Partida Rol por web

Mientras Quique dudaba, agarrado a la puerta todavía, al otro lado los sollozos se convirtieron en una especie de estertor. ¿Estaba cuerda o loca la persona que sollozaba? Era imposible saberlo. Pero fuera como fuera ahora parecía estar asfixiándose o sufriendo algún tipo de ataque que le impedía siquiera vocalizar, quizás ni respirar.

Ajeno a todo eso Jim recorría las puertas y, pese al cerrojo externo, iba sellando cada una con manos temblorosas mientras escogía las llaves de seguridad que tenía en aquel manojo. Varias de las llaves le ayudaron en la tarea.

Por su parte Kath se acuclilló junto al doctor. Los ojos del hombre estaban perdidos en la oscuridad, casi vidriosos, pero al escuchar la voz de la muchacha giró su cabeza y mostró un atisbo de entendimiento...

Walker aferró el hombro de Katherine:

- Todo está en el cerebro.Lo sabemos pero no lo comprendemos.- hablaba mirando a Kathleen con ojos vidriosos pero estaba claro que su mente iba mucho más lejos, quizás a alguna cátedra invisible que escuchase sus palabras, pronunciadas con una voz extrañamente firme y segura - Nuestros estudios actuales están limitados por la superstición y una falsa demagogia social que no comprende que, a veces, la ciencia debe ir más allá de lo meramente especulativo y formalmente aceptado. No se trata de experimentar con sujetos socialmente válidos ni requerir sacrificios específicos. Existe un campo de pruebas amplio y concreto en cualquier calle de una gran ciudad. ¡Cómo podemos defender la pena de muerte y negarnos a esta evidencia! ¿Qué fin persigue nuestra justicia? ¡La venganza! ¿Y qué les propongo yo? ¡La redención a través de la donación de la vida! ¿Saben quizás por qué en siglos pasados el avance de la ciencia fue mucho más rápido comparativamente hablando con respecto a la actualidad? ¡Porque los científicos eran reverenciados! ¡Los experimentos se observaban con el entendimiento de que buscaban un mejor futuro! Mírenos ahora ¡hasta los animales acabarán por tener derechos! ¡No experimentar si se causa daño a animales! ¡Ni siquiera en la Edad Media eran tan absurdos y oscurantistas! Pero mis experimentos no pueden realizarse con animales... Ni siquiera el primate más evolucionado se encuentra cerca de lo que nosotros hemos alcanzado por mera casualidad... ¿Cuánto tiempo más seguiremos esperando a que la casualidad nos brinde sus dones? ¡Cojamos los frutos como modernos prometeos! Mi abuelo vio el camino... ¡Lo comprendió!

Era evidente que la mente de Nicholas se había resquebrajado en algún punto y ahora declamaba ante un auditorio inexistente.

El rugbier estuvo a punto de volver a abrir la puerta, pero los argumentos de Jim terminaron de convencerlo. Fuera lo que fuera que estaba pasando tras ella lo mejor sería que ellos no participaran - Si, mejor vamos tras Kowalsky - le contestó antes de escuchar la voz de Walker.

Sorprendido intentó entender lo que estaba diciendo, aunque estaba claro que los conceptos que vertían eran demasiado nebulosos para su formación académica - Eh... ahora no importa - intentó calmarlo - Lo importante es encontrar a Kowalsky y la llave... para poder detener ese motor y así poder salir de aquí... luego hablamos de eso - lo intentó consolar mientras esperaba que Jim cerrar, también, la puerta que estaba sosteniendo

Kath empezaba a perder los nervios, o más bien la paciencia, al verse inútil sin ser capaz de hacer que Walker reaccionase volviendo al mundo. Sin estar muy segura de sí misma, le sujetó por los hombros y le zarandeó con fuerza.

-¡Vamos, Walker! ¡Déjese de experimentos ahora! Si no encontramos al forma de salir de aquí poco va a poder hacer... salvo convertirse usted mismo en un experimento...- la actriz hablba nerviosa lanzando furtivas miradas a la puerta de la que provenían los gritos, como si esperase en cualquier momento que se abriera una marabunta de desequilibrados irrumpieran en la sala a por ellos.

