Partida Rol por web

-¿Yo? ¿Una chica sensata?- dice con una sonrisa divertida.- Tal vez lo fui hace no tanto pero...ser una chica sensata es aburrido. -comenta con un encogimiento de hombros y un suspirito- Podría decirse que estoy huyendo de la sensatez para caer en brazos de la locura, quiero exprimir la vida, no verla pasar. No se si tendré una vida loca pero si quiero que cada momento sea único, nada de rutinas ni de esperar por nadie. Sólo yo y lo que yo quiera...al menos de momento. ¿Y usted? Parece una mujer sensata que ha visto lo suficiente para saber que la locura no siempre es el camino más adecuado ¿algún consejo?

-Tutéame. Me siento tan joven como tú, Alice. Suelo refugiarme en "La edad es un estado mental". Es mi tabla de salvación.

Su sonrisa es atractiva, su mirada inteligente con cierto punto gamberro cuando quiere dárselo.- Yo creo en el equilibrio, Alice. La vida es muy disparatada en líneas generales. Hay que ser atrevida, con su punto loco, y unas gotas de sensatez. De sentido común. 

Su sonrisa se amplió- En mi día a día me guío más por el arrojo que por la prudencia. ¿Un consejo? Toma riesgos. Y no seas egoísta. Solo yo y lo que yo quiera, no es la fórmula para ser feliz. ¿A qué te dedicas? ¿Qué "locuras" tienes pensadas?  

-¿Ahora mismo? No me dedico a nada...estudié Administración de Empresas y Derecho porque era lo que querían mis padres...tenía amigas universitarias, un novio bien colocado...un aburrimiento, una vida planificada y sin alicientes.- explica echándose para atrás en el asiente y cruza las piernas, acomodándose, toma de nuevo su folleto y comienza a abanicarse de nuevo con energía.- Quiero dejar eso atrás...pero aún no tengo nada pensado. De momento tengo una habitación de hostal y una posible entrevista de trabajo en la ciudad. Pero nada es fijo, no quiero echar raíces ¿me entiendes? Si tengo que estar atada, mejor que sea a una cama, jaja...-bromea, o tal vez no, lo cierto es que había escenas en algunas películas que siempre produjeron cosas extrañas en ella. Se sonríe traviesa y algo sonrojada.- Le tomo el consejo, no quiero dañar a nadie, solo digo que...no se, ¿carpe diem?

Tu compañera de viaje te imita con el folleto. Una gotita de sudor se desliza sinuosa pendiente abajo perdiéndose entre sus pechos. Algo se remueve en ti, quizá debido a las imágenes que se visualizan en tu retina después de tu comentario sobre la cama. Ella también pasea su mirada por tu piel brillante.

-Carpe diem. Sí. Pero mejor con dinero detrás. -su interés por ti aumenta. Administración de empresas y derecho. Hum. ¿Te gusta? Parece que el destino nos haya querido unir. Tú, sin novio. Yo, tampoco. Necesito a una asistente, pronto. Y tú buscas trabajo. Conmigo puedes ganarte bien la vida, viajar, y conocer gente. Aunque soy muy muy exigente. Algo atada sí que estarías. Jaja. Tal vez incluso a una cama -añade, traviesa, riéndose, en broma. -Está sobrevalorado que te aten a una cama, pero no digo que no lo pruebes alguna vez. Háblame de ti, Alice.

Es una mujer que se muestra segura de sí misma, seductora, una loba que no esconde su naturaleza.

Alice se remueve en su asiento halagada por las palabras de Michelle pero también por su mirada, se sentía aún más acalorada a cada momento y sabía que no era por la temperatura. Sus ojos se clavan en los de la mujer y sonríe algo tontamente, un poco abrumada por sus maneras tan directas. Estaba acostumbrada a ser ella la que impresionaba por ser directa y determinada...pero que la estuvieran ganando en su propio terreno tenía un punto desconocido, exótico y...excitante.

-Me gusta cuando se presenta en forma de retos difíciles, opas, bolsa, incremento de activos, operaciones a largo plazo...no quiero pasarme el resto de mi vida sepultada entre una montaña de papeles insulsos, autorizando compra de material administrativo y tóners de impresoras.- ejemplifica claramente carraspeando antes de hablar como si se le hubiera quedado la boca algo seca- Y sobre...pues no se qué podría decirle para convencerla...la verdad es que nunca he sido asistente personal, no se qué es lo que tendría que hacer, pero...bueno no estaría mal tener una jefa que haya compartido conmigo algo más que una conversación en una fría oficina. ¿No?- añade con una rodilla intentando recoger los pedazos de su dignidad, algo apurada por la situación.

-Hum. Una mujer de acción. Ya me lo parecías.- Abre su maletín, extrae una carpeta- Lo mío no va de eso, si bien guarda cierta relación, compras y ventas.-niega, sin perder la sonrisa ni dejar de observar cada uno de tus gestos. - Para convencerme debes mostrar tus puntos fuertes, en lo que eres buena y disimular tus carencias, sin olvidar la sinceridad. Y tú lo has sido ahora. 

