnosa a la del hombre, para beber de la misma aquella exquisitez, entrecerrando los ojos, con la mirada cargada de éxtasis y lascivia y las pupilas, una vez más, completamente dilatadas.  

Cargando editor
26/04/2016, 14:19
Carlein Van Herden

Carlein sintió ese beso una perdición de la que no era consciente en ese momento, a ella se le unió un arrebato con el que cogió a la vampiresa por el talle, clavando sus uñas mientras ese beso de condenación hacia su perverso trabajo. El cazador había jugado con fuego, y ahora estaba pagando sus consecuencias, saboreó esos labios fríos como aliento de vida engañándose sobre la verdadera naturaleza de estos.

Las manos del cazador se deslizaron levemente hacia el principio del trasero de Eudoxia, el vil deseo de lujuria lo había gobernado por unos instantes. Deseo y repugnancia, ansia y autocontrol, todo se mezclaba en un confuso cóctel tejido por su mente y las hábiles manipulaciones de la vampiresa. En esa bifurcación aparecieron pensamientos perniciosos, como si la latente misantropia del cazador se manifestara espoleada por los labios de la cainita.

Se logró separar al final de los labios de su perdición pelirroja, y solo mirar las pupilas henchidas de lujuria le hizo que todo su cuerpo se retorciera pervertido por esa mirada. El instinto de matarla, el instinto de tomarla, el instinto.. y lo único que pudo hacer mientras se hundía en la pecaminosa mirada de Eudoxia fue maldecir a Setrakian por haberle unido a aquel monstruo solo para descubrir que él mismo también lo era.

Cargando editor
26/04/2016, 15:18
Eudoxia

Eudoxia dejó que el cazador se separase de sus labios, relamiendo una última vez los suyos para percibir el regusto de la dulce vitae, observándolo fijamente, aún con aquella expresión, sin hacer ademán de acercarse o de soltarse de su agarre, mordiéndose el labio inferior, notando el roce de sus propios afilados caninos al percibir el rastro ardoroso de sus uñas sobre la piel, y dibujando una sonrisa ladeada al percibir dónde habían acabado sus manos.

Crees que te doy asco, pero aún te aferras a mí. -observó, estirando una mano, despacio, para acariciar su pelo, con la parsimonia propia de quien intenta amansar a un animal asustado- Eso me dice que lo único que sientes en realidad es cohibición, y miedo de tus propias reacciones.- negó levemente, con el rostro- A mí también trataron de adoctrinarme. De enseñarme lo que era "lo correcto". Pero, ¿qué es realmente lo correcto? ¿Acaso el hombre alguna vez ha sabido realmente lo que es? ¿Acaso existe siquiera realmente ese término, o tan sólo es la manera en la que unos pocos decidieron llamar a su propio instinto de conservación?- parpadeó, a pesar de no necesitarlo, tras pronunciar aquellas palabras que eran a su vez la palabra de Set. Después de todo, la voluntad de Carlein sería algo más amoldable si no la veía como a un completo ser ajeno a la humanidad, y fue por ello que, percibiendo la calidez de la piel de aquel mortal, cerró los ojos, y con un verdadero esfuerzo, trató de rebuscar en los rincones más lejanos de su dilatada memoria, para encontrar los primeros pasos en la noche de aquella joven hija de patricios que aún percibía el calor de su propia carne y envolverse con aquellos recuerdos, haciendo fluir la sangre a través de sus venas, para dotar de vida momentánea su cuerpo, dotándolo de tibieza y rubor.

En el fondo, quizá, una parte de ella realmente quería su aceptación por motivos carentes de malevolencia. Esa parte, que perdida y confusa gritaba en sus adentros, y que se sentía profundamente atada a ese mortal, quizá sólo buscaba consuelo en la única compañía que encontraba a penas cercana en un tiempo y en un lugar que no le pertenecían, o quizá sólo quería paliar el miedo que sabiamente su espíritu sentía, subyaciendo bajo la escarcha de su sangre fría y espesa. 

Cargando editor
27/04/2016, 01:28
Carlein Van Herden

Mientras la calidez regresaba al cuerpo de Eudoxia, las palabras envenenadas de la serpiente se colaron dentro de él con absoluta efectividad. El cazador tembló, porque se sintió totalmente identificado en lo que decía, adoctrinado.. lo correcto.. las manos de Carlein se clavaron en las caderas de la vampiresa que ahora sentía mucho más viva y apetitosa si cabe. La miró a los ojos sintiendo la vida en su reflejo, algo estaba ocurriendo y el mortal negó primero con la cabeza, como si algo de raciocinio tirara de él para advertirle.

