Partida Rol por web

Has tomado una decisión, Alice. La segunda más importante después de emprender tu viaje hacia una nueva vida.

Eres consciente de ello, mientras al otro lado de la línea, un tipo de voz grave insiste en que quiere hablar con Michelle. No solo se muestra grosero, que casi te hace perder los nervios, sino que se comporta con prepotencia, y además como un salido, preguntándote si llevas bragas o te tocas mientras hablas con él. Casi te tratas de puta. Realmente es una conversación difícil, aunque tu nueva jefa te hace alguna indicación o palabras mudas. Consigues convencerle asegurándole finalmente que Michelle le enviará un mensaje.

Estás un poco descompuesta y no sabes si has pasado la prueba. Sales de dudas cuando la mujer te ofrece un beso cariñoso, que pasa de tus labios temblorosos a tu mejilla y de ahí a tu cuello. Ella sonríe.

-Muy bien. ¿Difícil? Querías retos. Es un hombre odioso, machista, asqueroso. En una ocasión me pidió que le masturbase. ¿Tú crees? Se ha obsesionado en trabajar conmigo, casi me lo suplicó. Por eso le exprimo como a un limón. El lo sabe, pero acepta. Un puto guarro.

Te sientes acalorada, por la llamada, por sus besos. Ella también -Qué calor. – Se desabrocha otro botón de la blusa, descruza las piernas, y las abre un poquito, de manera casual. Aunque te vas dando cuenta de que nada en Michelle es casualidad. Apoya la cabeza y el cuerpo en el respaldo del asiento -Estoy contenta, te ha faltado cierta soltura, pero yo he sido mala. ¿Qué otras habilidades tienes, Alice?

-Ya sabes cómo es lo de los retos... nos gustan hasta que nos estallan en la cara por pasarnos de listos jeje...-​​​​​​-comenta con un poco de desánimo pero este parece disiparse en cierta medida cuando Michelle la besa y la acaricia de aquella manera tan sensual y atenta. La piel de Alice se pone de gallina y se muerde el labio inferior, tratando de controlar las ganas de responder apasionada y descontroladamente a aquellos gestos.

-¿Otras habilidades? Pues eh...me gusta bailar lo hago muy bien, estuve en equipo de animadoras. Aunque no sé si eso te vale para el trabajo. También tengo muy buena memoria y me gusta ser organizada con los papeles y los archivos.

-Quiero que bailes para mí. Desnuda. -Su naturalidad siempre presente, como si fuese lo más normal del mundo. Ríe un poco- No ahora. Esta noche. En mi apartamento.

Te mira e inclina el cuello de manera graciosa- Imagino tu piel libre de tus ropas, sedosa y brillante por la transpiración del baile. Me excita. 

Sus pupilas se cuelgan en tus negros ojos - ¿Y si pasamos a otra prueba? Ven.-añade, en un murmullo de anhelo.

-¿Sabes que una vez quise bailar para mi novio...y su reacción fue ponerse rojo y mirar para otro lado?- dice con una sonrisa amarga- Me encantaría probar a ver que se siente cuando alguien te mira apreciando lo que ve...- añade mordiéndose sensualmente el labio inferior, excitada y encantada con la idea. Con TODA la idea...la noche, el baile, el apartamento privado...¿acaso estaba soñando?

Alice se queda prendada de sus ojos y de las palabras que pronuncian esos labios, se acerca más si cabe a ella y espera.

-¿A dónde?

En el interior del compartimento las voces de los pocos pasajeros son apenas un murmullo. Es temprano todavía y va bastante vacío hasta ahora. Sigue sin haber nadie en los asientos del lado opuesto.

El tren continua atronando en el exterior y devorando voraz kilómetros. La misma voracidad que Michelle muestra cuando te atrae y responde, tirando de tu camisa hacia ella - A mí-, su mirada brillante, sus dulces labios entreabiertos. - Qué idiota, tu ex. Personas ciegas aunque conserven la vista. Olvídate. Es el pasado. -Besa tu hermosa boca, primero ese beso suave y glotón que ya conoces. Luego, feroz, fogoso, húmedo. Sumergiéndose en la miel que rezuma tu lengua. 

