Partida Rol por web

Guido se quedó esperando a que alguno de los allí presentes le contestase. Pero le dejaron con la palabra en la boca. De pronto sintió un calambrazo en la espalda que lo empujó varios metros hacia delante. Sentía un fuerte quemazón en la espalda. Cuando se giró, a varios metros de él estaba el hombre desconocido que le había disparado con algo que desconocía. ¡Estaban en peligro! ¿Qué había pasado con Judith y Jesús? 

Jesús registra el cuerpo sin vida de Judith,coje la daga y el anillo,que guarda en el bolsillo.Sale de la habitación siguiendo al desconocido.

En el cuerpo de Judith había también casi 50.000 dólares, algunas tarjetas de crédito y algo muy importante, las llaves.

Jesus sale detrás del desconocido y grita para que todos les oigan.-¡Oidme,salimos,el desconocido quiere negociar!

Emilia sintió algo curioso al beber de la tacita. Al principio no estaba segura de si había hecho efecto, pero a los dos segundos se dio cuenta de que el silencio era abrumante y todo parecía demasiado quieto. ¿Por qué sentía el silencio y la quietud si llevaba un buen rato sola, sin apenas ruidos? Entonces se fijó: el reloj de cuco ya no hacía "tic, tac", la aguja no se movía.

Poco a poco fue sospechando el porqué hasta que, un minuto después, el reloj retomó la cuenta del tiempo.

Boquiabierta, Emilia exclamó:- ¡Esto sí es un poder! Incluso se podría... -Por su cabeza pasaron imágenes a toda velocidad de distintas ideas que podía llevar a cabo con esa taza. Pero al final le llego la gran idea que podría ayudarlos a todos: Con ese objeto podían burlar a los criminales que les habían intentado asesinar y que habían liquidado a los Rocks.

Con la botella aún en una mano -pues no se atrevía a soltarla- y la tacita en otra, subió rápidamente las escaleras.

Emilia entró sofocada por la puerta, con la botella de vino en una mano y la tacita de Judith en la otra, buscando a los suicidas que habían subido a enfrentarse con los villanos. Sus ojos brillaban de la emoción.

-¿Que esta pasando? Recapitula Saimon, dicen que en la cabeza todo ocurre mas deprisa, con suerte me dará tiempo, antes de que ese tipo dispare a alguno de nosotros. A ver... Subí con los demás, dejando a la se... ops, a la encantadora señora sola probando las cosas, Guido le entrego a Judith el anillo antes de irse ha hablar con el hombre peligroso, este me pide una cuerda o algo parecido, pero entonces sale disparando hacia un lado como si fuera tirado por un cable invisible ¿Y ahora vemos a un tipo calvo apuntándonos con algo? Y donde están esos dos. -Se giro he instintivamente levanto las manos demostrando que estaba desarmado.

-Señor y digo señor, donde están nuestros... -Pero poco después el gitano asomo la cabeza. -Creo que se te ha adelantado. Hizo un ademan con la cabeza para señalarlo. -Pensé que ya todos eramos amigos.

-¿Que esta pasando? Recapitula Saimon, dicen que en la cabeza todo ocurre mas deprisa, con suerte me dará tiempo, antes de que ese tipo dispare a alguno de nosotros. A ver... Subí con los demás, dejando a la se... ops, a la encantadora señora sola probando las cosas, Guido le entrego a Judith el anillo antes de irse ha hablar con el hombre peligroso, este me pide una cuerda o algo parecido, pero entonces sale disparando hacia un lado como si fuera tirado por un cable invisible ¿Y ahora vemos a un tipo calvo apuntándonos con algo? Y donde están esos dos. -Se giro he instintivamente levanto las manos demostrando que estaba desarmado.

-Señor y digo señor, donde están nuestros... -Pero poco después el gitano asomo la cabeza. -Creo que se te ha adelantado. Hizo un ademan con la cabeza para señalarlo. -Pensé que ya todos eramos amigos.

En cuanto Emilia subió por las escaleras se encontró con que Judith y Jesús no estaban. Delante de la primera puerta, la que había abierto al principio la chica, estaban Guido, Salvador y Saimon. Un rayo de electricidad había salido del interior del pasillo golpeando la espalda de Guido e hiriéndolo ligeramente.

Y después Jesús respondió tras el ataque, explicando que el desconocido quería negociar. Pero de quien no había rastro era de Judith.

Jesús y el desconocido estaban escondidos en el pasillo.

Guido estaba tranquilo, pensando que el plan que habían ideado podría salir bien, cuando de repente notó un golpe de calor y dolor en la espalda.
-Joder Fue lo único que pudo decir antes de parar su caída con las manos. Luego se escuchó a Jesús diciendo que querían negociar. No es una buena manera de empezar una negociación.

Algo dolorido, pero menos de lo que pensó en un principio, se dirigió hacia Jesús en un tono que intentaba enmascarar su enfado por el disparo.
-¿Y que es lo que queréis? ¿Estais juntos en esto?

¡Podemos hacer dos cosas, te electrocuto definitivamente y mueres! O bien os marcháis y aquí no ha pasado nada. Dijo el desconocido amenazando a Guido. Tu cuerpo dudo que pueda recibir otro calambrazo más. Te he descargado este con poca intensidad, pero si quiero puedo hacer lo mismo que le hice a vuestra compañera y acabar contigo de un solo rayo. Tengo buena puntería y no pienso fallar. Dijo el hombre mientras apuntaba desde detrás de la esquina del pasillo.