Yo.. te entiendo. fue lo máximo que pudo decir sintiéndose abatido, y aquel deseo de lujuria se atenuó un poco, ¿se había equivocado? ¿se había precipitado al juzgar? El maelstrom de confusión fue cristalino para la mente de la vampiresa, como si hubiera presionado las teclas adecuadas y de una pasada hubiera derribado los fundamentos esenciales de su fe. 

¿Tan vacío es cuanto me han enseñado? Solo a odiar.. a destruir.. a matar.. apretó los labios generando un sentimiento de ira fría hacia sus progenitores. Sus padres lo habían usado como una herramienta, la Resistencia del mismo modo.. ¿acaso solo servía para matar vampiros? El mundo se había ido a la mierda y el viejo creía que despertando los antiguos señores de los strigoi iba a cambiar algo. Para él solo era cambiar lo malo por lo terrible, y ahora lo terrible frente a él mirándole con rubor en las mejillas y aun sabiendo que intentaba manipularle.. sus palabras fueron las más honestas que pudo escuchar en la vida.

Se separó un tanto de Eudoxia, abandonando lentamente el contacto de su cadera sumergido en esa confusión. Tenían una misión, solo importaba la misión, Carlein empezó a aferrarse a esa misión como el clavo ardiendo al que todos nos agarramos cuando nuestra vida se trastorna. Igual que Eudoxia había retomado el apetitoso aspecto de la vida, él había palidecido totalmente.

Cargando editor
27/04/2016, 01:57
Eudoxia

Durante lo que pudo ser un breve instante, Eudoxia sintió una punzada de culpabilidad, propiciada por la fuerza de aquel vínculo que obraba sobre ella y que la ataba irremediablemente al cazador.

Pero aquello fue tan sólo un parpadeo, que dio paso a la antesala del gozo que la invadió al percibir la enorme confusión en la que había sumido a Carlein, cuyas creencias se tambaleaban de pronto, por el efecto de aquellas simples palabras. Su padecer espiritual era tan delicioso que tuvo que contenerse para no empezar a relamerse, y sin embargo aquello no dejaba de tener un regusto amargo. Era contradictorio, incluso puede que penoso. 

Dejaré que puedas pensar con tranquilidad. Mereces un poco de intimidad en estos asuntos. -admitió, diciéndose que por ahora, debía dejar aquel asunto en manos del glorioso Set. Ella ya había plantado la semilla del cambio y de la duda en su pequeña mente mortal.

De nuevo, su mano se estiraba, esta vez posándose sobre su mejilla. Y al mismo tiempo que sus dedos presionaban, cálidos, sobre su piel, el propio Carlein pudo sentir cómo algo, una presión casi imperceptible, se iba retirando, hasta que por parte de la mujer tan sólo hubo silencio, y una mirada aún cargada de lujuria, teñida a su vez por la profunda curiosidad, y por un ligero matiz de preocupación que quizá la propia dueña de aquellos ojos desconocía. 

Cargando editor
27/04/2016, 02:14
Carlein Van Herden

Eudoxia abandonó su mente sintiéndose limpio de presencias, volvía el silencio entre los dos que se había tornado significativamente distinto, la mirada de la vampiresa se tiñó de los matices adecuados para sepultar su inseguridad. Carlein tomó su mano y la besó, como si hiciera de ello un agradecimiento mientras su mirada solo podía verse atrapada por la de ella. Él respondió con las mismas vibraciones, si los cimientos de lo que creía se habían tambaleado, estos habían abierto grietas por los que se colaba el deseo reprimido por el odio y el asco.

Los ojos del cazador ya no veían un enemigo, o al menos bajo ese sótano esa sensación parecía exorcizada. Era una mujer.. una mujer que demostraba atención e interés por él.. después de todo lo que le había dicho y hecho. La razón peleaba agotada contra las ilusiones que germinaban en la mente del cazador, y de un arrebató renovó la presa en la cintura de la vampiresa con una mirada líquida de deseo.

