Partida Rol por web

Y en cuanto salieron las respuestas de la máquina de escribir se pudo escuchar una terrible explosión en la planta de arriba.

Al sacar el abrecartas y apoyarlo sobre la pared para hacer uno de los primeros tajos algo sucedió:

Si saber qué había pasado o cómo había ocurrido una terrible explosión ocurrió junto a la puerta que todos estaban tratando de abrir. Parte de la puerta se había chamuscado e incluso estaba colgando de las bisagras. Y la pared que había junto a la puerta tenía un enorme agujero que dejaba ver lo que había tras el otro lado de la habitación.

Una voz clara se escuchó:

¡¡ Joder, sois imbéciles !!

¡¡ Si no sabéis usar los objetos para qué cojones los usáis!!

La voz salía del otro lado de la habitación, una terrible explosión había reventado la pared y parte de la puerta, pero aún no se podía ver nada porque había demasiado humo.

Pipe y Dwayne estaban tirados en el suelo por culpa de la onda expansiva provocado por lo que hubiera sido aquello que hubiera ocurrido.

Junto a Pipe no solo estaba la taza y la botella de la que no se había separado, sino que también estaban la mano de mono y el abrecartas que supuestamente habían desaparecido.

Ambos tenían un horrible zumbido en sus oídos, pero sí que pudieron escuchar la voz de aquel hombre que estaba en la otra habitación.

Será mejor que no toquéis nada. Estaos quietos. Quedaos en el suelo y no toquéis ningún objeto más, no querréis que nadie salga herido.

-Creo que deberíamos reunirnos con los demás -sugirió Sir Robert, cargando con la máquina de escribir con ambos brazos-. Este cachivache puede sernos de ayuda más adelante, aunque sus respuestas parezcan tan obvias. Vamos, Tovar, en esta sala no nos queda nada más que hacer.

Sosteniendo la máquina en brazos, el caballero británico subió a la planta superior y echó a andar por el pasillo para reunirse con Pipe y Dwayne.

No era así como esperaba que llegase la ayuda, pero obedeción. Además, el zumbido de sus oídos podía ser un problema para el equilibrio, así, con las manos en el suelo, un poco más atrás de donde se encontraba sentado, con las piernas totalmente estiradas, esperaba a ver que sucedía. No tocó nada. No hizo el menor movimiento más que el de su agitada respiración y eso sólo tras echar un breve vistazo de como se encontraba el muchacho.

- ¿Y los otros dos? Se preguntaba para si, sin la más mínima preocupación real por ellos.

Pipe se quedó muy aturdido por la explosión.

Tanto que tardo en poder levantarse y se paseó a gatas por el pasillo recuperando los objetos y guardándolos.

Mierda, mierda, mierda - Repetía una y otra vez.

En cuanto Pipe se giró y se puso a cuatro patas para desplazarse a gatas un rayo de electricidad dio a pocos centímetros de sus manos. ¡Será mejor que te quedes quietecito, Froilán. No tenemos intención de matar a un miembro de la realeza, pero si no nos queda más remedio así lo haremos. Tenemos El Peine y nosotros si que sabemos utilizarlo. Así que, no vuelva a moverse o le chamuscaremos vivo en un instante.

Justo en ese momento, volvían por el pasillo Felipe y Sir Robert que iban cargados con la máquina de escribir

Felipe y Sir Robert decidieron coger la máquina de escribir y subir a la planta superior a ver qué era lo que había pasado. Cuando giraron por el pasillo vieron gran cantidad de humo y al doblar la esquina se encontraron a Dwayne tirado en el suelo, y a Pipe a cuatro patas tratando de recoger los objetos que había en el suelo.

Por ahí tirados estaba la taza, la botella, y también la mano del mono y el abrecartas. Algo había sucedido que ambos objetos habían aparecido.

Al fondo, junto a la puerta había una especie de boquete enorme del que había salido una voz que decía:

...tenemos El Peine y nosotros si que sabemos utilizarlo. Así que, no vuelva a moverse o le chamuscaremos vivo en un instante.

Con tanto humo, el hombre que se encontraba en la otra habitación tras el boquete era probable que no los hubiera visto.

- Estate quieto niñó.

Lanzo un gritito agudo y decido sabiamente estarme muy quieto. Miro en la dirección en la que proviene la voz.

"¡Oh, mi mano de mono!" exclamó Sir Robert, para sus adentros, emocionado al ver que el mágico objeto había vuelto a hacer su aparición. "¡Y el abrecartas!"

Ante las palabras que aquel desconocido parecía estar dirigiendo a Dwayne y al joven Pipe, el británico se tendió en el suelo, sin preocuparse de manchar sus impolutos ropajes. Luego, dejó la máquina de escribir a un lado y comenzó a arrastrarse de forma lenta hacia los objetos mientras aún había humo, anteponiendo los codos para avanzar más rápido, como si se tratase de un soldado desplazándose por territorio enemigo.

"Esto es demasiada adrenalina para un hombre de mi posición" pensó el caballero inglés, con nerviosismo.

Cuando Sir Robert se agachó y se fue moviendo lentamente hacia los objetos, un increíble rayo de electricidad salió del agujero de la pared que se había creado y dio muy cerca de las manos del inglés.

Alguien había allí que volvió a gritar: ¡¡Tú, el nuevo, ya le he dicho a tus amiguitos que se estén quietos!! Será mejor que os pongáis de pie y os peguéis a la pared del fondo, con las manos en alto. Estos objetos son propiedad de "La Organización", será mejor que no os pongáis en nuestro camino, que os echéis para atrás y os retiréis. Antes de que sea demasiado tarde. Dijo la voz a través del agujero.

