Partida Rol por web

El beso te descompone un poquito, con todo mantienes la cabeza fría. Pero Frisbee no tiene aspecto de ceder.

-Y tú y yo también somos amigas de Brenda, ¿qué pasa con eso?

-¿Cervezas? U...no se...¿cinco? Así a lo tonto a lo tonto...jejeje. -responde una encantadoramente apalominada Carlota.

La tatuadora suspira, sonríe, aceptando condescendiente -Si Alice dice que no está bien, no está bien. -afirma, sin apartar la vista de tus ojos negros- Lárgate, Carlota, que tenemos que mear. -La chica no sabe muy bien qué hacer, al final comprende que sobra, pasa por al lado, y Frisbee la pilla de sorpresa con un beso suave, un punto feroz, pero nada, poca cosa para ti. -Ahora vamos.

Cuando os quedáis a solas te sonríe maliciosa - Se ha ido contenta, jajaja - Te atrae de la cintura- Solo tú eres mi muñequita.

Suspira resignada cuando Carlota confiesa las cervezas que lleva. Es un número lo suficientemente respetable como para dar por hecho que la chica de estaba dejando llevar por la situación y tal vez podría hacer algo de lo que no estuviera muy segura. Mira a Frisbee esperando su respuesta y sonríe ante su cesión. Lo dicho...Frisbee era increíble.

Cuando se quedan solas y ella la abraza, Alice pasa los brazos por su nuca y le sonríe casi en los labios acompañando con un beso dulce.

-Gracias por hacer lo correcto, nena, no dejas de sorprenderme.- le dice mirándola con ojos brillantes- ¿Sabes que no estoy celosa verdad? Es que...no me parece que esté bien...Carlota es... Poco espabilada para jugar...la tenías totalmente hechizada, la pobre no sabía dónde se metía jajaja. Le gustas pero también le gustaras con unas cuantas cervezas menos y sin sentirse idiota jeje

-No tengo puta idea de si es lo correcto...supongo que sí, que tienes razón. -te devuelve ese beso tierno- ¿No estás celosa? ¿No? ¿Ni un poquito? jajaja. 

Se mantiene abrazada a ti -Espero que no vuelva a tontear. Pero esta es de las que una vez han probado quieren más. Si me dice algo en la disco la mando a la mierda y ya. -otro beso- He visto en tu cara que no te hace a la idea un trío, pero joder, está pidiendo a gritos que se la follen. 

Te suelta. -Tú misma, muñequita. Bueno, ¿regresamos antes de que te meta en uno de los reservados? Jajaja. 

-Claro que quiere más...una se queda siempre con ganas de más de ti.- le dice con un tono tan sincero como juguetón al tiempo que se suceden algunos besos más.- No la puedes culpar por eso jaja y si...a ti te gusta ella...bueno ya sabes que por mi no hay problema. Pero tal vez esta noche no, ha bebido de más y los demás podrían flipar. Creo que no me llama la idea de un trio...no se así de planificado. El día aquel en tu cabaña con tu hermano y tal fue...una locura, demasiado jajaja pero no sé si lo repetiría.

Poco a poco se separa y la toma de la mano para dirigirla hacia fuera del baño.

-Venga, todos nos esperan, seguro que piensan que estábamos peleando. Jajaja

Te mira como si estuvieses bromeando y niega agitando la cabeza- Paso de más tías. Si tú quieres compartir, vale, solo en ese caso. Lo de mi hermano y su novia...entonces no te conocía. -Te suelta una palmada "suave" en el culete de regreso.

-Ya...hablamos...tú tienes otro rollo de pensamiento...y...vale...-te queda patente que el tema no le mola a la tatuadora, y que tiene que digerirlo, sin embargo lo está aceptando por ahora. 

-¿Todo bien? -pregunta Lukas, interesado. Otro que, a pesar de las calabazas, sabes que le gustas bastante. 

La cena continua y termina sin ninguna otra historia. Carlota se ha calmado, deja de beber, y vuelve a sus chistes y bromas habituales. Ni os mira, o cuando lo hace, el nerviosismo en su sonrisa es un poema. Pero vamos, que el ambiente es guapo, cálido, cercano. 

Frisbee no se está aburriendo para nada, como te temías. Ha entrado en ese juego de conversaciones más insustanciales combinadas con otras más guerreras y "filosóficas". En la disco te toma de la mano, entra contigo muy pegada a ti, ya va marcando otra vez el terreno. No hay mucha gente, pero poco a poco se va llenando. Tu curiosidad te hace mirar aquí y allá, pero sin rastro de Caramelo. Lo que sí notas son muchas miradas que te recorren el cuerpo y, desde luego, otras tantas hacia tu amante. 