-Por dios... éste hombre es un nazi, casi puedo imaginármelo a Mengele diciendo exáctamente lo mismo

Alicia se arrodilló junto a Walker y tomándolo fuertemente por el mentón y la nuca, trató de que se quedara quieto unos segundos, para poder ver si había resultado herido en la pelea o si simplemente su mente se había tomado vacaciones permanentes.

Mientras Jim cerraba con manos temblorosas y lo más aceleradamente posible todas las puertas que podía, escuchaba la cháchara de Walker. Su confianza en el doctor hacía tiempo que se había esfumado, desde que descubrió que su antepasado era uno de los que había desencadenado toda esa mierda hacia años. Pero todo lo que estaba contando ahora le ponía los pelos de punta. Bueno, seguramente ya los tuviese de punta desde hace rato…

-No me jodas Walker, y cierra la puta boca. ¡Joder, que alguien le haga callar! No soporto a este tío. ¡Esta como una puta cabra!- Jim terminó de cerrar la última puerta y se acercó a grandes zancadas al grupo, mientras señala con un dedo acusador a Walker -¿Es que no lo escucháis? Ese capullo está hablando seguramente de experimentar con personas vivas. Como su puto abuelo. Joder, pero no se porque me sorprendo, ya me lo insinuó el otro J…- Jim se calló al instante, a sabiendas de que estaba hablando más de la cuenta. Se quedó así un par de segundos, para acto seguido escupir al suelo con desprecio. Luego señaló a los dos dementes que yacían inconscientes en el suelo.

-Como no te calles vas a acabar como esos capullos- como para demostrar que hablaba en serio, Jim se acercó hasta ellos y levanto las tenazas sobre la cabeza, con el ceño fruncido y clavando una dura mirada sobre los cuerpos -No podemos dejarlos así. Podrían despertar en cualquier momento- el músico aferraba con fuerza las tenazas, dispuesto a descargarlas sobre la cabeza de aquellos dementes. Tras un par de segundos interminables, pareció dudar durante un instante, incluso aflojó la fuerza de sus manos sobre las tenazas… pero la determinación volvió a su rostro, y apretando los dientes se dispuso a golpear con todas sus fuerzas.

Quique se desentendió del drama que sucedía a sus espaldas, aunque no dejó de prestar atención a lo que pasaba. Una vez que Jim cerro la puerta que sostenía sus rostro giró hacia el final del pasillo y, con los puños cerrados se mantuvo atento a quien pudiera venir desde allí.

- No se quien está más loco. Si los internos, Kowalsky o Walker... tanto el viejo como el nuevo - se lo escuchó murmurar en voz baja mientras meneaba la cabeza

Jim descargó con furia las tenazas sobre la cabeza del primero de los locos. Los demás asistieron impasibles al espectáculo. Era difícil determinar que resultaba más terrible: la visión de aquel cráneo doblándose bajo la furia del metal, el ruído del hueso al quebrarse irremediablemente o la angustiosa calma con la que los demás aceptaban el claro hecho de que se habían adaptado perfectamente a las condiciones en las que estaban inmersos: matar para no morir... Sin detenerse un segundo el cantante remató al otro hombre indenfenso. Ahora se alzaba en el medio del pasillo con la chaqueta y las tenazas totalmente cubiertas de sangre y con un extraño brillo en los ojos. Por un momento pareció sentirse turbado... Luego un estremecimiento recorrió su espina dorsal al darse cuenta de lo que había hecho. Quizás había algo de culpa en sus ojos, pero pronto recobró la calma.

Los demás sólo observaban.

Walker permanecía en silencio, mirando fijamente a Alicia, quien mantenía su cabeza firme. Reaccionaba a los estímulos del exterior y parecía incluso dispuesto a levantarse aunque se hacía evidente que su mente estaba muy lejos de aquel sitio. Quizás, de todos, era el más afortunado.