Saimon bajo las manos al ver que no serviría de nada y escucho las palabras de aquel que tenia la sartén por el mango.

-¿Marcharnos? -Pero quien coño es este tío. -Por mi perfecto, dime como puedo salir de esta casa de locos y seré el primero en marcharme. -Miro a los otros dos hombres y a la mujer. -Espero que se refiera a eso.

-Creo que es mejor que no salgan de aquí con vida-dijo en un susurro mientras se ponía al lado del extraño.

Salvador que era todo un valiente dejó la iniciativa a sus compañeros y cuando vió saltar a Guido por el efecto del calambrazo soltó una especie de gritito ahogado. IIIIIiiiiiiiiiiiihhhh!!! Chilló Salvador.

Luego con un viril Ay, Mamá!!! retrocedió hasta apoyar su espalda contra la pared sin dejar de observar como Guido se agitaba espasmódicamente fruto de la descarga voltaica.

Finalmente el agresor enseñó el cartón tras la esquina y pudo ver como no había errado en su descripción, el infame asaltante era calvo como una bombilla vieja, y al igual que estas estaba dispuesto a propinar una dolorosa descarga eléctrica a todo aquel que osara acercarse a el.

Salvador se unió a Saimon en su conversación con el agresor:

Señor, yo no soy de aquí!, Solo he venido a comprar un teléfono. Si no le importa me gustaría recuperarlo y marcharme a mi casita tan pancho! Venga hombre! Qué es navidad y no son fechas para andar escondiéndose por un edificio pegando tiros. Dijo Salvador.

Daniel observó como en apenas unos minutos el encuentro con aquel calvo desconocido estaba terminando de alterar la situación. El resto de sus compañeros iban a venían y el desconocido había vuelto a aparecer ante ellos lanzando una descarga eléctrica contra Guido, que estaba apenas a un par de pasos de él cuando fue alcanzado. 
Joder, podía haberme disparado a mí perfectamente.

Las condiciones de la negociación de aquel hombre dejaban lugar a pocas dudas. La vida de Daniel no era una maravilla, probablemente más gris y triste que la de la mayoría de los presentes en aquella subasta, pero tras el ataque sobre su compañero y las insinuaciones del calvo sobre que había matado a Judith con aquel aparato de descargas eléctricas, empezaba a valorar con más ilusión el simple hecho de poder seguir con vida.
-Como bien ha dicho Salvador, todos los presentes estábamos aquí debido a una subasta. Mi intención era conseguir el reloj de cuco que se encuentra en la planta baja, pero si no puedo llevármelo tampoco sería el fin del mundo.-La posibilidad de reunir el dinero, a la mierda. Patricia... habrá que seguir esperando. Pero no podremos estar juntos si me matan. Daniel reprimió el impulso de llevarse la mano al bolsillo interno de su chaqueta, por si era malinterpretado por aquel matón y trataba de freirle con una descarga letal.-Creo que nadie de los presentes tiene ningún problema en abandonar esta casa y olvidarnos de lo que está pasando aquí. Yo me marcharía de buen grado si alguien nos indica la salida. No tengo interés en molestarle, señor.

Tal vez estuvieran cerca de que toda esta pesadilla acabara. Al salir de allí, volvería al mundo real como había llegado, pero al menos no saldría con los pies por delante de la mansión Rocks.

Guido mete la mano dentro de su chaqueta y se coloca el anillo esperando que el hombre tuviera puesto el otro y el artilugio funcionara como le habían explicado.

No había ni cerrado la puerta, cuando Emilia se encontró de repente en un lío morrocotudo. Solo veía a cuatro de sus compañeros, pero por las conversaciones que escuchó consiguió medio entender la situación. El criminal estaba por ahí escondido amenazando, a la jovenzuela se la habían cargado, el gitanillo estaba haciendo negocios con él y los demás estaban alterados y deseando marcharse. ¡Ahora sí! Cuando Emilia decía que todo era peligroso y que se fueran, nadie le hacía caso. Hacía falta que muriera gente para que esos bobalicones decidieran salvar su vida.

- Bueno, bueno, tranquilidad -dijo, con voz temblorosa-. Que aquí nosotros no hemos visto nada, ¿eh? -ella, desde luego, poco había visto-. Nosotros ya nos vamos.

Mientras hablaba, echó bien de vino en la taza y bebió un sorbo de ella.

El desconocido se sorprendió al comprobar que había tanta gente con intenciones de negociar con él. Primero fue uno que quería salir de allí, aunque no comprendía la razón por la que no lo hacía. Entonces miró a Jesús y le dijo unas palabras por lo bajo.

¿Cómo que no pueden salir? ¿Está cerrada la puerta de abajo? Preguntó a Jesús. No creo que pase nada por dejarles marchar. Para cuando hayan llamado a la policía ya habremos cogido los objetos y nos habremos marchado. Los Rock tenían una llave que puede abrir cualquier puerta y teletransportarte a cualquier lugar que desees. No hay por qué preocuparse. Y entonces comprendió una cosa.