Después del conato de incidente que no llega a nada, Alice vuelve a relajarse y disfrutar de la noche con la pandilla, se alegra de que Carlota también vuelva a ser la de siempre y de que también haya decidido no beber más. No quería causarle un disgusto a la chica pero tampoco queria ella misma ser participe de una situación de tal desigualdad. Lo mirase por dónde lo mirase, ninguno de esa pandilla tenía defensa posible contra las maneras de Frisbee ni de Alice, camelarlos sería insultante mente fácil y no podría traer nada bueno para aquel grupito tan bien avenido.

Llega la hora de la disco y Alice no puede evitar buscar a alguien con la mirada. No sabe ni porque, no sabe si quiere verla o no...pero tan sólo quiere estar prevenida por si aparece. Sin embargo no parece que sea así, de modo que se relaja en los brazos de su...¿Amante? Si, esa es una buena definición. No parece importarle que marque territorio ni ser el centro de todas las miradas. Le gustaba esto de que su ama fuera territorial con su propiedad...en pequeñas y controladas dosis, claro.

Por ahora.

Te pides una bebida con Frisbee a tu espalda, su cuerpo pegado al tuyo y su mano en tu vientre. Es agradable, piensas, saber que eres de su propiedad y que te cuida y protege. En cierto sentido, también ella es tuya, y los besos y abrazos así lo atestiguan.

El territorio está marcado y la fiesta disco transcurre a ritmo de música electrónica, con cambios repentinos a salsa o más pop rock. La pandilla baila en grupito, algún intruso o intrusa se cuela a veces, Mia y Lukas son los que más éxito tienen con desconocidos. Tu chica no baila lentos, eso no le va, aunque intenta alguno contigo, pero le da demasiado la risa .

-Bailar tan pegados me pone muy a cien, no puedo, honey. -Se ríe y va por bebidas. Está olvidado el momento de la cena y los problemas que pudieran derivarse se han diluido en la noche. Frisbee no es una cabrona. Eso o se ha contenido gracias a ti. Pero no te cabe duda de que si le dices que vais a follaros a la pandilla entera, lo mismo te sigue. ¿Quizás? ¿Quién domina a quién?

Tampoco ves a aquella chica rara. Casi mejor, si aparece sí que podrían resurgir los problemas. 

La tatuadora regresa con más alcohol. La pista se llena de noctámbulos, bueno, es un decir, que es temprano, tus amigos seguro que pronto se recogen. Ya llevas no se cuantos bailes, tu piel brilla por la transpiración, tomas un trago de tu vaso. Es entonces que se cuela en vuestro círculo alguien ajeno a él.

Es ella. ¿Simone? Danza cerca y frente a ti, a un lado, a su manera sensual como si estuviese sola en la pista y bailase para ti. Cruzas la mirada con la chica. ¿Y ahora qué, Alice?

A Alice se le corta la respiración. Es demasiado tarde para fingir que no la había visto...¿cuánto rato llevaba ahí mirándola? ¿Habría visto a Frisbee? La morena nota que se está poniendo un poco nerviosa...¿porqué? Si no era...nada ¿no? solo una chica con la que había bailado una vez...hacía dos semanas. Si casi no le había dicho ni su nombre.

Termina por saludarla con un gesto tan natural como puede y bebe un largo trago de su cerveza ¿cuántas había bebido ya? No se había dado cuenta pero ahora sentía que todo le subía y le daba algo de vueltas. Tal vez había hiperventilado al ver a Simone...tal vez el aceleramiento del corazón tan repentino había hecho que su cerecbro saliera de su burbuja de "todo va bien" y ahora estaba entrando en pánico por algo que no tenía tanta importancia...¿verdad? Sea como sea se sentía algo mareada.

-Uy eh... qué tarde es ya...jolín creo que me he pasado con las birras...- comenta con una sonrisita algo ebria a Frisbee después de su saludo tímido a Simone.

Tan serena con el asunto de Carlota y tan inquieta al encontrarte con esta chica, ¿por qué? Ni lo sabes. ¿Por la presencia de Frisbee? 

La tatuadora no ha reparado en la pequeña rubia. Está medio bailando y hablando a gritos con John, a un lado tuyo. ¿Simone sabe que estás acompañada, te ha visto interactuar con la pandilla, con Frisbee? Ni idea.

Caramelo se mantiene ahí, apenas sonriendo, y su danza está dirigida descaradamente a ti. Tal vez otra persona, los demás, no se dan cuenta, pero tú, sí, tu instinto, tu sexto sentido, no te dejan lugar a dudas. Te está provocando. Da un paso de baile acortando las distancias contigo como respuesta a tu saludo, justo bebes y te giras hacia Frisbee, que se te pega al cuerpo.