Palmea con suavidad el asiento al lado de ella. Ven, Alice. Por favor. - Y tú vas, sugestionada por el tono de ese "por favor", que es la cadencia de la marea cuando se retira de la playa. *

Abre la carpeta, te enseña la foto de un cuadro. Es un Soroya. Michelle huele a violetas al atardecer que camuflan su transpiración. También ella distingue tu suave fragancia -Una buena...excelente, asistente tiene que hacer de todo. Es mi agenda, es mis ojos y mi palabra cuando estoy en otro lugar. Es alguien capaz de tomar decisiones difíciles. Y también quien me prepare un café, me haga la compra o elija con acierto mi ropa interior. Una amiga más que una empleada, que cene conmigo o que almuerce. -dejó de enumerar sus necesidades.

-¿Te parece suficiente a compartir? -pregunta con su habitual sutil insinuación.-Entiendo que es abrumador. No te asustes. El pastel se come poquito a poco. ¿Cuánto dirías que vale? Va, di una cifra.-te anima, señalando el cuadro.

Alice toma asiento junto a ella y se inclina ligeramente, en parte porque una porción de ella misma deseaba tener más cerca a esa mujer y también para ver mejor lo que le mostraba. La morena recordaba sus viejas lecciones de historia del arte, estaba algo oxidada pero podía reconocer el autor.

-¿Eres marchante de arte?- pregunta Alice curiosa mientras examina la fotografía- Tal como lo expones me planteas un trabajo de veinticuatro horas para estar pendiente de ti. - expone, se muerde el labio inferior, no parece molesta por la perspectiva pero si algo cohibida, como si tratase de analizar la situación para no cometer una estupidez. Le estaba resultando realmente difícil mantener la cabeza fría, no estaba preparada para que se le plantease está oportunidad con tanta premura. - No estoy muy familiarizada con el mundo de las subastas hoy en día pero diría que no menos de 200.000 euros.

Michelle ríe, simpática. Tiene sus años, pero mantiene buena parte de su belleza, sus piernas son bonitas, al borde de su falda asoma una porción de sus muslos tersos y suavemente bronceados. No pueden competir con la perfección de los tuyos, eso está claro, ni sus pechos tienen ya la altivez que lucen tus senos. 

-No te voy a pedir eso, Alice. No quiero crearte un trauma. Al margen de que estarías a prueba. Por supuesto. -Da un pequeño saltito y se aproxima a ti. Vuestros cuerpos se rozan.

-No solo marchante de arte. Esta pintura -señala con la punta de una de sus largas uñas- es un original. Multiplica por cuatro esos 200 mil. Y no hablamos de subastas, es un asunto privado. Mi cliente quería una inversión. Encontré un propietario dispuesto a vender. El precio final fue de 740. Un ahorro sustancial. ¿No crees? Yo me llevo el 5 %. Evidentemente he tenido gastos. Y mi asistente se lleva el 10% de mi 5.

Se giró hacia ti, mostrando una sonrisa de satisfacción y complicidad, a la vez que sumergía sus afiladas pupilas en tus ojos. La misma uña se deslizó desde tu hombro por el brazo, causándote un cosquilleante escalofrío- Y este ha sido uno, muy importante, desde luego, de los varios negocios que gestiono en paralelo. ¿Qué tal tus matemáticas? -te preguntó con cierta ironía.

-Tu te llevaste unos 37 mil. -responde Alice parpadeando un poco por imaginarse tanto dinero junto.- Menos la parte de tu asistente que fueron unos 3 mil setecientos.-razona con rapidez la morena, asintiendo despacio con la cabeza, no como si pensara en la respuesta, de esa no dudaba, más bien imaginando lo que haría con ese dinero. Muchas cosas, desde luego.

-Pero...¿es legal?- pregunta bajando un poco el tono.-No es que me parezca mal si lo es o no...sólo quiero saber dónde me meto y cuantos arreglos voy a tener que hacer para que no nos coman a multas e impuestos.- añade con una sonrisilla cómplice también, dando por hecho, tal vez precipitadamente, que podría obtener el trabajo. 

Mientras habla, la mirada de Alice se queda en la de Michelle, prendida ahí como prisionera de algún encantamiento al tiempo que el vello de su brazo se eriza con el simple roce de la uña de la rubia, realmente esa muer era sensacional, estaba de caza e iba a conseguir a su presa sin esfuerzo.

-Descuenta otros…seis mil en gastos directos. Entenderás ahora el motivo de que exija tanto de la persona en la que deposito mi confianza. Una confianza que debe ser mutua, claro.

Inclina ligeramente la cabeza a un lado cuando susurras -No meto la nariz en asuntos ilegales. Me ofrecen, desde luego, pero no soy avariciosa. Ni estúpida. El lodo para otros. -Es consciente del efecto que ha causado en ti, y ella no es ajena a tus encantos. -Te veo interesada, Alice. ¿Te ves capaz de cumplir todas mis exigencias? -pregunta con un doble sentido travieso.