Las manos de Alice responden solas, antes incluso que su cerebro pero no más rápidas que sus labios y su lengua, que no dudan en responder al llamado de Michelle, fundiéndose con su beso lujurioso, húmedo y caliente...hambriento y deseoso de complacer. Por su parte sus manos viajan acariciando con cierta necesidad el cuerpo de la rubia, subiendo la derecha por el costado izquierdo de ella hasta afianzarse en la parte baja de su espalda y trasero, lo empuja con ferocidad para elevarlo y pegar aún más si cabía sus cuerpos. La izquierda también estaba haciendo de las suyas pues inicia una escalada imperceptible por el asiento hasta llegar a la nuca de la mujer madura, donde los dedos entran en sus cabellos amorosamente, fingiendo un gesto dulce y sosegado.

Pero hay un cambio de ritmo en el beso y ambas manos se aprietan en sus lugares, aferrándolos con firmeza, mostrando su avidez y su necesidad de ese contacto apasionado y lascivo:

-Maldito tren...¿Por qué será tan lento...?- se lamenta en un susurros agitado, con un deje de jadeo.

El cuerpo de Michelle no opone resistencia a tu firme pinza. Acompaña tu empujón para que tu mano se afiance mejor. Su boca, tan ávida como la tuya, se abre para recibirte, golosa, y sus piernas se separan un poco más. Se deja abrazar, se deja comer la boca, te cede la iniciativa, como si supiera que necesitas desbordarte de la frustración acumulada por deseos insatisfechos durante meses. 

-El tiempo necesita su tiempo -jadea suave sobre tus labios- Disfruta del placer de este segundo.-Su lengua melosa lame tus labios- Me gusta tu impetuosidad- Bloqueada en tu firme abrazo, sus manos logran introducirse bajo tu camiseta en la espalda y sus uñas dibujan electrificadoras caricias lentas en la zona de tu cintura. 

Inclina la cabeza y hunde su cara en el cuello de la mujer, aspirando su fragancia, reaccionando toda ella a sus sutiles arañazos. Comienza a besar su piel desde la base de la clavícula hasta la oreja y luego vuelve a bajar, entre lamento es, besos y suaves mordiscos juguetones.

-A mí me gusta tu calma...parece que soy yo quien lleva la iniciativa pero en realidad eres tú la que controla la situación...- observa, admirada y la mano que tenía en la nuca de Michelle se mueve hacia delante hasta posar la palma en la mejilla de ella y sus dedos juegan con sus rubios y finos cabellos.

-Nunca he estado con una mujer.- confiesa.

-Tengo unos cuantos años más que tu. Más experiencia -ríe. Se le pone la piel de gallina a tus caricias en su cuello. Y luego, se detienen los besos, se detiene el tiempo, y puedes leer la sorpresa e incredulidad en la expresión de Michelle ante tu revelación. Te mira intensamente, con esas pupilas agudas e intimidantes, tratando de descubrir la veracidad de tus palabras. 

-Oh, Alice -te besa cariñosamente. Ha deducido, o decidido, que es cierto-¿Te estrenas conmigo? Sin duda es un deseo que anida en ti hace mucho. Desde siempre, quizá. -El beso siguiente es más efusivo, más largo, tierno y abrasador a la vez. Te mira de nuevo a los ojos, se ríe bajito.

-Me siento halagada. Y algo ridícula por lo que te iba a pedir. No he sospechado que fuese tu primer encuentro con una mujer. -Se acerca, es ella ahora la que te besa detrás de la oreja-Me tienes tan caliente que deseo que me comas. Deseo tus besos en mis labios. 

Regresa a tu boca, te da un mordisquito. Sonríe.- Es mucho para una primera vez. No importa. Me vale tu boca en la mía y mi lengua trenzando un baile con la tuya. 

