Tú, haz doble post con lo que hagas o digas, porque Emilia está en tu cabeza (a no ser que sueltes el corcho) y todo lo que narres o digas, lo podrá leer ella.
Ah, ok, sin problema. Pensé que con ponerlo en la escena del vínculo telepático era suficiente.
En realidad, he usado la jarrita, no la taza xD. Te he liado con mi nota, perdón. Lo de la taza lo preguntaba más que nada porque he roleado que la he visto y tal. De todas formas, como ya he descubierto un poco más sobre ella, podemos fingir que he dicho "taza" y ya está xD.
Estaba esperando a Guido,.... pero no se si esta de vacaciones o que,... para ir con o sin anillo...
De hecho el fallo está en el post mío, el objeto que has averiguado es la jarra, no la taza. XD
Guido postea entre poco y nada, así que narra que te da el anillo si es lo que quieres y mala suerte, porque lo ha leído y no ha contestado, y su ritmo de poste es muy bajo.
Iba a pedir el anillo a Guido, pero visto que el miedo o tal vez el cansancio le mantuvo ausente, prefirió seguir, pues no iba a llevar algo cuyo funcionamiento desconocía. Por ello siguió adelante sin él.
Siguió por el pasillo tras Jesús, más le valía al ladrón ir por las buenas.
Jesús viendo que Judith por fin aparecía le dijo-Pasa tú primero
Justo antes de que Judith atravesara la puerta hacia la habitación Guido la agarró por el hombro y le tendió el anillo.
-Toma, consigue que se lo ponga y ya estará todo hecho. Si te pide que te lo pruebes tú puedes inventarte cualquier excusa para no hacerlo.
Había pillado a la chica en el momento luto antes de perder la oportunidad de probar si aquellos anillos funcionaban.
Tras eso se giró y se dirigió a Daniel
-Estaba buscando algo parecido a una cuerda y no parece que haya habido suerte. Así que tendremos que improvisar cuando ellos estén dentro. ¿Contamos también con su ayuda? preguntó a Saimon y Salvador.
Atenta a todo, finalmente con el anillo en la mano, se dispuso a entrar en la sala,...
Creo que familia es l única que no ve esto.pero le incluyo que no se me aburra.
Su larga daga en su zurda y el anillo en la diestra, su pequeño bolso con ella y su instinto a toda intensidad, caminaba a la sala por primera vez en esa casa como "cobra albina", dispuesta a todo, desde saltar, apartarse de golpe, lanzar la daga o hacer una llave de judo, algo en su porte en esta ocasión irradiaba firmeza y sangre muy fría. No se escuchaba su respiración, e incluso los poros de su piel estaban alerta. Después de todohaia un arma de fuego de por medio.
Jesús ve como Judith entra primero en la sala,le sigue y cierra la puerta tras él.Busca con la mirada al desconocido.
Emilia saboreó el asqueroso vino una vez más. Pero esta vez sí notó algo: se sentía revitalizada, como si acabara de despertarse en la habitación de un hotel-balneario de cinco estrellas-. ¡Uy, qué maravilla! -La ilusión la embriagó: ¿Habría conseguido encontrar su ansiado objeto? Se miró las manos. Seguían arrugadas cual uva pasa. Frunció el ceño.
- Vaya, por dios. Esto no me arregla nada. ¡Espero que no me hayan timado cuando me hablaron del objeto milagroso de la eterna juventud! -¿Y si lo único que podía conseguir era sentirse joven y no rejuvenecer literalmente? Defraudada y preocupada, dejó la jarrita encima de la mesa con un sonoro golpe. Eso no era lo que quería.
Entonces se le ocurrió algo: Tal vez ese no era SU objeto. Aún le quedaban algunos por probar. Tal vez la jarrita no estuviera destinada a ella, sino que podía haber entre los compradores, por ejemplo, algún deportista que quería rendir al máximo en sus competiciones y que no le pillaran los del doping ese.
Algo más animada, siguió con sus investigaciones. Esta vez echó un chorrito de vino en la taza. Antes de beberlo, miró hacia la puerta. No había rastro de Judith, tenía el camino libre. De un trago, Emilia, pensó antes de llevársela a los labios.
Pues, hala, a la aventura. Ahora bebo de la taza.
En cuanto Judith entró, Jesús fue tras ella y cerró la puerta. Por ahí no parecía haber nadie, pero en cuanto sonó el portazo de la puerta, el hombre salió de detrás del sofá y disparó a Judith con un peine. El arma lanzó un rayo eléctrico que, a pesar del intento de esquivarlo, terminó dándola en un hombro.