Empujó a Eudoxia contra la pared más oscura del sótano atrapándola con su cuerpo, su rostro se acercó al suyo respirando agitado mientras sentía ese calor ficticio de sus labios llegar a los suyos. Sin contención tomó la cadera de la vampiresa acariciando enteramente sus glúteos, como un animal salvaje se lanzó a besar sus labios con desesperación haciendo real la lujuria de su imaginación y comprobó extasiado que la realidad superaba a cualquier ficción que hubiera imaginado.

Cargando editor
27/04/2016, 02:34
Eudoxia

Eudoxia notó aquel beso agradecido sobre su mano, percibiendo en el rostro de Carlein aquella expresión, que tan familiar le resultaba. Aquella que portaba todo nuevo acólito, incluso antes de saber que comenzaba a seguir la fé de Set. Y aquello la sobrecogió, de una manera difícil de manifestar, a pesar de que la poderosa sensación tan sólo se expresase a modo de leve sonrisa, en su rostro. 

Parpadeó, llevada ahora por un automatismo generado por la sangre, y bebió con la mirada el fuego líquido que derramaban los ojos del cazador, que poco a poco se trasformaban, hasta parecer incluso depredadores. Eudoxia se preguntó qué clase de pensamientos invadirían ahora la cabeza del mortal, elucubrando sobre la marcha sus propias sospechas, viéndose de pronto sorprendida por el repentino gesto de su acompañante, que de pronto volvía a aferrarse a ella, con renovadas ansias, y la arrastraba consigo hasta dar con una pared alejada de aquella luz artificial que parecía magia ante su razocinio. 

La sacerdotisa de Set se dejó arrastrar por la fuerza primitiva del hombre, emitiendo un jadeo, y recibió sus sedientos besos con satisfacción, diciéndose que cada uno de ellos era uno de sus ideales, haciéndose añicos. Respondió, enardecida, a aquellos actos, besándolo también con ansia, saboreando el calor de su boca, y mordiendo su labio inferior con gula al recordar cómo de él había manado la vitae, instantes atrás. 

Rodeó su cuello con los brazos, y se aferró a su espalda, enterrando sus dedos, y el borde de sus uñas, sobre su carne, y entreabriendo a su vez las piernas, queriendo percibir la evidencia de su deseo carnal más de cerca, concediéndole por el momento, el permiso necesario, y las riendas, para que llevase la situación hacia donde considerase oportuno.

Cargando editor
01/05/2016, 22:27
Carlein Van Herden

Los movimientos de cadera de Carlein se hicieron cada vez más intensos, fingiendo la deseada penetración haciendo crecer su miembro por momentos. Los besos del cazador derritieron se lujuria su mente, y por cada beso que entregaba, mayor era su gula por los labios de Eudoxia.

El hombre jadeó sobre el cuerpo de la vampiresa, abrigándose a ese tacto en su espalda, y arrastrado por aquel impulso primitivo la despojó de ropa el torso solo para sumergise en sus senos. Besó y mamó de ellos con deseo, clavando sus dientes en la tierna piel de la vampiresa como si él mismo quisiera emular su condición de cainita.

Las manos regresaron a sus glúteos, pero esta vez colándose tras los pantalones y tocando su piel. No sabía si sentiria los pelizcos, pero Carlein lo hizo solo por el placer de sentirlo.

El hombre seguía empujando a la vampiresa contra la pared, obstinado en empotrarla contra los cimientos del sótano e incapaz de contener el deseo que se desataba en su cuerpo.

Cargando editor
01/05/2016, 22:57
Eudoxia

Se dejó arrancar la ropa, cruzando las piernas a la espalda del cazador, apretandolo contra ella como la araña que ronda a su presa en la pegajosa tela. 

Eudoxia notó que la boca trémula y ansiosa de Carlein se desplazaba entonces hacia campos situados más hacia el sur, en los que se encontraban sus generosos pechos, coronados por sendos peones,  redondeados y oscuros, y ahora además cálidos y revitalizados, susceptibles de reaccionar al paso de su lengua, endureciendose, y transmitiendo un ramalazo de placer agridulce lleno de reminiscencias cuando los dientes apretaron su carne, mordiendola. Un ramalazo de placer que la llevo a mirar hacia lo alto y gemir, mientras sus uñas se clavaban ahora con más saña en su espalda, provocando que la sangre comenzase a manchar las yemas de sus dedos. 