-Bueno...me fijaba en alguna compañera de universidad...siempre tuve ganas de...experimentar. Alguna vez con algún absurdo juego me di algún pico con una amiga...pero...-se encoge de hombros- Habría sido raro admitir que me había gustado ¿no? O sea...creo que a ellos- se refiere al grupo de "amigos"- les habría parecido raro, así que lo dejé estar...y bueno también había una chica en la oficina...pfff- la berborrea algo nerviosa de Alice pare no tener fin, pero finalmente carraspea y se acomoda un poco, pareciendo sentirse más relajada ahora que lo había soltado.

-Sé lo que dices...-añade con una risilla no del todo incómoda- Nunca lo he hecho...y bueno mi novio lo hizo una vez. Luego quise besarle y se aparto para ir a lavarse los dientes.- se rie y niega con la cabeza, se muerde el labio y su mirada vuelve a perderse en la de Michelle.

-Si no te importa cargar con una novata...tal vez...esta noche...Una cerveza y...¿te invito a comida china? Y...bueno a ver lo que surge ¿si?

Michelle te escucha sin apartarse de tu boca. Un besuqueo que continúa entrecortando tu relato. -Pero ahora ya eres libre de todo prejuicio.- Sus manos se enroscan a tus cabellos igual que las lenguas se entrelazan-  Claro. Esta noche.-susurra.

El lote que os dais dura un tiempo indefinido hasta que os sorprende la llegada a la siguiente estación. Aquí suben más pasajeros, y dos parejas de la tercera edad se sientan al otro lado, charlando, ruidosos. Se dan cuenta de vosotras dos, cuchichean. También suena el móvil de Michelle. El hechizo comienza a desvanecerse y, finalmente, regresas a tu asiento. La rubia ríe, tú también, tu cuerpo es un volcán. Te la tirarías ahí mismo.

Tu nueva "jefa" atiende la llamada. Después te observa con cierta intención en la mirada. Gira disimulada la cabeza hacia las dos parejas, que ya están a su parloteo. Pone el móvil en modo avión. 

-Dame tu pie, Alice. - lo tomó entre sus manos y lo apoyó en sus rodillas. -Tienes los músculos tensos. Cierra los ojos. Relaja los brazos, las manos. Estás tumbada en la cama. Desnuda - Inició un suave masaje y, al poco, una sensual sensación de bienestar te envolvió. Se arremolinaba en tus ingles, igual que si un amante te hiciese cosquillas.

Alice vuelve a abanicar con el folleto del tren, realmente siente que no podría hacer más calor, hasta el último poro de su cuerpo le pide que se quite ropa pero la idea de escandalizar a las parejas de jubilados aún retiene parte de su impulsividad y se contiene a duras penas. Y no apartar la vista del canalillo entreabierto de Michelle no ayuda a sentirse menos acalorada precisamente.

El deseo enturbia y embota su mente tanto que se sobresalta al escuchar la petición de la rubia, la cual es respondida, no solo con el acercamiento de la extremidad sino con una sonrisa confiada.

-Si, ha sido un día de muchas...emociones.- resume de manera elegante mientras se acomoda y hace gestos con los hombros y codos como para "soltar" sus brazos. Su risa se dibuja aún más grande cuando Michelle dice aquello de "desnuda" y la morena no puede evitar, ya con los ojos cerrados, responder a su apuesta doblando la cantidad.

-¿...contigo?

Puedes constatar que sus dedos son muy hábiles cuando toca y presiona en puntos muy concretos de la planta del pie. Michelle sabe bien cómo realizar el insospechado masaje, donde ejercer mayor o menor fuerza con sus dedos, estimulando ciertas zonas conectadas con los impulsos sexuales.

-Conmigo...-su voz es un murmullo que se acurruca en tu ombligo -Mis labios en tu dulce y jugosa flor.-  Luego emergió una ola de placer, una ola que ascendía y disminuía desde el mismo centro de tu entrepierna, conforme ella acaricia tu pie.