Felipe Tovar, que todavía no había abierto la boca, recordó que aún llevaba el teléfono y el mapa. No parecía tener mucho sentido mirar este último, así que agarró el teléfono y... lo descolgó. 

Oculto en la esquina del pasillo, tragó saliva recordando el disgusto de antes y marcó un número de teléfono. El primero que se le vino a la mente: el 080.

Si antes le habían advertido que no llamara a la policía, al menos le iban a oír los bomberos. Y además, a quién mejor para pedir ayuda?

- Vamos a ver si eso hace mucho daño.

Se puso en pie, y vió la maniobra de Tolvar. Había que cubrirlo, y darle tiempo de actuar, así que en lugar de hacer lo que le habían dicho, haciéndose el tonto o medio sordo hizo justo lo contrario y mientras se acercaba preguntó: - Perdón, me pitan lo oídos y no le escucho bien.... ¿Me puede decir otra vez qué hacer, que no le escucho bien?

Se estaba acordando de unas viejecitas, que haciendo justo ese mismo truco, habían birlado la mitad de unos pasteles de una vitrina. - No, si serán tontas las viejas, ... si, si, tontas. Y sonreía, tanto por dentro por los recuerdos, como por fuera, con esos mismos pensamientos.

PD: Mientras hace lo que tenía propuesto, y tras escuchar al noble inglés un comentario le embarga: - Maldito cobarde.

-¡Espere, no dispare! -exclamó Sir Robert, con un hilo en la voz que evidenciaba su miedo.

El caballero británico levantó las manos en señal de rendición y, poniéndose en pie, retrocedió hasta la pared del fondo. Esperaba que a Tovar le diera tiempo para hacer lo que quiera que estuviera intentando hacer con el Teléfono del Terror. Entretanto, él trataría de distraerlos con su pedantería.

-¡Solo somos invitados de la subasta de los Rocks! -indicó el inglés, muy nervioso, mientras caminaba hacia la posición que le habían indicado-. Me colaron una invitación por debajo de la puerta de mi despacho, en la prestigiosa universidad de Winchester, donde ejerzo como catedrático desde hace muchísimos años. Eso es todo. No conocemos ni al señor ni a la señora Rocks, no sabemos nada de ninguna Organización y no queremos inmiscuirnos en vuestros asuntos.

Al marcar el número de los bomberos y colocarlo en el oído solo pudo escuchar gritos aterradores, sonidos de sirenas y del crepitar de las llamas. Pero nada más. Aquella llamada sin duda, no había servido para llamar al personal de emergencia.

Cuando Dwayne se acercó unos pocos metros hacia el agujero de la puerta un fuerte rayo golpeó en la pierna del gigante. El pantalón que llevaba se quemó y el dolor eléctrico recorrió toda la pierna del hombre. No sé si estará sordo o qué, pero espero que esto le sirva para entender lo que estamos diciendo. Dijo sin dejar que se acercara más.

El rayo que había lanzado había electrocutado la pierna, pero la descarga no parecía haber sido mortal como habían tratado de insinuar, aún así, el desconocido dejó claro algo: Como alguien de un paso más le chamusco de verdad, no tenemos intención de matar a nadie más, dijo el hombre, pero como alguien se interponga en nuestro camino no nos quedará mas remedio. Y tras la intervención del inglés, concluyó; si no tenéis nada que ver, será mejor que dejéis todos los objetos que hayáis encontrado en esa supuesta subasta y os marchéis por donde habéis venido. Así nadie más saldrá herido.

Pipe, que había permanecido echado en el suelo sin moverse mientras los miembros de "La Organización" lanzaban amenazas reaccionó al fin. Se puso de rodillas para levantarse.

De acuerdo, calma todos. Nadie quiere bajas. Ahora mismo nos levantamos y nos vamos y podéis seguir con vuestras historias. Yo nunca he estado aquí, pero muy especialmente, vosotros tampoco.

Entonces, empezó a levantarse pero, cuando estaba a mitad de movimiento, saltó agarrando la mano de los deseos.

¡¡DESEO QUE NUNCA NINGÚN MIEMBRO DE "LA ORGANIZACIÓN" NI NINGUNO DE SUS SIMPATIZANTES ESTÉ EN TERRITORIO ESPAÑOL!!

Todo sucedió muy muy muy deprisa. Apenas Pipe se estaba levantando diciendo que no pasaba nada, se lanzó corriendo a tomar la mano del mono y pedir un deseo. Justo en el momento en que el joven de la realeza saltó, el desconocido que estaba al otro lado de la puerta disparó un rayo eléctrico mortal contra él.

Pipe podía sentir un terrible dolor en su cuerpo, como si todo él empezara a dormirse, y en su último aliento y con la mano de mono tomada entre sus manos pidió el deseo.

Un brillo intenso provino de la sala contigua y éste se expandió por el pasillo. El humo se había terminado ya de despejar y todo había quedado en silencio. Después la mano del mono cerró uno de sus dedos dejando tan solo dos.

Tras aquéllo, Felipe Juan Froilán de Todos los Santos dio su último aliento, se le cayó la mano al suelo y tras dar una fuerte bocanada, murió.

Había conseguido librarse de "La Organización", pero se había jugado la vida por aquellos tres desconocidos. Al menos había muerto como un héroe.