La sacerdotisa de Set se mordió el labio inferior, e introdujo la mano entre aquellas ropas extrañas que llevaba el cazador, acunando en su mano su virilidad, esbozando una pérfida sonrisa, y moviendo sus dedos a lo largo de la tibia piel deslizante que la cubría al mismo ritmo al que el simulaba estar penetrandola. 

Su boca, tentadora, se aproximó de nuevo a su rostro, para acabar posandose sobre el lóbulo de su oreja, apretandolo, despacio, entre los labios, para tirar, lentamente, de el-  Vamos, hazlo...- dijo, utilizando su propia voz. Y si bien era cierto que Carlein no podía entenderla, sin duda comprendería su tono apremiante y sugerente.

Cargando editor
01/05/2016, 23:32
Carlein Van Herden

Sintió el ardor de las uñas de la vampiresa en la espalda, sintió el dolor lacerante que su psique tornó en placer mientras esa masturbación lo excitaba cada vez más. Aquello lo obligaba a tomar más de ella, envuelto en un lujurioso círculo vicioso del que no quería escapar.

Gimió al sentir la mano caliente en su miembro, la vampiresa lo iba arrastrando a su terreno y por momentos se desquiciaba cada vez más. Con un gesto animal coronó los besos en los senos de la vampiresa con un mordisco, dejando sus pezones palpitando. La separó sujetándola del cuello, manteniendo la presa contra la pared, y con el cuerpo de Eudoxia estirado frente él correspondió del mismo modo a la vampiresa. Metió las manos dentro de sus pantalones y empezó a acariciar, a tentar, a untar..

La miraba a los ojos encendidos de lujuria, el deseo líquido que se cristalizaba en sus dedos buscando la perla del interior de la cainita. Pero ese gesto no era del todo altruista, buscaba despojar a la setita de toda la ropa.. cumplir ese deseo envuelto en su pene totalmente duro y entregado a penetrar a Eudoxia. Le dolía atrapado en los pantalones, pero aceptaba ese dolor sabiendo lo que estaba a punto de suceder. Lo que deseaba que sucediera..

Cargando editor
02/05/2016, 00:14
Eudoxia

Un siseo acompañaba las últimas y dolorosas atenciones que el cazador dedicaba a los pechos de Eudoxia, que rió a continuación, viéndose de pronto separada de su presa, que convencida de poder dominarla la agarraba por el cuello, empujándola contra la pared. 

La setita se dejó hacer, clavando sus ojos claros, retadores, sobre Carlein, que ansioso por poseerla y enardecido,  exploraba entre sus piernas, descubriendo la humedad que, debido a su vitalidad fingida, había comenzado a brotar de sus adentros a tenor de la circunstancia. Después de todo, aquel juego, aquella caza llena de insospechados premios la excitaba sobremanera a ella también, y no tardó en encontrarse a si misma jadeando, estimulada por las casi rabiosas caricias de su nuevo acólito. 

Su tamaño, menor al del cazador en lo estrictamente físico,  provocaba que al mantener su mirada, entrecerrada, sobre la del mortal, tuviese que alzar el rostro. Pero lejos de sentirse intimidada por ello, aquello le resultaba toda una paradoja, que no hacía sino hacerla arder en deseos de probar lo que el humano tenía reservado para ella .

Cargando editor
02/05/2016, 00:51
Carlein Van Herden

Paradójicamente los gemidos de placer de Eudoxia envenenaron cada vez más la mente al cazador. La veía tan humana en ese momento que la mentira cuajó, apretó la mano en su garganta mientras volvió a besarla con lujuria absoluta a la par que las penetraciones de sus dedos se hacían cada vez más fuertes, mojando sus dedos en los fluidos que la excitación de la vampiresa le entregaba.

Gobernado por el deseo la soltó, solo para cogerla en volandas sin apartar un ápice su lengua jugar con la de ella. La tumbó con brusquedad sobre la mesa mientras la liberaba de los pantalones echando al suelo todo lo que hubiera sobre la misma. A su vez él se bajaba los suyos, mostrando su pene totalmente firme por y para Eudoxia.

La abrió de piernas con esa misma brusquedad, y no hubo ceremonias ni rodeos, empujó su cadera haciendo que su miembro la penetrara hasta el fondo de su esr. Mientras la agarraba con firmeza de la cadera, sintió el calor de la vampiresa encerrando su miembro con absoluto placer mientras jadeó sobre ella como un animal en celo.