Era como si te estuviese "tocando" en el mismísimo interior de tu vulva. Te cortó la respiración, el subidón de placer amenazaba con explotar en tu cabeza. Te escuchaste jadear quedo.

- Siénteme a través de mis manos. Siente la libación que mana de ti. Floreces, Alice. - El tono de su voz es sugerente, se derrite como chocolate fundido en tu boca. Sus largos y sabios dedos igual que la marea rompiendo en tu playa.

Alice trataba de estar tranquila, los ojos cerrados, las manos recogidas sobre su regazo...pero la respiración se le empezó a agitar, aquellas sensaciones mínimas y controlables empezaban a irse de madre. Su corazón emprende una cabalgadura desbocada, incomprensiblemente su sexo empieza a humedecerse, a agitarse...¿acaso era posible? ¿sólo tocándole un pie?

Vaya si era posible...y delante de toda esa gente...Se iba a notar...claro que se iba a notar...Pero...de repente la idea de correrse delante de toda aquella gente no solo no le pareció mala... le pareció tremendamente excitante.

Se muerde el labio inferior y abre los ojos buscando ávidamente la mirada de Michelle, haciéndole saber lo que se venía encima. Clava las uñas en el asiento, ya no trata de contenerlo...al diablo con todo... 

-Ummm...aaaah...-gime sin importarle en absoluto que la mirasen, cuando los sonidos estallan en su garganta puede sentir que los viejos la miran, ellas con desprecio y curiosa envidia, ellos con deseo oculto y desaprobación patente...casi puede sentir su lujuria insatisfecha en sus ávidos ojos, Alice se imagina que sus miradas la queman por la intensidad y ello no hace más que acrecentar el orgasmo...¿esto podía considerarse escándalo público?

-Que...qué buen masaje...ufff...-dice luego de varios segundos, tratando de calmar su agitada respiración.

Los mágicos dedos de la mujer de mediana edad, en ese momento acarician y presionan un punto determinado y entonces…entonces…el compartimento del tren, las dos parejas escandalizadas, la propia Michelle, todo, todo, desaparece, se desvanece, y estalla un pequeño universo dentro de ti.

También Michelle suda. Diminutas gotitas en la frente traicionan su aparente tranquilidad y control. Incluso se seca con un pañuelo la transpiración de su escote. Sonríe, satisfecha por el éxito de su masaje. Ella disfruta de la imagen que le ofreces en ese instante. Y a ti no te pasa desapercibido el endurecimiento de sus pezones bajo la fina tela de su blusa y el ligero sujetador. Tampoco fue ignorado por otros ojos y orejas curiosos y perplejos, tus jadeos y respiración entrecortada. Alrededor esas miradas están fijas en vosotras dos, miradas embobadas e incrédulas por lo que acababa de acontecer. A ti, casi que te ha puesto más cachonda que os observen.

Michelle alza un poco tu pie, le da un besito a los dedos y te lo devolvió. Se inclina hacia ti sin mediar palabra, buscando tu boca, ansiaba tu sinuosa lengua, beber de tu orgasmo, anhelando lamerla, succionarla, fundirse en ella.

-Voy un momento al lavabo. Tengo que refrescarme un poco, jajaja. Luego seguimos...pero de trabajo , eh? Jaja.

La morena no sólo no le niega el beso sino que su expresión de perplejidad se transforma en una de hambre al recibir sus labios en los propios, tomando un poco su cara entre sus manos, satisfecha como nunca había estado en la vida...y de una manera totalmente insospechada.

-Vale...si...hablaremos de trabajo. Aquí te espero.- le responde aún con un leve jadeo en su voz.

Al cabo de unos minutos regresa Michelle. Visiblemente menos acalorada. Sonriente -Bueenas- Les suelta a los cuatro pasajeros al lado, que disimulan y vuelven a sus conversaciones. Os deben de estar poniendo de vuelta y media, pero no parece que hayan avisado a nadie. 