De la puerta de donde salieron los locos vino un nuevo sonido. Alguien llamaba. Una voz masculina, exageradamente melosa, preguntó al otro lado:

- ¿Me dejáis saliiiiir? No voy a haceros daaaaño.... Tengo lo que buscáis... ¿No lo queréeeeis? Jijijijiji....

Auqella voz melosa hizo que todos sus músculos se pusieran en tensión. Lejos de resultar atrayente, le producía una sensación de repulsa y desagrado dificilmente descriptible. Kath miró hacia la puerta con evidente desagrado y la duda dibujada en sus ojos.

-¿Qué vamos a hacer ahora?- preguntó a sus compañeros -Necesitamos alguna idea sobre donde encontrar a Walker o a Kowalsky, no podemos seguir...- miró el cuerpo laxo a los pies de Jim sin pronunciar palabra alguna pero dandolo a entender todo. Matando, la palabra tomó forma en su mente, atronadora, pero sus labios no la materializaron.

Impertérrito ante la furia descargada por su compañero, el rugbier permaneció con los puños cerrados y la tensión dibujada en su boca. Estaba claro que estaban en peligro. Peligro de muerte. Y, aunque no le gustara, no había muchas opciones más que buscar a Kowalsky y la llave.

Aunque quizás quien habalaba sabía algo. Casi sin darse cuenta contestó - Lo que buscamos?... Y tu que sabes que buscamos? - contestó de mal modo mientras la impotencia se notaba en su tuno de voz. Quería avanzar, aunque quizás no fuera necesario. Quizás allí, tras la puerta estaban las respuestas.

Sin prestar mucha atención a Jim, Alicia siguió examinando a Walker haste que hizo un gesto de negación con la cabeza.

-Ido, este hombre está completamente ido. Evidentemente su...

La doctora se calló al oir la voz que los invitaba a cruzar la puerta. Un escalofrío le recorrió la espalda e hizo que se le erizaran los cabellos de la nuca. Soltó a su colega y se incorporó lentamente con la mirada fija en la puerta.

-Espero que no piensen que tenemos que entrar ahi... -Dijo luego de la reacción de Quique.

-Matar o morir...-susurró apenas entre dientes, con la mirada fija en las masas aplastadas que habían sido cabezas hacía unos segundos- Matar o morir, joder..-repetía, como queriendo autoconvencerse. La sangre salpicada resaltaba en su chupa de cuero blanco. Con el brazo que sujetaba el arma inerte a un costado, las gotas de sangre resbalaban por las tenazas hasta caer al suelo, repiqueteando en un charco que comenzaba a formarse... plick, plick, plick...

Jim permaneció ahí quieto, hasta que se escuchó la voz al otro lado de la puerta. Eso lo hizo reaccionar, pero solo para acercarse hasta la puerta negando con la cabeza.

-No, no vamos a entrar ahí- afirmó en contestación a la duda de Alicia-. No es más que otro puto chiflado, que intentará arrancarnos el corazón si abrimos la puerta. Lo mejor será que continuemos por el pasillo. Probablemente será lo que ha hecho Kowalsky.

Al otro lado la voz contestó con el mismo tono desagradable y meloso:

- No podéis pararlo... jijiji... el motor está en marcha y no podéis pararlo...- canturreaba feliz como un niño - Porque nosotros tenemos las llaves... jijijijiji... Arriba todo arde y no quedará nadie vivo en este mundo para contarlo... jijijii... nosotros esta vez sabemos hacia donde ir... jijiji... Volveréis a arder en vuestro propio infierno...

Como si fuera un añadido a su burla rascó la puerta de metal con algún objeto de forma insistente... ¿una llave?

Los demás miraban impotentes al fondo, a la oscuridad. Cuando Jim cerró varias de las puertas atisbó el final del pasillo en la penumbra. Creyó ver en ese momento que el pasillo moría en otras puertas dobles, similares a las que habían cruzado para llegar hasta allí.