La mujer cayó al suelo golpeándose la cabeza contra una mesilla que había cerca de donde había saltado.
No tenía muy claro qué es lo que había pasado y cuando se puso en pie estaba algo aturdida. ¡Será mejor que te estés quieta! Dijo el desconocido acercándose un par de pasos y mirando a Jesús. Buen trabajo. Esta es la muchacha peligrosa de la que me hablabas, ¿no?
Qué hago, ¿acabo con ella? Mírala, dijo mientras la observaba intentando ponerse en pie, una descarga y será reducida a cenizas.
Si Judith no llega a narrar que estaba preparada para esquivar el disparo, puede que no hubiera vivido para contarlo ^^
Al beber sientes como todo a tu alrededor se paralizase. El reloj de cuco no parece mover la aguja de los segunderos. Es como si todo hubiera sido paralizado.
Pero el efecto dura poco más de un minuto.
-Si no quieres problemas acaba con ella de inmediato, lo siento Judith pero son negocios-y se apartó para no entorpecer el disparo.
- Sabía que estabas involucrado, jeje - de un gesto rápido e importándole bien poco estar agarrotada, se movió como en su fama se describía, una temida cobra albina - soy una asesina a sueldo malditos novatos... ¡CREC! - en seguida cogió el peine y apuntó a Jesús - ahora te interesa decidir si me quieres de tu lado o en tu contra.
No acostumbraban a llegar a dispararle, pero tasers alguno que otro le había dado, negocios decía, ella ni parpadearia a la hora de matar, pero hacerlo gratuitamente no le gustaba. Le dolía todo, y aun así, aquel desconocido había osado acercarse a ella, mala decisión - supongo que me toca presentarme,... pues si fuerais una organización decente, ya me conocerias, mi nombre en clave, es la cobra albina, y si bien me importa poco lo que hagas, si no salgo por la puerta, mi chofer tal vez regale una lluvia de balas al lugar, no le gustan tanto las armas blancas como a mi...
Motivo: romper cuello a descoocido
Tirada: 1d10
Resultado: 7
Si no llego a romperse lo, al menos lo intento :3
Lo siento, Cobra albina. En el momento en que Judith hizo un movimiento en falso, el desconocido descargó el rayo que la dejó completamente muerta. Había guardado las distancias y a pesar de la habilidad y los reflejos de la señorita estaba muy lejos de lograr quitarle el peine. Jesús no hizo nada por evitarlo, todo lo contrario. En el momento preciso se apartó para que la descarga eléctrica no le golpease.
Judith estaba agonizando en el suelo y en ese momento el hombre calvo se acercó hasta ella, la dio una patada en las costillas, pero la muchacha no sintió nada, estaba en las últimas y el dolor de la descarga era suficiente como para haberla dejado en estado de shock. Supongo que se acabó para ti. No te preocupes, Jesús nos ha dicho que los objetos están ahí abajo, cuando los tengamos todos podremos cumplir cualquier deseo, y tu chofer no tendrá nada que hacer contra nosotros.
Lo siento mucho*
Y ahora, ¿qué? Le preguntó a Jesús. ¿Crees que los otros serán más fáciles de matar? ¿Hay alguien más de quien tenga que preocuparme? ¿Salimos ya?
* Judith, un placer haber compartido la partida contigo, pero tu personaje murió :S
Te voy a poner como destinatario en oculto para todo lo que ocurra de ahora en adelante y así puedas seguir el final de la partida, Jesús os ha traicionado, se ha aliado con vosotros y te ha provocado una trampa para matarte.
Espero que hayas disfrutado de la misma aunque no hayas logrado conseguir el objeto que andabas buscando.
La partida no creo que dure mucho, el resto de personajes no eran tan chungas (y activas como tú) así que, muy probablemente mueran en muy poco tiempo.
Jesus vio como el desconocido acaba con Judith,la miró un instante inerte en el suelo.No sintió nada.
-Creo que el único armado es Saimon,un viejo,no creo que de muchos problemas-dijo Jesús-Hay arma para mi,o aún no te fías.
Lo siento Judith,no era mi intención,pero la partida ha ido por ese camino.Espero poder vernos en otra partida.
Si la chica era tan peligrosa seguro que tenía armas, ¿no? O eso me pareció escuchar cuando hablé con ella. Busca a ver. Mientras voy a ir saliendo.
Dijo el hombre mientras se marchaba de la habitación por el pasillo.