Michelle toma asiento. Tú ya estás más relajada después de tu experiencia sensorial...Atiende mensajes, tú los tuyos, de familia, de los amigos. Ninguno de tu ex por ahora. 

-Merde -Oyes que alza la voz tu acompañante. Su expresión es una poesía de desconsuelo tras leer su móvil. -Oh, no me acordaba de la cita de esta noche. Pensé que era para mañana. ¿Ves? La falta de asistente. -consulta su agenda de mano como la del Iphone. Te mira- No podré esta noche. Tengo una cena, negocios, nada más. ¿Qué te parece mañana? Estoy completamente libre para comer y luego dedicarnos la tarde. Podemos quedar sobre la una. Lo lamento, Alice. 

Te observa, con cara angelical -Yo tengo tantas ganas como tú...Te dedicaré otro masaje...

Una expresión decepcionada pero rápidamente suavizada aparece en el rostro de Alice, enseguida trata de compensarlo con una sonrisa algo forzada.

-¡Claro! Para comer será, y luego ya veremos cómo va la tarde jaja...- se ríe al tiempo que se recoloca el pelo- Si, definitivamente necesitas una buena asistente.- coincide, tratando de tragarse la decepción del cambio de planes. Realmente se había hecho a la idea del plan nocturno, tal vez se había hecho ilusiones demasiado rápido.

No podía ser todo tan perfecto...

-​​​​​​-Peeeero tendrás que darme tu número de teléfono o apuntar el mío.- se acuerda de repente.

Si Michelle se da cuenta de tu decepción, que seguro que sí, no da muestras de ello. -Y esa vas a ser tú, Alice. -Afirma, convencida.

-Haremos más que intercambio de móviles. Pásame el tuyo. -Llama a alguien -¿Qué tal, Simone? Te envío a una joven, se pasará esta tarde, o mañana. Alice. Alice Dawson. Ajá, eso es. Dos mil. Vale. un beso.

Luego, Michelle te explica que tienes crédito de dos mil euros en una boutique de moda determinada. Te facilita las señas. -Es cara, no creas que tienes para tanto con ese importe. Veremos tus dotes para elegir calidad precio. Dame también tu número de cuenta bancaria -Su seguridad y determinación es aplastante, que se la das sin objeción ni pregunta- De acuerdo. Te hago una transferencia de mil euros. No se cómo vas de dinero, pero pienso que ajustada. Y si me equivoco, mejor para ti. Eh, es un adelanto, no un regalo. Bueno, la ropa sí lo es. 

Tal vez puedas quedarte con la pasta, pero, ¿quién perdería más, ella o tú? Probablemente tiene su cuenta de gastos a fondo perdido. 

Y así, hablando de esto y lo otro, riendo, con bromas, te va informando y formando un poco acerca de tu nuevo empelo, solo por encima. Añadiendo de que deberéis redactar un contrato. Pero paso a paso. Algún que otro beso y caricia cae hasta llegar a la estación destino. 

-Si pensara que fuera a ser un regalo no lo hubiera aceptado, Michelle.- responde sin perder la sonrisa aunque parecía hablar en serio.- No me gusta la limosna, pero se agradece la confianza. ¿Nos vemos mañana para comer entonces? Así podré enseñarte todo...-hace una pausa intencionada al tiempo que se muerde el labio inferior- Y además lo que me haya comprado en la boutique.- y guiña un ojo, divertida. Se incorpora recogiendo su escaso equipaje y se prepara para separarse de la sexy mujer.- Hasta mañana.

El tren llega a destino y Alice se encuentra con muchas nuevas situaciones. No es que necesitase la pasta, al menos no por ahora...pero lo cierto es que ya podía relajarse viendo que Michelle iba en serio, no necesitaba ir a la entrevista de trabajo que su amiga Kate le había preparado y...oh vaya tal vez debería llamarla para contarle las nuevas.