Ante las palabras del loco Quique miró a sus compañeros preocupado. El "loco" había hablado de las llaves. Había hablado del motor. Realmente sería un loco?

Tragando saliva cerró con fuerza sus puños y bajó la voz, esperando que no lo pudieran oir detrás de la puerta - Pues... debe ser un loco... puede ser mentira, pero... parece que sabe demasiado -

Quizás debamos escondernos y dejarlos salir... y descubrir quien es el que tiene las llaves para conseguirlas. A lo mejor el resto decide huir de aquí - añadió esperanzado - O por lo menos eso espero -

La actriz miró aterrada a Quique. La idea de dejar salir a aquella gente no le parecía ni adecuda ni inteligente, pero a la vez ¿que opciones tenían? ¿Acaso podía plantear algo mejor ella? EL ruido de la llave se le metía en el cerebro haciendo que rozase el histerismo, cuando trató de hablar las palabras se negaban a salir de su boca.

-Yo no creo... no...- volvió a mirar la puerta y tomó aire para tratar de calmarse -Tiene que haber otra opción.

-Si hay otra opción, y es seguir por el pasillo. Hay unas puertas dobles al final- comentó Jim, alejándose ya poco a poco de la puerta de la que salían las voces-. Que ese jodido loco haya golpeado con algo metálico en la puerta no quiere decir que sea la llave. Yo voto por seguir adelante. Es más, es lo que haremos- Jim sacudió en el aire el manojo de llaves, dando a entender que no pensaba abrir la puerta de esos locos-. Si seguimos adelante y no encontramos a Kowalsky o llegamos a un callejón sin salida, siempre podemos volver. No creo que vayan a ningún lado con la puerta cerrada con llave...

Mientras hablaba Jim se detuvo delante de las puertas metálicas. Eran similares a las que atravesaron para llegar a aquel pasillo pero mucho más robustas. El cristal esmerildado de las anteriores había sido sustituido por unas planchas de acero negro. Pero sin duda lo que más sorprendió al músico fue el comprobar que contaban con tres cerraduras. Lo que había dentro era muy valioso y las cerraduras impedirían a alguien entrar... o muy peligroso y las cerraduras impedirían a algo salir... Sólo por satisfacer su curiosidad probó varias de las llaves. Tres de ellas encajaban. En caso de que quisieran continuar por aquel camino podrían abrir la puerta sin problema. Apoyó la cabeza en la superficie metálica. Al otro lado se oía un insistente goteo.

- Como Uds quieran - Quique no está muy convencido, pero tiene claro que no entrá solo a esa sala de locos, por lo que acompaña a sus compañeros hasta el final del pasillo

- Esto puede ser aún más peligroso que los locos... pero algo hay que hacer - comenta mientras cierra los puños y se prepara para recibir a lo que pueda salir de detrás de las puertas blindadas - No podemos quedarnos aquí... Abrelas con cuidado - le pide a Jim - Y crucemos los dedos -

-Yo... no creo... -Alicia se estremeció visiblemente ante la idea de dejar salir a esos locos de ahi. -Lo que quiero decir... Ni siquiera sabemos si en realidad tienen una llave, ese sonido metálico lo podrían estar haciendo con cualquier cosa. Creo que lo mejor por ahora va a ser ir por aquella puerta, quien sabe tal vez por ahi encontremos una salida. -La doctora trató de que sus palabras sonaran lo más convincentes posible, pero ni ella era tan ingenua como para tragarselas.

-Bueno, pues haya vamos...- Jim comenzó a abrir las cerraduras de la puerta, no sin ciertas dificultades, pues las manos empapadas de sangre hacían que se le resbalasen las llaves. Se tomó unos segundos en limpiarse las manos frotándolas contra su camisa, ya de por si teñida de rojo.

Cuando la ultima de las cerraduras estuvo abierta, Jim hizo un gesto afirmativo a sus compañeros para que estuviesen atentos, y el mismo aferró con fuerza sus ya inseparables tenazas.