-¿Tarde? Hum…-se hunde en tus ojos, ella entiende que tus intenciones van por otro camino-Tarde...es verdad… que tenemos todavía mucho que hacer en casa… -Frisbee te salva del naufragio, besándote y bebiéndose hasta el tuétano de tus huesos.

Los ojos de Alice logran apartarse, con mucho esfuerzo, del hipnótico baile provocador de Caramelo...vuelve su atención a la tatuadora y el beso la pilla con la guardia absolutamente baja, casi ni llega a corresponder, pero cuando finaliza se queda con una sonrisa boba en los labios.

¿Lo habrá visto Simone? ¿Acaso le importará? Hoy...hoy no podía ser. Muchas cosas habían cambiado desde que conoció a la rubita hacia ya dos semanas...

Deja que Frisbee se despida de sus amigos y entonces le dirige a Simone una mirada que viene a decir un "lo siento, no", negando con la cabeza y mostrando una sonrisa suave, señal de que le gustaba lo que veía aunque no pudiera cogerlo.

Por suerte, o no, Frisbee no se da cuenta de nada. ¿O sí y pasa? No lo crees, a la tatuadora le faltaría tiempo para sacar las uñas.

Por suerte, o no, la rubita tampoco hace un movimiento agresivo. Baila en la pista, absorta en la música aparentemente, te fijas, no puedes evitarlo. Baila bien, una danza en la que ella misma es música. Te vas despidiendo de los amigos, Frisbee también, más o menos juntos os vais para la salida. ¿Dónde está Simone? No la ves después de unos momentos de tu sonrisa suave.

Algo te golpea en el hombro al pasar. Es ella, un leve toque, sigue caminando en dirección contraria a la salida, con un giro rápido de su cabeza cerca de la tuya- Sábado próximo. Último baile. -Se aleja.

Adiós, adiós, nos vemos, hasta la próxima, ha sido genial. Un coro de saludos de despedida. El corazón todavía te va a cien y la cara de boba y atribulada la conservas. Frisbee te pasa el casco.

-¿Qué te pasa, muñequita? Ya se que te tengo hechizada pero parece que vayas fumada, jajaja. 

Último baile...¿porqué? Alice se queda de un aire ante la ¿invitación? ¿petición? ¿exigencia? Simone se rodeaba de tal halo de misterio que resultaba tan atrayente como debió ser la Caja para Pandora. ¿Eso era para Alice? ¿Una caja de tentaciones deseando ser abierta? En realidad la caja era feliz en su estado, cerrada, provocadora...no era la caja quien deseaba ser descubierta, era Pandora quien no podía dormir pensando en su interior...era Alice quien deseaba ver lo que Simone guardaba.

Casi da un respingo cuando Frisbee le pone el casco en la mano sacándola de golpe de sus pensamientos y sólo puede componer una sonrisa disimulada y sonrojarse:

-Creo que he bebido más de la cuenta, eso es todo jaja, entre la música y el baile y tu trayendo una cerveza tras otra...¿no querrás emborracharme no?- la acusa con un tono bromista, destinado a desviar la atención de lo que bullía en su cabeza.

-Quiero emborracharte de mi cuerpo, cabrona. -No te da un beso por el casco ya colocado -Pero te pasa algo. Muñequita, te conozco, conozco tus expresiones, he visitado, acariciado y besado tu cuerpo entero hasta el rincón más íntimo...No me engañas. Es cosa tuya.

Por ahora no te insiste. De pronto das un respingo, sientes algo en la entrepierna...Te empieza a dar gustito, ¡el huevo! Te habías olvidado, Frisbee también. Te observa sonriendo, perversa, con cara de malota. Te enseña el mando.

-¿Qué, voy subiendo el grado? Va, dale al mío, que me quiero correr contigo. ¿Eres capaz de controlar? jajaja. -No espera a tu respuesta, le da un poco más.

Suspira cuando Frisbee decide dejar el tema, tal vez se lo cuente, en otro momento, tampoco era tan importante. Si, sin duda acabaría contándoselo, había sido una tonta por ponerse tan nerviosa por una chorrada.

Se dispone para subir a la moto y entonces esa sensación en su entrepierna la pilló totalmente desprevenida y se lleva las manos a las rodillas como si temieran que fueran a fallarle por la sorpresa.

-Aah...estás...loca...¿cómo voy a darle al tuyo? Tienes que conducir...- protesta pero su mano ya se ha deslizado dentro del bolsillo de su chaqueta y tantea el aparato tentativamente.