Michelle, sin apenas darte cuenta, se aproxima a ti y sus labios dejan un beso suave en los tuyos. Antes de retirarse unos centímetros te deja otro un poco más generoso. Lo hace de una forma natural y sencilla como si fuese parte de la conversación.

-A mí me pone muy cachonda el éxito en los negocios. ¿Qué es lo que te excita a ti?

-Me gustan los retos...-​​​​​​-dice tras el beso, el primero la pilla algo desprevenida pero el segundo lo devuelve con el mismo candor, suave, abrazando labio con labio, saboreando su calor y su textura.

Su corta frase podía ser interpretada como respuesta a ambas preguntas que Michelle le había formulado. Los oscuros ojos de la jovencita se pierden en la mirada de la rubia y se dibuja una sonrisa en su rostro, se vuelve a morder un poco el labio inferior y su mano, tímida pero dispuesta se acerca hasta establecer contacto con la pierna de ella, acariciándola con las yemas de los dedos.

-¿Esto haces con todos tus asistentes?- pregunta con una sonrisilla.

El beso no va a más, ha sido un primer contacto que os ha gustado a las dos. Natural, sencillo, imprevisto, sobre todo muy agradable para ambas. -Ya somos dos- comenta acerca de los retos. La yema de uno de sus dedos recoge con delicadeza una gotita de sudor en tu cuello. Se la lleva a la punta de la lengua -Hmm.

Después regresa a sus láminas de fotografías. Te enseña otra mientras contesta a tu pregunta, riéndose, dejando que tu mano acaricie, exploradora, su pierna. - En absoluto.- No añade más ni te ofrece explicación, enigmática. -Me parece que tienes potencial, un diamante en bruto. Mira -es la imagen de un esbelto velero, pequeño, las velas desplegadas, surcando las olas-. Es mío. Lo compré, reformé, lo puse en venta. Bueno, en realidad ya está vendido. Ganancia, descontando gastos, unos 25 mil.

Notas que se siente orgullosa de sus logros. Sonríe- También pierdo dinero a veces. Y la gente que te encuentras...buff. -una mueca de desagrado.- Dejemos de hablar de negocios, ¿no? Es aburrido -ríe, una risa contagiosa. -Hablemos de desafíos, Alice. A ver, ¿qué tienes que ofrecerme?

Carraspea un poco, la pregunta le ha parecido tan formal, aunque no fuera la intención, que la hace activar el modo entrevista de trabajo y su exploradora mano se retira suavemente, sin violencia ni incomodidad, tan sólo con la naturalidad de quien cambia de tema.

-Soy extrovertida, dinámica, poseo dotes de liderazgo, soy resolutiva y trabajo mejor bajo presión.- expone de una manera quizás algo formal, parecía un discurso aprendido pero no por ello menos sincero, realmente parecía muy segura de sí misma y no había utilizado argumentos del tipo "creo que". Al termina de hablar se queda un poco pensativa, como si pensara añadir algo que finalmente si verbaliza.

-Me encuentro en un momento de gran cambio, necesitaba salir de la ciudad de toda la vida, quiero sentir que mi vida me pertenece, quiero ser la responsable de mis desgracias y de mis éxitos...no me importa verme sola, creo que así es como se aprenden las cosas realmente importantes de la vida y que no necesitando a nadie es como realmente luego puedes valorar las amistades y las relaciones que te dé la vida.

-Umm...si, la verdad es que algo presionada si. -responde con sinceridad- Pero en el buen sentido...me has impresionado, Michelle y sus propuestas han sido...-hace una breve pausa aceptando el gesto mediante el cual la rubia vuelve a posar su mano en la pierna de ella y sonríe- muy directas, no esperaba subirme a este tren y bajarme con una oferta de empleo tan...exclusiva.- y guiña un ojo, empieza a relajarse de nuevo y se acomoda cerca de Michelle.

Luego Alice se queda mirando el teléfono de la mujer y, aunque al principio parece un tanto superada, en apenas un segundo recupera la calma y la seguridad.

-Venga, parece un buen plan. ¿A quién hacemos la llamada?- pregunta, animada  incluso divertida por el reto.

La risa de las dos se une en cascada. Te pasa su móvil. Te arregla un poco el peinado -Aunque sea una llamada de voz, hay que estar presentable-. Su mano imita a la tuya y la posa, tibia, en la piel morena de tu muslo. 

-Te presentas como mi asistente, tu nombre, usas el usted. Mr Colbet. Vincent. No uses nunca su nombre de pila. El negocio se cierra en dos días, hemos obtenido un margen del 15%. Él se conformaba con el 12. Se mostrará algo grosero, te preguntará como vas vestida e insistirá en hablar conmigo. No cedas, tienes mi autorización.

-Comprendido, no parece difícil. -y deja que le acomode el pelo mientras las yemas de sus dedos comienzan a moverse suavemente, dando un ligero masaje sobre la piel de Michelle, Alice tenía un brillo impaciente en la mirada, emocionado pero sereno, mostrando determinación pero sin exceso de seriedad.-Vamos a ello.