-Pero ahora no estoy conduciendo. Eh, me lo podrías hacer mientras vamos en moto * -Frisbee sube otro grado. Te apoyas en ella, el vibrador trabaja casi silenciosamente, al ritmo marcado. Ella te recoge en sus brazos, te pone el casco -Así no llamas la atención -se burla.

Y tú cada vez más a cien. Y ella que le da al nivel más alto. Te abraza, en silencio, mientras tú abres la boca tragando aire que te falta. El placer rico crece, el cuerpo te tiembla. En tus manos el mando del huevo de Frisbee...**

La Alice sobra se habría negado a aquella locura...si ya conducir con Frisbee era una experiencia propia de un parque de atracciones...dado el alcohol que habían ingerido y si además se la iba follando mientras conducía...Pero esta Alice no valoraba los riesgos, estaba embriagada de cerverza, de lujuria, de ansia de llegar a casa y de yacer juntas. Y tenía ganas de correrse y de ver si podían correrse juntas...sobre la moto...a toda velocidad. No había de qué preocuparse. Frisbee controlaba. Ella siempre tenía el control.

Acciona el mando, directamente en una velocidad media, a la par que la suya, bajo el casco su expresión se vuelve ladina y, aunque la tatuadora no pudiera verla, su tono era absolutamente delator.

-¿Quieres pelea eh? Pues la has encontrado...vamos allá...- dice provocadora.

Alice...Alice...El estremecimiento de Frisbee es evidente cuando accionas el mando. Se muerde los labios, cierra los ojos...-Cabrona...Os apoyáis la una en la otra. A los pocos segundos se pone el casco.- Vamos, muñequita. Esto va a ser la hostia de guapo. -Se sube a la moto y tú detrás, boqueando. Ella deja el mando a esa velocidad y tú cada vez más húmeda. 

Frisbee arranca, apretando los dientes, le da al gas. La moto se introduce en el tráfico, sorteando coches y lanzándose, como siempre, a alta velocidad por las calles y avenidas. Estáis muy locas. La noche la ves pasar delante de tus ojos, turbia, luces y colores, y el ruido del motor. Y en tu entrepierna el masaje. Y en la de Frisbee el que tú le das a distancia, sobre la moto. 

Una nueva experiencia. Os vais a matar. Primero quieres correrte. Lo otro, no importa, nada importa ahora.

Las cosas nuevas eran su perdición. Hacia tiempo que se había dado cuenta, era casi imposible decir que no a algo nuevo, algo que no hubiera probado. Y si ya en esa clase de disyuntivas a Alice le costaba valorar eficientemente los riesgos...cuanto menos después de unas cinco o siete cervezas. 

Se abraza contra la espalda de Frisbee, la mezcla de adrenalina por la conducción de la tatuadora unido a su propia libido creciente la llevaron a posar las manos en las tetas de la motera, apretándolas sobre la ropa, necesitada de contacto por culpa del dichoso aparato que no cesaba en su estímulo, no se parecía a una mano ni a una polla, no se cansaba, no variaba el ritmo, tan sólo le daba placer y no podía escapar de él. Gime, pero sus ruidos los arrastra el viento que pasa a su lado a toda velocidad. ¿O eran ellas las que pasaban a toda velocidad? Tampoco importaba...pocas cosas importaban ahora, ni siquiera la posibilidad de un accidente podría pararlas. Se sentía...inmortal.

Alice se lleva la mano al bolsillo y...aumenta el grado de vibración del aparatito. Casi al máximo.

La moto rugía, tú estabas que te salías, la idea era cerrar los ojos y solo sentir, pero cómo perderte el mundo que oscilaba a tu alrededor y el viento que fustigaba tu cuerpo, mientras el incansable aparatito te azotaba con vibraciones amenazando con correrte de un momento a otro sobre una moto a 130 km/h por la autopista que había tomado Frisbee. Sujeta a sus pechos, presionándolos, tanteando sus pezones y aumentando la potencia de su "huevito". 

Imposible pensar en lo que estás haciendo. 

La tatuadora no era inmune a las sensaciones que sacuden su cuerpo. De pronto la moto hizo un extraño, o ella movió erróneamente el manillar o su cuerpo se agitó. El vehículo se zarandeó, se fue a un lado, a otro, la rueda trasera patinó, te veías en el suelo, pero no eras tú, sino como en una película. 

Quizá te llegó el orgasmo antes del gran hostión. 

Frisbee controló tras varias idas y venidas la motocicleta. Se te había parado el corazón. 

Pero no frenó ni redujo la velocidad, devorando asfalto y placer.